jueves, mayo 8, 2025
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LA DIABLADA DE PÍLLARO, PANDEMIA E INSURGENCIA

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Imagen destacada Fernando Endara
Fernando Endara periodista de la Disputa

Palabras claves: Diablada de Píllaro, Ecuador, Pandemia.

La “Diablada Pillareña” es una fiesta popular y patrimonial celebrada en Píllaro- Tungurahua los 6 primeros días del año. Una celebración arraigada en la costumbre de los pillareños y pillareñas que, desde el mes de agosto, inician los preparativos para cada diablada.

El 2020 fue un año inusual, extraño, patológico. Una peligrosa enfermedad se propagó entre la humanidad poniendo en peligro incluso, la pervivencia de la especie. El virus de la COVID-19 tiene consecuencias imprecisas, peligrosas y letales en muchos casos,  que obligó a los gobiernos del mundo a tomar medidas sanitarias y restrictivas para salvaguardar la salud y la vida de sus poblaciones. En este contexto, se vieron sorprendidas las prácticas culturales comunitarias enmarcadas en fiestas tradicionales, rituales, morenadas, inti-raymis, diabladas, etc. Prácticas culturales que tuvieron que adaptarse a la normativa legal y a la tecnología para perpetuar su tradición, su gusto y su fiesta. La “Diablada Pillareña” 2021 no pudo realizarse en sus magnitudes acostumbradas, sin embargo, existieron actividades presenciales y virtuales que permitieron resignificar la tradición y perpetuar una identidad local y rural que se resiste al olvido.

En situaciones normales, la Diablada es una fiesta que aglutina a miles de bailadores y espectadores. Cientos de personas conforman grupos de baile o comparsas denominadas “Partidas” que representan a los barrios o caseríos rurales, campesinos o periféricos del cantón. Cada partida tiene una banda de pueblo[1] y varios disfrazados o personajes: diablos[2], parejas de línea[3], guarichas[4], capariches[5] y chorizos[6]; cada disfrazado sigue un código específico y particular en la fiesta. Las partidas se concentran en sus respectivos barrios o caseríos y “bajan”[7] o se desplazaban bailando desde estos lugares rurales, campesinos o periféricos hasta el centro de la ciudad, para tomarse con bailes y símbolos (Espín 2019) las calles principales del casco urbano, las de la administración política y religiosa, la vía pública por excelencia, el contorno del parque y la iglesia. Las partidas se toman de manera simbólica la ciudad para recordar el importante papel de los habitantes de los barrios rurales, caseríos o periféricos que, asociados a la agricultura y ganadería, son el sustento alimenticio, económico y cultural del cantón (Espín 2019) (Bonilla 2019). Después de recorrer bailando estas calles, las partidas se dirigen a su “descanso” o “posada”. Luego de un tiempo aproximado de dos horas, los disfrazados salen de nuevo a las calles, para hacer su recorrido característico y regresar a sus barrios o caseríos para el remate o compartir final.

Esta diablada se organiza con meses de antelación a través de acuerdos entre el Municipio de Píllaro, cabecillas[8], gestores culturales y bailadores. La fiesta sufrió una serie de cambios y transformaciones durante los últimos años, producto de su declaratoria como Patrimonio Inmaterial Cultural del Ecuador en 2008, de la expansión del estado, de la institucionalización vertical de prácticas culturales, del auge del turismo cultural y de los mercados culturales y de la imbricación de la tecnología en la vida cotidiana. De manera que los últimos años, el municipio (en concordancia con otras instituciones públicas como Intendencia, Comisaria, etc.) fue el eje rector de la fiesta: el que financió las partidas y especificó los horarios y recorridos. Los cabecillas opinan y discuten, pero en última instancia, aceptan las regulaciones municipales para evitar multas económicas al momento de consignar los fondos para la diablada. Para el 2021, la emergencia mundial sanitaria no permitió el desarrollo de la Diablada Pillareña. De manera que el municipio y los actores de la fiesta tomaron diversas medidas y acciones “para no dejar pasar la fecha” y celebrar de manera simbólica nuestra tradición.

La Diablada Virtual del municipio

El Gad Municipal Santiago de Píllaro convocó a reuniones con los cabecillas, como todos los años; pero en esta edición se plantearon varias alternativas virtuales. El trabajo cultural del municipio arrancó el mes de diciembre con una serie de conversatorios que buscaron “devolver la palabra” a los actores de la fiesta. Se organizaron encuentros virtuales con los cabecillas de las partidas, con investigadores de la localidad, con antiguos bailadores y con gestores culturales que sin duda, enriquecieron el acervo de conocimientos pillareños en cuanto a la Diablada. La moderadora y los expositores acudimos al teatro municipal, en donde al calor de la banda y de la fiesta, compartimos nuestros puntos de vista sobre la diablada, sin embargo, el foco de atención de pillareños y pillareñas fue la decisión del COE cantonal, amparado en el COE nacional: suspender la Diablada Pillareña, los pases del niño, los monos y la trajería[9].

Ante la prohibición, el municipio y los cabecillas decidieron hacer una diablada unificada y virtual, de manera que, 7 cabecillas aportaron 4 bailadores cada uno, para crear una única partida de 30 integrantes que bailó en un espacio amplio, alejado de la ciudad y con supervisión policial, de forma que se cumplieron los protocolos de bioseguridad en lo que fue calificado como un “desafío virtual a la pandemia”. La hacienda de Huagrahuasi ubicada a 3200 metros de altura en la parroquia San José de Poaló, al nororiente del cantón, fue el escenario desde donde se trasmitió la Diablada Pillareña el primero de enero. Diana Mesías del departamento de cultura del Municipio de Píllaro recalcó: “este año se coordinaron dos presentaciones, la primera el uno y la otra el seis de enero (trasmitida desde Chagrapamba en la Parroquia Presidente Urbina), únicamente de manera virtual para evitar que la gente se aglomere, el objetivo fue no dejar pasar por alto esta fiesta considerada patrimonio cultural intangible”. Esta iniciativa fue aplaudida por propios y extraños al considerarse una forma de perpetuar la tradición de manera simbólica a la vez que se respetan los protocolos de bioseguridad y las normas del COE cantonal.

Diablo de Píllaro en la Diablada del Municipio de Píllaro. Fotografía que circulo en los boletines oficiales del Municipio. En la imagen se puede observar el traje tradicional del Diablo de Píllaro, con una mascara de grandes cuernos en colores negro y dorado.

Diablo de Píllaro en la Diablada Virtual del Municipio de Píllaro

Fotografía que circulo en los boletines oficiales del Municipio

La Diablada infantil

Por otra parte, la Diablada Infantil, liderada por Jhair Jácome, elaboró una serie de actividades virtuales previas y durante la diablada. La partida “Diablada Infantil” es una de las partidas más jóvenes e interesantes de la fiesta, gestionado a base de patrocinio y auspicio, el proyecto busca “fortalecer la identidad a través del conocimiento, para que los niños vayan aprendiendo y este semillero con los años, ayude a consolidar la autenticidad de la fiesta”, indicó Lara. A partir de su primer año como partida, este grupo infantil se caracterizó por organizar talleres dirigidos a niños y padres de familia, talleres liderados por gestores culturales, bailadores e investigadores de la diablada.

En diciembre se hicieron 3 encuentros virtuales con diferentes voces, entrevistas y ponencias; para los días de la fiesta (1-6 de enero) se convocó a un “concurso”: “diablada virtual infantil”, en donde los niños y niñas podían participar filmándose bailando disfrazados desde su propia casa. Para gestionar el concurso, Lara grabó un set musical con la “Banda Infantil de Emilio María Terán[10]”, que fue enviado a los concursantes, de manera que todos debían bailar la misma canción y enviar el video para subirlo a las redes sociales. Los ganadores serán los videos que consigan mayor interacción y los premios son peluches coleccionables de los personajes de la diablada pillareña en forma de caricatura, donados por una fábrica de peluches que auspicia la partida. El concurso superó las expectativas, fueron alrededor de 35 videos con niños y niñas, solos o en grupo, de diablos, guarichas, parejas de línea y/o capariches, que disfrutaron disfrazados de la diablada infantil virtual. Estos videos superaron los 92,000 visitantes desbordando la página y revelando el interés de actores y espectadores por esta fiesta tradicional de Píllaro, en su formato infantil y virtual.

Título de la Fotografía: Bailador ancestral, con sus implementos. En la imagen se puede observar un adulto mayor caminando con el traje típico del Diablo de Pillaro
Fotógrafo: Bladymir López 

Los Diablos de Píllaro. Los actores de la fiesta.

La mayor parte de actores de la fiesta no participó de estos formatos virtuales/legales, y buscó sus propios mecanismos para perpetuar una tradición. “Sin querer queriendo”, actualizaron antiguas disputas y significados asociados al baile de la diablada: la resistencia y la insurgencia ante el poder. Varios grupos de amigos, colectivos culturales y personas afines al baile se organizaron de forma secreta y casi clandestina, para recrear su propia versión de la diablada, adaptada a las circunstancias sanitarias y a la normativa del COE cantonal, que reitero, prohibió la diablada. El primero de enero llegó con tristeza, no retumbó el bombo ni la trompeta, no sonaron los voladores ni se calentaron las pailas de fritada, no se alistaron trajes ni caretas, casi no hubo un “feliz año”, pero bailaron los diablos, como cada enero desde que se recuerda.

Los bailadores y bailadoras se mantuvieron expectantes y temerosos por miedo a la enfermedad, al contagio, a llevar carga viral a los seres queridos, esto hizo que muchos se refugiasen en sus hogares. Otros tantos, cumplidores de la ley, respetaron la normativa vigente, dejando de lado por este año, el baile o la organización barrial de la fiesta. Pero hubo un pequeño grupo de bailadores, con banda, brindis y disfraz: “Guanguibana Insurgente” que hizo honor a su denominación.

“Guanguibana Insurgente” se formó a finales del 2020 con el afán de participar en un concurso virtual de la Diablada Pillareña, con la iniciativa de José Luis Velasco, Paul López y Stalin López, bailadores de la zona Tunguipamba-Guanguibana, con el lema: “somos un pasado que baila en el presente”. Al poco tiempo, este grupo de amigos, ligados en torno al gusto por el baile, la música y el disfraz tradicional decidió bailar el 1 de enero del 2021, a pesar de todo. Pusieron una cuota, contrataron a la banda 8 de Septiembre[11], consiguieron una casa para realizar el baile final y realizaron un recorrido pequeño en el barrio de Tunguipamba. Stalin López, líder de la agrupación comenta:

“tomamos todas las medidas posible de bioseguridad, colocamos un lugar para limpiar zapatos, un lugar con solución desinfectante, se les fumigaba al entrar, y se les repartía un vasito y una copita para cualquier cariño, también se brindó un refrigerio. Se respetaron los espacios y a los participantes, los asistentes estuvieron con mascarillas y seguimos en comunicación, hasta el momento no hemos tenido ninguna anomalía”.

A pesar de que “Guanguibana Insurgente” eligió una locación alejada de la zona central y mantuvo en secreto su organización, al poco tiempo de iniciar el baile llegaron varias camionetas de bailadores disfrazados de diablos y guarichas. “No los aceptamos, estábamos en casita ajena, había que respetar los protocolos de bioseguridad, solo estuvimos personas allegadas al grupo. Aún al día siguiente cuando hicimos la minga de limpieza del lugar, llegaron disfrazados buscando una banda y un sitio para bailar”, refiere Stalin.

Este grupo no fue el único que se disfrazó del 1 al 6 de enero. El sábado dos de enero hubo dos concentraciones pequeñas. El grupo de bailadores e integrantes de la partida de la Florida gestionó un recorrido por el área rural de su barrio hasta terminar en la casa del cabecilla. José Luis Jácome, el cabecilla, indica que únicamente prestó el nombre y el lugar de su partida a un grupo de bailadores que contrató de su bolsillo una banda y estipuló un recorrido pequeño que fue filmado y difundido al día siguiente.

Por otra parte, el grupo de danza “La Gallada”, realizó una diablada en la zona de Panguigua, parroquia de San Miguelito, Píllaro. El grupo de danza “La Gallada” se conformó en el año 2008 como un grupo de baile familiar en el sector de Callate en el centro de Píllaro, para acompañar con danzas y comparsas “las pasadas” del divino niño de su sector. Al poco tiempo y gracias a nexos con gestores, bailadores y cabecillas, el grupo y sus bailadores se involucró en la diablada, realizando salidas de baile a otras ciudades del país y siendo activos bailadores en cada edición anual de la diablada. Su líder, Stalin Moya comenta:

“Para el 2021 estábamos ansiosos esperando los días de fiesta, pero por la pandemia no se pudo realizar, se vino abajo la tradición. Pensamos hacer algo pequeño en el patio de la casa, con un parlante o amigos músicos. La idea de hacer el baile el 2 de enero, fue de los muchachos que dijeron organicémonos, buscamos un lugar amplio y contamos con unas 30 personas para poder desarrollar la diablada, con todas las medidas de bioseguridad”.

El domingo 3 de enero fue el turno del Colectivo Minga Cultural y el barrio Tunguipamba. Este colectivo trabaja desde el 2014 en varios ejercicios performáticos de la memoria que buscan poner en escena elementos tradicionales de la Diablada Pillareña para resignificarlos en el presente. El cabecilla de Minga Cultural Tunguipamba, Patricio Lara, junto a los gestores de la partida contrataron una banda para que sus bailadores (alrededor de 30 personas) bailen en la casa del cabecilla, respetando los protocolos de bioseguridad; sin embargo, en días previos, se aprobaron nuevas medidas restrictivas a nivel local y nacional que obligaron a cancelar el acuerdo con la banda y reconfigurar su participación. Por la mañana publicaron un video documental sobre su proceso del año 2019-2020 y por la tarde hicieron un baile íntimo entre amigos, con músicos de cuerda: guitarra y violín, organizado por los jóvenes del grupo. Alrededor de 20 disfrazados y 20 acompañantes nos encontramos para interpretar nuestra tradición de forma simbólica, respetando las normas sanitarias. Acá también se repartieron copas personales y se guardó la distancia y el uso de mascarillas.

El lunes 4 y el martes 5 de enero el movimiento fue menor, porque se alistaban los esfuerzos para el 6 de enero, el día en que la fiesta, como cada año, explota. El miércoles 6 de enero hubo al menos 8 concentraciones, partidas o diabladas desarrolladas en diversas localidades rurales de la ciudad, la mayoría de ellas de organización privada y secreta, financiadas por los bailadores, sin tintes turísticos ni comerciales.

Mientras la Diablada Pillareña virtual del municipio se ofreció como un producto cultural virtual y se difundió en medios de comunicación locales y nacionales; las diabladas pillareñas clandestinas fueron el foco de atención de gestores y bailadores que en el último día, tomaron sus implementos de baile y se sumaron al jolgorio. Se activaron recorridos y bailes en las plazas y en las calles de algunos de los lugares más tradicionales de la diablada como Tunguipamba, Guanguibana, Marcos Espinel y La Florida, pero también en barrios rurales no asociados a la Diablada como Chagrapamba, Quillán o San Miguelito; los bailadores buscaron sitios amplios y alejados por el temor a la enfermedad, a la autoridad y a la infracción. Varias de estas diabladas se extendieron hasta altas horas de la noche y congregaron cada vez más bailadores y espectadores dificultando guardar las distancias y las medidas sanitarias, la Policía Nacional intervino con operativos para clausurar las fiestas clandestinas.

Diablos de Píllaro bailando en Tunguipamba (2021). En la imagen se encuentra un grupo de personas danzando con la vestimenta tradicional de la Diablada de Píllaro.
Fotografía: Sebastián Solís
Parejas de Línea bailando la noche del 6 de enero de 2021 en una zona rural. En la imagen se observa un grupo de personas en la celebración nocturna.
Fotografía: Pablo Romero

Fueron varias las organizaciones, las partidas, las bandas y los grupos que bailaron del primero al seis de enero a pesar de la prohibición del COE cantonal, actualizaron así, el sentido de insurgencia, una de las nociones socioculturales más antiguas de la fiesta. Si la Diablada Pillareña en sus orígenes fue un baile que se oponía al poder colonial, a las imposiciones étnicas, culturales y religiosas, y afianzaba un sentido de pertenencia rural, en el 2021 se recuperaron estos sentidos que, con el tiempo fueron omitiéndose, perdiéndose o desvirtuándose.

Milton Pullupaxi, integrante del grupo cultural “Los Piketeros” indica: “como pillareños, nos identificamos con la rebeldía que corre en nuestras venas, muy aparte del covid, cada uno de los muchachos tomó las medidas sanitarias para bailar, meternos en el personaje y olvidarnos de todo lo malo del año”. Néstor Bonilla, gestor cultural con amplia experiencia en la diablada menciona:

“Quienes estaban organizados son jóvenes, prácticamente rompen el orden establecido, se recupera una motivación básica de la fiesta, no podríamos juzgar el nivel de riesgo al que se han expuesto, pero vemos que prevalece la intención de no dejar pasar la fiesta desapercibida, sino realizarla en sus espacios. No justifico el incumplir una norma establecida, pero entiendo que son reacciones que están dentro de la lógica de las comunidades, de la práctica cultural, de la misma  naturaleza de la diablada, de su origen. El contexto mismo de la fiesta trata de romper un orden establecido, aunque sea de manera simbólica, esta vez fue de manera real, no podemos propender que la lógica de la fiesta funciones en torno a una u otra autoridad o normativa. La fiesta va respondiendo a una especie de subversión simbólica ante todo el sistema, ante el COE cantonal; la decisión que optaron las comunidades, para no exponer a su gente, fue hacer la diablada en sus barrios, como se hizo con el Inti Raymi en otras regiones del país”.

Estos grupos de baile también cuestionan al turista, o más bien al comportamiento del turista en la fiesta, demostrando que para una gran cantidad de bailadores, el gusto por el baile es invaluable y está por encima del comercio, la mercantilización o el turismo. Al respecto Néstor menciona:

“Hace un tiempo nos dimos cuenta que uno de los grandes problemas de la diablada, es la forma en que se estaba vendiendo una práctica cultural que era de las comunidades y que ahora se la planteaba como un referente de identidad comercial, para que despierte el apetito de un turismo desechable, que no se articula con lo que hace la comunidad. Un turismo de consumo, que lastimosamente va chocando o va quitando, usurpando espacios físicos y simbólicos a la diablada, provocando un conflicto para quienes bailan, la ciudadanía y las autoridades […] es difícil controlar un segmento tan amplio de personas que visitan el cantón y tienen un apreciación bastante distorsionada de la fiesta”.

Stalin López, líder de “Guanguibana Insurgente”, agrega:

“El señor turista, por la emoción de bailar, se convierte en un caudal que no es bien manejado. Se necesita una guía que enseñe al turista como debe mantenerse, comportarse y compartir durante la fiesta. Cuando el turista se cree el dueño de casa, te empuja, te jalonea, te coge la máscara, te coge los cachos, están pasados de copas. Un bailador no quiere dar espectáculo al turismo, quiere estar en paz con uno mismo y bailar”.

La Diablada Pillareña 2021 en el contexto de la pandemia mundial por COVID-19, fue un desafío que actualizó disputas en torno a los motivos del baile, la insurgencia y el turismo. Frente al temor del contagio, al miedo por propagar la enfermedad en los hogares y ante las posibles infracciones penales, los bailadores eligieron tomar su careta y transfigurarse en personajes de leyenda, demostrando que la fiesta pervive aunque el mundo se caiga a nuestro alrededor. Y que, sobretodo, la fiesta es un gusto personal para cada bailador, porque al bailar se conectan con el ande, con la música, con el disfraz, con su memoria, con su cuerpo y con su experiencia para encarnar una identidad, un lugar en el mundo.

El 2021 también resaltó el trabajo de los bailadores más jóvenes que demostraron que se pueden retomar antiguos procesos organizativos, autogestionados, colaborativos e insurgentes. En efecto, el líder de “Guanguibana Insurgente” comenta:

 “Lo hicimos meramente por bailar, por no quedarse con la pica de bailar un primero de enero, por no quedarse con el mal sabor de boca, pero siempre estaba el miedo de que llegue la autoridad a cumplir su trabajo. Estábamos incumpliendo la ley, porque estaba prohibido. Estábamos haciendo caso omiso a lo que nos decía la autoridad, y ahí prevaleció o salió a flor, el gusto de ser insurgente, una insurgencia con razón, muy pendiente y muy cuidadosa de tener todas las medidas, hicimos todo lo posible a nuestro alcance, el miedo siempre está, más por las personas mayores, hasta ahorita hemos mantenido diálogo con todos los muchachos del grupo y se encuentran muy bien. No solo nosotros hicimos diablos. […] Nos desenvolvimos de la mejor manera, siempre con el gusto de recibir un año nuevo y augurar un mejor 2021 para todos, por esa bailamos, para celebrar el año y augurar un mejor presente.

Stalín Moya, líder del grupo de danza “La Gallada” nos cuenta también:

“Todos los muchachos quedamos contentos, conformes y satisfechos, por primera vez intentamos sacar nuestra propia partida, pudimos disfrutar, teníamos banda propia, teníamos los personajes, bailamos como que estuviéramos en la casa del cabecilla o en la posada, fue totalmente diferente, no tener mucha presencia de turistas, que de pronto por la euforia que tienen se meten a las partidas y quieren ser partícipes y eso incomoda al bailador y al participante. Tuvimos la libertad, nos sentimos contentos de poder disfrutar […] Si, teníamos el temor de que baje alguna autoridad, nos asesoramos y nos dijeron que lo único que pueden hacer es suspender el evento más no detener a las personas ni sancionar económicamente. […] Tenemos un mismo gusto, somos pillareños, y esto es lo que más nos gusta, sea como sea debíamos hacerlo. […] La salud prevalece, lo hemos realizado con las medidas más importantes de bioseguridad, se trató de hacer lo más privado, no queríamos que haya mucha afluencia, pero el sonido del bombo atraía a la gente al calor de la fiesta”.

Diablo de Píllaro llegando a una Diablada clandestina. En la foto se observa un padre de familia llegando a la celebración con los trajes típicos de la diablada.
Fotografía: Darío Guachi.

Propios y extraños llegaron a las diferentes diabladas del 6 de enero, las fotos y videos no tardaron en surgir en las redes sociales y en los medios de comunicación. Aunque entendemos perfectamente las críticas ciudadanas a los bailadores y gestores insurgentes que propiciaron fiestas clandestinas en medio de una pandemia mundial, también entendemos la posición de los actores de la fiesta, respaldamos las manifestaciones culturales que, tomando las medidas sanitarias posibles, buscaron espacios en sectores rurales para bailar, disfrazarse y perpetuar una tradición.

Que la Diablada Pillareña del 2021 nos permita volver los ojos al campo, a la ruralidad, a la economía local y a las gentes de las comunidades, barrios, caseríos y parroquias periféricas de Píllaro que son el sustento alimenticio, económico y cultural del cantón, y que son, unos verdaderos DIABLOS DE PÍLLARO. La Diablada Pillareña 2021 también nos recordó que el turismo y el negocio son secundarios para los bailadores, que sus corazones, su espíritu y  su voluntad no están a la venta, ni se exhiben exóticos en vitrina, nos recordó que el gusto por el baile siempre será invaluable, íntimo, clandestino e insurgente.

Viva la Diablada Pillareña

Viva Píllaro.

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

La Disputa


[1] La banda de pueblo, conformada por uno o dos bombos, un tambor, platillos, 3 o 4 trombones, 3 o 4 trompetas, 3 o 4 saxos (puede incluir clarinetes, güiro, timbales, tubas, entre otros); interpreta San Juanitos, Tonadas y Pasacalles principalmente.

[2] El personaje más popular y el que da nombre a la celebración. Los pillareños y pillareñas elaboran sus propias caretas, pelucas, coronillas, vestidos y boyeros para la ocasión. Su misión es “abrir espacio” para el baile de las “parejas de línea”. Su baile es desgarbado y sucio. Intenta asustar y jugar con los y las observadoras.

[3] Personajes que representan a los “hacendados” o blanco-mestizos de alcurnia, llevan caretas de blanqueamiento (caretas de malla), pañuelos franceses, camisas, vestidos y pantalones adornados con papel brillante, su baile es acompasado y elegante.

[4] Este vocablo empleado en Colombia y Ecuador se refiere a una mujer (en la época de la colonia y en la conformación de la república) que suele acompañar o estar en presencia de los soldados en la campaña o en las marchas militares. En la Diablada Pillareña, representan a mujeres de vida promiscua en el sentido machista y patriarcal de la costumbre. Son vistas como mujeres libertinas, parranderas e infieles

[5] Representa a los barrenderos

[6] Payasos que dan la lección: rima, verso o juego de palabras a los asistentes. La misión de estos últimos 3 personajes es “abrir espacio” para el baile de las “parejas de línea”.

[7] La mayoría (pero no todas) las partidas se concentran en barrios o caseríos que tienen más altura en metros sobre el nivel del mar que la parroquia central, por lo tanto, la gente suele decir: “ya bajan los diablos”.

[8] Persona de carisma, líder de cada una de las partidas.

[9] Los monos son disfrazados de la parroquia de San Andrés en Píllaro. La trajería es un baile tradicional de la parroquia San José de Poaló en Píllaro.

[10] Emilio María Terán es una parroquia rural al sur de Píllaro. La Banda Infantil es un Proyecto particular del músico Leonardo Moreta que, en familia creó un semillero de talentos cuyo objetivo es convertirse en una banda de pueblo tradicional, sin shows ni orquestas, para acompañar la diablada. El Proyecto contempla el reemplazo de los músicos para tener siempre una banda infantil, mientras los mayores conformarán la banda tradicional.

[11] La Banda 8 de septiembre lleva más de 40 años tocando la música de la Diablada Pillareña.

Revivamos la lucha de clases

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Francisco Belalcázar
Francisco Belalcázar

Contexto Ecuatoriano

El primero de mayo es una fecha que va desde el feriado más intrascendente hasta una fecha de reflexión, dependiendo de la riqueza cultural de quien lo recuerda y de su posición de clase.

La banalización de este día en Ecuador se ha institucionalizado desde el gobierno correista, pasando el feriado a viernes o lunes, quitando el carácter contestatario de esta fecha tan importante; precisamente para evitar que la clase trabajadora -por lo menos este día- se politice y tome conciencia de cómo funciona su vida colectiva.

Es valedero recordar que por propios errores del movimiento obrero y la acción del poder se los ha dividido a través de organizaciones paralelas creadas a través de compra de conciencias. En su momento se crearon la CUT o la Red de Maestros organizaciones de posición pequeñoburguesa y de ahí sus contradicciones de clase. Y como olvidar las marchas financiadas con dinero público en tiempos correistas, a pesar de todo esto, la clase obrera ha podido resistir.

En este día, es importante darse el trabajo de reflexionar y principalmente a usted lector, que estas líneas le sirva para poder empezar su proceso emancipatorio, principalmente por los tiempos difíciles que se vienen en el Ecuador y en el mundo para los que no somos dueños del gran capital.

Desafíos de los nuevos trabajadores

La organización de los trabajadores y en general la organización popular de forma errónea se ha atrincherado a disputarle al capitalismo con ciertas reformas dentro del marco institucional de tipo económico reivindicativo. Esta agenda nos ha llevado de forma regresiva a perder derechos en unos casos y a los que son cobijados por el poder a tener prebendas principalmente desde el Estado. De igual forma, los movimientos de jóvenes desde el año 2010 están desarticulados y su población individualizada y atomizada, son víctimas de la pobreza material, de las redes sociales, y el narcotráfico; resignados a una educación meramente instrumental vinculada al desempleo. Ellos constituyen realmente los presentes y futuros trabajadores.

Debido al adoctrinamiento que han sufrido los jóvenes desde las últimas reformas educativas, les han enseñado a obedecer, a deslegitimar la protesta, a valorar positivamente la explotación del trabajo. Para estos jóvenes, ahora la resiliencia es destacada como virtud, justificando la precariedad de su existencia; además, ven al Dataismo como nueva religión, que se muestra como ciencia. Este coctel perfecto para la enajenación juvenil y en general de la sociedad postmoderna.

Acá se hace necesaria la frase: “Cualquier tiempo pasado fue mejor” y es correcto. El progreso tecnológico no necesariamente atrae el progreso social, en estos tiempos vemos avances significativos en la Informática, en las Telecomunicaciones, pero en el momento actual para tener la misma calidad de vida como en los tiempos de nuestros abuelos, ni siquiera se lo puede lograr obteniendo títulos de cuarto nivel, a diferencia que ellos con menor calificación tenían mayor conciencia de ser mercadores,  una vida digna y sus luchas les otorgaron las conquistas que hasta ahora nosotros las disfrutamos. Precisamente por eso es importante la organización sindical, y en general la organización social.

El poder expresado en la clase dominante a través de los mass media, nos muestran a las conquistas obreras de las 8 horas de trabajo o las vacaciones como “efectos del pasado”, como elementos que retardan el progreso. Los voceros de los dueños del país nos invitan a modernizarnos, precarizando aún más nuestras vidas. La idea es generalizar las relaciones postmodernas laborales actuales y eliminar, por ejemplo: el vigente código del trabajo, según la clase dominante ya no está acorde a los tiempos actuales, este argumento burgués es correcto, socialmente el mundo ha retrocedido tendiendo a regresar al siglo XIX donde los trabajadores lo que menos poseían eran derechos, precisamente para aumentar la ganancia del capital.

En principio suena bien, “adaptarse a las nuevas formas del trabajo”, estas formas se manifiestan en los puestos actuales. Los operadores del capital nos encadenan a los horarios sea en oficina o en casa con el teletrabajo. La motivación es más efectiva que el castigo para términos de explotación. Los cuerpos de los trabajadores postmodernos a diferencia de sus antepasados receptan la violencia ya no a través de golpes o insultos despóticos, por el contrario, el ejercicio de la violencia lo hace la hiperactividad a la que los trabajadores están expuestos a través del bombardeo de estímulos multimedia, generados por las maquinas con las que trabajan. El contexto de esta nueva forma laboral necesita de un ambiente positivo donde la explotación ya no está dentro de un grupo de personas con un traje frac -el capitalista de otros tiempos-. Ahora nuestra mente es quien se auto explota, con la obsesión de producir y cada día rendir más. Somos tan libres que podemos trabajar en cualquier parte del mundo solo con un computador e internet, pero ¿nuestras mentes son libres?

Byung Chul Hang nos indica que el bombardeo de información aturde, ahora el panóptico está en cada uno de nosotros, por eso la transparencia no libera, es herramienta de vigilancia, el rendimiento no emancipa, nos encapsula en el trabajo, pero esta capsula es de cristal, todos la pueden observar. Las ordenes están en tickets y nuestro ser se mide en métricas. La esfera que nos puede ofrecer salidas a nuestra explotación es la acción colectiva, pero precisamente el sistema nos enseña a verla como espectáculo y degradarla a memes. En los tiempos de nuestros abuelos, la indignación se transformaba en protesta y en la necesidad de organización para un fin común, así se hicieron las revoluciones del siglo pasado. En estos tiempos al no disputar el cambio de sistema, la protesta se convierte en simulacro y se diluye en la opacidad de los mismos actores.

Esta explotación simbólica se presenta como saturación y fatiga, el sistema nos obliga a disciplinarnos, a vigilarnos, a “gestionarnos”. Vivimos en un círculo de auto explotación con actitud positiva, toda esta violencia la absorbemos en nuestra mente y en nuestros cuerpos. Esto construye una falsa autonomía, donde el individuo está auto disciplinado con las leyes en el puesto de trabajo que ocupa, no necesita un externo que lo reprima. En esta supuesta libertad -más bien hiperactividad-, el individuo teme al olvido y el destierro digital, el rendimiento y la productividad han generado una nueva forma de opresión.

Volver al futuro como necesidad emancipatoria

Es importante recordar cual era la situación de los trabajadores en los inicios del capitalismo industrial, las condiciones miserables en las que los trabajadores vivían, sin seguridad social, trabajando más de 12 horas, trabajo infantil, sueldos precarios. En este contexto, fue necesaria la acción colectiva, en primera instancia reivindicativa y posteriormente revolucionaria, lo que derivó a las actuales condiciones laborales. Antes de la Revolución de Octubre en Rusia, el advenimiento de la URSS -siendo el primer estado obrero de la historia-, los trabajadores haciéndose conductores de su destino, comienzan una serie de cambios estructurales, destacando el cambio más importante: hacerse actores de la construcción de un país basado en la producción, y una serie de conquistas para los trabajadores. En Europa Occidental ante un Estado como era la URSS, la burguesía se ve en la necesidad de dar concesiones a los sindicatos y precisamente ahí se crean los famosos Estados de Bienestar. Hoy esta idea de Estado es la bandera de lucha de muchos izquierdosos desubicados y que ha esto le llaman Socialismo. Bien o mal, este tipo de Estado funcionó hasta el año 75 del siglo XX y después con la era Tacher lo comenzaron a desmantelar hasta estos días.

En la actualidad, el desarrollo de la tecnología -sin cambiar las reglas de juego del capital- ha generado puestos de trabajo precarios, lo podemos ver por ejemplo en los trabajadores de aplicaciones, en los denominados freelancers, o los nuevos llamados contracts, donde las anteriores luchas de los viejos sindicatos han quedado eliminadas, es decir, el capitalismo en su desarrollo tiene como objetivo: la explotación del trabajo. En los años 60, los trabajadores aspiraban a uno o dos trabajos de por vida, ahora los trabajadores aspiran a uno o dos trabajos al mes simultáneos para pagar sus gastos.

Ante esto, Lenin nos recuerda cómo se empieza la lucha por la emancipación y es precisamente la acción política para la disputa de lo político “suena bien”, pero como hacemos con trabajadores con pensamiento desclasado, con elementos culturales precarios distantes de lo ilustrado, trabajadores víctimas de un sin número de estímulos a través de las herramientas informáticas, aislados y atomizados; es una tarea compleja.

Si comparamos al trabajador del siglo XIX o XX con el trabajador actual, su nivel de enajenación era menor, precisamente porque el desarrollo de los medios de información era ínfimo en esos tiempos. La disputa de los afectos, las ideas y pensamientos de los actuales trabajadores en estos tiempos tiene un conjunto de mediaciones controladas por la clase dominante, eso es un problema y esto no tiene nada que ver con una falsa conciencia o el “mal llamado velo”.

Zizek enfoca el problema en como entendemos la ideología cínica en la actualidad, se la entiende como forma de dominación, por ejemplo: “Robo, pero hizo obras “. Para combatir este problema ideológico desde una perspectiva revolucionaria, es necesario hacer una ruptura que suspenda temporalmente al sistema en forma de shock, exponiendo su inconsistencia, es decir crear una lógica donde el cinismo ya no funcione. Precisamente, el objetivo de la ideología del fin de la historia es “no hay alternativa” por eso el cambio está en no ceder al deseo, sino en la organización fuera del sistema social y la búsqueda de una organización diferente que represente los intereses de la clase trabajadora.

Ante viejos males, viejas recetas al comentario lo podrán tachar de retardatario o incluso reaccionario, pero en la crisis actual del capitalismo tendiendo a su desaparición por un nuevo o más bien un viejo modo de producción maquillado de tecnología como lo plantea Varoufakis “Tecnofeudalismo”, deberíamos buscar una “tecno revolución” y por qué no hablar de “tecno socialismo”, es decir, si el sistema en términos de explotación y dominación está regresando a viejas formas, necesariamente la lucha tendrá que ser reeditando las viejas tácticas  obreras y actualizarlas de acuerdo a los tiempos de hoy. La resistencia necesariamente tendrá que optar por herramientas en el mismo contexto, de ahí se hace importante un clásico de la lucha política “¿Qué hacer?” En este caso, el regreso a relaciones feudales que permitan una mayor explotación del trabajo nos da indicadores del fracaso del capitalismo de libre mercado y el fracaso civilizatorio de Occidente, para ejemplificar: los retrocesos que pueden existir en sistemas de organización social es precisamente la de Afganistán de la era soviética de ser  un país en proceso de industrialización, de alta cualificación para sus ciudadanos, mujeres con derechos civiles, en camino a la modernidad, se convirtió en un conjunto de aldeas manejados por los terratenientes reaccionarios talibanes, sumida en producción feudal o esclavista, vinculado al narcotráfico. La resistencia necesariamente debe volver a la vieja escuela.

Desafíos y luchas

La clase obrera y sus aliados en Ecuador deben cambiar estrictamente su rol en el mapa político, de resistir, a proponer y no precisamente en el obrerismo burgués, es decir, el economicismo. La disputa del poder por temas salariales está bien, pero no alcanza, porque el sistema no se ve amenazado, peor amenaza a quienes disfrutan de sus privilegios. Recordemos que, cuando la clase obrera (en otras épocas) ha estado legitimada y contaba con fuerza social, pudo imponer a la patronal las conquistas, porque tenía un programa político de transformación.

Después de casi 20 años, el populismo sigue siendo parte del debate político, es necesario que los obreros y sus aliados como indígenas, campesinos, asalariados de otras clases reflexionen sus errores organizativos y conceptuales respecto a los tiempos que estamos viviendo. Cualquier proceso electoral será vacío en medida que busque prebendas para ciertos dirigentes y busque migajas del poder. Para ciertos sectores haber cogobernado con Rafael Correa, les paso factura en las últimas elecciones, tanto es así, que el candidato de la oligarquía les ganó en los sectores obreros y campesinos, precisamente porque no se sienten representados por el caudillo. Rafael Correa como en el 2006 ha demostrado la capacidad camaleónica para en su cinismo manejar discursos reformistas, y siempre ha tenido de su lado al oportunismo y últimamente hasta al crimen.

Por estos antecedentes, una de las primeras tareas en las distintas organizaciones, partidos con fracciones débiles de pensamiento, tendientes a caer en el discurso populista deben trabajar para expulsar el correísmo y todo vestigio de sus filas, porque como ya hemos visto, a la interna se desgastarán en peleas vacías, acomodo de cargos, compra de conciencias, pesquisas y persecución. El correísmo como representante del lumpen no constituye un aliado para la clase obrera y sus aliados, en el momento que tenga que pactar con el nuevo gobierno lo hará y por eso hay que tener la suficiente organización para enfrentar el embate de la burguesía.

El voto nulo es resistencia y lucha- Carta al Consejo Nacional y a la militancia del Partido Socialista Ecuatoriano

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Gabriela Celorio

Quito, 08 de abril del 2025

Compañeros Consejo Nacional del Partido Socialista Ecuatoriano

Compañeros Militantes Partido Socialista Ecuatoriano

Saludos cordiales,

Dados los acontecimientos electorales presentes, considero pertinente hacer pública ante ustedes esta carta formal sobre mi pensar y sentir acerca de la decisión del Consejo Nacional del partido, en el llamado “Apoyo crítico a la Revolución Ciudadana liderando la candidatura presidencial Luisa González”.

De igual manera, esta carta va dirigida a todas las personas que conocen mi trayectoria política (familiares, amigos, compañeros de varias organizaciones, conocidos, entre otros y otras) que votaron por el Partido Socialista Ecuatoriano en la primera vuelta electoral; en virtud del respeto y consideración que les deparo.

A partir de una lectura responsable de la segunda vuelta electoral, me he tomado el tiempo para hacer un análisis de coyuntura respecto a la problemática actual; de la que se desprende mi posición frente a la decisión del Consejo Nacional del PSE.

Antecedentes

Provengo, desde mi temprana juventud, de la lucha más que nada social en el movimiento estudiantil y en el sector profesional del ámbito privado. Dentro de un marco de pensamiento basado en los principios de la lucha de clases, anticapitalismo, feminismo de clase; que cree en el camino socialista revolucionario como la vía para la emancipación y autonomía de los sectores subalternos, a partir de la construcción de herramientas para la transformación del Estado y la sociedad, con amplia participación democrática de base, en un país plurinacional y unitario; he promulgado, así, el respeto a las minorías cuando fui estudiante en la universalidad pública. Rechacé, siempre, la lectura identitaria liberal como expresión política.

Bajo este antecedente y desde el ejercicio comparativo entre mi línea ideológica y la base del pensamiento que promulga el PSE en su estatuto actual, tomé la decisión de adherirme al partido. Referentes revolucionarios como Laura Almeida, Telmo Hidalgo y Manuel Agustín Aguirre, me motivaron a participar de un proceso de militancia para con el ánimo de disputar las estructuras del Estado burgués, mediante la vinculación con las organizaciones sociales y el pensamiento político revolucionario que han generado varios de los militantes a lo largo de su historia.

Creo en un concepto de partido diferente

Prácticamente, en el Ecuador son contados los partidos de carácter revolucionario que observan el planteamiento de Lenin; es decir, que cuenten en sus filas con profesionales a quienes les es propio un alto nivel de conocimiento en la teoría marxista; poseedores de una disciplina comprometida —en ciertos casos clandestinos—; con una digna capacidad de liderazgo para dirigir; atravesados por una estructura jerárquica rígida. Por el contrario, tenemos, en el mejor de los casos, partidos reformistas que no buscan construir un nuevo estado socialista; más bien, son asideros políticos de tipo burgués, de izquierdas que disputan al capitalismo reformas económicas puntuales. Partidos de espectro tan amplio,  que caen en una débil formación política; promulgan, como teoría,  el espontaneísmo.

Lamentablemente, esta ausencia de formación política, y de valores y principios, ha desembocado en la existencia de partidos que no van más allá de constituir organizaciones de papel; que se mueven cada dos años con ocasión de las elecciones seccionales y presidenciales. En la actualidad, sucede lo propio con el PSE: muchos adherentes aparecen solo cuando es época de elecciones.

Desafortunadamente resulta la circunstancia de mirar que, después de toda la historia que lleva detrás el Partido Socialista Ecuatoriano, se haya convertido en un partido meramente electorero (parte de la estrategia para disputar el poder); con lo cual, abandona el énfasis en la vinculación con las organizaciones sociales, la lucha contestataria, la construcción de un pensamiento de valores en sus filas y la formación política. Por supuesto, existen compañeros y compañeras dentro del partido que no han claudicado, que todos los días se preparan y trabajan en cada uno de sus espacios para edificar una realidad diferente; por ellos y ellas, también, hago pública esta carta con mi posición sobre la actual situación del partido frente a las elecciones; por el respeto que les profeso.

Desde este antecedente, me he permitido ser disciplinada y orgánica, pero siempre crítica, esta vez no puedo serlo y apoyar la decisión que ha tomado el Consejo Nacional del partido con respecto a la segunda vuelta, la organicidad viciada a los intereses personales de sus dirigentes lejana al estatuto doctrinario del partido, esto  no puede estar por encima de mis principios, mi pensamiento y mis valores, MI VOTO SERÁ NULO Y LO HAGO PÚBLICO EN TODAS LAS INSTANCIAS.

A continuación, ofrezco un análisis sobre los argumentos respecto al VOTO NULO

El Problema Oligárquico y por qué no apoyar a Daniel Noboa

En la formación social ecuatoriana, la familia Noboa ha sido parte determinante de cómo se realiza el proceso de explotación capitalista y de la dominación política. En términos económicos, mantienen el monopolio de varios sectores de la economía, principalmente los de primera necesidad como: exportación de banano, la producción de aceites, la harina, la avena, azúcar, papel, jabones, electrodomésticos, navieras, papel y cartón entre otros menores como bancos, aseguradoras, agroindustrias del pescado y camarón. Como cuota de mercado en la exportación de banano tienen cerca del 25 % con un patrimonio de cerca de los 2000 millones de dólares.

Actualmente, la familia Noboa tiene deudas pendientes con el Estado que ascienden a 90 millones de dólares (dato reportado por el SRI). Este grupo económico tiene un legado histórico de atropello de los derechos de los trabajadores bananeros; su política patronal ha consistido en perseguir a sindicatos y dirigentes, en el pago de salarios por debajo del mínimo establecido por la ley, el irrespeto a la legislación laboral, y en convenios con la OIT; prácticas que, en su momento, fueron categorizadas como “LUMPENBURGUESÍA”.

El análisis de la evolución de esta familia, con relación al Estado ecuatoriano y el poder político desde sus inicios, denota que la riqueza de los Noboa fue bastante cuestionada. Recordemos la trágica muerte de Folke Anderson y cómo su imperio bananero de los años 50-60 (del siglo pasado) pasó a manos de Luis Noboa Naranjo; entonces, el Partido Social Cristiano fungió cual garante de los negocios del emporio Noboa, a través de la representación política de  figuras como Camilo Ponce Enríquez y, posteriormente, León Febres Cordero. De similar forma, pese a esa representación directa de la oligarquía guayaquileña por parte del PSC, Noboa Naranjo compraba (con dinero, prebendas o cargos en los distintos gobiernos) al resto de partidos de la papeleta electoral.

A la muerte del abuelo de los Noboa, toma el mando su hijo Álvaro; y la pugna por la herencia entre hermanos —involucrados en una serie de escándalos— constituye la primera gran ruptura interna de la oligarquía. La disputa entre Febres Cordero y el mayor de los Noboa; de aquí deriva la necesidad de romper con los intermediaros políticos como el PSC y el PRE. Así, pasan a crear su propia organización, el PRIAN, con Anabella Azín a la cabeza, quien comienza su trabajo social de beneficencia, desde mediados de los 90 hasta la fecha. La familia Noboa ha construido capital político en los barrios subproletarios del país, a lo largo de casi 30 años; tres décadas de proselitismo político con beneficencia, cuyo gran apalancado es el actual presidente de la República del Ecuador, Daniel Noboa Azín. 

El PSC, como representante de la oligarquía, ha ido perdiendo espacio sobre la marcha del tiempo; en primer término dado que dejó de ser el intermediario directo de esta oligarquía. En segundo término fue el PRE y en la década correísta, Alianza País fue su representante político en la asamblea y el gobierno; con lo cual garantizó sus prebendas y el incremento de la acumulación de sus ganancias.

Daniel Noboa Azín, a diferencia de su padre, llega a la política con ese capital y con un perfil bajo. Primeramente, en la Asamblea Nacional se posiciona a favor del correísmo como asambleísta independiente. Luego, adquiere —de forma dudosa— el partido con el casillero 7 ADN, con el que participa en las elecciones del 2023; corolario, fue elegido presidente.

El actual gobierno, en corta duración, ha promocionado ciertas reformas en el sector de la educación, ha mantenido una posición antiobrera; desde el impulso fallido en la reforma al Código Laboral. Adicionalmente, se ha visto involucrado en escándalos de corrupción como el caso Olón, Barcazas, Desayuno Escolar; y, el último, el del campo Sacha; todo ello dentro de un país atestado por el crimen organizado.

Su política de Plan Fénix —más allá de los recursos recaudados por el incremento del IVA— no ha sido eficiente a la hora de reducir significativamente el efecto del “hampa”; por el contrario, se ha visto involucrado en inobservancia a los derechos humanos, como el asesinato de cuatro niños, en la población de Durán, provincia del Guayas.

El irrespeto a la normativa por parte de Daniel Noboa le ha generado críticas por parte de la prensa; a pesar de ello, en este corto tiempo, no se han visto grandes movilizaciones en contra de su gobierno. Ello se debe al desgaste y división del sector popular, a sus propias contradicciones y al surgimiento de la quinta columna correísta.

En el campo de la lucha de clases, no ha tenido, todavía, mayores enfrentamientos con sectores obreros; en medida que ha realizado ciertas concesiones en el pago de deudas a docentes, al IESS; y en el momento de confrontarse con el movimiento indígena por la construcción de la cárcel en Archidona. En este último caso, a pesar de que hubo intervención militar, terminó cediendo a las demandas; sin mayores conatos de incidentes.

Este periodo corto nos evidencia la prepotencia del gobierno de Daniel Noboa en términos de irrespeto a la ley. La reflexión sobre su fuerza en el campo de la lucha de clases, nos habla de que la correlación de fuerzas es débil; su base social es clientelar, poco militante y mínimamente orgánica. En consecuencia, ha decidido no confrontar de forma directa con los adversarios políticos. Ello no significa que en un probable gobierno de cuatro años se prive de exhibir una posición mucho más autoritaria y violenta respecto a la disidencia. Pero, «En 2 años lo sacamos», reza el argot popular. 

El populismo, el conservadurismo y la corrupción, por qué no apoyar al correísmo

Rafel Correa y el Capitalismo realmente existente

En 2005, gracias a una crisis política en la que la oligarquía costeña no podía ejercer la hegemonía a través de partidos como el Social Cristiano, se generó un vacío de poder.  Las clases que no habían participado de la gestión del Estado, reclamaban su espacio,  sobre todo en la ciudad de Quito: intelectuales, la pequeña burguesía profesional y estudiantes universitarios; ellos organizaron la llamada “Rebelión de los forajidos”; sin liderazgos definidos, pero con personajes herederos de la vieja Democracia Cristiana, como Rafael Correa Delgado y María Paula Romo; que surgen a la sombra de Oswaldo Hurtado y Gustavo Noboa. Así, se vuelven figuras públicas visibles en el gobierno transitorio de Alfredo Palacio.

En esta segunda etapa empieza a verse el rostro conservador del gobierno de Alianza País: se intensifica la política extractiva y se inaugura la minería a gran escala. Sucede una reforma política, a través de la Consulta Popular, que persigue concentrar el poder; a través del control de la justicia. Mediante la política educativa, en cambio, se emplaza la exclusión de los sectores populares de la universidad pública y la creación del Bachillerato Unificado.

La lucha de clases y la Revolución Ciudadana

  1. La década saqueada

La izquierda, si tiene el membrete de “revolucionaria”, siempre se ha encargado de ser íntegra, y de defender los recursos nacionales desde una visión patriótica. En su momento, el PSE denunció el saqueo de fondos en el Feriado Bancario. Entonces, ¿cómo es posible que hoy se opte por defender al gobierno más corrupto de la historia nacional? Sabemos que el correísmo se ha caracterizado por los casos de corrupción en todas las instancias del Estado. Entre las corruptelas más emblemáticas del correísmo es posible mencionar las siguientes: Caso Sobornos, Caso Odebrecht, Caso Duzak, Caso Petroecuador, inexistente Refinería del Pacífico, Caso Metástasis. De ellas se desprenden sentenciados como Rafael Correa —asilado en Bélgica y judicializado por cohecho—; Jorge Glas, privado de libertad, con dos sentencias en firme y dos investigaciones abiertas por malversación de fondos e intimidación. Y una gran cantidad de exministros, funcionarios públicos y empresarios.

Compañeros, tenemos la memoria frágil, recordemos, además, al ministro Raúl Carrión; el “come cheques”; al ministro de energía Alecksey Mosquera y su famoso “acuerdo entre privados”; y, los recientes 80 millones de dólares en las Escuelas del Milenio, del exministro Fander Falconí.

El país tiene una gran deuda con la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), con Julio César Trujillo, y con el activista Fernando Villavicencio. La única obra buena del expresidente Lénin Moreno estriba en haber develado la podredumbre correspondiente a 10 años de saqueo mafioso del Estado ecuatoriano. No podemos olvidar la persecución de a los miembros de la CNA, como la Isabel Robalino Bolle —que en paz descanse—; ejemplo de valentía para las nuevas generaciones.

Proyectemos la memoria hacia el sentenciado Carlos Pólit, privado de libertad en los Estados Unidos; acá, mal llamado «perseguido político». Volvamos la mirada hacia la actual candidata a presidenta Luisa González, glosada por llevar maletas —con mercancías aún desconocidas hasta paraísos fiscales— con alrededor de 800 mil USD en el avión presidencial. Así como también a uno de sus diputados, Ronny Alega, vinculado al crimen organizado.

Por favor, compañeros, ninguno de los escritos marxistas y revolucionarios estipula algo como: «apoye a las alturas de la delincuencia». ¡Qué nos pasó! ¿Ahora nos convertimos en cómplices de los delincuentes y vamos en contra de todo lo que, supuestamente,  defendemos desde nuestro ideario?    

2. Posición conservadora sobre los derechos de las mujeres y sobre la decisión sobre nuestro cuerpo

Rafael Correa, cuando se dirigía a nosotras, desbordaba su misoginia sobre a las mujeres que lo cuestionaban: «Majadera», «Gordita horrorosa», «Muchachitas malcriadas»; vociferaba.

En el año 2013, la presidenta y las dos vicepresidentas de la Asamblea Nacional eran mujeres militantes de la Alianza País; ellas tuvieron la oportunidad de aprobar la despenalización del aborto. Ellas —y la banca correísta en pleno— votaron en contra, por órdenes de Rafael Correa.

Este caudillo populista verdeflex amenazaba a las militantes de su partido con la siguiente frase: «Que hagan lo que quieran, yo jamás aprobaré la despenalización del aborto». Las “sumisas”: Paola Pabón, Marcela Aguiñaga y Gabriela Rivadeneira votaron de acuerdo a la llamada “falsa organicidad partidista”; más que una decisión democrática coordinada al interior del partido, fue obediencia y lealtad a su líder misógino y conservador.

En el año 2015, se aprobó el Plan Familia bajo un decreto presidencial en el gobierno correísta. Este fortalecía la idea de la abstinencia como una forma de erradicar el embarazo y la familia como el núcleo de educación sexual. El proyecto fue liderado por Mónica Fernández, autoidentificada como Provida y cercana a la línea más conservadora de la iglesia católica; el Opus Dei.

En la actualidad, Luisa González (exsocialcristiana) candidata a la presidencia de la república por el correísmo, se manifiesta como Provida. Cuando fue asambleísta, votó en contra de la despenalización del aborto por violación cuando, desde el argumento a seguir: «se intentaba legalizar el homicidio de bebés».

Sin embargo, compañeros, hoy son capaces de dar el apoyo a esta candidata conservadora; quien, lejos de luchar por nuestros derechos, es contraria a la línea partidaria feminista y ha votado en contra de nuestros derechos ¡Es una vergüenza!

3. Estructuras reproductivas de clase social- Sistema de Ingreso a las Universidades Públicas

Empecé mi camino político en el movimiento estudiantil universitario, desde ese lugar lo he venido estudiando. He resaltado en ese aprendizaje los legados de la Reforma de Córdoba. He Estado presente en otras tantas luchas, por buscar mejores días para los sectores populares.

Durante la Segunda Reforma, el hito más importante en la Educación Superior en el Ecuador, estuvo constituido por el libre ingreso a la universidad (desde la memoria de los muertos en las luchas del 29 de mayo de 1969, cuando se construye el pensamiento del modelo de universidad popular), vinculado a las necesidades de los pueblos con una visión latinoamericana. En abismal contraste, en el año 2010, en el ideario nacional se posiciona el ala más conservadora y reaccionaria del pensamiento ecuatoriano universitario, encabezado por Rafael Correa que, contrario a la visión de avanzada —que, en su momento, dejó como legado Manuel Agustín Aguirre— propone a calco y copia el modelo elitista norteamericano de universidad. Los conservadores, basados en el derecho natural,  adujeron (y todavía lo hacen) que los “más capaces” son quienes merecen ingresar a la universidad y que el examen es necesario para “evaluar esas capacidades”; discurso que conforma la bandera de la Revolución Ciudadana.

Después de varias investigaciones, sabemos que lejos de dar el acceso a las universidades a los sectores más vulnerables de nuestro país, el correísmo creó un sistema universitario elitista que, a partir del discurso de meritocracia, dejó fuera de las aulas a los jóvenes pauperizados. Reprodujeron el sistema de desigualdad y dejaron la situación de miseria a nuestros jóvenes.

Adicionalmente, podemos hablar del cogobierno, de la autonomía universitaria, de la libertad de cátedra; luchas  que el movimiento estudiantil ecuatoriano ha ganado con derramamiento de sangre y que el correísmo —con la aprobación de la LOES— las eliminó en el año 2010.

Compañeros, no desviemos la mirada sobre el hecho de que ahora los jóvenes de los sectores más pobres de nuestro país son caldo de cultivo de las mafias. Esto es también consecuencia de estas políticas públicas burguesas, en la educación, que dejó enquistadas el correísmo.

En coherencia con la lucha que hice como dirigente estudiantil por años, como investigadora y activista; jamás podré apoyar al correísmo. Volver a ganar esas luchas contará años…

4. Cierre de las Escuelas Interculturales Bilingües y descalificación de las luchas del movimiento indígena

Una de las luchas del movimiento indígena (aliado del movimiento obrero) han sido las Escuelas Interculturales Bilingües donde los niños aprenden su idioma originario. Desafortunadamente, desde los años 2013 y 2015 se cerraron alrededor de 6 mil escuelas rurales, entre ellas, muchas interculturales. Como consecuencia de este panorama, un sinnúmero de niños de las comunidades indígenas quedaron fuera de las aulas; porque las Unidades del Milenio (la mayoría de ellas hoy inexistentes, destruidas y plagadas de sobreprecios) se ubicaron muy lejos de sus hogares. A ello se suma la eliminación de la enseñanza en lenguas originarias.

La descalificación hacia el movimiento indígena por parte del correísmo desde su discurso racista y la criminalización a sus dirigentes, se evidenció en todo su gobierno. Uno de los puntos inflexibles fue la defensa de los territorios ancestrales, recursos hídricos y fuentes de agua: la CONAIE organizó una marcha que atravesó todo el territorio nacional y llegó a Quito, donde sus integrantes fueron reprimidos y encarcelados. En diciembre 2014, a través del MIES, Correa notificó a la CONAIE la terminación unilateral del comodato sobre el edificio que venía ocupando desde hace 30 años. Fue una lucha de casi dos años para que la sede no fuera desalojada.

Muchos estuvimos en esas luchas, sin embargo, parece que algunos sufren de amnesia política, ¿o es, acaso, oportunismo, traición o venta de sus ideales? Quien habla lo tiene presente. Es una pena que ahora el presidente de la CONAIE, Leonidas Iza, venda al movimiento indígena; luego de la represión y el racismo del que fueron víctimas sus compañeros, en el gobierno de Rafael Correa.

5. Intereses de clase social, el correísmo un gobierno contrario al movimiento de los trabajadores y la difícil situación del IESS

Desde la creación de la Caja del Seguro, como una conquista de los trabajadores; siempre fue utilizada como caja chica de los gobiernos de turno. El correísmo recibió en 2007 un déficit actuarial de 4 mil millones de dólares. En 2017, al final del periodo el déficit era de 16 mil  millones. Esta circunstancia se dio fue gracias a que se quitó la obligación de que el Estado aporte el 40% del presupuesto del IESS, cada año. Adicionalmente, el incremento de atenciones de salud a los familiares de los afiliados, sin un estudio actuarial; esto llevó a que la institución en ciernes esté al borde de la quiebra.

Inicialmente, la relación del sector obrero con el correísmo fue aceptable. A pesar que la intermediación laboral no terminó, al menos el decreto y el discurso contribuyó a que algunos compañeros mejoren sus condiciones laborales de manera particular. Sin embargo,  a partir del 2008, comenzó a mostrar su verdadero rostro: primero con la limitación del derecho a la huelga en la Constitución y después con los desacuerdos con la Ley Laboral del 2010; que reportaron fuertes protestas en contra del régimen.

En favor de la demagogia, el clientelismo y saqueo de fondos públicos; a pretexto de “reducir el gasto público”, se emitió el Decreto No. 813, en el año 2010, que perseguía: limitación a la contratación pública, prohibición de dobles remuneraciones, regulaciones estrictas respecto a horas extras, restricciones a la contratación colectiva. Las manifestaciones en contra de estas políticas se contestaron con autoritarismo y represión.

En el 2012, Petroecuador fue administrada por la Armada del Ecuador a partir de actos viciados de corrupción y despido de varios trabajadores.

6. Criminalización a la protesta social, persecución a los movimientos sociales y organizaciones paralelas

El correísmo, mucho más allá de su retórica burguesa de izquierda ambigua, ha estado lejos de los ideales democráticos. Ha demostrado su rostro represivo y autoritario.

Recordemos que la ideología se refleja en las prácticas cotidianas: la sabatina fue una plataforma utilizada para descargar violencia verbal en contra de los disidentes. En muchos casos, los detractores señalaban errores, casos de corrupción y crímenes o incluso burlas; todo ello fue motivo de persecución y encarcelamiento; y, no es menor la lista considerable de desaparecidos que se le adjudica a ese régimen. Su práctica política como régimen populista fue cercana a las dictaduras, más que a la democracia. De lo que no cabe duda es que, como Pueblo Nuevo canta las canciones revolucionarias; nos callamos.  

La criminalización de la protesta social en este periodo se orquestó por medio de la represión aplicada por las fuerzas del orden en las calles; también fue la hegemonía del discurso: fuimos llamados «terroristas», «tirapiedras», «vagos», «atrasapueblos» y totalmente deslegitimados como luchadores y luchadoras sociales. Nos desmovilizaron mediante la creación de organizaciones gremiales y sindicales paralelas en aras de  deslegitimar la lucha histórica del movimiento social.

Enlisto a continuación varios casos sobre lo mencionado. Según la INREDH hubo, al menos, 268 casos de criminalización de la protesta social; cito unos pocos que derivaron en organizaciones jurídicas paralelas. 

Enlistaré varios casos de criminalización, según la INREDH al menos hubieron268 casos de criminalización y las organizaciones paralelas creadas:

  • Caso Protesta estudiantes del Central Técnico
  • Caso de José Acacho
  • Caso de los 26 de Saraguro
  • Muerte de Bosco Wisuma, en 2009, durante un levantamiento indígena en defensa del agua.
  • Caso Dayuma
  • Caso de los 10 de Luluncoto
  • Caso Intag
  • Caso Los 11 de Riobamba
  • Deportación de Manuela Piq
  • Represión entrega de firmas en contra de la explotación Yasuní ITT
  • Detenidos marcha por la Ley de Aguas 2015
  • Caso 11 del Arbolito
  • Caso del Fondo de Cesantía del Magisterio Ecuatoriano FCME
  • Eliminación de la personería jurídica de la UNE
  • El CUT como organización paralela al FUT
  • Red de Maestros como organización paralela a la UNE
  • La división de la FEUE

No olvidemos a los desaparecidos en esa época, el valeroso trabajo de Alexandra Córdoba y la búsqueda de su hijo David Romo; un caso de desaparición forzosa. La lista de casos de criminalización, persecución y desaparición es extensa. 

El Consejo Nacional del PSE, desde la ignorancia supina, el oportunismo y el miedo ha decidido apoyar al correísmo. La memoria histórica es imprescindible para no repetir los mismos errores; y,  sobre todo, para honrar a los que nos precedieron en la lucha por la resistencia. ¡Su respaldo es vergonzoso!

7. Economía y Extractivismo

Uno de los engaños del correísmo fue su discurso de “Cambio de la matriz productiva” y la sustitución de las importaciones. Para ello, pretendían construir la Refinería del Pacifico en Manabí; anteproyecto atiborrado de sobreprecio. De igual manera, otros proyectos retóricos como el Yachay Tech, obra inconclusa en la que se emplazó la corrupción financiera. El exorbitante gasto debido al latrocinio y la sociedad de consumo creada a través del clientelismo político y derroche de recursos a finales de la bonanza petrolera; más que dejarnos una diversificación e industrialización de las exportaciones, nos heredó un país reprimarizado en su economía; es decir, el componente industrial en el PIB no cambió significativamente; por el contrario, muchas empresas quebraron. Lo que sí se extendió de manera intensa, fue la minería.

El país, para cumplir sus compromisos de deuda internos y externos, necesita que ingresen dólares a las arcas del Estado. Esto definió el cambio de paradigma del gobierno correísta el que optó por el modelo extractivista. Prístino es el recuerdo acerca de las palabras de  Rafael Correa: «No podemos ser mendigos sentados en un saco de oro». Este argumento dio inicio a la explotación de petróleo en el Yasuní ITT, así como la minería en la Cordillera del Cóndor.

Es importante resaltar que, al final del periodo correísta, el sector manufacturero registró el 12% del PIB. Después del primer boom petrolero, el componente en el PIB, a 1980, fue del 18.5%; lo que reporta un retroceso frente al promedio de América Latina (14,7%). Adicionalmente, en este mandato el PIB industrial se incrementó en el 34% frente al periodo anterior; debido ello a la creación de empresas nuevas de cantidad ínfima, que reportaron un incremento en la producción de las existentes; pero que se tradujo inferior al crecimiento de la cifra global del PIB (38%).

El modelo económico correísta no pudo cambiar de una producción primario-exportadora a uno donde primase la industria, como base de la diversificación de las exportaciones. Peor aun, no logró cambiar la propiedad de los medios de producción: los “dueños del país” siguen siendo los mismos. Como consecuencia, en ese gobierno cerraron (o quebraron) compañías como Tame, Fabrec, Enfarma; esta última se trató de un caso especial debido al negociado en el que se vieron involucrados familiares del expresidente Rafael Correa.

Tal como lo demuestran los datos verificables, al inicio del mandato de la Alianza País la deuda era equivalente al 24% del PIB; al final de su gobierno subió al 45%. Pasó de 10500 a 45000 millones de dólares. En este periodo se manejaron alrededor de 280000 millones USD, por ineptitud y corrupción cerca de 4000 millones USD. La Comisión Nacional Anticorrupción afirma que fueron cerca de 70000 millones USD.

9. Censura de la libertad de expresión

En el gobierno de Rafael Correa, los medios de comunicación y periodistas opositores al régimen fueron víctimas de censuras de todo tipo: desde ver al expresidente rompiendo periódicos, periodistas enjuiciados y una Ley de Comunicación “Mordaza”.

Entre muchos, estos fueron los más conocidos:

·        Juicio a Juan Carlos Calderón y Christian Zurita por su libro El Gran Hermano.

·        Juicio al diario El Universo y al articulista Emilio Palacio por el caso 30S.

·        El periodista asesinado y excandidato a la presidencia Fernando Villavicencio, Carlos Figueroa y Klever Jiménez fueron condenados a 18 meses de prisión y al pago de una indemnización por un monto de 47 mil dólares; por el delito de difamación en el caso 30S.

·        Caso de la caricatura de Bonil y Diario El Universo.

·        La Ley de Comunicación “Mordaza” entró en vigor en junio de 2013, la Asamblea Nacional introdujo en el texto los artículos más polémicos, como el linchamiento mediático y la comunicación como un servicio público. Esta fue considerada como una de las leyes más restrictivas en libertad de expresión y de prensa. No hay un solo organismo internacional del ramo que no haya criticado la normativa.

·        Cierre del diario Hoy en el 2014.

Sin negar que los grandes medios de comunicación tienen una gran responsabilidad sobre su discurso burgués y su conflicto de intereses en la línea editorial, alguien que cree fielmente en la libertad de expresión, no puede ser parte del apoyo a un grupo político que tanto daño le hizo al periodismo.

10. Persecución a la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB)

Estudié en la UASB. Mi paso por este espacio fue altamente grato. Esta universidad que —con errores y aciertos— ha acogido a investigadores, activistas, movimientos sociales, y ha fraguado debates y conocimiento; constituye un bastión del pensamiento académico regional.

El correísmo, en el año 2016, a través del Parlamento Andino (con Patricio Zambrano, exmilitante del PSE y funcionario en varios cargos, a la cabeza) impidió que César Montaño Galarza —elegido democrática y unánimemente por la comunidad universitaria— tomase  posesión como rector. Ello con el propósito cooptar la UASB cual bastión de la Alianza País. Un total irrespeto la autonomía universitaria.

Conclusiones

Estoy convencida de que los procesos electorales en general —bajo ciertas condiciones—  pueden ser herramientas de disputa del estado burgués; siempre y cuando exista un programa claro de transformación social. Con desazón veo que la actual directiva del PSE considera dichas herramientas como un fin en sí mismo.

Llegué en tiempos turbulentos al partido. La dinámica electoral me permitió conocer el altruismo, el compañerismo de unos; y, por supuesto, la miseria humana, la disputa por cargos de unos y de reflectores de farándula de otros. Ello me sorprendió demasiado, por el contrario, más allá de las contradicciones inherentes al movimiento social, el trabajo de base ayuda a luchar por fines colectivos; algo con lo que me siento plenamente identificada.

Con este antecedente, me comprometí a colaborar en el partido desde el trabajo de base y fui parte del equipo operativo en la campaña electoral para las elecciones 2025, de la primera vuelta. Mi intención estuvo centrada en que nuestra compañera, Elsa Guerra  (militante del PSE), fuese parte de la Asamblea Nacional. El objetivo de ese cometido, como recordarán, fue plantear transformaciones a la estructura social en general; y, en particular,  la reforma educativa básica y en la Educación Superior. La espontaneidad y ligereza con la que se vive la política en el partido, me da luces para entender cómo se despliega políticamente la sociedad ecuatoriana. Con todo esto, no persigo formular juicios morales contra individuos. Dejo sentado mediante esta carta que mi crítica es política, formulada sobre la base del análisis antes expuesto. Aproximo mis conclusiones:

Ontología de la revolución ciudadana

La práctica política devela la ideología de una organización. Durante los 10 años del correísmo —más allá de los simbolismos artísticos propios de la trova cubana y de su retórica de una supuesta izquierda—, se reprimarizó la economía; lo que facturó un alto endeudamiento a través de la bonanza petrolera. En el aspecto político, ese partido llevó la democracia a sus límites desde una estrategia populista. Como consecuencias de ellos podemos citar: represión a la disidencia; la corrupción más grande en la historia del país;   inserción del crimen organizado en el Estado mediante la entrega de un estatus político en el año 2016. En lo ideológico, las élites enquistaron su propio modelo educativo básico, medio y superior. En lo que respecta a derechos sexuales y reproductivos, la agenda conservadora antiderechos estuvo siempre presente; los grupos que la articularon, forman ahora parte de la barra brava de Luisa González. La familia Noboa, frente a todo lo expresado con anterioridad —en términos generales— representa similares circunstancias.  La diferencia entre unos y otros radica en que los Noboa no necesitan asumirse dentro de la ideología de izquierda para hacer política.

En conclusión, el correísmo es un movimiento conservador, católico que se vale de una estrategia populista para caminar en la esfera pública. 

El caballo de Troya

Llegué al partido en tiempos difíciles como los electorales. Se había decidido cuál sería el binomio presidencial. En primera instancia me sorprendió ver a los personajes seleccionados desde la carencia organizacional de estudios de opinión que avalen su selección, en contraposición a la idea de optar por perfiles propios del partido.

Luego de una revisión exhaustiva de sus perfiles, encontré a Verónica Silva, quien fue anteriormente candidata a la Asamblea por Avanza; partido fundado por Ramiro González,    prófugo de la justicia por corrupción en el IESS, y quien auspició a Isidro Romero como candidato a presidente. Romero que —como es de dominio público—, fue esposo de Isabel Noboa Pontón (hermana de Álvaro Noboa y tía del actual presidente de la República). Ergo, su doble discurso no se sostiene por lado alguno: ¿en el pasado, la rancia oligarquía tenía valor cuando eran mis compañeros militantes? Uno es libre de tener cualquier ideología,  ello es respetable; empero, no creo correcto que en cada elección ir de una camiseta a otra; mediante el pacto con el mejor postor: de Avanza al PSE y ahora a RC5. Me pregunto, entonces, ¿mañana, qué partido será? Es por ello importante tener convicciones y principios.

De Pedro Granja me agradó su trabajo con los sectores populares; sin embargo, su ambigüedad ideológica se me antojó cuestionable. Se autodefinía como “anarcoliberal”, pero, como hemos dicho, la ideología se desarrolla en la práctica.

Después de la última decisión de la actual directiva, camuflada en la resolución del Consejo Nacional, entendí que la quinta columna no tenía relación con los personajes mencionados en estas líneas. Cuando Iza y su ala del movimiento indígena —claramente simpatizante del correísmo, desde el Paro Nacional del 2019— invitaron a los supuestos partidos de izquierda al mal llamado «Gran acuerdo». Fue ese el primer paso para vender el movimiento popular (con agenda oculta)  al operador político de los GDO (RC5).

Los actuales e ingenuos (o ultra oportunistas) dirigentes del partido nunca se dieron cuenta de que el pacto entre la RC5 y ADN que fuera del tema electorero venía desde la anterior asamblea. Recordemos cuando Daniel Noboa costeó los viajes a Rusia a los asambleístas de la bancada correísta, cómo votaba en la anterior asamblea con ellos, cuando Isabel Noboa hacía negocios con el Estado en el gobierno de Correa. Apenas gane uno u otro,  empezará el saqueo al país. Lo que está en disputa, es quién se llevará más. No obstante,  dirigencia del PSE funge cual aspiradora del correísmo, a ver cuántas migajas recoge.

Solicité públicamente reuniones de debate con el ánimo de analizar ¿cuál sería la posición frente a la segunda vuelta electoral? A pesar de que existe un órgano parlamentario de debate, como el Consejo Nacional; una decisión de tal trascendencia debió tener un mínimo de argumentos capaces de sostener la postura del partido ante nuestros electores; hablo por la  trayectoria que he vivido dentro del movimiento ha sido siempre transparente. No obtuve  respuesta alguna. La decisión estaba tomada.

Tenía otras expectativas con respecto a la actual directiva, principalmente en los compañeros:  Gustavo Vallejo (presidente) y Luis Chávez (secretario ejecutivo). Entregar el partido al correísmo sin que exista un documento oficial que haga un mínimo análisis del porqué apoyar a Luisa González, consiste una irresponsabilidad muy grande.

Me permito interpretar varias conversaciones con ellos acerca de los motivos del supuesto apoyo, y no observo ningún argumento de peso. Más bien, esgrimen un supuesto miedo al grupo Noboísta por su nivel represivo;  ello se asoma como lo más decepcionante, dada la alta capacidad intelectual de los compañeros: una argucia de ese estilo, denota que existen otros intereses pactados para esa decisión; por ello, aun cuando la RC5 no había solicitado apoyo —apenas acabada la primera vuelta electoral—, no dudaron un segundo en ir de prisa para ver qué les ofrecen.

En términos políticos estaremos vigilantes para mirar si repiten la historia. Será motivo de vergüenza ajena el momento en que (tal vez) la RC5 gane las elecciones; y, no mucho después pasen al basurero de la historia; lo cual será motivo de nuevas divisiones en el partido. Pasarán a ser reemplazos de Rafael Quintero y Patricio Zambrano,  respectivamente, ocupando cargos en el Estado.

Mucha hambre y poca torta

Les recuerdo que el correísmo lleva ocho años sin vivir del Estado. Además de la vieja militancia ansiosa de dinero y poder, tenemos jóvenes corrompidos que esperan su turno para saquear las arcas del país, como ya lo hicieron quienes hoy quieren luchar por sus propias hambres atrasadas; así es la RC5. Ahí tienen a los GDO, a la espera su pedazo de pastel, a los empresarios corruptos como Jan Topić o el mismísimo Diego Borja; todos  necesitan de la Revolución Ciudadana para incrementar sus ganancias. El grupo de Leonidas Iza que, en teoría, le ofrece más votos que el PSE; también aspira a tener una generosa porción de torta.

¿Qué harán cuando llegue el momento en que los tanques vayan a expropiar los territorios de las comunidades indígenas?, ¿cuándo el correísmo regrese el examen de ingreso a las universidades?, ¿qué les dirán a los trabajadores cuando el IESS no pueda pagar las pensiones? Los que no nos hemos vendido estaremos organizando a la gente. La pregunta es: ¿qué harán ustedes?, ¿acaso comer calladitos como hicieron algunos viejos militantes mientras se reprimía y encarcelaba a sus compañeros? ¿Van a renunciar a los cargos públicos, a ponerse una funda de papel en la cabeza?, ¿reconocerán que su decisión fue equivocada y se acogerán al juicio público de las bases y de los sectores populares a los que nos debemos?  Tal vez me temo que, por el contrario, permeará un cinismo expandido ¿Serán parte de las contramarchas correístas, aplaudirán la represión hacia sus compañeros, se convertirán en informantes del Estado?

La mala práctica de la organicidad

Es importante recordarle a toda la militancia, que un partido político de base trabajadora, campesina, popular, marxista o revolucionaria, tiene que ser consecuente con su ideario. Un partido político se conforma de tres componentes importantes: la línea ideológica, los valores, la organicidad para llevar a la práctica la línea ideológica y la práxis militante. De forma peligrosa, la actual directiva apela a la organización (la instancia del Consejo Nacional), pero olvidan que el componente más importante es la línea del partido. Según el análisis antes expresado, podemos evidenciar con claridad que las prácticas políticas que el correísmo ha demostrado es contraria a la línea ideológica del PSE.

Es una falta de respeto a la democracia interna que apelen a una organicidad ciega y a una aceptación sumisa de la decisión del Consejo Nacional. Con ello buscan sustentar su oportunismo o su miedo. Adaptan normas del partido para sus propios fines. El Consejo Nacional está atropellando la normativa del partido, vendiendo nuestros ideales a un grupo corrupto y conservador.

En los 10 años de correísmo fuimos testigos de cómo exmilitantes de partidos de izquierda —vendidos de forma oportunista— se valieron de cantos, arengas, colores, discursos; en fin, distintos símbolos para confundir y cooptar a oportunistas e ignorantes. Ocuparon formas de organización, de lucha; estrategias y tácticas que fueron usadas por el populismo e incluso por los grupos criminales que son parte de RC5. Es inaceptable, bajo todo punto de vista, que hoy se sienten en la misma mesa junto a ese grupo político para negociar sus prebendas.

Si hablamos de ilegalidades y vicios en la de organicidad, quiero denunciar lo ocurrido en la provincia de Pichincha: su presidente, Fernando Gándara, convocó a una reunión el día anterior a que se lleve a cabo el Consejo Nacional; que tuvo lugar a las 22h00 del viernes 07 de marzo del año en curso. Asistimos 18 personas. De manera irrespetuosa, pidió una votación para alcanzar la máxima instancia de decisión. Es penosa esa forma de actuar; hoy la denuncio. Además, no existe un documento oficial sobre la sesión del Consejo Nacional y sobre cómo votó cada uno de nuestros compañeros representantes de las provincias y la directiva nacional. Sabemos de sobra que no fue una decisión unánime, como lo hacen ver públicamente ¿Dónde está el acta que respalde el quorum, los votos de cada uno de los compañeros, los acuerdos de cada una de las provincias, etc?

En lo personal, me enteré de la decisión tomada por el Consejo Nacional por medio de un posteo en la red social X que fue publicado en la cuenta oficial del PSE; pese a haber solicitado (varias veces) al equipo de campaña de Elsa Guerra una reunión de debate sobre la posición de la segunda vuelta ¿De qué organicidad hablan? En realidad, el apoyo a Luisa Gonzalez pisotea la totalidad de nuestro ideario político. Por un mínimo de decencia, deberían ir a militar a otro partido; sus valores, su doctrina y su práctica están por fuera de lo que representa el PSE.

El voto Nulo y el posicionamiento político

El oportunismo político nos quiere vender como alternativa al correísmo y es necesario ir desmontando sus argumentos: el nulo ideológico no es, necesariamente, patrimonio de la izquierda revolucionaria o de sus aliados. Es más amplio, abarca, también, posturas reaccionarias y fascistas. Para la izquierda radical es un voto antisistema. El hambre de poder, este momento histórico, reconoce que son lo mismo, quiere buscarle al correísmo unas milésimas de algo cercano a la izquierda para convertirlo en opción; pero no nos dejamos convencer.

El ventajismo político nos quiere convencer de que a los radicales nos da igual el uno y la otra. En este momento apocalíptico, existe la necesidad por parte de los ingenuos que apoyemos al populismo para ver si en el futuro se dan las condiciones para que el supuesto proyecto revolucionario camine. A diferencia de los sucedido en el año 2006, algunos estamos más viejos; ya no comemos cuento. Recordemos que los arribistas de aquel suscribían un relato casi idéntico; con la diferencia de que no existían registros tangibles de lo que es el correismo. Les arruino sus esperanzas compañeros: difícilmente se podrá preparar un proceso de cambio, cuando tengan que vivir con el escarnio público en la espalda y la persecución. 

El cinismo de alto calibre del Consejo Nacional y de la directiva, es increíble. Promulgan que quienes estamos a favor del voto nulo somos privilegiados; señalan que desde nuestra (mal supuesta) comodidad, no somos empáticos con el sufrimiento de la gente que está siendo asesinada. Ello nos sitúa de cara a un relato totalmente manipulado. Se observa con claridad una falacia ad misericordiam, comparable a la estrategia correísta de politizar la desaparición de los cuatro niños de las Malvinas para ganar votos. Si realmente a los correístas les importaran los desaparecidos, también hablarían de quienes fueron tales en la época que fueron gobierno. Veamos cuántos de estos “dolidos” organizan una jornada de solidaridad y formulan un pliego de exigencias al Estado para esclarecer los casos. Instrumentar la desagracia ajena como bandera política, traduce un gesto de miseria humana pura y dura.

Compañeros, no tenemos miedo, ni nos dejamos confundir por estas falacias. Hemos peleado en las calles por nuestros derechos, toda la vida, por un mejor porvenir para los sectores populares. Es una falta de respeto hacia la militancia la imposición de silencia ante la venta del partido

El voto nulo otorga legitimidad de presentarse ante los sectores populares y de mostrar integridad en las críticas y el proyecto que les lleva el partido; con ello, demuestra coherencia con sus principios. Después que la maquinaria correísta empiece a operar, veremos como unos quedarán señalados por su oportunismo y otros caminaremos hacia la construcción de mejores días para nuestra gente.

Finalmente, por todos estos argumentos y muchos más, rechazo enfáticamente la decisión del Consejo Nacional del PSE de apoyo al correísmo, no justifico el argumento de acuerdos que supuestamente Luisa González va a cumplir, porque esto no solo es ingenuo, sino que más allá del discurso de unidad es no tener dignidad política. Sin dignidad y principios no existe la construcción de un proyecto político de cambio, estoy segura de que esta decisión le costará mucho al partido.

A través de esta carta, también, ofrezco mi postura frontal —que la he manifestado en varias instancias del partido—; y, por dignidad y respeto, REPITO, ningún militante debería aceptar un cargo público en el caso que Luisa González gane las elecciones el próximo 13 de abril. Lejos de un acuerdo por líneas programáticas, estaríamos ante la venta de la postura del partido por cargos e intereses personales,  En este caso,  propongo que estas personas sean expulsadas por traidoras y vendidas; porque se evidencia que jamás hubo un interés político legítimo, sino la ambición por satisfacer sus agendas personales. Al respecto, sugiero que se proceda con el mismo mecanismo con que fue expulsado Rafael Quintero.

También quiero aclarar compañeros que, esta carta será pública, porque, ante todo, respeto a la gente que votó en estas elecciones por el PSE por mi vinculación al partido y deben conocer mi postura, porque siempre me he destacado por mi frontalidad y mis principios.

A pesar de todo lo mencionado, considero que existen compañeros y compañeras muy valiosos, han trabajado mucho por el espacio y hoy no venden su pensamiento. Mi decisión es no apoyar en ninguna instancia en la segunda vuelta al correísmo e impulsar el VOTO NULO.

Independientemente de quien gane, creo que la tarea inmediata (desde el día 14 de abril) radica en recobrar el carácter revolucionario del PSE, buscar una formación política  basada en principios que ayude a desterrar el oportunismo, las agendas ocultas, vincular el partido a la lucha de clases y fusionarlo con las organizaciones sociales. Después de este fracaso electoral e intelectual, es necesario, en primera instancia, expulsar al lastre correísta se convierte en freno de la lucha, corrompe las mentes débiles del partido, desmoviliza y confunde a las masas; se constituye, así, como la quinta columna de nuestra organización, mientras el partido no separe al populismo lumpenproletario representado por RC5, jamás se podrá convertir en una organización representante de las clases trabajadoras y oprimidas.

Saludos cordiales,

Gabriela Alexandra Celorio

Luchadora Social – Militante del PSE

La osadía de ser medallistas

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Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes

“Tomen en cuenta que la calle no da nada,  sino que el deporte cambia muchas vidas” 

Lisseth Ayoví

En el deporte, como en la vida, nada está escrito, Ecuador o más bien sus atletas, demostraron que la perseverancia es la llave para superar cualquier pronóstico, por muy adverso que parezca.

Desde la primera medalla de oro ganada por Jefferson Pérez en marcha en los Juegos Olímpicos de Atlanta – 1996, esperamos por largo tiempo para obtener otra distinción de este nivel, pero por mucho tiempo, nuestros deportistas han puesto cada gramo de empeño, sudor y lágrimas en el intento por alzar una medalla o fallar en su intento.

A pesar de que el apoyo estatal ha sido mínimo, con presupuestos reducidos que no permiten mejorar las condiciones de los deportistas, ni de las instalaciones que utilizan para los entrenamientos, los atletas no se han dejado amilanar por las condiciones adversas que enfrentan y, por el contrario, continúan sus procesos con apoyo externo, donde la presencia de su familia, amigos y entrenadores han sido vitales para avanzar hacia sus objetivos.    

Durante la última década, el trabajo constante de este pequeño grupo de soñadores ha dado frutos poco a poco, logrando el reconocimiento en algunas competencias nacionales e internacionales, han ganado espacios a los que anteriormente eran muy difícil acceder, pero que a pulso ya les pertenecen.

En la edición de los Juegos Olímpicos Tokio 2020+1, el esfuerzo y preparación se evidenciaron en cada disciplina, culminando con una destacada participación de nuestros representantes con dos medallas de oro y una de plata, además de cuatro diplomas olímpicos en halterofilia, BMX y lucha.

Aunque siempre esperamos medallas, el hecho de participar en Juegos Olímpicos, representar a tu país, a tu gente, es un mérito de muy pocos, considerando el tiempo que le dedican a sus respectivos deportes y las adversidades que enfrentan antes de ser el número uno.

Tokio 2020+1

Durante los Juegos Olímpicos Tokio 2020+1, Ecuador cumplió una jornada histórica, la hazaña de Neisi Dajomes, primera mujer ecuatoriana en obtener una medalla de oro en halterofilia, en la categoría de 76 kg, generó altas expectativas sobre la participación de atletas ecuatorianos en espacios internacionales, no solo en esta disciplina, sino en muchas otras.

Por su parte, Tamara Salazar, pesista oriunda del Carchi en la categoría de 87 kg no se quedó atrás, logrando la medalla de plata, a pesar de sentir molestias en su espalda y hombros, se enfrentó a fuertes adversarias, dejando en alto su nombre y el de su país.

Richard Carapaz, también puso su granito de arena, el medallista olímpico de oro en ciclismo en los JJ OO de Tokio, elevó la bandera hasta lo más alto, al representar a Ecuador con absoluta solvencia para colocarse en ese podio, convirtiéndose de esta manera, en uno de los favoritos en competencias como el Giro de Italia, Giro de Francia, la Vuelta a España, entre otros.

Jefferson, Neisi, Tamara y Richard, marcaron con paso firme el camino a seguir para futuros deportistas que demostraron con garra y coraje de que están hechos, durante la edición de Juegos Olímpicos – París 2024.

París 2024

Este nuevo encuentro trajo gratas sorpresas para el país con una importante cosecha de medallas: una de oro, dos de plata y dos de bronce, la mejor hasta el momento desde la primera participación en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976.

Así mismo, se obtuvieron seis diplomas olímpicos en lucha, marcha femenina, boxeo y halterofilia, destacando la participación de Liseth Ayoví, quien se colocó en el cuarto puesto en la categoría de +81kg, cautivando al público con su fuerza, pero además con su actitud positiva y don de gentes, demostrado en cada levantamiento.

En esta ocasión, Neisi Dajomes participó en la categoría de 81 kg, debido a que se suprimieron varias categorías, Dajomes se preparó para un peso superior al que estaba acostumbrada, consiguiendo una medalla de bronce, que lejos de su objetivo personal, es un gran logro para nuestro país.

Angie Palacios, hermana menor de Dajomes, también participó en esta edición de Juegos Olímpicos, en la categoría de 79 kg en halterofilia, la pesista que hace un mes presentó una lesión en la espalda, obtuvo una medalla de bronce, demostrando una fortaleza impresionante y digna de destacar.

En la disciplina de lucha femenina, Lucía Yépez la “Tigra” nos hizo soñar con una nueva medalla, luego de enfrentarse a su par de Japón, la ecuatoriana se alzó con la medalla de plata, convirtiéndose en la primera deportista en ganar una medalla en un deporte de contacto.

Daniel Pintado también plasmó su nombre en el medallero tricolor, alzando el oro en la disciplina de marcha – 20 km, presea que dedicó a sus hijos y familia, quienes no pudieron estar a su lado en este encuentro, pero que han acompañado su proceso día a día.

Pero esta medalla no fue suficiente, en la categoría de marcha por relevos, participó con la marchista Glenda Morejón, obteniendo la medalla de plata para el país, que para ambos marchistas es un recordatorio de que son grandes deportistas, y que su perseverancia y lucha diaria los llevará muy lejos.

En realidad, fue una pena que la “locomotora” Richard Carapaz no haya sido parte de los atletas que se dieron cita en París, pues debido a un tema administrativo, quedó fuera de la competencia, en su lugar participó el compatriota Jonathan Narváez, quien enfrentó algunos inconvenientes y al no contar con equipo de respaldo, se retrasó en la llegada.

Se dijo en su momento, que esta decisión estaría relacionada con los comentarios emitidos por Carapaz en contra de la dirigencia deportiva; sin embargo, el Ministerio del Deporte enfatizó que se trataba de un nuevo reglamento.

Y bueno, Carapaz no obtuvo su revancha, pero en sus redes lo dijo todo: “medallista una vez, medallista toda la vida”.

Así mismo, debido a los cambios en las categorías de halterofilia y la disminución de cupos para el país, Tamara Salazar se enfrentó a Neisi Dajomes por el único cupo disponible, quedando fuera de las olimpiadas.

Sin esfuerzo, no hay medalla         

Si bien es cierto, como espectadores solo vemos una parte de la realidad, esas apariciones esporádicas de nuestros deportistas en las pantallas de TV no nos permiten apreciar lo que significa llegar a ese momento, ni el sacrificio y esfuerzo diario de los atletas, sus familias y equipo de trabajo.

Las autoridades como siempre, solo aparecen para las fotos, deja mucho que desear la gestión deportiva actual, que no permite a los atletas formarse en las mejores condiciones, ni entrenar el tiempo suficiente.

Y aunque muchos quieran subirse a la camioneta de último minuto, tal como lo dijo Neisi durante una entrevista, estos logros no habrían sido posibles sin el apoyo de la empresa privada. Sin los auspicios, los deportistas no podrían continuar entrenando, mucho menos participar en competencias internacionales.

Muchos exigen medallas de oro, como si fuera tan fácil como “soplar y hacer botellas”, los atletas vienen de procesos difíciles, no solo físicamente, también en el ámbito emocional, y ni que decir del peso que supone mantener una familia, mientras luchas por un lugar en el podio.

Bastante se habla de los premios económicos que reciben los medallistas, para algunos está bien, para otros no tanto, a la final es un reconocimiento a su sacrificio, a su entereza y ganas de avanzar en un mundo deportivo que les exige más.

Pedir medallas no es precisamente nuestra función como país, pues llegarán en su momento, cuando mejoren las condiciones, cuando los deportistas tengan los implementos mínimos para entrenar y cuando las instituciones encargadas asuman su responsabilidad con la gente, comprendiendo que el acceso al deporte también es un derecho.

Historias de vida como la de Lisseth Ayoví, que, debido a la falta de recursos en su hogar, tuvo que decidir entre los estudios o el deporte, nos deberían llevar a la reflexión de lo que pasa en nuestra sociedad, mientras los niños y jóvenes tengan menos oportunidades de acceder a educación, deportes o recreación, más fácil será que busquen otras opciones para sobrevivir.

Cuando el deporte sea la prioridad número uno, entonces el país brillará en los Juegos Olímpicos y en cualquier otra competencia, porque habremos encontrado la verdadera mina de oro, la que nadie quiere, pero que, a la final, todos terminan buscando.

Por ahora, mientras miro a estos jóvenes atletas, pienso en los próximos juegos olímpicos con la sensación de que vendrán más medallas, sin duda, pero que las cosas por aquí no cambiarán de la noche a la mañana, sino que será un proceso mucho más largo, en el fondo espero equivocarme.

Ojalá vengan nuevas gestiones comprometidas con la niñez y adolescencia, que no busquen llenar sus bolsillos de dinero, sino que hagan lo posible para promover el deporte en su máxima expresión, para convertir al país en cuna de atletas, hombres y mujeres valientes, que dentro de poco, estarán destinados a construir el país ganador con el que siempre he soñado.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

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CPCCS, institución fallida

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

La tan cacareada participación, nombrada decenas de veces en la Constitución de 2008, promovida por el correísmo, es y seguirá siendo, el plato más apetecido por nuestras decadentes élites y sus partidos políticos, que buscan -en nombre de una ciudadanía inexistente- influir a toda costa en la toma de decisiones del poder público, a través de los procesos de designación de autoridades de los organismos de control del Estado, los cuales, desde la invención del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) han sido susceptibles tanto a la presión de los gobiernos de turno -incluyendo este- como a la de los partidos y sus caudillos.

Tanto los gobiernos de turno, como los partido y estos caudillos participan con candidatos propios, pugnan desde 2019 por alcanzar el poder con el único objetivo de mantener a la participación bajo un modelo de designación mentiroso, que legitima un sistema de reclutamiento burocrático donde la “independencia” y la “meritocracia” quedan al arbitrio exclusivo de los siete consejeros del CPCCS, sus “mentes brillantes” y afectos políticos edificados al calor de las mayorías móviles (con una o dos excepciones a lo largo de su historia).

¿Qué ha ocasionado esto? Una prolongada y endémica crisis institucional en el Consejo de Participación Ciudadana, que parió ocho presidentes -cercanos a distintas tiendas políticas y gobiernos- en menos de cinco años, producto de las riñas internas y las constantes metidas de mano de las Funciones Ejecutiva y Legislativa. Razón por la cual, el CPCCS siempre ha privilegiado los arreglos políticos para el reclutamiento de la burocracia, a través de la “renovación” de las autoridades de los organismos de control, antes que la promoción de una verdadera participación social, que le permita a los ciudadanos tomar parte real de las decisiones colectivas del país.

Precisamente, esto último, nunca se ha cumplido, porque la génesis del CPCCS siempre fue la de aupar el hiperpresidencialismo y la autocracia del gobierno de turno, por sobre la participación popular. Situación altamente peligrosa pues allana el camino a la subordinación ciudadana hacia la política y los políticos, hecho que se evidencia en la notoria exclusión de los ciudadanos frente a toda posibilidad de control a los procedimientos administrativos y de participación en los asuntos públicos. Solo así se explica que para esta entidad y algunos de sus administradores, la ciudadanía exista como ente nominal al que se alude con pretensiones electorales.

De esta manera, lo que presenciamos los últimos días en el CPCCS: dimes y diretes entre autoridades que operan como bandos y una serie de denuncias en torno a su accionar para apoyar o no a un determinado postulante a una entidad del Estado, son la sintomatología de la desdemocratización de la democracia desde sus entrañas, proceso que, si bien es cierto no es nuevo, sí ha resultado más canibalesco e indecoroso que antes; al punto de poner en tela de duda no solo la idoneidad y los intereses políticos que están detrás de los siete consejeros, sino también la probidad de quienes son los beneficiarios de sus acciones y omisiones; es decir, de aquellos que ahora tienen en sus manos el destino de la justicia en el país.

¿Qué garantía de transparencia y honestidad tenemos los ecuatorianos de que en los concursos para la renovación de autoridades que están pendientes y los que está por iniciar el CPCCS, nuevamente prevalezcan los compromisos particulares y las agendas políticas y jurídicas de los partidos y sus caudillos por sobre los intereses colectivos de los ciudadanos? Ninguna, por ello, el próximo presidente o presidenta de la República debe promover de inmediato -como política de Estado- la eliminación del Consejo de Participación Ciudadana por ser una entidad fallida, ya que su sola existencia estimula la corrupción y la componenda política, a más de actuar como enfermedad autoinmune que ataca el tejido institucional y la salubridad de nuestra complicada democracia.

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Noboa, Abad y la paranoia del poder

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Cuando el presidente Daniel Noboa pudo sacar ventaja de los pactos y repartos entre su gobierno, la Revolución Ciudadana y el Partido Social Cristiano, a las tronchas se las denominó “treguas políticas o acuerdos por la gobernabilidad”, pero -cuando sus caprichos no se cumplen- a estos mismos actos en donde están involucrados sus exaliados, se los califica de “sucios pactos políticos”.

¿Y todo por qué? Porque el presidente Noboa no consiguió los 92 votos en la Asamblea Nacional para deshacerse de la vicepresidenta que él mismo escogió como su compañera de fórmula en las elecciones anticipadas de 2023, por méritos que todavía la mayoría de ecuatorianos desconocemos.

¿Qué pretendía Noboa con una posible eliminación política y judicialización de Verónica Abad? ¿Que la Asamblea Nacional y el sistema de justicia del país resuelvan el problema que él ocasionó por haber elegido mal a su binomio, como muchos otros mandatarios lo han hecho, al menos, desde el retorno a la democracia?

El exceso de narcicismo del Presidente Noboa, que no es otra cosa más que egocentrismo patológico, le jugó una mala pasada, al pensar que su sola voluntad puede estar por encima de las instituciones e incluso del propio estado de derecho. Sin embargo, este tipo de patologías son fiel expresión de la paranoia del poder, un trastorno cuyo patrón de conducta se manifiesta en individuos con personalidades duales (con delirios de grandeza, pero también temerosas y asustadizas), que denotan inseguridad y cierta cobardía moral. Solo así se explica que -producto del miedo a la subrogación vicepresidencial- se activara toda una avalancha institucional de quejas en contra de Verónica Abad, que van desde ser correista, hasta haber pedido dinero a supuestos empresarios, tomándose el nombre del ahora presidente y su equipo de campaña.

Reclamos debatibles, al menos si se considera que la vicepresidenta Abad fue una de las primeras críticas del pacto entre la bancada de Gobierno (ADN), la Revolución Ciudadana (RC) y el Partido Social Cristiano (PSC) con el que Noboa inauguró su gestión, hecho que no lo deberían de olvidar los analistas que hoy públicamente la repugnan. Mientras que, en lo referente a los empresarios presuntamente perjudicados por los pedidos de dinero, estos entes abstractos todavía no se materializan. ¿Existen estos empresarios? ¿Quiénes son? ¿Cuáles son sus empresas y a cuánto pudo ascender el presunto perjuicio? ¿Si el dinero fue entregado a la vicepresidenta Abad, se lo reportó como parte del gasto campaña del binomio presidencial? O, en su defecto, ¿si el dinero no fue destinado a la campaña electoral del binomio Noboa/Abad, entonces, en qué se lo utilizó?, ¿si hubo intermediarios en el pedido, quiénes fueron? Pero aquí hay un problema más de fondo, si Noboa y su círculo cercano sabían de esto, ¿por qué no informaron al país lo sucedido, aunque sea por TikTok?, ¿por qué tardaron siete meses en contar su verdad?

El presidente de la república no puede perder de vista que su legitimidad también está anclada y comprometida política y jurídicamente a la de su vicepresidenta. Un problema con el que tendrá que lidiar -le guste o no a él o a sus subalternos con aspiraciones presidenciales- hasta que finalice su corta gestión en Carondelet.

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Apaguen los Mecheros: Un Llamado Urgente a la Acción

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Andrés Ojeda

La persistente quema de gas en los mecheros, una práctica arraigada en la actividad petrolera en la Amazonía ecuatoriana, continúa siendo un flagelo ambiental y una afrenta para los derechos humanos de las comunidades y de la naturaleza. Aunque existe una sentencia judicial y llamados de atención, los mecheros siguen ardiendo, emitiendo gases nocivos y contribuyendo a la contaminación atmosférica. Hay que ponerle fin a esta práctica insostenible y aprovechar el gas natural de manera sostenible.

Antecedentes y Consecuencias

La historia de los mecheros en Ecuador está marcada por la negligencia y la falta de voluntad política para abordar este problema a conciencia. A pesar de las demandas de la población afectada y de una sentencia que dictamina su apagado progresivo, los mecheros siguen operando, emanando gases tóxicos y aumentando la contaminación.

La sentencia de la Corte de Sucumbíos de 2021, que otorgaba al gobierno un plazo de 18 meses para apagar los mecheros más cercanos a las poblaciones, no ha sido cumplida en su totalidad. Aunque se han apagado algunos mecheros, aún quedan cientos encendidos, incrementando los riesgos para la salud y el bienestar de las comunidades.

El Contexto y la Sentencia Judicial

La presencia de mecheros en la Amazonía ecuatoriana se remonta a décadas atrás, y se han perpetuado debido a la actividad petrolera en la región. Sin embargo, su existencia se ha convertido en un problema urgente de salud pública y de conservación ambiental. La demanda presentada por nueve valientes niñas ante la Corte Provincial de Sucumbíos fue un llamado desesperado por la vida y la salud en un entorno saturado de cáncer y degradación ambiental.

La sentencia que ordenó el apagado gradual de los mecheros fue una victoria para la justicia y la defensa de la naturaleza. Sin embargo, su implementación ha sido lenta y problemática. A pesar de los plazos establecidos y las obligaciones legales, la realidad es que cientos de mecheros continúan activos, emitiendo gases tóxicos y aumentando el cambio climático.

Impacto en la Salud y el Medio Ambiente

La conexión entre los mecheros y los casos alarmantes de cáncer en las comunidades circundantes es innegable. Los informes de estudios médicos y testimonios de los afectados pintan un cuadro sombrío de sufrimiento humano y devastación ecológica.

La quema constante de gas produce emisiones nocivas que contaminan el aire, el suelo y el agua, afectando la salud de las personas y la biodiversidad de la región.

Además, el desperdicio de recursos energéticos es inaceptable en un mundo que lucha por abordar la crisis climática. El gas quemado en los mecheros podría ser utilizado para generar electricidad y proporcionar energía a las comunidades locales, reduciendo así la dependencia de combustibles fósiles importados y promoviendo la autosuficiencia energética.

Desperdicio de Recursos y Costos Económicos

El desaprovechamiento del gas de los mecheros no solo representa una pérdida de recursos naturales valiosos, sino también un costo económico significativo para el país. El gas que se quema diariamente en los campos petroleros podría ser aprovechado para generar energía más limpia y eficiente, reduciendo así la dependencia de diesel y los costos asociados con su importación.

Según estimaciones, si se aprovechara el 100% del gas de los mecheros, se podrían generar hasta 385 megavatios de energía, cubriendo más del 80% de la demanda energética del país y ahorrando millones de dólares en importaciones de diesel y otros costos asociados con la producción de energía.

La Amazonía ecuatoriana, hábitat de una diversidad ecológica incomparable, enfrenta una amenaza devastadora: los mecheros. Estas llamas que arden día y noche no solo representan un derroche energético valioso, sino que también son culpables de la degradación ambiental y afectaciones a sus habitantes. Es hora de apagar los mecheros y adoptar tecnologías limpias y alternativas en la industria petrolera.

Proceso de Apagado y Futuras Acciones

Aunque se han realizado algunos avances en el proceso de apagado de los mecheros, queda mucho por hacer. Es fundamental que se cumpla con la sentencia judicial y se apaguen todos los mecheros restantes de manera progresiva y técnica.

La extinción de tres mecheros en el campo petrolero Cuyabeno Sansahuari es un paso en la dirección correcta, pero no es suficiente. Se necesitan medidas más amplias y ambiciosas para abordar este problema de forma integral y garantizar la protección ambiental y la salud de las comunidades afectadas.

Oportunidades y Desafíos en la Transición Energética

La transición hacia tecnologías más limpias y sostenibles en la industria petrolera no solo es una necesidad ambiental, sino también una oportunidad económica y social. La inversión en infraestructura para capturar y utilizar el gas asociado a la extracción de petróleo no solo reduciría los impactos ambientales, sino que también generaría empleo y desarrollo local.

Sin embargo, esta transición no está exenta de desafíos. La resistencia de los grupos de poder vinculados a la importación de combustibles y la falta de voluntad política para implementar soluciones efectivas son obstáculos importantes que deben ser superados. Además, la disminución de la producción petrolera y la necesidad de explorar nuevas fuentes energéticas plantean interrogantes sobre el futuro económico del país.

Decrecimiento de la Producción Petrolera y Alternativas

El decrecimiento de la producción petrolera en el país plantea nuevos desafíos y oportunidades. Es evidente que el modelo actual de extracción y explotación de recursos no es sostenible a largo plazo. Se necesitan políticas y acciones que promuevan la diversificación de la economía fomentando cambios hacia fuentes energéticas renovables.

La inversión en este tipo de energía es fundamental para garantizar un desarrollo sostenible y resiliente para el país. Es prioritario dejar atrás las prácticas obsoletas y destructivas, apostando por un desarrollo más igualitario y respetuoso con la naturaleza.

Un Llamado a la Acción Colectiva

Apagar los mecheros no es solo una responsabilidad del gobierno o de las empresas petroleras, sino de toda la sociedad ecuatoriana. Se deberán dejar de lado los intereses particulares y trabajar juntos en la búsqueda de soluciones que protejan el ambiente y mejoren la calidad de vida de las personas. La ejecución de la sentencia judicial y la adopción de medidas concretas para aprovechar el gas asociado son pasos cruciales en este camino hacia la sostenibilidad.

Apagar los mecheros, más que una obligación legal, es un imperativo moral y ambiental que asegure la protección amazónica. El tiempo para la acción es ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Conclusiones

En conclusión, el apagado de los mecheros en la Amazonía ecuatoriana es una tarea inaplazable y necesaria. No solo se trata de cumplir con la sentencia y la protección ecológica, sino también de aprovechar eficientemente los recursos naturales y promover un desarrollo equitativo.

Es momento que el gobierno y las empresas petroleras asuman su responsabilidad y tomen medidas concretas para apagar los mecheros y aprovechar el gas responsablemente. Nuestro futuro y el de las próximas generaciones depende de ello. Apaguemos los mecheros y encendamos un porvenir más limpio, justo y sostenible para todos.

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Noboísmo burocrático y el inicio de la campaña electoral

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

La fuerza popular del Presidente Noboa es la burocracia, no los militantes de carne y hueso de su precoz organización electoral. Solo así, se explica que un gobierno como el actual, con una profunda crisis de identidad y sin ningún tipo de base social, se haya visto obligado a movilizar en buses a miles de servidores públicos, provenientes de distintas provincias del país, para que aplanen las calles de la capital -con cartón en mano e indumentaria de campaña- en señal de apoyo al mandatario en su Informe a la Nación del pasado 24 de mayo.

Pero este culto prefabricado para ensalzar el ego de personalidades con serias patologías psiquiátricas y enfermedad de poder se sostiene en la apariencia discursiva de un pueblo que vive como construcción política, tanto en la ficción de su creador como en las élites que disputan su progenitura, un déjà vu estilizado y solo compatible con el correísmo en su época de apogeo en Carondelet.

De tal suerte que, el pueblo de Daniel Noboa es el mismo pueblo borreguil y sanduchero que -por miedo a la coerción- apoyó desde la institucionalidad del Estado a Rafael Correa, por ende, no sería ilógico pensar que varios servidores públicos se conviertan -por instinto de supervivencia- al “noboísmo”, que no es otra cosa que la puesta en escena de un rejuvenecido y autoritario proyecto político de corte populista oligárquico.

Consecuentemente, la génesis del gobierno de Noboa guarda varias similitudes con los orígenes del correísmo, entre ellas: esta entelequia a la que muchos denominan disruptividad, su condición de outsider, la confrontación con el pasado en la búsqueda de una identidad que no suene ni se vea espuria ante los demás (el anticorreísmo unidimensional), el sentido de autoridad irracional cimentada en el poder -pero también en el temor que infunde a sus adversarios que bien se puede interpretar como amor a la destructividad-, y en la legitimación de un pueblo incapaz de representarse a sí mismo y de autodeterminarse por fuera de la voluntad del gobernante y su delirio de grandeza, tan notorio en conductas vanidosas, narcisistas y megalómanas.

En sí, la fuerza popular a la que alude un ex asambleísta cesado -hoy alto funcionario de gobierno- es la de un pueblo que, en la toma del espacio público, rumea y deglute los deliberados distractores comunicacionales de un régimen solvente en enunciados cortos plagados de conocimiento superficial y vaciedad, quizás los zapatos de tosca plataforma son el mejor ejemplo de ello.

Consciente o no de esta realidad, el presidente Noboa debe pensar más como gobernante y menos como candidato, o -peor aún- como influencer, pues el Ecuador no es el símil de una red social a la que se puede manipular con información imprecisa y contenidos banales, erróneamente asociados al gusto de los jóvenes, hoy estereotipados como simples consumidores acríticos de videos similares a spots de campaña que se difunden en Tik Tok e Instagram. 

De una manera u otra, el Informe a la Nación del pasado viernes 24 de mayo, con toda su parafernalia, dio inicio formal de la campaña electoral del gobierno candidato, que buscará su reelección en febrero de 2025 con Daniel Noboa Azín como su principal y única carta política para mantenerse al frente de Carondelet.

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Maternar, el sostener de la vida

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Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes

Las mamás reales luchan contra todo.

En este día de la madre, me atacan varias dudas sobre la maternidad, si lo estoy haciendo bien, si lo estoy haciendo mal, si me relajo un poco o solo sigo como hasta ahora…. al final decido seguir como siempre.

A este ritmo, no queda más que avanzar, mientras pasan los años, las madres comprendemos que la vida nunca será igual, pero aprendemos a vivir con ello.

La maternidad, esta carrera de resistencia en la que nos hicieron creer que podemos con todo, debilita a las madres que no cuentan con redes de apoyo a su alrededor, sustentando la teoría de que somos seres invencibles y fuertes, pero a la vez, profundamente sensibles.

Y puede ser que sí, pero, a pesar de ello, las madres necesitan el soporte de su entorno, que los padres se involucren en la crianza y que la sociedad empiece a verlas como lo que son, seres humanos que asumieron el rol de madres, mientras avanzan sus proyectos de vida. Proyectos que incluyen el acceso a espacios como el laboral y educativo, ganados a pulso por mérito propio e innegables como aporte para construir sociedades igualitarias.

Y ya basta de banalizar la maternidad, ser mamá va más allá de la publicidad mediocre que durante el mes de mayo, promociona el 50% de descuento en todas sus compras, a 3 meses sin intereses. También está muy romantizada, tanto así, que percibirla perfecta es casi imposible, pero entender la maternidad bajo los contextos actuales, implica un ejercicio reflexivo que muy pocos están dispuestos a entrar en este complejo dilema.

Las madres sostienen un complejo sistema social que, por años, ha explotado sus vidas, al punto de drenarles cada centímetro de impulso que les queda, justificando este absurdo concepto del “sacrificio por amor”.

Pero una no debería sacrificar nada por amor: ni los sueños, ni las aspiraciones, y mucho menos colocar esa carga impensable sobre nuestros hijos/as.

Maternar también es una tarea de cuidado, muy poco reconocida por cierto, y como es de esperarse, no hay agradecimientos a la puerta, aunque si uno que otro festejo ese día, pero, las mamás buscamos más que un agradecimiento por escrito, preferimos paquetes más pequeñitos envueltos de cariño, como los hijos/as convertidos en personas de bien.

Al pensar con más calma, creo que no soy una buena madre, me declaro parte del grupo de las “malas madres”, las que quieren trabajar, estudiar, correr, jugar fútbol, escribir, ir a la playa, divertirse, ver a los wawas crecer y envejecer con la familia que ama… Y todo eso está muy bien para mí.

No somos: ni tan buenas, ni tan malas, solo que nadie nos enseñó a ser mamás, y en el proceso aprendimos que es mejor, ser una misma.

Criar, maternar, ser madre, como quieran decirlo es una vocación que requiere todo, desde saber, hasta aprender – haciendo; desde querer, hasta sin querer – queriendo; desde soltar, hasta detener el tiempo.

Que maternar mantenga viva la esperanza de nuevos horizontes, donde la crianza y el cuidado se perciban como el sostener de las familias en comunidad, y no como única obligación de las madres.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

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Ecuador o la política como patología psiquiátrica

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Cuatro décadas de democracia atolondrada en el Ecuador pueden arrojar una conclusión lapidaria para propios y extraños: no hay salud mental en el ejercicio del poder, en consecuencia, somos una sociedad que requiere terapia colectiva, pues hemos abrazado en los extremos y al calor de la visceralidad de los “antis”, conductas enfermizas que repelen y ovacionan en un mismo acto al autoritarismo, aunque la faz de su interlocutor sea distinta.

Pero esto no es todo, parte de nuestra racionalidad está atravesada por una baja autoestima y un prolongado sentimiento de desvalorización, que nos ha transformado en acérrimos comensales de las migajas discursivas de los regímenes populistas de turno, tanto de izquierda como de derecha. Y, aunque nos cueste trabajo admitirlo, el Ecuador necesita un tratamiento de psiquiatría social y política que nos conduzca a los orígenes de la desobediencia histórica y el amor propio que dieron vida a esta nación. Pues -a la luz de los hechos- el conformismo, la obediencia ciega y la resignación ciudadana nos hicieron presas fáciles de dirigentes políticos con personalidades desajustadas y conflictivas, que van desde odiadores confesos, neuróticos y resentidos sociales que intentan convertir al pueblo en súbdito de sus gobiernos o en simples masas de maniobra, gente instrumentalizada para corear el dictamen de los inquilinos del poder; hasta molsalbetes carrancudos y pendenciero que miran al “pueblo llano” como un accesorio de su propiedad, un fetiche con el que se regocijan por simple antojo.

¿Merecemos esto los ecuatorianos? ¿Es justo que el destino de nuestro país se lo disputen políticos y dirigentes patológicamente enfermos? Por supuesto que no, pero las rencillas políticas y las ambiciones desproporcionadas de pocos en detrimento de los anhelos de muchos han sido más que suficientes para dilapidar la dignidad, a tal punto que hoy -más que antes- seguimos hipersugestionados a la espera de que alguien -quien sea- conduzca el destino del país por el carril adecuado, sin darnos cuenta de que, casi por tradición, hemos hecho del consenso en el error un acierto.

Cinco presidentes en ocho años, un gobernante que no concluyó su mandato, trece procesos de democracia directa de índole nacional convocados desde arriba y uno solo desde abajo, luchado hasta el cansancio por un colectivo ciudadano contra la soberbia e ignorancia del Estado en su componente electoral, son muestra más que suficiente de esta volatilidad emocional de las élites políticas y de nuestra sociedad.  

Ante un escenario tan complicado como el actual, en donde el populismo es lo más cercano a una democracia de cariz inclusiva y los autoritarismos de izquierda y de derecha en sus formas partidarias usan las elecciones para encumbrar el odio como política de Estado de líderes con alma de “tecnocumbieros y mimos caudillistas”.

¿Existe espacio para la esperanza y la buena política o debemos ser una sociedad condenada al sufrimiento masoquista y al conformismo? Si el deceso de una sociedad cuerda es su pérdida de esperanza, el gran desafío de los ecuatorianos es empezar a evaluar con sumo cuidado y prolijidad el peso de los argumentos de los políticos frente a la trama de irrealidades que entretejen cada dos o cuatro años para llegar al poder. Pero hay un hecho mayor, la sociedad en su conjunto no puede seguir asumiendo el papel exclusivo de víctima cuando en realidad ha sido cómplice y hasta victimaria de los constantes descalabros del país, al punto de implosionar -en más de una ocasión y con sus propios votos- la democracia.

¿Romperemos este ciclo de maltrato permanente para recuperar el autoestima social y política o seguiremos auto-desvalorizándonos como pueblo al encumbrar a “mimos” y “tecnocumbieros” con alma de caudillos para que nos gobiernen?

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Hablar de derechos laborales aleja tus seguidores y empobrece tu outfit: Psicopolítica del buen emprendedor detrás de la consulta

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La ética del buen emprendedor

¿La dictadura del mostrarse realizado puede hacer que Ecuador vuelva a la esclavitud del trabajo por horas? ¿Podemos empezar a hablar de un neoliberalismo autoritario, caracterizándolo como el sueño de las élites de tener un precariado atemorizado que detesta los derechos laborales? ¿Una mediatización maximizadora del terror, tanto en los grandes medios como en los digitales, sería útil y suficiente para que la población mayoritaria decidiera contra su propio bienestar material y subjetivo?

Desde el 2012,  con la implementación del examen de ingreso universitario, y en  2015, con la caída del precio de los combustibles y las materias primas en el mercado internacional, se puede observar y rastrear cómo se acentúa en las cifras un progresivo y sostenido deterioro multidimensional en las condiciones objetivas y subjetivas de vida de la mayoría de la población, acompañada de la instalación de imaginarios y una determinada ética social para legitimar cada medida de ajuste social, hasta llegar a la actual situación de crisis social.

Desde allí podemos identificar los primeros ensayos de la reciente apuesta neoliberal autoritaria, de introducir una ética social que tiene como protagonista al buen emprendedor, como aquel que cultiva un carácter de menosprecio a los derechos o cualquier cosa que huela a ellos. Siguiendo a Rita Segato, decimos que su presencia en sí exhibe su marca, un gesto discursivo, como violencia expresiva, frente a otros que también entienden el lenguaje en tanto audiencia receptora de la exhibición del alarde e impunidad de poder, dentro de una estructura simbólica profunda. Su presencia es seductora, moralizadora y a la vez violenta con quienes hablen o huelen a algo relacionado a derechos. Y en este sentido, el emprendedor neoliberal es un peón moralizador del modelo neoliberal autoritario, que se intenta implantar.

“El violador es moralizador, tengan cuidado de las auto proclamadas personas de bien”, enfatiza Segato. Y está estructura funcional jerárquica es análoga a la cofradía corporativa del orden criminal, así como del emprendimiento neoliberal, y un sin número de espacios de sociabilidad, incluso la podemos identificar en la izquierda vanguardista. La primera víctima objetivo de la apuesta neoliberal autoritaria es el eslabón más débil, por eso la guerra psicológica de la dictadura de la positividad tóxica está dirigida sobre todo al precarizado joven, que tiene más interacciones con un dispositivo que con un vínculo humano. Por eso, no es adecuado querer moralizar a un sujeto moralizador. La cantidad de enfermedades de salud mental relacionadas a la sobre-exigencia y falta de sentido en nuestras labores está relacionada a la diferencia entre quienes realmente tienen condiciones de clase media y quienes así se perciben. Hoy la rebelión atraviesa necesariamente por comprendernos. “No se trata de analizar al individuo, sino a la sociedad, ni de analizar el momento, sino la historia”, plantea el líder de la revolución en Kurdistán, Abdullah Öcalan.

La moralización del poder soberano de las élites no se expresa más mediante una disciplina a la cual se debe cumplir sino en la demostración consigo mismo de estar seducido por una estética de la productividad. Ante la más leve sospecha, en ti mismo, por ejemplo, de que te importan o siquiera interesa algo sobre derechos laborales, caerá la prestigiosa autopercepción de ser alguien comprometido con la productividad y el rendimiento. Una muestra contundente de que no proyectarás una imagen futura de ti como alguien merecedor de ser tu propio esclavizador.

Por eso, es incompleta la comprensión de los cientos de miles de jóvenes que no pueden ingresar a las universidades sin su correlato en la presencia seductora, violenta y a la vez moralizante del sujeto meritocrático y buen emprendedor que sí ingresó a la universidad. Es importante tanto los resultados cuantificables de una política como la ética social subyacente que hacen posible que se movilice y ejerza.

Los grupos económicos de poder no solo no se han visto afectados, incluso han aprovechado la “oportunidad histórica” de la pandemia para acelerar la implementación de medidas que los consoliden como élites. A medida que los ingresos del Estado se han ido reduciendo, las medidas de ajuste neoliberal que se han impuesto son más drásticas y las campañas político-culturales más intensas que, en conjunto, buscan naturalizar las inequidades y fragmentar los vínculos comunitarios en los tejidos sociales, independientemente del tinte político del gobierno de turno.

La estrategia cultural de las élites.

La estrategia cultural con la que los gobiernos y las élites han tratado de dividir a la sociedad en lo comunicacional consiste en construir dos sujetos diferenciados y en conflicto dentro de la clase trabajadora: los que tienen relación laboral de dependencia versus quienes no la tienen. Buscan que los primeros estén solamente concentrados en la urgencia de proteger los pocos derechos adquiridos y los segundos en obtener cualquier ingreso sin importar si esto implica la regresión de derechos, mientras el 1% más rico pasó de capturar el 12,6% de la riqueza nacional en el 2019 al 18% en post pandemia.

El sueño de las élites es que los de abajo sigan peleándose desesperadamente por migajas, mientras los de arriba se quedan con todo el pastel. Sin embargo, algunas organizaciones se encuentran levantando un proceso que permitará crear una alternativa frente a la lógica divisionista que desde las élites se ha buscado siempre imponer. Por ejemplo, dentro de las organizaciones sindicales, cada vez hay más sectores que miran como horizonte a la sindicalización por rama de producción, que cobija con derechos laborales tanto a trabajadores bajo relación de dependencia o no.

El neoliberalismo autoritario no interpela al precariado desde un discurso racional de derechos, lo interpela en lo emocional, dirige su discurso a su rabia y frustración. Por eso es importante levantar argumentos sobre la pérdida de derechos laborales, pero también es significativo mostrar alternativas de seguridad en la reconstrucción y fortalecimiento de los vínculos solidarios, como una forma alternativa de construcción colectiva de la seguridad entre iguales. 

Para varios sectores precarizados durante los últimos años no es contradictorio que las élites sean las legítimas defensoras de los 7 de cada 10 ecuatorianos que se encuentran entre el desempleo y la precariedad laboral. Muchos han sido envueltos en el discurso de encontrarse perjudicados por la “rigidez” en la normativa laboral que defienden los espacios organizados de los trabajadores: “los jóvenes ya no quieren estabilidad, ni seguridad social”, “se tu propio jefe”, etc., repiten en los medios hegemónicos de comunicación. El mensaje psicopolítico detrás de la campaña mediática del “no hay mayor precariedad laboral que no percibir ningún ingreso” es: “el buen emprendedor desprecia todo lo que huele a derechos laborales; si realmente mereces el prestigio de ser tu propio esclavizador, debes realmente sentirte realizado auto explotándote”.

Desde arriba se erige una estrategia que busca compensar la sistemática exclusión económica con inclusión cultural: darle glamour a la precariedad. Es una nueva manera de incrementar su poder y tasa de ganancia desprendiéndose de los gastos que implican las obligaciones laborales y sociales. Por eso, dentro de la población precarizada durante los últimos años, sobre todo desde la pandemia, se pueden distinguir dos corrientes respecto a las perspectivas sobre qué rumbo tomar frente a la actual crisis social y política: una seducida por posiciones de “mano dura”-al estilo Bukele o Bolsonaro-, y otra que apuesta por la solidaridad y cuestiona la desigualdad social.

Es así como el autoritarismo neoliberal intenta legitimarse en una capa social precarizada que se siente libre, cómoda y sofisticada cuando se explota a sí mismo y estigmatiza a quienes podrían exigir mejores condiciones de vida. El buen emprendedor se siente libre cuando se somete ante un poder superior teológico, que le autoexige evidenciar prosperidad y lo seduce haciéndole vivir como iniciativa propia la optimización de sus energías y emociones en función de un mayor rendimiento para el sistema; que a su vez le implica rendirse en el ejercicio de la vitalidad de su propia libertad. Siente su fracaso y el de las clases empobrecidas como algo personal y no estructural: no rechaza al sistema, se rechaza a sí mismo y a los dominados. En vez de revolucionario se vuelve depresivo, con la libertad de exigir desde sus impulsos viscerales. Calma sus carencias mostrando una armadura de crueldad.

Con el sentido emprendedurista de “no sacrificar la libertad ante la seguridad” se está legitimando socialmente la presencia autoritaria de un Estado-delincuente, justamente ofrendando derechos y libertades en nombre de una supuesta seguridad, a todas luces corrupta. La extrema derecha siempre ha buscado instrumentalizar las pulsiones viscerales, proponiendo algo que sólo da la apariencia de solución, frente a problemas profundos que ellos mismos han causado. Crean desigualdad, esta a su vez aumenta la delincuencia, ganan elecciones con un programa neoliberal y populista punitivo, y se repite el ciclo.

Con el discurso de Nebot de “abatir a la ínfima porción podrida de la población”, se legitimó en los 80 la violencia política a los dirigentes y al tejido de organizaciones sociales que se opusieron a las medidas neoliberales. Asímismo, con un discurso populista punitivo, que instrumentaliza una sensación visceral de la “libertad”. Actualmente, se podría buscar legitimar una sistemática violencia política a organizaciones y dirigentes sociales. En la consulta popular que se avecina, se termina usando la desesperación por la precariedad y el miedo por la inseguridad como un medio con el cual se intenta legitimar el retroceso social. Un autoritarismo neoliberal plebiscitario que recurre a formas aparentemente democráticas para que el sometimiento parezca consensuado.

Consulta, trabajo por horas y populismo eléctrico.

Hay que prestar especial atención al contexto de los últimos días previos a la consulta y referendo. Se pone toda la carne al asador, y no es para menos. Todas las circunstancias parecían dadas para el tan anhelado trabajo por horas y arbitraje internacional, un sueño de las élites que siempre han querido materializar. Y hoy, con un consenso arrasador en la sociedad (por el sentimiento amplio de mano dura) y en la asamblea (luego de varias leyes aprobadas junto al correísmo), parecía al fin alcanzarse. Pero una serie de cortes de energía justo a pocos días de la consulta parecían poner en duda su victoria. Entonces se recurrió a un feriado de dos días y al 50% de pago de planillas eléctricas, como una medida que garantice su percibida y anhelada victoria. Aun así, nada está dicho. Pero tantos años cultivando las condiciones para que florezca la ética social del neoliberalismo autoritario, tampoco es poca cosa.

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