martes, marzo 28, 2023
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LA DIABLADA DE PÍLLARO, PANDEMIA E INSURGENCIA

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Imagen destacada Fernando Endara
Fernando Endara periodista de la Disputa

Palabras claves: Diablada de Píllaro, Ecuador, Pandemia.

La “Diablada Pillareña” es una fiesta popular y patrimonial celebrada en Píllaro- Tungurahua los 6 primeros días del año. Una celebración arraigada en la costumbre de los pillareños y pillareñas que, desde el mes de agosto, inician los preparativos para cada diablada.

El 2020 fue un año inusual, extraño, patológico. Una peligrosa enfermedad se propagó entre la humanidad poniendo en peligro incluso, la pervivencia de la especie. El virus de la COVID-19 tiene consecuencias imprecisas, peligrosas y letales en muchos casos,  que obligó a los gobiernos del mundo a tomar medidas sanitarias y restrictivas para salvaguardar la salud y la vida de sus poblaciones. En este contexto, se vieron sorprendidas las prácticas culturales comunitarias enmarcadas en fiestas tradicionales, rituales, morenadas, inti-raymis, diabladas, etc. Prácticas culturales que tuvieron que adaptarse a la normativa legal y a la tecnología para perpetuar su tradición, su gusto y su fiesta. La “Diablada Pillareña” 2021 no pudo realizarse en sus magnitudes acostumbradas, sin embargo, existieron actividades presenciales y virtuales que permitieron resignificar la tradición y perpetuar una identidad local y rural que se resiste al olvido.

En situaciones normales, la Diablada es una fiesta que aglutina a miles de bailadores y espectadores. Cientos de personas conforman grupos de baile o comparsas denominadas “Partidas” que representan a los barrios o caseríos rurales, campesinos o periféricos del cantón. Cada partida tiene una banda de pueblo[1] y varios disfrazados o personajes: diablos[2], parejas de línea[3], guarichas[4], capariches[5] y chorizos[6]; cada disfrazado sigue un código específico y particular en la fiesta. Las partidas se concentran en sus respectivos barrios o caseríos y “bajan”[7] o se desplazaban bailando desde estos lugares rurales, campesinos o periféricos hasta el centro de la ciudad, para tomarse con bailes y símbolos (Espín 2019) las calles principales del casco urbano, las de la administración política y religiosa, la vía pública por excelencia, el contorno del parque y la iglesia. Las partidas se toman de manera simbólica la ciudad para recordar el importante papel de los habitantes de los barrios rurales, caseríos o periféricos que, asociados a la agricultura y ganadería, son el sustento alimenticio, económico y cultural del cantón (Espín 2019) (Bonilla 2019). Después de recorrer bailando estas calles, las partidas se dirigen a su “descanso” o “posada”. Luego de un tiempo aproximado de dos horas, los disfrazados salen de nuevo a las calles, para hacer su recorrido característico y regresar a sus barrios o caseríos para el remate o compartir final.

Esta diablada se organiza con meses de antelación a través de acuerdos entre el Municipio de Píllaro, cabecillas[8], gestores culturales y bailadores. La fiesta sufrió una serie de cambios y transformaciones durante los últimos años, producto de su declaratoria como Patrimonio Inmaterial Cultural del Ecuador en 2008, de la expansión del estado, de la institucionalización vertical de prácticas culturales, del auge del turismo cultural y de los mercados culturales y de la imbricación de la tecnología en la vida cotidiana. De manera que los últimos años, el municipio (en concordancia con otras instituciones públicas como Intendencia, Comisaria, etc.) fue el eje rector de la fiesta: el que financió las partidas y especificó los horarios y recorridos. Los cabecillas opinan y discuten, pero en última instancia, aceptan las regulaciones municipales para evitar multas económicas al momento de consignar los fondos para la diablada. Para el 2021, la emergencia mundial sanitaria no permitió el desarrollo de la Diablada Pillareña. De manera que el municipio y los actores de la fiesta tomaron diversas medidas y acciones “para no dejar pasar la fecha” y celebrar de manera simbólica nuestra tradición.

La Diablada Virtual del municipio

El Gad Municipal Santiago de Píllaro convocó a reuniones con los cabecillas, como todos los años; pero en esta edición se plantearon varias alternativas virtuales. El trabajo cultural del municipio arrancó el mes de diciembre con una serie de conversatorios que buscaron “devolver la palabra” a los actores de la fiesta. Se organizaron encuentros virtuales con los cabecillas de las partidas, con investigadores de la localidad, con antiguos bailadores y con gestores culturales que sin duda, enriquecieron el acervo de conocimientos pillareños en cuanto a la Diablada. La moderadora y los expositores acudimos al teatro municipal, en donde al calor de la banda y de la fiesta, compartimos nuestros puntos de vista sobre la diablada, sin embargo, el foco de atención de pillareños y pillareñas fue la decisión del COE cantonal, amparado en el COE nacional: suspender la Diablada Pillareña, los pases del niño, los monos y la trajería[9].

Ante la prohibición, el municipio y los cabecillas decidieron hacer una diablada unificada y virtual, de manera que, 7 cabecillas aportaron 4 bailadores cada uno, para crear una única partida de 30 integrantes que bailó en un espacio amplio, alejado de la ciudad y con supervisión policial, de forma que se cumplieron los protocolos de bioseguridad en lo que fue calificado como un “desafío virtual a la pandemia”. La hacienda de Huagrahuasi ubicada a 3200 metros de altura en la parroquia San José de Poaló, al nororiente del cantón, fue el escenario desde donde se trasmitió la Diablada Pillareña el primero de enero. Diana Mesías del departamento de cultura del Municipio de Píllaro recalcó: “este año se coordinaron dos presentaciones, la primera el uno y la otra el seis de enero (trasmitida desde Chagrapamba en la Parroquia Presidente Urbina), únicamente de manera virtual para evitar que la gente se aglomere, el objetivo fue no dejar pasar por alto esta fiesta considerada patrimonio cultural intangible”. Esta iniciativa fue aplaudida por propios y extraños al considerarse una forma de perpetuar la tradición de manera simbólica a la vez que se respetan los protocolos de bioseguridad y las normas del COE cantonal.

Diablo de Píllaro en la Diablada del Municipio de Píllaro. Fotografía que circulo en los boletines oficiales del Municipio. En la imagen se puede observar el traje tradicional del Diablo de Píllaro, con una mascara de grandes cuernos en colores negro y dorado.

Diablo de Píllaro en la Diablada Virtual del Municipio de Píllaro

Fotografía que circulo en los boletines oficiales del Municipio

La Diablada infantil

Por otra parte, la Diablada Infantil, liderada por Jhair Jácome, elaboró una serie de actividades virtuales previas y durante la diablada. La partida “Diablada Infantil” es una de las partidas más jóvenes e interesantes de la fiesta, gestionado a base de patrocinio y auspicio, el proyecto busca “fortalecer la identidad a través del conocimiento, para que los niños vayan aprendiendo y este semillero con los años, ayude a consolidar la autenticidad de la fiesta”, indicó Lara. A partir de su primer año como partida, este grupo infantil se caracterizó por organizar talleres dirigidos a niños y padres de familia, talleres liderados por gestores culturales, bailadores e investigadores de la diablada.

En diciembre se hicieron 3 encuentros virtuales con diferentes voces, entrevistas y ponencias; para los días de la fiesta (1-6 de enero) se convocó a un “concurso”: “diablada virtual infantil”, en donde los niños y niñas podían participar filmándose bailando disfrazados desde su propia casa. Para gestionar el concurso, Lara grabó un set musical con la “Banda Infantil de Emilio María Terán[10]”, que fue enviado a los concursantes, de manera que todos debían bailar la misma canción y enviar el video para subirlo a las redes sociales. Los ganadores serán los videos que consigan mayor interacción y los premios son peluches coleccionables de los personajes de la diablada pillareña en forma de caricatura, donados por una fábrica de peluches que auspicia la partida. El concurso superó las expectativas, fueron alrededor de 35 videos con niños y niñas, solos o en grupo, de diablos, guarichas, parejas de línea y/o capariches, que disfrutaron disfrazados de la diablada infantil virtual. Estos videos superaron los 92,000 visitantes desbordando la página y revelando el interés de actores y espectadores por esta fiesta tradicional de Píllaro, en su formato infantil y virtual.

Título de la Fotografía: Bailador ancestral, con sus implementos. En la imagen se puede observar un adulto mayor caminando con el traje típico del Diablo de Pillaro
Fotógrafo: Bladymir López 

Los Diablos de Píllaro. Los actores de la fiesta.

La mayor parte de actores de la fiesta no participó de estos formatos virtuales/legales, y buscó sus propios mecanismos para perpetuar una tradición. “Sin querer queriendo”, actualizaron antiguas disputas y significados asociados al baile de la diablada: la resistencia y la insurgencia ante el poder. Varios grupos de amigos, colectivos culturales y personas afines al baile se organizaron de forma secreta y casi clandestina, para recrear su propia versión de la diablada, adaptada a las circunstancias sanitarias y a la normativa del COE cantonal, que reitero, prohibió la diablada. El primero de enero llegó con tristeza, no retumbó el bombo ni la trompeta, no sonaron los voladores ni se calentaron las pailas de fritada, no se alistaron trajes ni caretas, casi no hubo un “feliz año”, pero bailaron los diablos, como cada enero desde que se recuerda.

Los bailadores y bailadoras se mantuvieron expectantes y temerosos por miedo a la enfermedad, al contagio, a llevar carga viral a los seres queridos, esto hizo que muchos se refugiasen en sus hogares. Otros tantos, cumplidores de la ley, respetaron la normativa vigente, dejando de lado por este año, el baile o la organización barrial de la fiesta. Pero hubo un pequeño grupo de bailadores, con banda, brindis y disfraz: “Guanguibana Insurgente” que hizo honor a su denominación.

“Guanguibana Insurgente” se formó a finales del 2020 con el afán de participar en un concurso virtual de la Diablada Pillareña, con la iniciativa de José Luis Velasco, Paul López y Stalin López, bailadores de la zona Tunguipamba-Guanguibana, con el lema: “somos un pasado que baila en el presente”. Al poco tiempo, este grupo de amigos, ligados en torno al gusto por el baile, la música y el disfraz tradicional decidió bailar el 1 de enero del 2021, a pesar de todo. Pusieron una cuota, contrataron a la banda 8 de Septiembre[11], consiguieron una casa para realizar el baile final y realizaron un recorrido pequeño en el barrio de Tunguipamba. Stalin López, líder de la agrupación comenta:

“tomamos todas las medidas posible de bioseguridad, colocamos un lugar para limpiar zapatos, un lugar con solución desinfectante, se les fumigaba al entrar, y se les repartía un vasito y una copita para cualquier cariño, también se brindó un refrigerio. Se respetaron los espacios y a los participantes, los asistentes estuvieron con mascarillas y seguimos en comunicación, hasta el momento no hemos tenido ninguna anomalía”.

A pesar de que “Guanguibana Insurgente” eligió una locación alejada de la zona central y mantuvo en secreto su organización, al poco tiempo de iniciar el baile llegaron varias camionetas de bailadores disfrazados de diablos y guarichas. “No los aceptamos, estábamos en casita ajena, había que respetar los protocolos de bioseguridad, solo estuvimos personas allegadas al grupo. Aún al día siguiente cuando hicimos la minga de limpieza del lugar, llegaron disfrazados buscando una banda y un sitio para bailar”, refiere Stalin.

Este grupo no fue el único que se disfrazó del 1 al 6 de enero. El sábado dos de enero hubo dos concentraciones pequeñas. El grupo de bailadores e integrantes de la partida de la Florida gestionó un recorrido por el área rural de su barrio hasta terminar en la casa del cabecilla. José Luis Jácome, el cabecilla, indica que únicamente prestó el nombre y el lugar de su partida a un grupo de bailadores que contrató de su bolsillo una banda y estipuló un recorrido pequeño que fue filmado y difundido al día siguiente.

Por otra parte, el grupo de danza “La Gallada”, realizó una diablada en la zona de Panguigua, parroquia de San Miguelito, Píllaro. El grupo de danza “La Gallada” se conformó en el año 2008 como un grupo de baile familiar en el sector de Callate en el centro de Píllaro, para acompañar con danzas y comparsas “las pasadas” del divino niño de su sector. Al poco tiempo y gracias a nexos con gestores, bailadores y cabecillas, el grupo y sus bailadores se involucró en la diablada, realizando salidas de baile a otras ciudades del país y siendo activos bailadores en cada edición anual de la diablada. Su líder, Stalin Moya comenta:

“Para el 2021 estábamos ansiosos esperando los días de fiesta, pero por la pandemia no se pudo realizar, se vino abajo la tradición. Pensamos hacer algo pequeño en el patio de la casa, con un parlante o amigos músicos. La idea de hacer el baile el 2 de enero, fue de los muchachos que dijeron organicémonos, buscamos un lugar amplio y contamos con unas 30 personas para poder desarrollar la diablada, con todas las medidas de bioseguridad”.

El domingo 3 de enero fue el turno del Colectivo Minga Cultural y el barrio Tunguipamba. Este colectivo trabaja desde el 2014 en varios ejercicios performáticos de la memoria que buscan poner en escena elementos tradicionales de la Diablada Pillareña para resignificarlos en el presente. El cabecilla de Minga Cultural Tunguipamba, Patricio Lara, junto a los gestores de la partida contrataron una banda para que sus bailadores (alrededor de 30 personas) bailen en la casa del cabecilla, respetando los protocolos de bioseguridad; sin embargo, en días previos, se aprobaron nuevas medidas restrictivas a nivel local y nacional que obligaron a cancelar el acuerdo con la banda y reconfigurar su participación. Por la mañana publicaron un video documental sobre su proceso del año 2019-2020 y por la tarde hicieron un baile íntimo entre amigos, con músicos de cuerda: guitarra y violín, organizado por los jóvenes del grupo. Alrededor de 20 disfrazados y 20 acompañantes nos encontramos para interpretar nuestra tradición de forma simbólica, respetando las normas sanitarias. Acá también se repartieron copas personales y se guardó la distancia y el uso de mascarillas.

El lunes 4 y el martes 5 de enero el movimiento fue menor, porque se alistaban los esfuerzos para el 6 de enero, el día en que la fiesta, como cada año, explota. El miércoles 6 de enero hubo al menos 8 concentraciones, partidas o diabladas desarrolladas en diversas localidades rurales de la ciudad, la mayoría de ellas de organización privada y secreta, financiadas por los bailadores, sin tintes turísticos ni comerciales.

Mientras la Diablada Pillareña virtual del municipio se ofreció como un producto cultural virtual y se difundió en medios de comunicación locales y nacionales; las diabladas pillareñas clandestinas fueron el foco de atención de gestores y bailadores que en el último día, tomaron sus implementos de baile y se sumaron al jolgorio. Se activaron recorridos y bailes en las plazas y en las calles de algunos de los lugares más tradicionales de la diablada como Tunguipamba, Guanguibana, Marcos Espinel y La Florida, pero también en barrios rurales no asociados a la Diablada como Chagrapamba, Quillán o San Miguelito; los bailadores buscaron sitios amplios y alejados por el temor a la enfermedad, a la autoridad y a la infracción. Varias de estas diabladas se extendieron hasta altas horas de la noche y congregaron cada vez más bailadores y espectadores dificultando guardar las distancias y las medidas sanitarias, la Policía Nacional intervino con operativos para clausurar las fiestas clandestinas.

Diablos de Píllaro bailando en Tunguipamba (2021). En la imagen se encuentra un grupo de personas danzando con la vestimenta tradicional de la Diablada de Píllaro.
Fotografía: Sebastián Solís
Parejas de Línea bailando la noche del 6 de enero de 2021 en una zona rural. En la imagen se observa un grupo de personas en la celebración nocturna.
Fotografía: Pablo Romero

Fueron varias las organizaciones, las partidas, las bandas y los grupos que bailaron del primero al seis de enero a pesar de la prohibición del COE cantonal, actualizaron así, el sentido de insurgencia, una de las nociones socioculturales más antiguas de la fiesta. Si la Diablada Pillareña en sus orígenes fue un baile que se oponía al poder colonial, a las imposiciones étnicas, culturales y religiosas, y afianzaba un sentido de pertenencia rural, en el 2021 se recuperaron estos sentidos que, con el tiempo fueron omitiéndose, perdiéndose o desvirtuándose.

Milton Pullupaxi, integrante del grupo cultural “Los Piketeros” indica: “como pillareños, nos identificamos con la rebeldía que corre en nuestras venas, muy aparte del covid, cada uno de los muchachos tomó las medidas sanitarias para bailar, meternos en el personaje y olvidarnos de todo lo malo del año”. Néstor Bonilla, gestor cultural con amplia experiencia en la diablada menciona:

“Quienes estaban organizados son jóvenes, prácticamente rompen el orden establecido, se recupera una motivación básica de la fiesta, no podríamos juzgar el nivel de riesgo al que se han expuesto, pero vemos que prevalece la intención de no dejar pasar la fiesta desapercibida, sino realizarla en sus espacios. No justifico el incumplir una norma establecida, pero entiendo que son reacciones que están dentro de la lógica de las comunidades, de la práctica cultural, de la misma  naturaleza de la diablada, de su origen. El contexto mismo de la fiesta trata de romper un orden establecido, aunque sea de manera simbólica, esta vez fue de manera real, no podemos propender que la lógica de la fiesta funciones en torno a una u otra autoridad o normativa. La fiesta va respondiendo a una especie de subversión simbólica ante todo el sistema, ante el COE cantonal; la decisión que optaron las comunidades, para no exponer a su gente, fue hacer la diablada en sus barrios, como se hizo con el Inti Raymi en otras regiones del país”.

Estos grupos de baile también cuestionan al turista, o más bien al comportamiento del turista en la fiesta, demostrando que para una gran cantidad de bailadores, el gusto por el baile es invaluable y está por encima del comercio, la mercantilización o el turismo. Al respecto Néstor menciona:

“Hace un tiempo nos dimos cuenta que uno de los grandes problemas de la diablada, es la forma en que se estaba vendiendo una práctica cultural que era de las comunidades y que ahora se la planteaba como un referente de identidad comercial, para que despierte el apetito de un turismo desechable, que no se articula con lo que hace la comunidad. Un turismo de consumo, que lastimosamente va chocando o va quitando, usurpando espacios físicos y simbólicos a la diablada, provocando un conflicto para quienes bailan, la ciudadanía y las autoridades […] es difícil controlar un segmento tan amplio de personas que visitan el cantón y tienen un apreciación bastante distorsionada de la fiesta”.

Stalin López, líder de “Guanguibana Insurgente”, agrega:

“El señor turista, por la emoción de bailar, se convierte en un caudal que no es bien manejado. Se necesita una guía que enseñe al turista como debe mantenerse, comportarse y compartir durante la fiesta. Cuando el turista se cree el dueño de casa, te empuja, te jalonea, te coge la máscara, te coge los cachos, están pasados de copas. Un bailador no quiere dar espectáculo al turismo, quiere estar en paz con uno mismo y bailar”.

La Diablada Pillareña 2021 en el contexto de la pandemia mundial por COVID-19, fue un desafío que actualizó disputas en torno a los motivos del baile, la insurgencia y el turismo. Frente al temor del contagio, al miedo por propagar la enfermedad en los hogares y ante las posibles infracciones penales, los bailadores eligieron tomar su careta y transfigurarse en personajes de leyenda, demostrando que la fiesta pervive aunque el mundo se caiga a nuestro alrededor. Y que, sobretodo, la fiesta es un gusto personal para cada bailador, porque al bailar se conectan con el ande, con la música, con el disfraz, con su memoria, con su cuerpo y con su experiencia para encarnar una identidad, un lugar en el mundo.

El 2021 también resaltó el trabajo de los bailadores más jóvenes que demostraron que se pueden retomar antiguos procesos organizativos, autogestionados, colaborativos e insurgentes. En efecto, el líder de “Guanguibana Insurgente” comenta:

 “Lo hicimos meramente por bailar, por no quedarse con la pica de bailar un primero de enero, por no quedarse con el mal sabor de boca, pero siempre estaba el miedo de que llegue la autoridad a cumplir su trabajo. Estábamos incumpliendo la ley, porque estaba prohibido. Estábamos haciendo caso omiso a lo que nos decía la autoridad, y ahí prevaleció o salió a flor, el gusto de ser insurgente, una insurgencia con razón, muy pendiente y muy cuidadosa de tener todas las medidas, hicimos todo lo posible a nuestro alcance, el miedo siempre está, más por las personas mayores, hasta ahorita hemos mantenido diálogo con todos los muchachos del grupo y se encuentran muy bien. No solo nosotros hicimos diablos. […] Nos desenvolvimos de la mejor manera, siempre con el gusto de recibir un año nuevo y augurar un mejor 2021 para todos, por esa bailamos, para celebrar el año y augurar un mejor presente.

Stalín Moya, líder del grupo de danza “La Gallada” nos cuenta también:

“Todos los muchachos quedamos contentos, conformes y satisfechos, por primera vez intentamos sacar nuestra propia partida, pudimos disfrutar, teníamos banda propia, teníamos los personajes, bailamos como que estuviéramos en la casa del cabecilla o en la posada, fue totalmente diferente, no tener mucha presencia de turistas, que de pronto por la euforia que tienen se meten a las partidas y quieren ser partícipes y eso incomoda al bailador y al participante. Tuvimos la libertad, nos sentimos contentos de poder disfrutar […] Si, teníamos el temor de que baje alguna autoridad, nos asesoramos y nos dijeron que lo único que pueden hacer es suspender el evento más no detener a las personas ni sancionar económicamente. […] Tenemos un mismo gusto, somos pillareños, y esto es lo que más nos gusta, sea como sea debíamos hacerlo. […] La salud prevalece, lo hemos realizado con las medidas más importantes de bioseguridad, se trató de hacer lo más privado, no queríamos que haya mucha afluencia, pero el sonido del bombo atraía a la gente al calor de la fiesta”.

Diablo de Píllaro llegando a una Diablada clandestina. En la foto se observa un padre de familia llegando a la celebración con los trajes típicos de la diablada.
Fotografía: Darío Guachi.

Propios y extraños llegaron a las diferentes diabladas del 6 de enero, las fotos y videos no tardaron en surgir en las redes sociales y en los medios de comunicación. Aunque entendemos perfectamente las críticas ciudadanas a los bailadores y gestores insurgentes que propiciaron fiestas clandestinas en medio de una pandemia mundial, también entendemos la posición de los actores de la fiesta, respaldamos las manifestaciones culturales que, tomando las medidas sanitarias posibles, buscaron espacios en sectores rurales para bailar, disfrazarse y perpetuar una tradición.

Que la Diablada Pillareña del 2021 nos permita volver los ojos al campo, a la ruralidad, a la economía local y a las gentes de las comunidades, barrios, caseríos y parroquias periféricas de Píllaro que son el sustento alimenticio, económico y cultural del cantón, y que son, unos verdaderos DIABLOS DE PÍLLARO. La Diablada Pillareña 2021 también nos recordó que el turismo y el negocio son secundarios para los bailadores, que sus corazones, su espíritu y  su voluntad no están a la venta, ni se exhiben exóticos en vitrina, nos recordó que el gusto por el baile siempre será invaluable, íntimo, clandestino e insurgente.

Viva la Diablada Pillareña

Viva Píllaro.

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

La Disputa


[1] La banda de pueblo, conformada por uno o dos bombos, un tambor, platillos, 3 o 4 trombones, 3 o 4 trompetas, 3 o 4 saxos (puede incluir clarinetes, güiro, timbales, tubas, entre otros); interpreta San Juanitos, Tonadas y Pasacalles principalmente.

[2] El personaje más popular y el que da nombre a la celebración. Los pillareños y pillareñas elaboran sus propias caretas, pelucas, coronillas, vestidos y boyeros para la ocasión. Su misión es “abrir espacio” para el baile de las “parejas de línea”. Su baile es desgarbado y sucio. Intenta asustar y jugar con los y las observadoras.

[3] Personajes que representan a los “hacendados” o blanco-mestizos de alcurnia, llevan caretas de blanqueamiento (caretas de malla), pañuelos franceses, camisas, vestidos y pantalones adornados con papel brillante, su baile es acompasado y elegante.

[4] Este vocablo empleado en Colombia y Ecuador se refiere a una mujer (en la época de la colonia y en la conformación de la república) que suele acompañar o estar en presencia de los soldados en la campaña o en las marchas militares. En la Diablada Pillareña, representan a mujeres de vida promiscua en el sentido machista y patriarcal de la costumbre. Son vistas como mujeres libertinas, parranderas e infieles

[5] Representa a los barrenderos

[6] Payasos que dan la lección: rima, verso o juego de palabras a los asistentes. La misión de estos últimos 3 personajes es “abrir espacio” para el baile de las “parejas de línea”.

[7] La mayoría (pero no todas) las partidas se concentran en barrios o caseríos que tienen más altura en metros sobre el nivel del mar que la parroquia central, por lo tanto, la gente suele decir: “ya bajan los diablos”.

[8] Persona de carisma, líder de cada una de las partidas.

[9] Los monos son disfrazados de la parroquia de San Andrés en Píllaro. La trajería es un baile tradicional de la parroquia San José de Poaló en Píllaro.

[10] Emilio María Terán es una parroquia rural al sur de Píllaro. La Banda Infantil es un Proyecto particular del músico Leonardo Moreta que, en familia creó un semillero de talentos cuyo objetivo es convertirse en una banda de pueblo tradicional, sin shows ni orquestas, para acompañar la diablada. El Proyecto contempla el reemplazo de los músicos para tener siempre una banda infantil, mientras los mayores conformarán la banda tradicional.

[11] La Banda 8 de septiembre lleva más de 40 años tocando la música de la Diablada Pillareña.

Señor Iza

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Imagen destacada Alfredo Espinosa
Alfredo Espinosa articulista La Disputa

¿Cuánto más deben soportar los ciudadanos a dirigentes como Leonidas Iza y otros tantos que, sobreexplotando su condición de minoría étnica, se creen con derecho a convulsionar el país las veces que les venga en gana? ¿Hasta cuándo la inacción del sistema de justicia seguirá revistiendo de impunidad a quienes hacen de la agitación y la amenaza su modo de subsistencia política?

¿Cómo es posible que se continúe perjudicando a los ciudadanos del campo y las urbes por las pugnas entre un Estado regateador y dirigencias pedigüeñas que cabildean apoyos -con actores propios y extraños- para convertir la recusación sesgada al Gobierno de Lasso en argumento suficiente para pedir a gritos su salida?

Señor Iza, ¿con quién converge su pedido de renuncia al presidente de la república? ¿Con el de los ciudadanos que están frustrados con un régimen que los defrauda a diario y que pese a ello jamás apostarían por usted y menos aún por un golpe de estado? ¿O con el de una elite política de baja credibilidad y aceptación, que -atrincherada en la Asamblea Nacional- busca dar el salto arribista hacia Carondelet, sin sustento legal, ni apoyo popular? ¿Por qué insiste en su pedido de renuncia al presidente Lasso? ¿En realidad quiere una salida “menos traumática y más digna” para los problemas del Ecuador? ¿O su verdadera intención es entregar el país a una marioneta de los caciques políticos, para que esta asuma la responsabilidad de aplicar la “muerte cruzada” y convocar -posiblemente con nuevas autoridades y al calor de los resultados del 5 de febrero- a la elección de un nuevo mandatario (binomio presidencial) y nuevos legisladores antes del 2025? ¿Es consciente que los resultados electorales de Pachakutik reflejan solo el acierto en la selección de candidatos, más no el apoyo del electorado a la organización que los auspició? ¿Quién aspira que gane?

¿Qué quiere señor Iza? ¿Ser el “¿Gran Timonel” del Ecuador, así como Mao Zedong lo fue de China? Posiblemente sí, aunque usted no tiene el mismo quilate político-intelectual de Mao, solo su espíritu carnicero e identidad beligerante. La cual espera desembocar en algún conflicto de calle para que su intento de best seller, “Estallido”, se haga realidad. Esta es su única propuesta política, conducir el famoso “tractorcito” -que es un vehículo cuatro por cuatro- para llevar al Ecuador hacia el “comunismo indoamericano”.

Pero como el trayecto hacia ese totalitario experimento utópico -que fracasó en el siglo pasado- es difícil de recorrer, ahora prefiere circular por el mismo camino del correísmo; aunque esto implique atropellar no solo a la institucionalidad del Estado, que se encuentra al borde del desahucio por sus propias contradicciones e incoherencias, sino también atentar contra la paz imperfecta del país, herida de gravedad por la presencia tangible de la delincuencia organizada y la narcopolítica.

¿A quién o a quiénes se debe señor Iza? ¿Quiénes financian sus berrinches de calle, paros y movilizaciones de tinte pendenciero? Sí, es cierto, no hay fotos, ni un acta que dé cuenta de un pacto formal entre la actual dirigencia que preside en la CONAIE y el líder de la “Revolución Ciudadana”, el expresidente Rafael Correa.

No obstante, es imposible olvidar que, en el contexto de las elecciones presidenciales de 2021, el propio candidato de Pachakutik, Yaku Pérez Guartambel, dijo que “dentro del movimiento indígena habría vertientes vinculadas al correísmo y ahí se puede ver, de acuerdo con los textos que todos conocen, que el presidente de la CONAIE es muy próximo al correísmo”. Además, la opinión pública no es ingenua, percibe con mucho tacto cómo operan acuerdos de facto sobre temas puntuales, entre ellos, el desgaste progresivo al régimen de Lasso en la calle.

Situación que no nos debería sorprender, pues los dirigentes de izquierda -o al menos quienes dicen identificarse con ella- casi siempre han utilizado como estrategia para dignificar sus mescolanzas políticas (e incluso electorales) la denominada “unidad de acción”. Así ocurrió cuando las centrales sindicales se juntaron en el siglo XX para enfrentar la dictadura civil de Velasco Ibarra. También cuando las organizaciones sociales y políticas abarrotaron las vías de la capital para expresar su inconformidad con el Gobierno de Correa. No obstante, los tiempos han cambiado, esta “unidad de acción” con el correísmo no es ni de lejos la versión remasterizada de la “Gloriosa” del 28 de mayo de 1944, ni Lasso es Arroyo del Río, y ni usted, ni el expresidente Correa son Velasco Ibarra.

La ideologización coagulada del odio no puede ni debe seguir siendo, señor Iza, su plataforma política en la CONAIE, con la que -al buen estilo de Vachagnon- recolecta todos los desequilibrios de nuestra sociedad, para materializarlos a través de amenazas, chantajes, expresiones iracundas y hasta violentas con las que justifica su repudio a la democracia. “Violencia revolucionaria” que, dirigida por una pequeña burguesía indígena con discurso “progre”, pone en evidencia la nostalgia de algunos actores por tumbar presidentes.

¿Es esa la solución? ¿El retorno al pasado? ¿Merece esto el Ecuador?

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Dar el paso

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Gabriela Celorio

Me encontraba en la encrucijada entre dar el paso o quedarme ahí parada toda la tarde hasta tomar una decisión. Mis manos sudaban a borbotones, mi pecho se hundía y palpita con gran velocidad, mis ojos estaban achinados, he llorado por 12 horas sin parar.

Mi vientre hostil me repetía una y otra vez todos los meses que jamás podría ser madre. Pero yo era insistente. Todos los miércoles iba al bar de Lucía para conocer al nuevo galán. Estoy consciente de que soy muy atractiva, con vestido luzco muy bien, por lo menos eso es lo que dicen todos los compañeros nocturnos que los llevo a la casa y son desechados cada jueves por la mañana antes de ir al trabajo, así que no me es difícil acercarme engatusarlos.

Claro, ninguno conoce mi propósito, solo uno de ellos que se llama Marco, miró las marcas en mi estómago y me preguntó por qué tenía tantos pinchazos. Le conté toda la historia ese jueves que me bajó la regla y me encontró llorando en mi baño. Desde ahora somos muy buenos amigos y compartimos uno que otro café en la picantería de la esquina de mi casa. De vez en cuando nos escabullimos en mi dormitorio y nos amamos, por supuesto con él tomo todas las precauciones, todavía no estoy segura de querer tenerlo en mi vida del todo y no quiero un hijo suyo.

Hace tres años cumplí 38 y desde entonces, me someto a que me inserten un casi feto en mi vientre todos los meses, porque no he tenido mucha suerte con mis noches efímeras de miércoles, ninguno ha tenido la dicha de que lo vuelva a recordar por dejarme embarazada.

Lucía dice que debo parar, no solo porque no podría amar a ninguno de esos incautos que me sobornan con una linda vida cada jueves, sino porque he dejado de sentir de verdad, solo quiero un bebé, he perdido las ganas de amar, me dice Marco…

El centro de adopción queda a ocho horas en auto desde el pequeño pueblito donde resido. Así que, cada mes, tomo mi auto y manejo sin parar. Voy a la oficina de la trabajadora social para que audite mi carpeta para saber si he logrado cumplir los requisitos para ser apta, por supuesto necesito un esposo, porque jamás creerían que una madre sola pueda criar a un ser humano decente, soy la última de la lista seguramente.

El día de hoy, la doctora ha insistido que vaya al consultorio, entré con el chocolate que siempre le regalo por la paciencia que ha tenido estos tres años conmigo. Vi en su cara desconsuelo y malas noticias. Empezó con la letanía de que debía seguir con el proceso de adopción y que lamentablemente el último examen dio como resultado tres óvulos que residen en mi cuerpo y eso sería todo, me quedaban tres meses para ser madre de manera natural, imposible del todo.

Me reuní con Marco y se lo conté, su cara era diferente, sabía que algo le molestaba y le dije directamente. Suéltalo, Marco, sin miedo, dime que es lo que te estás guardando. Finalmente abrió la boca, hubiera preferido que se largue y no se despida.

Resulta que viajaría el próximo mes a Francia con la raquítica de su exnovia. Finalmente, ella le ha perdonado que le haya sido infiel conmigo y se casarán allá, con todas las de ley, le di mi bendición y salí despavorida de la picantería.

Creo que tenía que haber ido al psicólogo, estas ideas suicidas que rondan en mi mente empezaron a despertar antes de que cada miércoles me coja a todo individuo de 30 o 40 años que pasaba por el bar de Lucía, pero no le di mucha importancia.

Ahora estoy aquí parada viendo al infinito en la terraza de mi departamento, el vino se derrama cada que mi mano tiembla.

Podré dar el salto, no lo sé, de lo único que estoy segura es que si no doy el paso, iré a buscar a Marco a Francia.

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Menos influencers, más referentes

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Álvaro Peña articulista La Disputa
Fuente: pixabay

Cuando era niño soñaba con ser arquitecto, la sola idea me hacía sentir importante e inteligente. No recuerdo con exactitud si alguien me dijo lo que significaba ser arquitecto o lo había visto en la televisión o en alguna persona, pero lo cierto es que soñaba con crear, diseñar y hacer casas bonitas. Ideas firmes por las que trabajé desde la escuela hasta la secundaria para lograr mi cometido.

Desde niños nos han metido la idea de que las carreras universitarias nos aseguran la vida. Es la opción más confiable para lanzarte al mundo. Se escucha muy a menudo la frase: “tienes que ser alguien en la vida”. Supeditando siempre la felicidad y el bienestar personal a una carrera, una profesión o un título universitario. Nada más falaz que aquello. Mi caso no distaba mucho de esta realidad, soñando o pensando que la carrera era la opción más fiable para el futuro. Siempre pensando en el factor económico, en el bienestar y seguridad que me daría la carrera universitaria.

Por cosas de la vida y de los requisitos de la universidad, que en mi época también existían para el ingreso a nuevos estudiantes y a las carreras más demandadas, no logré incribirme en la carrera en la que había soñado. Gran decepción para mí, los planes que durante toda la niñez y la adolescencia había diseñado en un abrir y cerrar de ojos se desvanecían.

Tocó opcionar por las carreras tradicionales, que por cierto, siempre habían sido denostadas; me incliné por la Administración de Empresas, carrera a la que empecé a amar y que amo porque me ha permitido desarrollarme como ser humano y profesional, en todo lo que hecho en mi campo ocupacional.

He querido empezar con esta pequeñísima autobiografía para contextualizar la situación actual de las vocaciones profesionales que se traducen en carreras universitarias. Y posterior a ello, la demanda y oferta laboral que existe en el mercado y, lo más importante que creo se debe tomar en cuenta al momento de elegir una carrera profesional: el gusto por hacer lo que se ama, frente a la realidad actual de las nuevas tendencias en el desarrollo de profesiones nuevas como lo son: influencers, youtubers y bloggeros a través de las plataforma digitales en redes sociales.

Fuente: Pixabay

¿Por qué se quiere ser médico? Muchas de las respuestas serán: “para salvar vidas”. ¿Por qué se quiere ser abogado? Para ayudar a las personas a hacerles justicia, dirán los interesados. ¿Por qué se quiere ser administrador? Para montar mi propia empresa y generar trabajo, pensarán los aficionados. Y así, habrá un sinnúmero de respuestas a las diferentes aspiraciones vocacionales profesionistas de jóvenes y pequeños que anhelan ser alguien en la vida.

Aspiraciones que se convierten en las necesidades de autorrealización que ahora están muy de moda y por las que todo mundo trabajamos. Porque también hay muchos que quieren ser pilotos, bomberos y bailarines y lo han logrado, les va bastante bien.

Lo de salvar vidas, en muchos de los médicos, se quedará en la teoría; en lo de hacer justicia, en los abogados, solo durará hasta que se pierda un juicio; y, lo de montar empresas y generar trabajo en los que administramos, nos durará hasta que se nos presenten las primeras barreras para emprender; principio aplicable a todas las carreras.

Por lo que, la opción confiable y segura para la jubilación y los años de vejez se quedará en la ilusión. De ahí que surgen las nuevas tendencias de profesión, a las que muchos nos vemos tentados y las que también muchos han emprendido y les va bastante bien económicamente hablando.Entonces, tras la profesión viene el trabajo y ante esta inminente realidad ¿Cuál será el trabajo más deseado hoy en día por los jóvenes en el mundo?

La compañía Remitly nos contesta esta pregunta a través de un estudio denominado: The world’s dream job: the careers people are searching for the most (El trabajo soñado del mundo: las carreras que la gente está buscando más). Los resultados nos dicen que en países como Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido, el trabajo de piloto es el más deseado y buscado y, por supuesto es la profesión que lidera la lista; seguro porque va alineado al gusto por la profesión y a los réditos que genera dicho trabajo.

El segundo lugar lo ocupa la profesión de escritor -dato aliciente-, porque al menos las artes siguen vivas. Seguido de la profesión de bailarín, que se une a la segunda por mantener viva la semilla de los artistas.

El cuarto lugar latinoamerica lo puntea, porque lo que más prevalece y es la profesión más deseada, si se la puede llamar así, es la de youtuber. Y como no podía ser de otra forma, en nuestro país, el deseo y anhelo de muchos también, es el de ser influencer. ¿Será por eso que ahora las redes sociales están plagladas de contenido basura? Solamente en Brasil cambia la tendencia, ya que el estudio arroja que el sueño de la mayoría es ser empresario.

Son datos que nos dan una pincelada acerca de las inclinaciones laborales futuristas de las nuevas generaciones y de lo que nos espera como país. ¿Hacia donde vamos? ¿Qué es lo que le espera al país y al mundo si seguimos con esta inoficiosa actividad? Es cierto que la industria mueve millones de dólares, gracias a los “likes” que los seguidores de aquellos que se autoproclaman influyentes comparten o dan, pero que en realidad no aportan mayor cosa al desarrollo de una mejor sociedad, de hecho, la hacen más decandente, líquida e indolente.

Todo funciona en torno a los dólares que generan. ¿Será acaso también que en nuestro medio tercermundista no se han generado mayores oportunidades de crecimiento o será que todo esta premeditado para mantenernos sumisos ante el gigante sistema? Nos mantienen ocupados con historias estupidas, ridiculeces y un sinfín de vagatelas. Y lo peor de todo, es que muchos imitamos tal mediocridad. No es de extrañar entonces, porqué nos gobiernan las personas que nos gobiernan.

La educación tiene mucho trabajo que hacer para volver a despertar en las personas, pasiones por las cosas que se hacen a diario y que generan valor tanto a nivel personal como colectivo. Según el decurso de la vida y como están las cosas, nos urgen más y mejores médicos, más y mejores maestros, más y mejores administradores, más y mejores abogados, más y mejores arquitectos, más y mejores escritores, más y mejores artistas, más y mejores funcionarios, más y mejores trabajadores, sobre todo más y mejores humanos.

La retribución económica por el desarrollo de una profesión debe tener como finalidad el vivir con dignidad y ayudar al que lo necesita; el conocimiento, la sabiduría, la técnica y la ciencia debe servir para hacer del mundo un lugar más habitable, no para hacerlo más comercial e inicuo. La mejor retribución es contribuir al desarrollo y crecimiento del lugar donde se vive.

Ecuador y el mundo necesita menos influencers y más referentes. A quienes sí imitar y a quienes descartar. Referentes que prediquen con el ejemplo desde la experiencia de haber aportado algo al mundo.


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Ecuador, elecciones y depresión colectiva

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Que los procesos electorales se constituyan cada dos o cuatro años como la válvula de escape pacífica de todas las frustraciones y depresiones colectivas no es nada nuevo. De hecho, esta es una regla casi general con la que los ciudadanos -en un acto de constricción- intentan resarcir en las urnas sus descalabros políticos.

Así llegaron al poder Rafael Correa y Guillermo Lasso. Tampoco es novedad que, por tradición y ausencia endémica del Estado, los ecuatorianos tiendan a hipotecar su futuro al pasado. Porque en medio de su dependencia emocional e incluso baja autoestima, la mayoría de la población es adicta a consumir -sin miedo al empacho- lo que provenga de candidatos y gobernantes (nacionales y locales) con patología autoritaria, caudillista y clientelar.

¿Qué quiere el pueblo? Es lo que muchos nos preguntamos. Los resultados de las elecciones del pasado 5 de febrero en las que el oficialismo perdió las seccionales, la posibilidad de incidir en el CPCCS y todas las preguntas del Referéndum, ratifican la desconexión del régimen de Lasso con los ciudadanos y los anhelos de autoridad de estos últimos frente a un gran vacío de poder y descomposición institucional que se agudizan en veintiún meses de errática gestión presidencial.

El epicentro del problema es que la línea de frontera entre la búsqueda de una figura con autoridad y una autoritaria es tan delgada que, los ecuatorianos tienden a perderse en ella y a cruzar de un extremo a otro como si se tratara de un mismo territorio.

Consecuencia de ello y de la profunda raigambre feudal que permea tanto en las conductas ciudadanas como en el quehacer político y una vez que se hicieron públicos los primeros resultados oficiales preliminares de las elecciones 2023, se reafirma el marasmo existencial de buena parte de nuestra gente, al requerir nuevamente “patrones de hacienda” para que funjan como gobernantes y hagan con el país como a bien tengan, sin importar los recursos que utilicen. Aunque esto confirme la dependencia del pueblo al maltrato sistémico y multidimensional, así como su enraizado complejo de inferioridad que responde a la lógica del “pegue patrón”.

El modelo hacendatario de la política está vigente. ¿Ocurrirá esto en las elecciones generales del 2025? ¿Seguirán los ecuatorianos buscando y viendo héroes ficticios donde no los hay? ¿Los resultados de las elecciones seccionales 2023 y del propio referéndum marcan una posible recomposición de los autoritarismos? Lo único cierto hasta el momento es que el actual, es un gobierno de transición devaluado.

Pero hay algo mucho más grave, la sociedad ecuatoriana en medio de sus trastornos, los dimes y diretes de esta vorágine electoral ya no se interpela ante la corrupción de la política y sus élites. Es más, tolera a quienes, en medio de discursos demagógicos y memoria selectiva, la reivindican con la salvedad de que sus gestores oferten y hagan obras que se traduzcan -por influjo de la propaganda- en salud y educación de calidad, y trabajo digno. Es decir, en todo lo que hoy en día no existe.

Los ecuatorianos asistimos a un nuevo escenario de alta conflictividad, en donde la democracia y la gobernabilidad penden de un hilo. ¿Cómo frenar el desenlace autoritario que aparentemente se le avecina al Ecuador? Esto dependerá de la capacidad institucional del país y la madurez de la sociedad. Sin embargo, frente a los aires triunfalistas y el ambiente burlesco que impera en varios de los ganadores de la contienda electoral 2023, el peor error que podrían cometer las autoridades electas es ahogarse en el mismo mar de egos e idolatrías del pasado, por sobre las obligaciones que emanan de sus nuevos cargos, pues la democracia no es un cheque en blanco.

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María

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Álvaro Peña

¡Corazón cobarde! No fuiste capaz de dejarte consumir por aquel fuego que, mal escondido podía agostarla… ¿dónde está ella ahora, ahora que ya no palpitas, ahora que los días y los años pasan sobre mí sin darme cuenta de que te poseo?

Pequeño extracto del Libro “María” del escritor Jorge Isaacs

Siempre corrí tras un amor que satisfaga mis necesidades. Todas ellas confluían en satisfacer el desorden de mis emociones, en sanar las brechas que desde pequeño se produjeron. Quizá fue la curiosidad la que me llevó a conocer los recónditos más secretos del amor y de la maldad del ser humano; o, fue el destino del que tanto habla la gente, de aquello que tiene que pasar porque así está escrito. Porque así tiene que ser. ¡No lo sé!

Se llamaba María, un nombre tan común, tan religioso, tan popular, que no inspira el más remoto interés. Cuando te conocí fue así. Solo faltaron dos minutos para saber que aquel prejuicio que algún día formulé en la mente; esa tarde, con la belleza de tus ojos lo destruirías. Ahora se estaba germinando el más puro y tierno sentimiento que hasta ese día, desconocía que existía. María, mi María.

Sabías que podías conmigo. Lo supiste cuando desconcertado ante tu excepcional belleza me quedé mudo y sin palabras, tan solo al preguntar mi nombre y mi interés por conocerte. No pude conectar mi mente y mi lengua, me entorpecí, porque esos efectos generabas en quien sentía interés por ti. Me di cuenta después. Cuando el tiempo por luchar por tu amor, fenecía.

¡Corazón cobarde! Preferiste los falsos amores y los placeres mundanos a cambio de un amor verdadero. Ese amor que se entregó sin reservas y sin pedir nada a cambio. Eché las perlas a los puercos y las hicieron pedazos. También yo. También yo hice pedazos ese fino cristal que eras tú. Siempre destruía los mejores juguetes que me compraban cuando niño. Quería descubrir como funcionaban. Así te traté. Quise saber cómo es que ese corazón tan bueno, podía amar a alguien como yo. Y sin darme cuenta lo destruí.

Tratar de armar los pedazos de un cristal es tan utópico y falso, como falsos eran mis besos cuando te decía que te amaba. Aunque lo reconozco, te amaba, me costaba reconocerlo, era como verme vulnerable ante el mundo y ante ti. Me había diseñado un plan en el que el amor, aun no entraba en escena. Tú eras el preámbulo de toda esta patética historia que estaba inventando.

Tanta dulzura, comprensión y belleza solo obedecían a un corazón puro y sincero de quien está en una etapa de su vida que solo le queda amar, amar sin medida. Porque esa es la única razón y misión de quien viene a este mundo: amar. No hay otra cosa mejor que aquello. La vida es efímera y solo quedarán los momentos amados con los seres amados. En fin, así resumías tú la vida. Una verdadera historia de amor en la que yo sin saberlo, me convertiste en el protagonista. ¡Que estúpido!

¿Dónde está ella ahora? ¿Quién goza ahora de su melifluo ser? Qué tarde acepte darme cuenta de que te amaba y que tú eras la indicada. Ahora el pórfido enlosado separa nuestros cuerpos. El tuyo inerte, el mío sin hálito de vida y esperanza. Lloran las rosas, lloran los muertos, lloran todos aquellos que viendo tan patético cuadro me culpan por no haber aprovechado la única oportunidad que tenía para conocer el verdadero amor y con el sanar todas las heridas y darle sentido a este inicuo matadero llamado vida.

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Empezar de cero

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Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes

Desde hace unos años ha crecido con fuerza la idea de los nuevos inicios, de buscar otros horizontes que te permitan acercarte un poco más a tus aspiraciones.

Se dice fácil, pero estos procesos requieren de mucha valentía, sobre todo porque hay factores muy complicados como las responsabilidades familiares, la edad, la falta de tiempo, o la inestabilidad que estos cambios podrían representar en nuestras vidas.

Aunque luego de casi cuatro años en pandemia, puede que nuestras prioridades hayan cambiado un poco ¿no? Pues sí, la vida es una sola y pasa muy rápido. Esta idea de no saber que nos depara el mañana, orilla a muchas personas a apostarle el todo por nada a sus sueños, pero ¿vale la pena?

¿Por dónde empezar?

Empieza por el inicio….

Todo proyecto empieza con una planificación previa. Enlista lo que tienes pendiente por hacer, puede ser un oficio, un viaje, estudios, deportes, aprender a tocar guitarra, otro idioma, cantar, bailar… ¡Quién sabe!

Existe un mundo de posibilidades, y créeme, te puedes sorprender.

Piensa que evolucionas, todos lo hacemos, la persona que eras hace 10 años, no es la misma que hoy se sienta frente a la computadora, buscando ofertas de trabajo todos los días, aplicando a cada uno de ellos, sin miedo al rechazo.

Es decir, puede que la madurez nos dé un punto extra. Este caer y levantarse nos ayuda a percibir la vida desde otra perspectiva, a comprender lo que en realidad queremos hacer hoy, para cambiar el después.

Paso a paso

Empieza con pequeños pasitos, no importa que tan lento avance, procura establecer tu propio ritmo.

Sigue tu ruta en un calendario, ayuda mucho para organizar el tiempo de cada día. De esta manera se construye un plan a largo plazo que te permitirá cumplir cada objetivo de a poquito. No te preocupes si te equivocas, al inicio vas a cometer errores, lo importante es no perder el impulso y continuar hasta la meta.

Plantea compromisos que sean fáciles de cumplir, si es para ejercitarte, inicia con períodos cortos de tiempo. En los estudios, puedes leer algunos libros para recordar lo más importante de cada materia. Si decides buscar otro empleo, actualiza tu hoja de vida. Cada pequeño paso, es un inicio.

La zona de confort

Es un concepto utilizado en Psicología, acuñado por Yerkes y Dodson en 1908, hace referencia a la comodidad que sentimos al estar en un espacio o lugar por largo tiempo, pero, que llega a repercutir de manera negativa en nuestras vidas.

¿Cómo? Vives en piloto automático, sin ganas de asumir nuevos retos, además de la apatía y falta de interés demostradas en el día a día. Cuando esto sucede en el espacio laboral puede generar un desgaste emocional que afecta la salud física y mental.

Pero también en casa, dejar ese espacio donde creciste y fuiste feliz, no siempre será fácil, pero en la adultez, a veces hasta con familia, es más que necesario.

Salir de esta zona no es nada fácil, pues representa cierta estabilidad en algún ámbito de nuestra vida, lo cual, en muchas ocasiones nos condiciona a continuar en ese mismo espacio de 4×4, por miedo a asumir retos que podrían -o no- cambiar nuestras vidas para bien.

Saltos de fe

Le decía a una amiga que es mejor saltar, que no hacerlo. En efecto, quienes tienen esta oportunidad de intentarlo deben hacerlo, porque las oportunidades no siempre están ahí, es mejor arriesgarse hoy, que sentirse frustrado mañana.

Los saltos de fe implican botarse al vacío sin miedo, pero con calma, teniendo la convicción absoluta de que, es la decisión correcta. Confiando en nuestro instinto, que, aunque a veces falla, también nos guía en el sentido correcto del camino.

Para lanzarse también se requiere confiar en las capacidades de cada uno, en sus conocimientos y experticias, en las ganas que le ponemos a nuestro día a día, a la certeza de cambiarlo todo, a enfocar nuestra energía en aquello que de verdad queremos para el futuro.

Aplaudo a cada persona que ha decidido iniciar de nuevo, ya sea porque deciden estudiar otra carrera, buscar un nuevo trabajo, se independizaron de casa o simplemente comenzaron una nueva aventura lejos de su zona de confort, o de ese lugar tóxico que limita sus sueños.

Una nunca sabe que le espera detrás de cada intento por empezar de cero, que los nuevos comienzos existen, y sí, son difíciles, pero hay que hacerlo hoy, porque mañana es tarde.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

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Elecciones 2023: nada que esperar, mucho que analizar

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

El próximo 5 de febrero de 2023, los ecuatorianos retornarán a las urnas para elegir a sus autoridades seccionales, de entre un vasto número de candidatos (61.850) con presencia fugaz y propuestas vacías, que sintonizan de manera casi perfecta con un modelo de país banal, con alta fragmentación y baja credibilidad institucional.

En este contexto, las lógicas clientelares inundan y espectacularizan la política a los niveles denigrantes de la farándula, tras el jolgorio y la infoxicación que causan el carisma natural y prefabricado que se difunde en TikTok. Cuya principal función en tiempos electorales es la de disuadir -a través del proselitismo lúdico- el hastío que sienten los ciudadanos frente a un sistema político plagado de organizaciones de papel (278) a las que convencionalmente la opinión pública califica de “partidos y movimientos”, sin que, en la mayoría de los casos, lo sean.

Pareciera entonces que la consigna de los candidatos para lograr la simpatía y los votos de sus electores ya no es únicamente el ajustar su molde de campaña al toma y daca de conflictos, denuncias, mentiras y ofertas demagógicas; sino que, por el contrario, ponerse en ridículo, se convirtió en la estrategia más usada para la captación de seguidores y audiencias.

Quizás por ello, algunos candidatos y sus equipos centraron sus esfuerzos en la construcción y ensamblaje de personajes y parodias electorales -unos más creativos que otros- para un mercado digital de alta demanda, antes que en la preparación de sus propios planes de gobierno y en cómo estos podrían coadyuvar a la administración eficiente de la cosa pública en cada provincia, cantón y parroquia.

Consecuentemente, asistimos a una elección con candidatos camaleónicos que erosionan toda posibilidad de sentir vergüenza y asombro, al infestar el ecosistema electoral de bailes, juegos, cantos y chistes que abonan a la desinformación. Dicho de otra manera, asistimos a un nuevo proceso electoral en donde la única certeza es la ausencia de ideas, debate y ética; con electores y candidatos que no son capaces de pensarse a sí mismos como gestores de nuevos acuerdos de convivencia pacífica, por fuera de los mecanismos transaccionales que operan para atraer fidelidades y conseguir (adquirir) votos.

Pero esto no es todo. El proceso electoral 2023 ratifica y profundiza -aún más- la debacle rotunda de las ideologías como pilar básico para la gestión de las alianzas político-electorales. En su lugar, los acuerdos contra-natura de tipo utilitario, son el menú a la carta de quienes intentan sorprender a los ciudadanos.

Mientras esto ocurre, en la elección de candidatos y candidatas para las 5660 dignidades -sin contar los 7 consejeros y consejeras del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS)- la asesora jurídica de la Presidencia de la República, la funcionaria pública Karen Sichel recorre el país para hacer abierta campaña en favor del Sí en el Referéndum propuesto por el Gobierno de Guillermo Lasso, sin ser vocera del movimiento CREO.

Campaña que se promueve, a través de entrevistas en medios de comunicación convencionales, digitales y en spots que se difunden por redes sociales. ¿Con qué presupuesto se financian sus recorridos? ¿Quién o quiénes financian su presencia en redes sociales? ¿Utiliza o no recursos humanos, logísticos y económicos del Estado? ¿Qué de diferente tiene esta campaña respecto a las que promovió el correísmo en su momento?

Aunque estamos a pocos días del sufragio e indistintamente de los resultados que arroje el escrutinio del proceso electoral, lo único cierto es que esta elección confirmará la crisis y las serias falencias de un sistema democrático que se sostiene con alfileres, pese a las mascaradas de dignidad y transparencia que se intentan publicitar.

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Reseña de la novela erótica Matter Amantísima de José Jara

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Imagen destacada Fernando Endara
Fernando Endara escritor de La Disputa

Mater Christi.
Mater divinae gratiae.
Mater Ecclessiae.
Mater purissima.
Mater castissima.
Mater inviolata.
Mater intemerata.
Mater immaculata.
Mater amabilis.
Mater admirabilis.
Mater Creatoris.
Mater Salvatoris.

Mater Amantísima. Madre amantísima o madre amadísima.

Las letanías latinas inspiran esta obra obscena, finalista del segundo concurso de Literatura Erótica: La Sonrisa Vertical, 1979, publicada en la colección homónima por Tusquets Editores.

Podría parecer extraña e inusual a ojos de un neófito la relación entre la literatura erótica y la fe (costumbre, religión) católica. Lo cierto es que, los conventos, el clero, el dogma o las tradiciones católicas son una levadura de prolija calidad, para fermentar el erotismo.

El componente prohibido o trasgresor resulta uno de los elementos claves de la erótica que, no es la narración, exposición y descripción de actos sexuales; sino, la ruptura de un tabú a través de la Literatura. Es la imaginación al desnudo, despojada de toda ética y moral, corrompida, rebajada, perversa… Paradójicamente honesta, pasional, visceral. Es el deseo lúbrico de desbordar la pluma a través de aquello que está vedado por la moral y la ley. Es una poética de la lujuria que se potencia, no por la variedad de actos, sino por la profundidad del pecado.

¿Qué sucede cuando un niño se enfrenta a la muerte de su madre en pleno despertar sexual? Cuando el narrador de “Matter amantísima”, un inocente al borde de la adolescencia que no puede frenar sus salvajes y desconocidas pasiones, presencia el deceso, el velorio y el enterramiento de su amadísima madre; su mundo se viene abajo.

¿Cómo vive el duelo un huérfano arrebatado en amor intenso, cuando el recuerdo provoca a la par ternura y ardor? El dolor de la ausencia y la curiosidad colocan al narrador en situaciones abyectas que describe con ingenuidad y frenesí.

Mientras los lectores quedamos asombrados entre el morbo, la repulsión y el deleite. Desamparado, buscará el calor en la piel de su madre cadáver, palpará con atrevimiento indiscreto los montes, la venus, los labios, la corola, el zaguán. Insertará sus dedos, confuso, en cavidades podridas hasta dejar por dentro la figura de un santito -humilde testigo de los besos lúbricos de su madrecita y el sacerdote director de la institución educativa a la que acude-.

Mientras el narrador buscaba un sentido a sus exploraciones dactilares. La tía se apresuraba a llevarse los ajuares, zapatos y vestimentas de la difunda. Con lo que logró salvar (pues acudió raudo a esconder sus prendas favoritas), el niño vistió a su hermana, de sorprendente semejanza con su madre, la besó y la tocó; incluso ahí abajo, en donde ambos compartían sensaciones placenteras. Vistió con menajes y aditamentos a la mucama, quien agradecida y generosa -pero absolutamente triste- se desvistió sensual para consolar excitada (y consolarse las carnes ella misma) al pequeño doliente.

 El despiadado dolor fue contagiado de aquel descubrimiento: yacer desnudo con una mujer. También se vistió el mismo, coqueta trasvesti dulcísima y adolorida. Inquieto, sin dormir ni de día ni de noche, buscó en el camposanto la tumba de su madre. ¿Quiso repetir la caricia, el frotamiento, la introducción? ¿Buscaba el calor perdido en la humedad mortecina del nicho? ¿Extrañaba tanto a su madre que pensó que era la única salida? ¿Quería amar, a pesar de la muerte? Por fortuna, cayó desmayado, en el ambiente mefítico, antes de cometer el necrófago sacrílego incesto.

Con culpa, buscó el consejo en el director de su escuela, su verdadero padre y amigo genuino. Sin reproches, indicó la confesión, la expiación, el perdón. El padre confesor escuchó casi incrédulo, pero extrañamente complacido. Con precaución lo condujo al retrete para observar el miembro pecador, tomarlo entre sus manos, estrujarlo de arriba abajo, hasta que, confesor y confesado, quedaran liberados.

Con nuevos bríos, el clérigo intentó consumar como en Sodoma, ocasionando traumas y sangrados al niño que, temeroso y enloquecido, huyó impreciso a los brazos de ¿su padre? Al escapar del prelado se encontró a su padre discutiendo con el director del colegio ¿Quién será su padre biológico? Para sanear sus recelos, el padre -no el sacerdote- decidió enviar al crío de viaje de exploración por Europa.

La preparación del viaje no estuvo exenta de contratiempos. Se encontró, casi sin querer con la peripecia del escarnio sadomasoquista. Cuando, desde una de las ventanas del apartamento de inscripción al viaje, observó el castigo recibido por una ofensora: rasurada en público, obligada a beber aceite de ricino para que se orine y se cague encima. La pobre escapó humillada para llorar escondida, apartada del grupo. El narrador, junto a dos compinches, la encontraron avergonzada, asquerosa, rodeada de heces fecales. Sus siniestros acompañantes disfrutaron al lamer, coprófagos el excremento.

El chaval escapó, aún con culpa, aún herido, aún corrupto, aún pecador, aún sin madre, aún curioso, aún excitado. Sin rumbo, extraño en su hogar, se encontró con Adela, candorosa y dulce niña de su edad. Caminaron juntos, el taciturno, ella coqueta, el hediondo, ella fragante, el calcinado, ella llama piadosa, el nefando, ella tiernísima. Al verla, trepada en el columpio, con el vestido revoloteado al viento, sin braguitas, entendió que, en la sensualidad como en todo, caminando despacio se llega más lejos. Y fue en ella, en Adela, en quién encontró algo parecido a su madre. No la voluptuosidad, o quizá un poco, pero opacada por el amor, que siempre será más fuerte que el deseo salvaje. ¿Qué dicen ustedes? ¿Amor y deseo? ¿Amor o deseo?

  Cuando pensamos que la cima del erotismo y la transgresión la habían alcanzado los Sade, los Bataille, los Sacher-Masoch o los Miller, surgió la figura enorme de Luis García Berlanga -apóstol del deseo- que, junto con Tusquets editores, apostó por el premio y la colección de Literatura erótica: “La Sonrisa Vertical”.

Durante 25 años, esta colección propició la difusión del erotismo literario en España e Hispanoamérica, hasta que en 2004 se canceló el concurso, debido a la baja calidad de los textos participantes de las últimas ediciones. Se ha editado dos versiones de la colección: la primera, en la década de los 80, con pasta gruesa en color negro y rosado; y, una segunda edición, con pastas rosadas con letras blancas.

En estos volúmenes encontramos estas joyas casi prohibidas, que nos recuerdan lo potente y hermosa que es la Literatura, único camino de la libertad. Que la creatividad literaria y sexual nos libre del aburrimiento cotidiano, del absurdo del trabajo, de la opresión de las leyes, de la corrupción de la clase política, del genitalista que reduce la sexualidad o el placer al coito.

José Jara, de quién no se conocen más obras -por lo que se podría inferir que es algún seudónimo-, convocó a los dioses del sexo y la Literatura para mostrarnos un intersticio: un orgasmo, un absoluto orgasmo textual. Acerquémonos a la Sonrisa Vertical con cautela, no vaya a ser que la opinión pública nos coloque en el mismo saco a pervertidos y erotómanos.

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Lucha contra la corrupción

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Alfredo Espinosa articulista La Disputa

El pasado 9 de diciembre se conmemoró el Día Internacional Contra la Corrupción. Corrupción de la que se habla mucho desde el Estado y la sociedad civil. Esto nos invita a reflexionar sobre la incoherencia e hipocresía de quienes dicen ser transparentes y despilfarran sin pudor alguno los recursos de todos los ecuatorianos en vanidades y actos propagandísticos, o en los ya conocidos contratos direccionados y con sobre precios. Cuya puesta en escena se pone históricamente de manifiesto en tiempos de emergencia, más aún en temas sanitarios, sin que esto excluya otros más en donde existe dinero de por medio para hacer compras relámpago a gran escala.

Los problemas del sistema de justicia no se quedan atrás, la mayoría desconfía de los jueces y sus sentencias. Mientras la judicialización de la política -un hecho nada nuevo en el país- se afianza en liderazgos cuya única orientación clara es la pugna de poderes entre funciones del Estado, aquí la inestabilidad, los escenarios de ingobernabilidad y las afectaciones a los ciudadanos, quedan relegados frente al afán desmedido de poder de las élites gobernantes.

Y qué decir de los partidos y movimientos políticos que postulan -sin pudor y bajo conocimiento de causa- a deshonestos como opción electoral y de gobierno, sin que exista ningún impedimento. Clientelismo, compra de votos, tráfico de influencias y la presencia del dinero ilícito tampoco son la excepción.

Pero la corrupción también permea con la gestión de trámites y la demanda de servicios públicos de calidad, principalmente los de salud y educación, que causan reclamos permanentes. O cuando los ciudadanos requieren información del Estado y sus instituciones y en lugar de recibirla obtienen como respuesta el silencio.

Esto abona a que se promuevan y reproduzcan viejos y remozados patrones culturales de impunidad al amparo de una falsa transparencia, que pretende lavar la imagen de cualquiera. El resultado de esto es el debilitamiento -y hasta cierto punto la descomposición- de la estructura de un Estado y una democracia cooptadas por prácticas corruptas, que a lo largo de los años y sin importar lo variopinto de los regímenes de turno han privilegiado los intereses de pequeños grupos políticos y económicos del país, así como de grandes grupos transnacionales. El Caso Odebrecht es el mejor ejemplo.

Con suma razón la Organización de las Naciones Unidas sostiene que “la corrupción tiene repercusiones negativas en todos los aspectos de la sociedad y está profundamente ligada a los conflictos y la inestabilidad, poniendo en peligro el desarrollo social y económico y las instituciones democráticas y el Estado de derecho”.

Por ello, para combatir este mal, se requiere de una sociedad civil y de una ciudadanía independientes, libres de toda ligazón umbilical con el Ejecutivo, porque este -lastimosamente- no podrá desmontar los incentivos delincuenciales que en muchos casos operan desde sus entrañas o con su anuencia, por más buenas intenciones que tengan algunos de sus funcionarios, pues la mayoría de los ecuatorianos todavía tiene presente que, por donde quiera que se vea o se ponga el dedo, de las instituciones del país drena pus.

Cambiar esta realidad requiere tiempo y un arduo trabajo en valores al que todos debemos sumarnos.

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Propósitos anuales

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Álvaro Peña articulista La Disputa
Fuente: Globo Farolillos Chinos Linterna – Foto gratis en Pixabay

Han pasado pocos días que el año empezó y los propósitos ya se están tornando gravosos. Eso de cambiar los hábitos alimenticios dejando de comer lo que me gusta por algo más sano no es del todo de mi agrado. Empezar las rutinas en el gimnasio cuando el cuerpo, por años ha estado ocioso, es una titánica tarea que está a punto de ser desertada.

Empezar a querer y a tolerar al prójimo cuando éste no mueve un ápice por caerme mejor, también se está poniendo color de hormiga. Las relaciones con la familia no han mejorado mucho que digamos, los amigos siguen siendo los mismos, unos peor que otros, pero ahí siguen. Las condiciones laborales siguen elevando el nivel de explotación que ya ni se lo siente.

En fin. Las noticias como siempre anuncian catástrofes: las guerras en Oriente, las masacres en las cárceles que se tornaron tan comunes como los asesinatos y sicariatos a nivel nacional. Con la particularidad este año, y como cerecita del pastel del 2022, el mundial de futbol, que a muchos encantó y a muchos más, decepcionó. Y pese a todo, siempre haciendo planes, haciendo proyectos, que casi nunca se los cumple, así como fueron diseñados.

Este es el sistema, la costumbre, la efervescencia del momento, el deseo de mejorar nuestra vida y el anhelo imperecedero de un mundo mejor, un mundo en el que estamos inmersos y al que muchas de las veces detestamos. ¿Cuál es el objetivo de hacernos propósitos para determinados ciclos, como, por ejemplo, el año calendario? Sin darnos cuenta, actuamos como seres muy finitos, es como que en enero nacemos y el diciembre morimos, y después de esta muerte debemos dar cuentas a alguien de nuestra gestión en el mundo.

Es un sentimiento innato que el ser humano tiene y que está llamado a la trascendencia, a dejar una herencia, y no me refiero a algo material, sino a una herencia espiritual, que sirva como modelo, como ejemplo o como legado, digno de imitar y que se convierta en inmarcesible para los días venideros. Y por esto, nos gastamos la vida. Que este bien o mal, cada uno lo discernirá de acuerdo con su experiencia y a su íntima intención.

Conforme pasan los años, me doy cuenta de que todo es pura vanidad. Que vivimos tan a prisa que nos perdemos de disfrutar lo que sí tenemos, por buscar lo que no tenemos. Es una lucha constante por arreglar lo que vino con desperfecto de fábrica. Sí, esta muy bien. Hay que aspirar a los bienes sublimes, a los dones más altos, a tener una vida digna. Es verdad, no somos culpables de la maldad del mundo ni de su precariedad, pero si somos responsables, al menos de no empeorarlo.

Muchos terminamos el año más gordos, más endeudados, más frustrados, y con más cargas; pero al fin de cuentas vivos, y con eso, otras trescientas sesenta y cinco oportunidades más para mejorar, porque de eso debería tratarse la vida: de hacer propósitos diarios. Que hoy no pudimos ir al gimnasio, mañana lo haremos. Hoy comimos muy rico, mañana no sabemos. Si ayer no pudimos hacer el bien, hoy es la oportunidad para enmendar y mejorar.

Sin caer en la mediocridad, por la indolencia y negligencia para con el prójimo, asumir una verdadera humildad para pedir ayuda por lo que no podemos hacer solos, y pedir perdón por el daño que hacemos sin darnos cuenta.

Se terminó el año 2022, y sí, tampoco cumplí con mis propósitos. Es por lo que, este año lo que menos haré es hacer planes a largo plazo. Porque todo es fortuito y está supeditado a la incertidumbre. Más bien me prepararé mejor para combatir la incertidumbre con sabiduría e inteligencia.

Espero que seguir escribiendo, hincando e interpelando a quienes gustan de la lectura a salir de la zona de confort para vivir a plenitud en lo que realmente nos haga feliz. Gracias es este medio de comunicación; a la voluntad, que muchas veces me falta y; a la gracia de Dios, seguiremos haciendo lo que nos gusta y que nos llena más que todos los bienes materiales juntos.

Que el chuchaqui de año nuevo, no nos haya frustrado para hacer mejor las cosas el año corrido. Venturoso dos mil veintitrés.

Fuente: Cerdito Cerdo Felicidad – Foto gratis en Pixabay

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