lunes, junio 30, 2025
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Reforma electoral o afianzamiento del parlamentarismo correísta al 2025

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Que nadie se engañe, la proactividad y el ímpetu inusual del correísmo por impulsar a toda costa cambios a las reglas del juego electoral con miras al 2025, responden no exclusivamente a la gobernabilidad, sino a su necesidad de retornar a la Asamblea Nacional como partido predominante y bloque de mayoría, todo esto, al calor de los resultados obtenidos tanto en las elecciones seccionales como en las legislativas de 2023.

Consecuentemente, la reforma de fondo que impulsa la Revolución Ciudadana para maximizar el reparto de escaños en su beneficio es cambiar el método Webster y retornar a un viejo conocido: el método D´hont, reformando el artículo 164 del Código de la Democracia. Este método, que se caracteriza por desestimular la representación de las minorías políticas, se introdujo por primera vez en el país hace 23 años y que se lo aplicó en las elecciones generales de 2002, 2006, 2013 y 2017, a sabiendas que, en 2013 el correísmo obtuvo 100 de las 137 curules (casi un parlamento unipartidista) y en 2017, alcanzó 74 (mayoría absoluta).

La intención, la prioridad de la Revolución Ciudadana es clara, afianzar su poder parlamentario en las elecciones generales del 2025, para seguir gravitando en la órbita política de los pactos y repartos (hoy denominados tregua) con el Ejecutivo; sin descartar el uso de prácticas como el chantaje, la obstrucción y potencialmente el golpismo institucional como ocurrió con Lasso. Y, si es que llegan a ser gobierno, allanar el camino -vía alza manos y genuflexión- para subsumir la Función Legislativa a los dictámenes de Carondelet o del ático, donde quiera que este se encuentre.

¿Se necesita cambiar el método de asignación de escaños para tener gobernabilidad en el país? No, porque el problema real es de cultura política, de la incapacidad de las élites para deponer agendas particulares y gestionar espacios de diálogo y consenso. Tal es así que, en Ecuador, los dirigentes partidistas -que deberían ser los llamados a fortalecer sus organizaciones- han promovido, desde el retorno a la democracia hasta la presente, la desinstitucionalización de sus propias tiendas.

Este contrasentido ha hundido en un pozo séptico al sistema de partidos. Salir de ello, demanda una reforma seria al Código de la Democracia que va más allá del cambio en el método de asignación de escaños; esto implica eliminar por completo el transfuguismo y, con ello, este negocio rentable de los independientes al interior de la Asamblea Nacional.

Dicho en fácil, el problema de la gobernabilidad no radica -como nos quieren hacer creer- en el método de asignación de escaños, sino en el transfuguismo y en las curules que mantienen los “independientes”. Ese es el foco histórico de la dispersión legislativa.

Según datos del Observatorio Legislativo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo (FDC), en el periodo 2017-2021, el Parlamento tuvo 65 legisladores independientes, mientras que el periodo 2021-2023, se registraron 23 casos. La actual Asamblea postmuerte cruzada tampoco es ajena a esta lógica perversa de las voluntades fluctuantes y los camisetazos por prebendas e intereses particulares, pues días antes de su sesión inaugural, varios legisladores abandonaron los partidos y movimientos que los auspiciaron y por los que obtuvieron su curul.

¿Qué hacer para cambiar esta realidad? Hay que modificar el artículo 95 numeral 2 del Código de la Democracia que estimula la militancia itinerante (electoral) para incorporar la permanencia de al menos dos años en una misma organización política como requisito para ser candidato, con una salvedad, partidos y movimientos deberían tener solo un 10% de invitados. Algo que hoy en día no existe porque los caudillos relegan a su semillero político para dar cabida a deportistas, periodistas de farándula, animadores y demás gente que alquila y transacciona espacios para integrar las listas y llegar al poder para operativizar sus agendas particulares a costa de la degradación institucional de las tiendas políticas que los auspiciaron.

A esto se suma un hecho concreto: ¿Por qué si la forma de votación en las elecciones pluripersonales es a través de listas cerradas y bloqueadas, como establece el artículo 120 de la normativa electoral -es decir por partidos y no por personas- todavía existe y tiene peso la figura de independientes en la toma de decisiones de la Asamblea Nacional? La misma Ley Orgánica de la Función Legislativa, en su artículo 117, estimula la presencia de los independientes al reconocerles el derecho a formar bancadas. Sin embargo, si los ciudadanos votan por listas y no entre listas (por candidatos de distintas tiendas) lo correcto sería impulsar una reforma a la norma legislativa para que los asambleístas que se desafilien o sean expulsados del partido o movimiento que los auspició (previo proceso disciplinario) pierdan su curul.

¿La pérdida de la curul atentaría contra voluntad soberana expresada en las urnas? De ninguna manera, porque los ciudadanos sufragan por partidos y movimientos. Es más, para ser preciso, si los candidatos dejan de lado a la organización que los auspicia, se estaría vulnerando la voluntad popular, como en efecto, ocurre ahora. Sin embargo, para no dar rienda suelta a vendettas, hay que democratizar y transparentar los procesos disciplinarios al interior de las distintas tiendas políticas para que se respete el principio elemental de unidad en la diversidad. 

De nada servirá impulsar una reforma al artículo 99 del Código de la Democracia para segmentar y estratificar los ámbitos de participación de las organizaciones nacionales y locales en la competencia electoral (partidos y movimientos nacionales para las elecciones generales y tiendas políticas locales para cada provincia, cantón y parroquia), si los candidatos hacen de la itinerancia electoral e inorgánica su modus operandi para llegar al poder, porque esto también deprecia la calidad de la representación.

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Morir por error: ¿cuántos más?

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Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes

Hace un mes recibí la noticia de la muerte violenta del hermano menor de una buena amiga, para muchos es una muerte entre tantas que acrecienta las cifras en Manta, una de las ciudades más violentas del país, para su familia significa una pérdida cruel, un golpe doloroso que hace tambalear a cualquiera.

Ese acontecimiento, me recordó con tristeza, que en los últimos meses las muertes violentas nos han cercado, a tal punto que se ha normalizado, sin que afecte como antes, cuando debería ser lo contrario.

Los asesinatos que han sucedido en el último año remueven la estructura social, como lo sucedido con Agustín Intriago, alcalde de Manta o el atentado mortal contra Fernando Villavicencio, candidato a la Presidencia de la República, sumado a las muertes de personajes políticos, cómicos, influencers y otros relacionados a la farándula que nos han provocado indignación, pero conforme pasan los días, hundimos sus nombres en el olvido.

Es que nuestra memoria histórica es de corta retentiva, olvidamos que hace poco salió un gobierno de derecha con los zapatos ensangrentados, con un vicepresidente que brillaba por su ausencia. Quienes nunca ejecutaron una política de seguridad acorde a la realidad del país, y nos dejaron en manos de la delincuencia, envueltos en un sistema de justicia corrupto que avanza a paso de tortuga, mientras las víctimas se aglutinan en las calles.

Olvidamos que Esmeraldas está en zozobra constante, que Manta acumula 262 muertes violentas, que la ubica como una de las ciudades más violentas de Manabí; mientras que hasta octubre se reportan 1830 muertes violentas en Guayaquil; por su parte Durán vive atrapada por las mafias; ni que decir de Quito, la capital respira inseguridad en cada esquina.

Actualmente, Ecuador es uno de los países más violentos en América Latina; así lo afirma el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado de Pan American Development Foundation (PADF), en su boletín semestral que señala un incremento del 528.1% en homicidios, comparado al primer semestre de 2019.

Aun así, no existe una propuesta clara para reducir este espantoso aumento en las cifras, pasamos de ser un rincón mágico de ensueño para el retiro de extranjeros, a una jaula que encierra muerte y devastación.

Mientras las estadísticas siguen en aumento, las familias lloran a sus muertos, que caen sin ninguna posibilidad de defensa a manos de la delincuencia común o de mafias que, en su afán de poder, están cegando vidas que ni siquiera empezaron a florecer.

Hace pocos días, una terrible noticia inundó las redes sociales, los titulares parecían de película, cuatro niños fueron acribillados por error en el Guasmo, uno de los barrios más peligrosos de Guayaquil, su madre quien estaba embarazada falleció en el hospital, su padre hoy tiene que sepultar a su familia entera.

Las muertes violentas han sido recurrentes, el mes pasado un adolescente de 13 años fue secuestrado y luego su cuerpo encontrado sin vida en un barrio de Guayaquil; hace meses, un estudiante de 16 años fue asesinado a modo sicariato mientras se dirigía a su colegio, otro fue acribillado al salir de una unidad educativa.

¿Por qué? me pregunto ¿qué pudieron haber hecho para merecer esa muerte? Sus vidas fueron truncadas de un solo golpe, sin opción a nada, en la más profunda impunidad, sin que a las autoridades se les mueva una sola fibra del cuerpo.

¿Cuántos más tendrán que morir para que alguien haga algo?, ¿cuánto más tendrán que llorar las familias para que las autoridades muevan un dedo?

Sus asesinatos no pasaron desapercibidos, no, estaban en los titulares de cada periódico, liderando la crónica roja de medios digitales, pero tomamos una decisión, deslizamos la pantalla, eliminamos la alerta y continuamos campantes con nuestras vidas, mientras afuera, a dos cuadras de nuestra casa, se matan sin miedo.

Cada muerte injusta se disuelve en medio de notas banales sobre cualquier tema sin importancia, mientras unos luchan por sus vidas, otros se toman fotos para la portada de una revista.

Lo que más incomoda es el silencio de las autoridades, esa tibieza de sus declaraciones, esa falta de empatía por la vida de un ser humano que murió en medio de una guerra que no era suya. Daños colaterales dicen, detesto esa expresión, no son piedras, eran personas, eran niños y niñas, eran adolescentes, eran jóvenes con sueños inimaginables. Para ellos no había límites, pero un “error”, redujo todo a dolor y a cenizas guardadas en cajas blancas que encierran silencios absurdos, espacios vacíos que nos llaman a reflexionar.

Hoy, más que nunca exijo justicia, acciones estatales y un poquito de vergüenza ajena para buscar salidas a esta intensa ola de violencia que nos carcome cada día, que mata a inocentes, superando cualquier plan o estrategia de seguridad.

Me seguiré preguntando sobre el valor de las vidas, porque unos tienen todos los honores cuando mueren, sin importar las circunstancias, y otros, víctimas de cualquier dizque valiente con pistola, ni siquiera reciben una nota de pesar decente, ni dos líneas de respeto, ni un día de luto, nada…

Por ahora, solo queda esperar a que el Gobierno decida proteger nuestras vidas y la de nuestras familias, seguiremos avanzando con el miedo intacto y la enorme desesperanza en la que nos han hundido.  

Dedico esta nota a la memoria de quienes han perdido sus vidas, víctimas de la violencia que vive el país, y a sus familias por las pérdidas irreparables que han sufrido, sus vidas fueron valiosas y perdurarán en los corazones de quienes los amaban.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

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Referencias:

El Universo. (01 de noviembre de 2023). Con escalada de muertes violentas, Durán y Guayaquil entrarían en el top 10 del listado de ciudades más violentas del mundo. https://www.eluniverso.com/noticias/seguridad/guayaquil-y-duran-zona-8-ciudades-mas-violentas-del-mundo-nota/

Expreso. (12 de noviembre de 2023). Hombre fue asesinado en una vía de Manta.

https://www.expreso.ec/actualidad/hombre-asesinado-via-manta-179149.html

 Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado. (Junio, 2023). Boletín semestral de homicidios intencionales en Ecuador. Enero-junio de 2023.

https://oeco.padf.org/boletin-homicidios-intencionales-ecuador/

Vicepresidencia, espacio ornamental o plataforma política con angurria electoral

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Candidatos de alquiler y partidos de transacción que buscan llegar al poder con agenda propia, más no con un proyecto político medianamente consensuado que trascienda la lógica edulcorada de la tregua entre las élites (pacto y reparto), esa es la génesis del problema entre el actual presidente de la República, Daniel Noboa Azín, y su binomio, Verónica Abad. Problema que -una vez más- deja en claro que, el contar con un compañero de fórmula electoral no es lo mismo que tener un compañero de fórmula para gobernar, así sea por tan solo dieciocho meses de gestión. Coyuntura que nos invita a reflexionar sobre los criterios para el escogitamiento del segundo mandatario: su perfil, carrera política y empatía con los ciudadanos o -al menos- con un grupo específico de ellos en el que su imagen pueda influir.

¿Qué tanto sumó la presencia de Abad a la campaña y al triunfo de Noboa, más allá de sus polémicas declaraciones sobre la ideología de género (violencia política, equidad y paridad), los voucher para que “los pobres” se puedan atender en el sistema de salud, la privatización de la seguridad social o el “sufrimiento” de los empresarios al pagar el seguro a sus empleados? ¿Error constante de comunicación o extrovertida promotora anti-derechos que se encontró, al igual que Noboa, con un triunfo electoral no previsto? ¿Qué busca la señora Abad, hacer de la desavenencia una plataforma propia para fortalecer, con proyección al 2025, su discreto camino en la política?

Solo así, quizás, se explicaría su reunión con Victoria Villarroel, vicepresidenta electa de la República Argentina por el Partido Libertario de Javier Milei o con Santiago Abascal del partido de extrema derecha español, VOX. ¿Acaso estas reuniones de Abad con líderes de la región y de Europa podían entorpecer el pacto político entre la Revolución Ciudadana (RC), el Partido Social Cristiano (PSC) y la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) o es que intentó hacer arreglos con otras tiendas políticas -a espaldas de Noboa- para el reparto del poder en la Asamblea Nacional a costa de esa tan manoseada “gobernabilidad”? ¿Es esa la traición a la que se refirió Noboa en la entrega de credenciales?

Lo cierto es que el actual mandatario tuvo que ver alguna virtud en Verónica Abad más allá del sí flojo para integrar el binomio presidencial; mérito que la mayoría de ecuatorianos todavía desconocen, pero que seguramente no guarda relación con la tarea que el Presidente Noboa le encomendó: “colaboradora para la paz” en Tel Aviv para subsanar el histórico problema entre israelíes y palestinos. Tarea que, a más de costosa, no calza con su línea profesional y que, sin embargo, por simple capricho se impulsó para dejar una señal clara a todos los no alineados con el régimen. Aunque en el camino, Daniel Noboa abrió un chaquiñán enorme para que su vicepresidenta pase del cuasi-anonimato a la revictimización mediática, sin que en este tramo Abad se ruborice y reconozca que el primer acto de corrupción de un servidor público es asumir un cargo o función para el cual no se está preparado.

Y las preguntas saltan a la vista de manera mucho más directa, ¿cuál fue el hecho tan grave que cometió la Vicepresidenta Abad para que el Jefe de Estado haya preferido enviarla con sus maletas fuera del país -a una zona de conflicto bélico- antes que mantenerla en el anonimato, como un ornamento más de los tantos que han pasado por la Vicepresidencia de la República? ¿Noboa está administrando el Estado como si se tratara de los navieros o haciendas de su padre? ¿La presencia física de Abad es peligrosa para el Gobierno?

En todo caso, resulta inverosímil que la vicepresidenta de la República, pretenda enfilar críticas contra el correísmo radical, el socialcristianismo y el correísmo moderado (el de MOVER antes Alianza País que integra la alianza ADN de Noboa), cuando en febrero de 2023 la misma señora Abad participó en las elecciones seccionales como candidata a la alcaldía de Cuenca por la facción chimbadora del correísmo -el Movimiento Amigo-, organización que se creó al calor de un juicio político y el posterior escándalo por delincuencia organizada en la construcción del hospital de Pedernales que tuvo como principal protagonista al fundador de esta tienda política, el ex asambleísta de Manabí por el movimiento Alianza País, Daniel Mendoza.

Desde luego, la señora Abad no tuvo ni de lejos vela en ese entierro, pero debe estar consciente que, al postular por una organización política -así sea una de alquiler o transacción- el candidato o candidata asume algo más que el nombre y el membrete para salir en la papeleta electoral. Es el presente y el pasado de ese partido o movimiento, sus aciertos y también sus descalabros, entre ellos la corrupción.

Por otra parte, ¿qué tan probable es que el pacto (de futuro incierto) entre las bancadas con mayor número de legisladores (RC, PSC y ADN) tenga como finalidad el “posible retorno del ex presidente Rafael Correa” al Ecuador? ¿No será que en su afán de notoriedad, la vicepresidenta Abad buscó hacerse de un espacio para surfear en las olas del anticorreísmo a costa del polémico apellido del autócrata? ¿Ante la evidente crisis de liderazgos, pretende “pescar a río revuelto” para representar a un nutrido, pero acéfalo anticorreísmo de derecha?

Mientras la ruptura entre el Presidente y la Vicepresidenta de la República copan hasta los espacios de farándula, el Ecuador atraviesa una de sus peores crisis económicas con un riesgo país que superó -al cierre de noviembre- en 2016 puntos al de Argentina; y la idea de la consulta popular perece mediáticamente ante la urgencia por obtener recursos que permitan el funcionamiento del Estado.

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Los duendes del bosque

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Andrés Ojeda

En lo más profundo de un inmenso bosque encantado, en el corazón de la tierra, vivían diminutos seres conocidos como los Duendes del Bosque junto con otras criaturas fantásticas entre duendes, hadas y muchos seres encantados.

Un día se celebró una asamblea general en el bosque para proteger el medio ambiente y preservar el equilibrio ecológico. Al evento asistieron los duendes del bosque, hadas, elfos, así como criaturas de todas las formas y tamaños; reunidas para debatir cómo podrían proteger a la madre tierra de las amenazas humanas y de los embates de la naturaleza.

Los duendes del bosque eran los más notables, la asamblea acordó que ellos cumplirían funciones trascendentales para la supervivencia de la Tierra: Inka sería el líder; Achik evitaría el calentamiento global y la deforestación; Yareth y Ameyal mantendrían la pureza del agua y del aire; Alom defendería la flora y las especies animales; Itzé reciclaría los desechos; Rumi e Inti combatirían los desastres naturales y los incendios forestales; e Ikal cuidaría la selva y sembraría los cultivos.

Una mañana, antes de que los rayos del sol se filtren entre las espesas ramas, Inka con su piel del color de las hojas iba pintando con su varita verde destellos de colores en las flores y susurraba secretos a los riachuelos. Podía comunicarse con los animales y tenía una conexión especial con los robles ancianos que le contaban historias de sus batallas contra el hombre. Un buen día, Inka reunió al resto de duendes para grabar un mensaje en una gran piedra que decía:

Querida Naturaleza,

En este bosque encantado, los duendes queremos expresarte que observamos con asombro la danza de las hojas, la melodía del viento entre los árboles y la armonía de los arroyos que fluyen.

En cada rincón vemos tu fuerza y fragilidad. Nos duele ver cómo a veces el ser humano olvida su conexión contigo, causando heridas que tardan en cicatrizar. Prometemos defenderte y hacemos un llamado a todos los seres que habitan este maravilloso lugar a unirse en la preservación y cuidado de cada ser vivo. Juntos, animales, plantas, humanos y duendes, podemos coexistir en armonía. Todos somos parte de algo sagrado, por ello debemos atesorarte y apreciarte. Prometemos cuidar cada bosque, riachuelo y criatura que habita en ti. Que cada paso que demos sobre la tierra sea con respeto y gratitud.

Con amor y reverencia,

Los Duendes del Bosque.

Los duendes siempre estaban atentos a las alertas de su líder Inka. Alom llevaba un sombrero verde y puntiagudo, de ojos chispeantes, su piel pintaba el color de la hojarasca, y sus pies estaban cubiertos de musgo. Una vez, Alom escuchó un llanto lastimero proveniente de un arbusto. Al acercarse, descubrió a un grupo de conejitos asustados, maltratados por los humanos.

Con su varita, creó un hechizo que envolvió a los maltratadores en una densa niebla. Los conejitos quedaron a buen resguardo y le tejieron a Alom una capa con hilos de oro y hojas de plata en señal de agradecimiento.

Alom conocía desde las cascadas, el arroyo que serpenteaba entre los árboles hasta el claro donde las hadas danzaban bajo la luz de la luna; procurando que ningún leñador malintencionado se acercara a cortarlos. Era muy sabio y amado por todos en el bosque. Mientras correteaba por los prados, dejaba regalos sorpresa para sus amigos: pequeñas flores brillantes, hojas de oro y piedras brillantes que encontraba en sus exploraciones. Estos obsequios siempre llevaban una nota que decía: «Con amor, Alom».

Otro día, Alom descubrió que los codiciosos humanos planeaban talar los árboles para construir sus casas. Acudió a la aldea para recordarles la importancia de respetar la naturaleza; les contó historias sobre la magia del bosque y cómo cuidarlo traería prosperidad a sus vidas. Alom regresó a casa contento, y los demás duendes se sentían orgullosos de él.

En otro momento, Achik recibió una inquietud por parte de Inka a cerca del calentamiento global. Achik debía observar por qué este fenómeno estaba marchitando los árboles, secaba los riachuelos y la fauna perdía su hábitat; e ideó un plan. Cada noche, mientras los demás duendes dormían, salía sigilosamente a recoger rayos de luna en pequeños frascos encantados. Con sus habilidades, transformaba los destellos en energía limpia que liberaba para equilibrar los efectos del cambio climático. Gracias a su dedicación, el bosque reverdeció, y su historia se contaban entre las generaciones como recordatorio de la importancia del cuidado ambiental.

Al amanecer, Inka dispuso a Yareth y Ameyal la custodia de dos tesoros vitales: el agua y el aire. Yareth, con sus ojos como gotas de rocío, velaba por los arroyos cristalinos que se fluían entre las praderas. Yareth trabajaba porque el agua fluya limpia y pura; mientras Ameyal se deslizaba como el viento entre las hojas, resguardando el aire que soplaba a través del bosque. Si alguna vez algún ser malintencionado amenazaba con contaminar el agua o empañar el aire, Yareth y Ameyal se unían en una danza mágica, con movimientos ágiles y música suave, purificaban el entorno y restauraban el bosque. Sus corazones llenos de amor por la naturaleza hacían que el agua fluyera cristalina y el aire fuera puro; recordándonos que son recursos agotables que merecían ser protegidos.

Al llegar la aurora, Inka encomendó a Itzé que debía encargarse del reciclaje. Revolvía entre los desechos que los humanos dejaban en los linderos del bosque. Con su pequeña bolsa mágica, Itzé recolectaba botellas vacías, latas olvidadas y trozos de papel. Con su varita encantada, convertía botellas en lámparas brillantes, las latas en campanas resonantes, y el papel tomaba forma de mariposas multicolores. Los demás duendes miraban con asombro cómo Itzé convertía la basura en belleza. El río que antes estaba lleno de desechos ahora brillaba con la luz de las lámparas mágicas, y los árboles estaban decorados con polvos dorados. Itzé construyó un escondrijo donde los residuos humanos se transformaban en obras de arte radiantes; enseñando a sus amigos y hadas la importancia de reciclar y reutilizar.

El duende Rumi, de tamaño diminuto, pero de corazón tan grande como la montaña que se alzaba en el horizonte estaba a cargo de proteger el bosque de los caprichos de la naturaleza. Cada noche, Rumi recorría los campos con sus ojos centelleando como luciérnagas. Tenía el poder de calmar las tormentas furiosas y apaciguar los ríos desbordados. Los agradecidos aldeanos, dejaban ofrendas de miel y frutas frescas al pie de un antiguo roble, el santuario de Rumi. En épocas de sequía, invocaba a la lluvia para que dé de beber a los sedientos campos.

Era amigo de los árboles y de los vientos. Cuando la tierra temblaba, Rumi extendía sus brazos, abrazando los cimientos de las casas para que la calma regresara. Así, se ganó el cariño de la comunidad, y sus anécdotas se contaron de generación en generación, recordándonos que hasta el ser más pequeño puede luchar contra los desafíos más grandes.

Cada amanecer, Ikal labraba la tierra con su pequeño arado encantado. Plantaba semillas de todos los colores y tamaños, creando un mosaico de cultivos que bailaban al ritmo de la brisa. Mientras las plantas crecían, Ikal tarareaba música alegre que aceleraba el proceso de crecimiento. No contento con solo cultivar, también sembraba árboles. Con paciencia y cariño, introducía en el suelo fértil pequeñas plántulas que, con el tiempo, crecían hasta convertirse en majestuosos árboles. Los aldeanos admiraban su dedicación y pronto se unieron a su labor. Juntos crearon un paraíso de biodiversidad donde cada planta y árbol contaba su propia historia. Gracias a Ikal, el bosque encantado prosperaba y recordaba el cuidado constante de la naturaleza.

La piel del pequeño Inti brillaba como el oro. Su labor era custodiar el bosque de los incendios forestales. Con su magia ancestral, tejía hechizos protectores alrededor de los árboles alertando a los demás. En las noches estrelladas, cuando el viento divulgaba secretos a las hojas, Inti caminaba encendiendo pequeñas luces que guiaban a los animales a lugares seguros. Cuando los primeros destellos de humo aparecían en el horizonte, Inti extendía sus brazos, convocando a las aguas del arroyo a combatir el fuego. Los aldeanos, honraron a Inti como el guardián de la vida silvestre. Su alegría provenía de haber cumplido su deber. Inti continuó su eterna tarea, defendiendo el bosque de las llamas, como recordatorio de la importancia de la preservación ambiental.

Y así, los duendes del bosque y todas las aldeas vivieron felices, cuidando y protegiendo la madre Tierra. Con el tiempo, los seres humanos se concientizaron, replanteando su relación con el entorno natural y aprendiendo a vivir en armonía sin degradarlo; sin maltratar a los animales, ni talando los árboles. La moraleja del cuento es la demostración de trabajo en equipo y respeto de los duendes hacia la naturaleza; haciendo de la conservación ambiental una prioridad, para que las generaciones venideras tengan un futuro sostenible y garantice nuestra propia supervivencia en el planeta.

Elecciones presidenciales 2023 y deterioro del populismo correísta

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Por: Alfredo Espinosa Rodríguez*

En 2021 Guillermo Lasso (CREO) ganó la Presidencia de la República con el 52,36% de votos válidos frente al 47,64% de Andrés Arauz (UNES); mientras que, Daniel Noboa (ADN), se convirtió en el nuevo mandatario del Ecuador -postmuerte cruzada- con el 51,83% de votos versus el 48,17% de Luisa González (RC).

La conclusión a primera vista daría cuenta de que el correísmo se está marchitando aceleradamente y con él, una forma de populismo estaría en potencial deterioro no solo por la suma de fracasos en las elecciones presidenciales (dos entre 2021 y 2023); sino también porque -hasta el sol de hoy- no supera los cuatro años de gestión morenista (correísmo sin Correa) y sus repercusiones en el cuasi desmantelamiento de la estructura autoritaria que levantó el expresidente Rafael Correa.

El mejor medidor de esta crisis del populismo correista es la cartografía de los procesos electorales de 2017, 2021 y 2023. Por ejemplo, en el año 2017, el correísmo, de la mano de Lenin Moreno, triunfó en 12 provincias, entre ellas toda la Región Costa más Imbabura (55,41%), Carchi (51,43%), Santo Domingo (52,45%) y Azuay (53,67%), en la Sierra. Esas cuatro provincias, en el año 2021, inclinaron la balanza a favor de Guillermo Lasso, con ello, el correísmo quedó afincado -únicamente- en las seis provincias de la Costa: Esmeraldas (55,75%), Manabí (66,10%), Santa Elena (61,10%), Guayas (53,05%), Los Ríos (62,35%) y El Oro (51,64%) y, en la Región Amazónica, en la provincia de Sucumbíos (56,31%). Para las elecciones presidenciales anticipadas de 2023, la cartografía electoral de 2021 se repetió casi en su totalidad, con una salvedad, la candidata del correísmo, Luisa González, triunfó en la provincia de Orellana (52,90%).

La segunda conclusión es clara y mucho más pragmática: la crisis del populismo correista pasa por un enfoque regionalista y la pérdida de incidencia en la Sierra y en buena parte de la Amazonía; pese a que en las elecciones seccionales de febrero de 2023 obtuvo las alcaldías y prefecturas en localidades claves del país: Quito y Pichincha, Guayas y Guayaquil. ¿Qué sucedió? ¿Por qué no funcionaron las redes clientelares y el aparato de propaganda organizado desde el poder local? ¿O la sola imagen de Correa tiró abajo el trabajo en territorio de sus operadores?

Ahora bien, este deterioro de la Revolución Ciudadana no marca su fin político y electoral, principalmente por su nutrido bloque en la Asamblea Nacional (52 legisladores); aunque sí debería encender las alertas al interior de la organización política, porque su discurso seudo-disruptivo y cuasi refundacional pensado ahora en pretérito, se diluyó y hasta aburrió a la ciudadanía; a tal punto que, lejos de posicionarse como alternativa ante la partidocracia y el histórico abuso de sus prerrogativas; se reafirmó como parte de esa élite política y electoral que pugna por retomar el control sobre el monopolio de la actividad pública, a costa de la propia independencia de las instituciones del Estado e incluso de las libertades civiles.

Nada nuevo si se considera que, por dos ocasiones consecutivas, los ciudadanos no vieron en los candidatos presidenciales del correísmo, una opción real y viable para superar la crisis sistémica por la que atraviesa nuestra democracia representativa, pues identifican a su alta dirigencia como co-responsable de los problemas del país; aunque los aludidos públicamente se revictimicen y no lo reconozcan, ni siquiera el propio Rafael Correa.

¿Correa y los correístas seguirán pensando -cada uno por su lado- que el Ecuador de este complejo 2023 es similar al del año 2007?

Esta ausencia de autocrítica y reflexión sumada a: 1) un inoficioso cambio de rostros; 2) la persistencia por institucionalizar en el Estado la venganza personal del exmandatario reñido con la justicia y; 3) la falta rotunda de autonomía para deliberar por fuera del mito urbano de la traición, dieron cuenta de que la racionalidad democrática y sus prácticas contravienen los cánones de convivencia al interior de las huestes correístas, cuyo sello distintivo es el enfermizo culto a la personalidad volátil de su “líder”.

Sin embargo, las opciones de la Revolución Ciudadana no son muchas, o se reinventa para pensar en un proceso de sucesión que permita superar la idolatría al caudillo, enviándolo al ático de la historia y apartándose tanto de su dedo histriónico en Twitter, como de las lógicas intimidatorias con las que asume la política; o camina en el mismo terreno de 2021 y 2023, a sabiendas de que esto lo condenará -hasta que la gente se canse o la crisis sea más profunda- a ser el “segundún” de las elecciones presidenciales.

¿Qué quiere Correa y qué quieren los correístas? ¿Gobernar exclusivamente desde el Parlamento al mismo estilo de sus aliados socialcristianos, presionando a los gobiernos de turno a cambio de votos y estabilidad política? El parlamentarismo criollo siempre será una autopista con dirección al chantaje por la que muchos caudillos deseen transitar.

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¿Conciliación, gobernabilidad o impunidad?

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Varios hicieron votos para que el expresidente Rafael Correa controle su incontinencia verbal en redes sociales y no tire por la borda los diálogos previos entre su organización política -la Revolución Ciudadana (RC)-, el Partido Social Cristiano (PSC) y la alianza oficialista Acción Democrática Nacional (ADN). Sin embargo -y como era de esperarse- esto no ocurrió.

Los dimes y diretes entre Correa y el asambleísta socialcristiano, Henry Kronfle develaron como el diseño institucional del país repele a toda costa la gobernabilidad y estimula -exclusivamente- el reparto y el chantaje como mecanismos de convivencia y presión entre las élites políticas para el control temporal de espacios de poder; pero también dejaron en claro que el ejercicio de fiscalización de esta remozada Asamblea Nacional, que entrará en funciones en los próximos días, estará supeditado -como en ocasiones anteriores- al cumplimiento de las agendas e intereses particulares de los dueños de los partidos, así como a la fluctuación y adquisición de voluntades. Solo así se explica que Correa pidiera la cabeza de la fiscal general, Diana Salazar, para -sobre esa base- negociar un pacto de gobernabilidad en el que -supuestamente- también estuvo involucrada la bancada del gobierno entrante.  

Dicho de otra manera, el viejo maridaje político-legislativo entre el correísmo y el socialcristianismo (social correísmo) barajó la posibilidad de canjear impunidad, por gobernabilidad al amparo del juicio y censura a Diana Salazar.

Pero, ¿correistas y socialcristianos buscaban solo esto? Es decir, ¿cuáles eran los términos reales y el alcance del pacto entre la RC, el PSC y ADN más allá de defenestrar a la Fiscal General y exhibirla como trofeo de guerra de condenados y proscritos de la justicia?, ¿querían un incentivo temporal como condición para armonizar la distribución de espacios de poder (reparto) en la Asamblea Nacional, lugar en el que se disputa no solo el control de la presidencia y las dos vicepresidencias de ese organismo, sino también la titularidad en la Comisión de Fiscalización, espacio apetecido para el archivo, investigación, encubrimiento y persecución política? Si todo esto se llegara a operativizar -pese a la tardía, pero tajante declaración del presidente de la República electo, Daniel Noboa- el precio a pagar por la conciliación sería altamente costoso.

Ahora bien, ¿debe el nuevo mandatario cerrar la puerta de diálogo al correísmo y al socialcristianismo? La formación de coaliciones en regímenes presidenciales es necesaria, sobre todo cuando los gobiernos -como en el caso del recientemente electo o su antecesor- carecen de una mayoría parlamentaria propia. Por consiguiente, aunque defenestrar a la Fiscal no sea materia de negociación para el nuevo régimen, muy probablemente el gobierno de Noboa tenga que entregar incentivos selectivos a sus potenciales aliados en la Asamblea Nacional, por ejemplo: puestos en la administración del estado central, en la diplomacia o incluso incorporar en su tentativa de consulta popular temas y preguntas formuladas por otros partidos y bancadas.

¿Entrarán correistas y socialcristianos en ese grupo de posibles privilegiados de las concesiones legislativas otorgadas por el presidente Daniel Noboa, o este virará la página y regresará a ver al anti-correísmo variopinto? Eso dependerá del tipo de acuerdos y su alcance en los próximos 18 meses. Pero como dijo el expresidente de la república, Rodrigo Borja, “en política nada es cierto y nada es mentira, porque lo que hoy es, mañana no lo es”.

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Una buena dosis de moralidad

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Álvaro Peña articulista La Disputa

“Es signo de ineptitud el dedicar demasiado tiempo a los asuntos del cuerpo, como hacer ejercicio físico, comer, beber, defecar o copular en demasía. Estas cosas, sin embargo, debemos hacerlas como algo accesorio, y dedicarnos por completo al pensamiento” (Enquiridión – Epicteto)

Así están las cosas. Un mundo donde impera el culto al cuerpo, el hedonismo, la gula desenfrenada, los placeres exacerbados, las trivialidades y la sexualidad desordenada. El contexto social y tecnológico en que vivimos nos ha arrojado a sumarnos al ingente sistema de hiperconsumismo. Alienados; es el tiempo del apuro, del deseo de mostrarnos de algún modo al mundo que nos rodea. Es tiempo de llamar la atención. Es tiempo de no perder el tiempo…

Epicteto, nacido en torno al año 50 d. C., forma parte de la famosa corriente estoica, siendo esta escuela filosófica una de las más influyentes del pensamiento antiguo. A él se atribuye la frase con la que se empieza este artículo, gracias a los apuntes de uno de sus alumnos, Arriano de Nicomedia, historiador y filósofo que compuso entre otros documentos, el Manual de Epicteto o Enquiridión. Este manual, aunque fue escrito hace dos mil años, es tan vigente hoy, en la forma en como describe el comportamiento de las personas y sus estilos de vida

Según los estoicos, el objetivo de la vida es vivir de acuerdo con la naturaleza humana racional que se adecua con la práctica de la virtud y esta racionalidad sobre la naturaleza humana no puede limitarse a la reflexión sobre el impulso de preocuparnos por la salud, las posesiones y cosas similares: lo que podría llamarse lo meramente humano; o de las conductas de aquellos ineptos, mencionadas con anterioridad. El objetivo de esta racionalidad es vivir la virtud predicada.

¿Por qué Epicteto haría énfasis en recalcar estas conductas poco saludables para el alma, la mente y cuerpo? No cabe duda que los comportamientos del ser humano han sido los mismos en todas las épocas. Solo ha cambiado el contexto en que se han desarrollado. Hoy, la situación sigue vigente y dada la coyuntura globalizada y tecnificada que vivimos, empeorará si no nos detenemos a pensar a dónde iremos a llegar, y por supuesto, a actuar de acuerdo con esa virtud a la que aspira el estoicismo.

Los asuntos del cuerpo como comer, beber, ejercitarse e inclusive tener relaciones sexuales, de acuerdo con la pirámide de necesidades de Maslow, son las necesidades básicas o fisiológicas que todo ser humano debe cubrir para subsistir (según él y su psicología). La finalidad es aspirar al segundo escalón y así hasta el quinto, donde se encuentran las necesidades de autorrealización. El problema radica en que, dados los comportamientos de estos tiempos, el ser humano aunque sigue aspirando a los bienes sublimes como la autorrealización, se le dificulta sobrepasar y superar las necesidades básicas, porque se ha alienado en lo atractivo del mundo.

Se decía que hoy se rinde culto al cuerpo. Sí, es cierto, los gimnasios pasan repletos. Las bibliotecas cada vez más vacías. De hecho, se las ha cerrado, los libros digitales ganaron la batalla, lo poco que se lee, se lo hace a través de dispositivos digitales. Los manuales y planes de alimentación están a la orden del día. Nuestra cultura consumista ha deteriorado nuestro cuerpo y la salud. Hoy no cabe mucho la templanza y la frugalidad, éstas son enemigas del sistema. Frente a esto, han surgido salvadores que nos ayudan a mejorar lo poco que queda de sano y bueno, vendiéndonos la idea de cómo ser más saludable y de tener una vida “más feliz”.

De lunes a viernes nos quejamos de la crisis económica, de los políticos, de las deudas, del desempleo de la inseguridad en las calles y de un sinfín de problemas que nos aquejan, que no son pocos, sin embargo, el fin de semana, nos olvidamos de la precariedad y acabamos los pocos dólares en el relax y el consumismo, bajo la premisa de “nos lo merecemos”. El lunes, nuevamente retomaremos la retórica de la moralidad, la ética, el buen comportamiento, del ahorro y de entrenar con más énfasis.

Muchos nos preguntaremos entonces ¿Para qué vivir si no vamos a disfrutar los placeres de la vida? Es la gran paradoja que la Filosofía, nos asiste con el análisis del pensamiento y del entorno en el que vivimos. Pasar de ese pensamiento primitivo de satisfacer las necesidades básicas como un acto imperativo, al pensamiento más racional y sensato. Discernir lo bueno y lo perfecto. Lo malo ya lo conocemos, el sentido común no necesita demasiado esfuerzo.

La ansiedad, el estrés y la depresión son el producto de este desgaste emocional al que nos ha arrojado el sistema y nuestro apego desmedido a aquel. La excesiva preocupación por el futuro en este sistema precarizador, a jóvenes y viejos nos tiene sumidos en la ansiedad, más aún cuando no hay garantía alguna, ni de ningún ente social ni gubernamental. Las obligaciones de adultos comprometidos nos generan estrés. La idea del fracaso ha deprimido a más de uno.

Ese es el contexto, por aunarnos a la mayoría, estamos desgastados por satisfacer las necesidades del cuerpo, que no son pocas, ni infravaloras, sino mal enfocadas y por ende mal satisfechas. El estoicismo nos ayuda a esto. A descubrir el verdadero sentido de la vida a través de práctica de la virtud en todos y cada uno de los actos que el ser humano vive y realiza, aunque sea pequeños o insignificantes. Urge aprender a discernir, por qué nos suceden las cosas. Urge aprender a discernir los tiempos y acontecimientos que vivimos.

Para terminar, cierro con otro célebre pensamiento del gran Epicteto: “Ante cualquier situación que puede sobrevenirte, recuerda volverte hacia ti mismo y preguntarte con que poder cuentas para afrontarla. Si ves a un hombre o una mujer hermosos, descubrirás que el poder frente a eso es la continencia. Si se te presenta alguna dificultad, hallarás la perseverancia. Si se trata de un agravio, hallarás la tolerancia. Así, cuando te hayas acostumbrado a esto, no te verás arrastrado por tus representaciones”

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Reseña de libro Civilizaciones extraterrestres de Isaac Asimov

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Fernando Endara escritor de La Disputa

Asimov no sólo es un profeta de la ciencia ficción -serie documental producida en 2011 que narra la vida y la obra de ocho autores emblemáticos del género-; también es un divulgador. Narrador y vocero, científico y literato, profeta, profecía y dios. Un hombre que, con esperanza absoluta en el luminoso futuro de la humanidad, cautiva al trasladar con creatividad e ingenio, complejos conceptos científicos a sencillo lenguaje popular.

Y es que, cada libro de Asimov nos invita a soñar con los pies firmes en la Tierra; es decir, nos prepara para viajar en el cosmos a través de la solidez de la ciencia. El sugerente título de su obra de 1980 “Civilizaciones extraterrestres” no es un tratado sobre el fenómeno OVNI (UFO), tampoco es una elucubración sobre la vida alienígena y el contacto con los seres humanos; y menos, es un recopilatorio de anécdotas y experiencias de encuentros cercanos del tercero o cuarto tipo. Todo lo contrario: es un libro de ciencia. Un poderoso y asombroso ensayo de Astronomía y Biología guiado por unas inquietudes trascendentales: ¿Está sola la humanidad en el universo? ¿Existen civilizaciones extraterrestres?; es decir, ¿seres vivos con un altísimo nivel tecnológico y político de organización social? Ante una obra que se guíe por estas premisas, se debería mostrar cautela; excepto, si su autor es un hombre probado de ciencia y letras como Asimov.

La obra, extremadamente amena y entretenida se divide en 13 capítulos, cada uno de los cuáles se compone de 3 o 4 subcapítulos. Asimov nos toma de la mano para revelarnos ¿la verdad? Por supuesto que no. Lo que su autor nos revela es una hipótesis optimista, sí, pero absolutamente científica y lógica; sin embargo, es una postura que no es incuestionable, que es más bien, una posición abierta, dispuesta a enriquecerse a través de nuevos descubrimientos astronómicos y adelantos científicos.

Veamos, rápidamente, algunas de las ideas y argumentos de Asimov. Para no perdernos entre tanta valiosa información, seguiremos el orden planteado en la obra.

1) La Tierra. Asimov, como buen catedrático, inicia su libro en los orígenes mismos de la vida en nuestro planeta. Discute la evolución celular, la formación de organismos pluricelulares, el auge marino y el sorprendente paso a la adaptación terrestre. Una vez en Tierra, la vida adquirió matices, formas variadas y complejas hasta que, tras una larga evolución, grupos de homínidos descubrieron el fuego y con él, la energía.

Triunfó el Homo Sapiens, quién aprendió a manipular la realidad material mediante herramientas y artefactos… Surgió la escritura, la agricultura, la medicina, la religión. Aquí comienza el argumento de Asimov: para que exista una civilización, el planeta que la contenga necesita una serie de condiciones materiales que aseguren la existencia: agua, atmósfera, materia orgánica, energía (proximidad a una estrella), tiempo de evolución, entre otros.

2) La Luna. Cuando la humanidad pensó en vida fuera del planeta Tierra, el primer lugar al que dirigió su mirada fue la Luna, como lo confirman los innumerables relatos de ciencia ficción al respecto. Sin embargo, a pesar de las imaginerías, de las ensoñaciones y de los avistamientos; se comprobó la inexistencia de agua, atmósfera y aire en su superficie, por tanto, se concluyó que no es apta para la vida ¿Qué hay de los otros planetas del sistema solar?

3) El sistema solar interior. La lógica indica que para que la vida florezca, se necesita calor, luz y otros elementos que aporta una estrella. También sabemos que cuando esta radiación es muy potente o leve, imposibilita la vida; por tanto, un planeta habitable es aquel que se ubica en una órbita cercana (pero no tanto) a su estrella. En el caso del sistema solar interior, Venus y Marte ofrecieron las posibilidades más imaginativas.

Por años, los canales de Marte fueron un indicio de vida inteligente, lo que aventuró un sinnúmero de obras literarias y cinematográficas; sin embargo, la exploración demostró que su formación fue natural, y no moldeada artificialmente por alguna inteligencia. Asimismo, Venus también ofreció material para la especulación literaria, el propio Asimov lo intentó en su “Lucky Starr, los océanos de Venus”; aunque, como en el caso anterior, la investigación científica refutó toda posibilidad de civilización en el planeta vecino.

4) El sistema estelar exterior. En este apartado, el brillante Asimov se explaya en explicaciones astronómicas y químicas sobre la composición y el movimiento de los planetas exteriores del sistema solar (los que están detrás del cinturón de asteroides). Concluye que, el sitio más interesante y probable para la vida es Titán, el satélite más grande de Saturno, y uno de los más míticos del sistema solar. Sin embargo, al carecer de atmósfera, la vida queda imposibilitada más allá del nivel bacteriano.

Con respecto a los gigantes como Júpiter, Neptuno, Urano y el propio Saturno, no se descarta la posibilidad de la vida; pero sí de la civilización al argumentar que, la tecnología que permite el paso hacia la organización política es el moldear materialmente al mundo que nos rodea, situación imposible para la vida marítima. En caso de haber vida en estos planetas remotos de nuestro sistema, esta podría ser rica, compleja y variada en formas y ambientes marinos, lo que, en la hipótesis de Asimov, no conduciría a la civilización inteligente. Entonces, ante la búsqueda infructuosa en nuestras estrellas, nos toca mirar a las vecinas.

5) Las Estrellas. Un planeta habitable es aquel que tenga su órbita cerca; pero no tanto, de una estrella que suministre calor y energía. Ante la imprecisión infinita del número de estrellas, Asimov procede con lógica, anotando en orden cronológico los descubrimientos astronómicos más importantes. Después de complicados cálculos que despliega con la simplicidad y la pericia de un experto en letras y ciencias, llega a dos cifras que rozan lo absurdo. Cantidad de estrellas en el universo: mil trillones (aprox). Cantidad de estrellas en la vía láctea: trescientos mil millones (aprox).

6) Sistemas planetarios. Pero no todas las estrellas tienen sistemas planetarios. Para aclarar el panorama, el autor recorre la hipótesis nebular de la formación del universo, la hipótesis de las colisiones estelares y el descubrimiento de los puntos Laplace. Después se sumerge en una entretenida -es sorprendente que Asimov entretenga con complicados cálculos matemáticos- digresión sobre la rotación y la oscilación estelar para determinar que, los sistemas planetarios son posibles únicamente en aquellas estrellas de lenta rotación, esto es, el 93% del total. Serían 28.000.000.000.000 los posibles sistemas planetarios de la galaxia.

7) Estrellas semejantes al sol. Pero una estrella y un sistema planetario no son suficientes para la civilización, se necesita además que esa estrella tenga un tamaño y una edad evolutiva similar al sol, descartando así a las estrellas gigantes, las enanas y las que se hallan en decadencia. Después de varios cálculos, Asimov, indica la cantidad aproximada de sistemas planetarios en nuestra galaxia que giran en torno a estrellas similares al sol: 75.000.000.000.

8) Planetas semejantes a la Tierra. Sin duda, la civilización solo sería posible en un planeta con ecósfera útil en una estrella de Población I, esto es, un mundo incubador de vida, un sitio habitable en una estrella diseminada por la periferia de la galaxia.  Al contrario, las estrellas de Población II están ubicadas en las regiones centrales de la galaxia, lo que implica una mayor cantidad de hidrogeno en su formación y, por ende, altas concentraciones de helio, amoníaco y metano; esto daría lugar a planetas semejantes a Júpiter o Saturno, en donde la vida no se posibilitaría por la poca atracción gravitacional para retener hidrógeno y por la ausencia de componentes imprescindibles como nitrógeno, oxígeno y azufre. Teniendo esto en cuenta serían, según los cálculos del autor, 650.000.000. planetas habitables en nuestra galaxia.

9) Vida. Una vez determinados los planetas habitables, Asimov se pregunta, ¿tienen valor por sí mismo? Es decir, el que un planeta sea habitable no necesariamente va a llevar al surgimiento de la vida, la evolución, la inteligencia y la civilización. Entonces, antes de analizar la vida en el universo, conviene echar un vistazo a la vida en la Tierra. Su origen, casi que impreciso, fue expuesto en variadas hipótesis: desde las religiosas, la de la generación espontánea, la visión nebular, y, la teoría de la evolución que, postuló la selección natural como un mecanismo a través del cual, los seres vivientes se adaptan a sus entornos, cambiando con el paso de los años.

 Pero la vida por sí misma, no es la inquietud de Asimov. Así, esta debe embarcarse en el camino de la evolución, del organismo unicelular a los pluricelulares, después a la vida terrestre y, finalmente a la manipulación material y organización política que conforman una civilización. Es decir, se necesita un tiempo para la formación y desarrollo tanto de la estrella como del planeta. Así, tras complicados cálculos, el libro determina en: 390.000.000 la cantidad de planetas que pueden haber desarrollado una civilización técnica.

10) Civilizaciones en otras partes. Hasta aquí, hemos triunfado. Cierto, pueden existir civilizaciones; pero, como la nuestra, estas pueden encontrarse en un estadio tecnológico intermedio, sin conocer el viaje estelar y, sumidas en caos, hambrunas, corrupción y problemas internos. Entonces para Asimov, faro de esperanza, antes de conocer la galaxia, las civilizaciones inteligentes deberían superar la extinción, en otras palabras, sus integrantes deben aprender a cooperar entre sí, evitando la guerra y la destrucción. Solo después de alcanzar una paz planetaria, se podrían sumar los esfuerzos necesarios para la exploración universal y las visitas a mundos lejanos. Así, el libro aventura su última y decidora cifra: 530.000 planetas en la galaxia con una civilización inteligente que no están sumidas en decadencia.

11) Exploración del espacio. Pero esta cifra no resuelve la paradoja, la complica. Si existen tantas civilizaciones en la galaxia ¿por qué no hemos realizado el contacto? Si existen tantas inteligencias galácticas, ¿en dónde están? Al parecer, no las hemos encontrado, ni ellas a nosotros, debido a que las distancias cósmicas son inexpugnables (por el momento). Alfa Centauro, la estrella más cercana al sol, se encuentra a 4,4 años luz. La siguiente, Sirio, está a 8,63 años, y Rigel, a 540. Así, aunque se alcance o supere la velocidad de la luz, y, se utilicen los principios de relatividad para la dilatación del tiempo, la exploración espacial deberá ser una carrera de una especie en conjunto, en donde los éxitos se consigan después de miles de años. Entonces no hemos realizado el contacto, porque las distancias galácticas son inexpugnables.

12)Vuelo interestelar. Parece que Asimov encuentra la respuesta a su pregunta. Sí, existen miles de civilizaciones extraterrestres; pero; no hemos realizado el contacto, debido a la vastedad y grandeza cósmica del universo. ¿Qué le queda a la humanidad? Lo mismo que Asimov plantea en casi todas sus novelas: la grandez, la inmortalidad, el cosmos.

Lo primero sería superar los dilemas internos: las guerras, la injusticia, la desigualdad. A posteriori, el libro plantea la cooperación de los diversos estados y naciones para la creación de colonias espaciales en puntos específicos de la órbita, utilizando las órbitas de la ecuación de Laplace. Una vez la humanidad viaje a las colonias, se conseguirá un efecto psicológico que nos prepare para alcanzar las estrellas.

13) Mensajes. Finalmente, el autor plantea la posibilidad de rastrear y enviar mensajes interestelares, a través de diversos mecanismos, para conectar con civilizaciones estelares. Esta idea es algo controvertida pues, se pudiera decir que, enviar mensajes o revelar nuestra ubicación allanaría el camino para una sociedad bélica con planes de conquista y dominación. Sin embargo, en la versión de Asimov (la que Sagan recogió y difundió en libros y series televisivas), esto no sería posible puesto que, para que una civilización tenga altos grados de desarrollo tecnológico y se permita explorar el espacio exterior, necesitaría primero, indudablemente, conseguir la paz planetaria, la cooperación mundial: entonces los viajantes cósmicos serían embajadores de sociedades pacíficas, los receptores de nuestros mensajes serían maestros en los caminos de la ciencia y la paz.

Es así como Asimov llega a una conclusión que, por otra parte, no es nueva en su obra literaria y de difusión:  Sí, existen estrellas similares al sol con mundos habitables y con vida organizada en civilizaciones en otros planetas; sin embargo, al parecer (por el momento) ninguna ha superado la dificultad de surcar distancias galácticas, quizá porque la mayoría (la nuestra incluida) se encuentra sumida en crisis, violencias y corrupciones internas. Entonces el primer paso para alcanzar el universo es la paz planetaria, enorme Asimov, optimista y brillante, nos muestra el camino.

Después, solo entonces, alcanzaremos las estrellas y, finalmente, en palabras de nuestro profeta de la ciencia: “la humanidad no sería ya una criatura de la Tierra o del sistema solar, sino que pertenecería a todo el Universo, vagando hacia afuera, siempre hacia afuera, formando una gran variedad de especies relacionadas entre sí, hasta que el Universo llegara a un fin enormemente lento”. Asimov aboga por la humanidad estelar, -nuestro destino- guiado por supuesto: por la ciencia y la ficción. 

El Estado versus los ciudadanos

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Cobarde y violento, así es el Estado cuando a través de su poder coercitivo intenta amedrentar a todo aquel que problematiza la verdad sacralizada por su aparato de propaganda.

El derecho a la ciudad y a la ciudadanía, el derecho a reivindicar las concentraciones pacíficas de calle y junto con ellas a diluir la impavidez de los individuos, el derecho a fiscalizar e incluso a enjuiciar por acción y omisión a las autoridades y a los altos funcionarios construyen una relación directa entre la ciudadanía y la democracia basada en la rendición de cuentas. Sin embargo, para algunos administradores temporales de la cosa pública, el ejercicio pleno de los derechos civiles se ha convertido en una práctica incomoda y hostil, una afrenta a la ovación prefabricada por un círculo vicioso que repite al unísono -para su morbosa autocomplacencia-: ¡Somos transparentes!, ¡somos honestos!, ¡todo fue un éxito!

La premisa de Goebbels y otros amantes del maquiavelismo es clara, “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Pero los ciudadanos, este tipo de ciudadanos que no vive del discurso vacuo de una sociedad civil que es todo y nada a la vez es consciente de que los detentadores de esta premisa -pese a su moralidad y ética profesional devaluadas- son creyentes convencidos de sus propias falacias.

Por consiguiente, al Estado le incomoda el retorno activo de los ciudadanos, más aún si lo interpelan desde del republicanismo cívico. Cuando esto ocurre, y la capacidad argumental y de control del primero es nula frente a la arremetida de los segundos, el único camino por el cual optan estos émulos institucionales de Kim Jong Un, es etiquetar a cualquiera de “falso” y enviarlo al paredón de los epítetos y la denostación.

¿Cómo no caer en desesperación cuando los mandantes, los ciudadanos, son conscientes de que su voluntad para enrumbar el destino político, económico y social de la nación -con aciertos y desaciertos- puede estar en manos equivocadas? Durante décadas, las élites políticas han sacado provecho de ciudadanías pasivas e incompletas, conformistas y porosas, que guardan silencio pese a las nuevas demandas democráticas.

No obstante, hoy en día, pese al malestar emocional de algunos, esa larga tradición de slogans y frases trilladas que apelan a la honestidad es puesta en tela de duda. ¿Por qué? Porque la honestidad, así como la eficiencia de las autoridades de Estado y los servidores públicos, se mide por resultados, es decir por la suma de logros, pero también de excusas y fracasos.

Finalmente, la observación, inspección y auditoría ciudadana; así como de los organismos de control, no pueden estar supeditadas a la propia discrecionalidad del Estado y su inexistente criterio de autodepuración y autorregulación, pues la historia de los acontecimientos ha demostrado que estos esfuerzos caen sobre saco roto ante modelos institucionales limitados y una legislación poco eficiente laureada por la ignorancia de sus administradores.

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La cultura del No Debate

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Un No Debate, eso fue lo que vieron los ecuatorianos el pasado domingo 1 de octubre, ¿los responsables? El Estado y los candidatos. El primero, por pretender que el Ecuador incursione en una cultura política y comunicacional de debates electorales con modelos acartonados, rígidos y aburridos; sujetos a la interrupción constante del cronómetro y, contradictoriamente, a la formulación de preguntas compuestas, complejas y extensas que requerían mayor tiempo para su desarrollo; pero también a la subjetividad y al protagonismo de la moderadora para calificar o descalificar las respuestas de los debatientes; y, lo que es peor, a la ausencia rotunda del cara a cara dialéctico y escenográfico entre los aspirantes a ocupar el Sillón Presidencial.

Los segundos, Luisa González y Daniel Noboa sumaron a este formato plano una exposición de motivos egoísta, mezquina de argumentos y floja de palabras, que se emparejó con su falta de preparación, y un trino de frases y propuestas vacías, cuya operatividad está sujeta a una posible metida de mano a cerca de USD 2 000 millones de la reserva internacional (recursos económicos de todos los ecuatorianos que garantizan dinero circulante en el país); así como a su capacidad de negociación con una remozada -y a la vez devaluada- elite política de la nueva Asamblea Nacional, para tener mínimos de gobernabilidad.

Sí, el formato del “debate electoral” fracasó; pero es incuestionable que la materia prima, el elemento sustancial y la razón de ser de este espacio pagado por el Estado para contribuir al voto informado de los ciudadanos también fue una gran decepción, porque en este tipo de eventos no solo importa qué dice el candidato, sino y sobre todo como lo dice, y los dos presidenciales (Noboa y González) -pese a sus aparentes matices- se mostraron imprecisos, inseguros y timoratos ante las preguntas formuladas por un grupo de académicos. Ambos proponiendo remedios de curandero y verborreas para los problemas estructurales y, a la vez, implacables que atraviesa la nación. ¿Para qué y por qué quieren llegar a Carondelet estos candidatos? ¿Por pueril capricho carrancudo o dictamen del líder del partido? ¿Qué modelo de país es el que ofrecen a los ciudadanos?

De esta manera, aunque se cumplió un hito más del checklist del Código de la Democracia y del calendario electoral; se desperdiciaron recursos públicos en dos horas de tiempo aire en televisión, que lejos de aclarar dudas pusieron a reflexionar a más de un ciudadano en qué tan eficiente y pertinente es que el Estado controle el monopolio de los debates electorales obligatorios a los que se evalúa únicamente en términos cuantitativos.

 ¿Cuál debe ser el punto de equilibrio entre la cantidad de audiencias que se pueden conectar o que sintonizan estos eventos por distintos medios y plataformas, y la calidad del formato para propiciar la deliberación abierta y el “frente a frente” de los candidatos? Pero también, este No Debate nos debe llamar a reflexionar sobre qué tan profunda es la crisis de liderazgos que atraviesa el Ecuador, a tal punto de que nuevamente resurge la idea de votar/botar por el menos malo o el menos “cojudo”, como dijo el exconcejal de Quito, Antonio Ricaurte.

En un No Debate como este, de moderada lucidez y tibias interpelaciones, ¿Ricaurte hizo el trabajo sucio de Luisa González y del correísmo al atacar a Daniel Noboa amparado en su etiqueta de “analista y consultor político”? ¿A qué responde el que un político de limitados éxitos en la arena electoral y sobre todo moral salga del olvido y de la condena pública para incidir -de alguna manera- en la conversación mediática y sobre todo digital del postdebate?

Lo único cierto es que luego de la pobreza de ese espacio televisivo denominado “debate de segunda vuelta electoral”, los candidatos Noboa y González dirán -al amparo del guion- todo lo que les venga en gana tanto en tarima como en redes sociales, porque el tiempo pasa y la carrera por captar (comprar) el voto de los jóvenes y los indecisos se acorta.

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