lunes, marzo 25, 2024
Inicio Blog

LA DIABLADA DE PÍLLARO, PANDEMIA E INSURGENCIA

0
Imagen destacada Fernando Endara
Fernando Endara periodista de la Disputa

Palabras claves: Diablada de Píllaro, Ecuador, Pandemia.

La “Diablada Pillareña” es una fiesta popular y patrimonial celebrada en Píllaro- Tungurahua los 6 primeros días del año. Una celebración arraigada en la costumbre de los pillareños y pillareñas que, desde el mes de agosto, inician los preparativos para cada diablada.

El 2020 fue un año inusual, extraño, patológico. Una peligrosa enfermedad se propagó entre la humanidad poniendo en peligro incluso, la pervivencia de la especie. El virus de la COVID-19 tiene consecuencias imprecisas, peligrosas y letales en muchos casos,  que obligó a los gobiernos del mundo a tomar medidas sanitarias y restrictivas para salvaguardar la salud y la vida de sus poblaciones. En este contexto, se vieron sorprendidas las prácticas culturales comunitarias enmarcadas en fiestas tradicionales, rituales, morenadas, inti-raymis, diabladas, etc. Prácticas culturales que tuvieron que adaptarse a la normativa legal y a la tecnología para perpetuar su tradición, su gusto y su fiesta. La “Diablada Pillareña” 2021 no pudo realizarse en sus magnitudes acostumbradas, sin embargo, existieron actividades presenciales y virtuales que permitieron resignificar la tradición y perpetuar una identidad local y rural que se resiste al olvido.

En situaciones normales, la Diablada es una fiesta que aglutina a miles de bailadores y espectadores. Cientos de personas conforman grupos de baile o comparsas denominadas “Partidas” que representan a los barrios o caseríos rurales, campesinos o periféricos del cantón. Cada partida tiene una banda de pueblo[1] y varios disfrazados o personajes: diablos[2], parejas de línea[3], guarichas[4], capariches[5] y chorizos[6]; cada disfrazado sigue un código específico y particular en la fiesta. Las partidas se concentran en sus respectivos barrios o caseríos y “bajan”[7] o se desplazaban bailando desde estos lugares rurales, campesinos o periféricos hasta el centro de la ciudad, para tomarse con bailes y símbolos (Espín 2019) las calles principales del casco urbano, las de la administración política y religiosa, la vía pública por excelencia, el contorno del parque y la iglesia. Las partidas se toman de manera simbólica la ciudad para recordar el importante papel de los habitantes de los barrios rurales, caseríos o periféricos que, asociados a la agricultura y ganadería, son el sustento alimenticio, económico y cultural del cantón (Espín 2019) (Bonilla 2019). Después de recorrer bailando estas calles, las partidas se dirigen a su “descanso” o “posada”. Luego de un tiempo aproximado de dos horas, los disfrazados salen de nuevo a las calles, para hacer su recorrido característico y regresar a sus barrios o caseríos para el remate o compartir final.

Esta diablada se organiza con meses de antelación a través de acuerdos entre el Municipio de Píllaro, cabecillas[8], gestores culturales y bailadores. La fiesta sufrió una serie de cambios y transformaciones durante los últimos años, producto de su declaratoria como Patrimonio Inmaterial Cultural del Ecuador en 2008, de la expansión del estado, de la institucionalización vertical de prácticas culturales, del auge del turismo cultural y de los mercados culturales y de la imbricación de la tecnología en la vida cotidiana. De manera que los últimos años, el municipio (en concordancia con otras instituciones públicas como Intendencia, Comisaria, etc.) fue el eje rector de la fiesta: el que financió las partidas y especificó los horarios y recorridos. Los cabecillas opinan y discuten, pero en última instancia, aceptan las regulaciones municipales para evitar multas económicas al momento de consignar los fondos para la diablada. Para el 2021, la emergencia mundial sanitaria no permitió el desarrollo de la Diablada Pillareña. De manera que el municipio y los actores de la fiesta tomaron diversas medidas y acciones “para no dejar pasar la fecha” y celebrar de manera simbólica nuestra tradición.

La Diablada Virtual del municipio

El Gad Municipal Santiago de Píllaro convocó a reuniones con los cabecillas, como todos los años; pero en esta edición se plantearon varias alternativas virtuales. El trabajo cultural del municipio arrancó el mes de diciembre con una serie de conversatorios que buscaron “devolver la palabra” a los actores de la fiesta. Se organizaron encuentros virtuales con los cabecillas de las partidas, con investigadores de la localidad, con antiguos bailadores y con gestores culturales que sin duda, enriquecieron el acervo de conocimientos pillareños en cuanto a la Diablada. La moderadora y los expositores acudimos al teatro municipal, en donde al calor de la banda y de la fiesta, compartimos nuestros puntos de vista sobre la diablada, sin embargo, el foco de atención de pillareños y pillareñas fue la decisión del COE cantonal, amparado en el COE nacional: suspender la Diablada Pillareña, los pases del niño, los monos y la trajería[9].

Ante la prohibición, el municipio y los cabecillas decidieron hacer una diablada unificada y virtual, de manera que, 7 cabecillas aportaron 4 bailadores cada uno, para crear una única partida de 30 integrantes que bailó en un espacio amplio, alejado de la ciudad y con supervisión policial, de forma que se cumplieron los protocolos de bioseguridad en lo que fue calificado como un “desafío virtual a la pandemia”. La hacienda de Huagrahuasi ubicada a 3200 metros de altura en la parroquia San José de Poaló, al nororiente del cantón, fue el escenario desde donde se trasmitió la Diablada Pillareña el primero de enero. Diana Mesías del departamento de cultura del Municipio de Píllaro recalcó: “este año se coordinaron dos presentaciones, la primera el uno y la otra el seis de enero (trasmitida desde Chagrapamba en la Parroquia Presidente Urbina), únicamente de manera virtual para evitar que la gente se aglomere, el objetivo fue no dejar pasar por alto esta fiesta considerada patrimonio cultural intangible”. Esta iniciativa fue aplaudida por propios y extraños al considerarse una forma de perpetuar la tradición de manera simbólica a la vez que se respetan los protocolos de bioseguridad y las normas del COE cantonal.

Diablo de Píllaro en la Diablada del Municipio de Píllaro. Fotografía que circulo en los boletines oficiales del Municipio. En la imagen se puede observar el traje tradicional del Diablo de Píllaro, con una mascara de grandes cuernos en colores negro y dorado.

Diablo de Píllaro en la Diablada Virtual del Municipio de Píllaro

Fotografía que circulo en los boletines oficiales del Municipio

La Diablada infantil

Por otra parte, la Diablada Infantil, liderada por Jhair Jácome, elaboró una serie de actividades virtuales previas y durante la diablada. La partida “Diablada Infantil” es una de las partidas más jóvenes e interesantes de la fiesta, gestionado a base de patrocinio y auspicio, el proyecto busca “fortalecer la identidad a través del conocimiento, para que los niños vayan aprendiendo y este semillero con los años, ayude a consolidar la autenticidad de la fiesta”, indicó Lara. A partir de su primer año como partida, este grupo infantil se caracterizó por organizar talleres dirigidos a niños y padres de familia, talleres liderados por gestores culturales, bailadores e investigadores de la diablada.

En diciembre se hicieron 3 encuentros virtuales con diferentes voces, entrevistas y ponencias; para los días de la fiesta (1-6 de enero) se convocó a un “concurso”: “diablada virtual infantil”, en donde los niños y niñas podían participar filmándose bailando disfrazados desde su propia casa. Para gestionar el concurso, Lara grabó un set musical con la “Banda Infantil de Emilio María Terán[10]”, que fue enviado a los concursantes, de manera que todos debían bailar la misma canción y enviar el video para subirlo a las redes sociales. Los ganadores serán los videos que consigan mayor interacción y los premios son peluches coleccionables de los personajes de la diablada pillareña en forma de caricatura, donados por una fábrica de peluches que auspicia la partida. El concurso superó las expectativas, fueron alrededor de 35 videos con niños y niñas, solos o en grupo, de diablos, guarichas, parejas de línea y/o capariches, que disfrutaron disfrazados de la diablada infantil virtual. Estos videos superaron los 92,000 visitantes desbordando la página y revelando el interés de actores y espectadores por esta fiesta tradicional de Píllaro, en su formato infantil y virtual.

Título de la Fotografía: Bailador ancestral, con sus implementos. En la imagen se puede observar un adulto mayor caminando con el traje típico del Diablo de Pillaro
Fotógrafo: Bladymir López 

Los Diablos de Píllaro. Los actores de la fiesta.

La mayor parte de actores de la fiesta no participó de estos formatos virtuales/legales, y buscó sus propios mecanismos para perpetuar una tradición. “Sin querer queriendo”, actualizaron antiguas disputas y significados asociados al baile de la diablada: la resistencia y la insurgencia ante el poder. Varios grupos de amigos, colectivos culturales y personas afines al baile se organizaron de forma secreta y casi clandestina, para recrear su propia versión de la diablada, adaptada a las circunstancias sanitarias y a la normativa del COE cantonal, que reitero, prohibió la diablada. El primero de enero llegó con tristeza, no retumbó el bombo ni la trompeta, no sonaron los voladores ni se calentaron las pailas de fritada, no se alistaron trajes ni caretas, casi no hubo un “feliz año”, pero bailaron los diablos, como cada enero desde que se recuerda.

Los bailadores y bailadoras se mantuvieron expectantes y temerosos por miedo a la enfermedad, al contagio, a llevar carga viral a los seres queridos, esto hizo que muchos se refugiasen en sus hogares. Otros tantos, cumplidores de la ley, respetaron la normativa vigente, dejando de lado por este año, el baile o la organización barrial de la fiesta. Pero hubo un pequeño grupo de bailadores, con banda, brindis y disfraz: “Guanguibana Insurgente” que hizo honor a su denominación.

“Guanguibana Insurgente” se formó a finales del 2020 con el afán de participar en un concurso virtual de la Diablada Pillareña, con la iniciativa de José Luis Velasco, Paul López y Stalin López, bailadores de la zona Tunguipamba-Guanguibana, con el lema: “somos un pasado que baila en el presente”. Al poco tiempo, este grupo de amigos, ligados en torno al gusto por el baile, la música y el disfraz tradicional decidió bailar el 1 de enero del 2021, a pesar de todo. Pusieron una cuota, contrataron a la banda 8 de Septiembre[11], consiguieron una casa para realizar el baile final y realizaron un recorrido pequeño en el barrio de Tunguipamba. Stalin López, líder de la agrupación comenta:

“tomamos todas las medidas posible de bioseguridad, colocamos un lugar para limpiar zapatos, un lugar con solución desinfectante, se les fumigaba al entrar, y se les repartía un vasito y una copita para cualquier cariño, también se brindó un refrigerio. Se respetaron los espacios y a los participantes, los asistentes estuvieron con mascarillas y seguimos en comunicación, hasta el momento no hemos tenido ninguna anomalía”.

A pesar de que “Guanguibana Insurgente” eligió una locación alejada de la zona central y mantuvo en secreto su organización, al poco tiempo de iniciar el baile llegaron varias camionetas de bailadores disfrazados de diablos y guarichas. “No los aceptamos, estábamos en casita ajena, había que respetar los protocolos de bioseguridad, solo estuvimos personas allegadas al grupo. Aún al día siguiente cuando hicimos la minga de limpieza del lugar, llegaron disfrazados buscando una banda y un sitio para bailar”, refiere Stalin.

Este grupo no fue el único que se disfrazó del 1 al 6 de enero. El sábado dos de enero hubo dos concentraciones pequeñas. El grupo de bailadores e integrantes de la partida de la Florida gestionó un recorrido por el área rural de su barrio hasta terminar en la casa del cabecilla. José Luis Jácome, el cabecilla, indica que únicamente prestó el nombre y el lugar de su partida a un grupo de bailadores que contrató de su bolsillo una banda y estipuló un recorrido pequeño que fue filmado y difundido al día siguiente.

Por otra parte, el grupo de danza “La Gallada”, realizó una diablada en la zona de Panguigua, parroquia de San Miguelito, Píllaro. El grupo de danza “La Gallada” se conformó en el año 2008 como un grupo de baile familiar en el sector de Callate en el centro de Píllaro, para acompañar con danzas y comparsas “las pasadas” del divino niño de su sector. Al poco tiempo y gracias a nexos con gestores, bailadores y cabecillas, el grupo y sus bailadores se involucró en la diablada, realizando salidas de baile a otras ciudades del país y siendo activos bailadores en cada edición anual de la diablada. Su líder, Stalin Moya comenta:

“Para el 2021 estábamos ansiosos esperando los días de fiesta, pero por la pandemia no se pudo realizar, se vino abajo la tradición. Pensamos hacer algo pequeño en el patio de la casa, con un parlante o amigos músicos. La idea de hacer el baile el 2 de enero, fue de los muchachos que dijeron organicémonos, buscamos un lugar amplio y contamos con unas 30 personas para poder desarrollar la diablada, con todas las medidas de bioseguridad”.

El domingo 3 de enero fue el turno del Colectivo Minga Cultural y el barrio Tunguipamba. Este colectivo trabaja desde el 2014 en varios ejercicios performáticos de la memoria que buscan poner en escena elementos tradicionales de la Diablada Pillareña para resignificarlos en el presente. El cabecilla de Minga Cultural Tunguipamba, Patricio Lara, junto a los gestores de la partida contrataron una banda para que sus bailadores (alrededor de 30 personas) bailen en la casa del cabecilla, respetando los protocolos de bioseguridad; sin embargo, en días previos, se aprobaron nuevas medidas restrictivas a nivel local y nacional que obligaron a cancelar el acuerdo con la banda y reconfigurar su participación. Por la mañana publicaron un video documental sobre su proceso del año 2019-2020 y por la tarde hicieron un baile íntimo entre amigos, con músicos de cuerda: guitarra y violín, organizado por los jóvenes del grupo. Alrededor de 20 disfrazados y 20 acompañantes nos encontramos para interpretar nuestra tradición de forma simbólica, respetando las normas sanitarias. Acá también se repartieron copas personales y se guardó la distancia y el uso de mascarillas.

El lunes 4 y el martes 5 de enero el movimiento fue menor, porque se alistaban los esfuerzos para el 6 de enero, el día en que la fiesta, como cada año, explota. El miércoles 6 de enero hubo al menos 8 concentraciones, partidas o diabladas desarrolladas en diversas localidades rurales de la ciudad, la mayoría de ellas de organización privada y secreta, financiadas por los bailadores, sin tintes turísticos ni comerciales.

Mientras la Diablada Pillareña virtual del municipio se ofreció como un producto cultural virtual y se difundió en medios de comunicación locales y nacionales; las diabladas pillareñas clandestinas fueron el foco de atención de gestores y bailadores que en el último día, tomaron sus implementos de baile y se sumaron al jolgorio. Se activaron recorridos y bailes en las plazas y en las calles de algunos de los lugares más tradicionales de la diablada como Tunguipamba, Guanguibana, Marcos Espinel y La Florida, pero también en barrios rurales no asociados a la Diablada como Chagrapamba, Quillán o San Miguelito; los bailadores buscaron sitios amplios y alejados por el temor a la enfermedad, a la autoridad y a la infracción. Varias de estas diabladas se extendieron hasta altas horas de la noche y congregaron cada vez más bailadores y espectadores dificultando guardar las distancias y las medidas sanitarias, la Policía Nacional intervino con operativos para clausurar las fiestas clandestinas.

Diablos de Píllaro bailando en Tunguipamba (2021). En la imagen se encuentra un grupo de personas danzando con la vestimenta tradicional de la Diablada de Píllaro.
Fotografía: Sebastián Solís
Parejas de Línea bailando la noche del 6 de enero de 2021 en una zona rural. En la imagen se observa un grupo de personas en la celebración nocturna.
Fotografía: Pablo Romero

Fueron varias las organizaciones, las partidas, las bandas y los grupos que bailaron del primero al seis de enero a pesar de la prohibición del COE cantonal, actualizaron así, el sentido de insurgencia, una de las nociones socioculturales más antiguas de la fiesta. Si la Diablada Pillareña en sus orígenes fue un baile que se oponía al poder colonial, a las imposiciones étnicas, culturales y religiosas, y afianzaba un sentido de pertenencia rural, en el 2021 se recuperaron estos sentidos que, con el tiempo fueron omitiéndose, perdiéndose o desvirtuándose.

Milton Pullupaxi, integrante del grupo cultural “Los Piketeros” indica: “como pillareños, nos identificamos con la rebeldía que corre en nuestras venas, muy aparte del covid, cada uno de los muchachos tomó las medidas sanitarias para bailar, meternos en el personaje y olvidarnos de todo lo malo del año”. Néstor Bonilla, gestor cultural con amplia experiencia en la diablada menciona:

“Quienes estaban organizados son jóvenes, prácticamente rompen el orden establecido, se recupera una motivación básica de la fiesta, no podríamos juzgar el nivel de riesgo al que se han expuesto, pero vemos que prevalece la intención de no dejar pasar la fiesta desapercibida, sino realizarla en sus espacios. No justifico el incumplir una norma establecida, pero entiendo que son reacciones que están dentro de la lógica de las comunidades, de la práctica cultural, de la misma  naturaleza de la diablada, de su origen. El contexto mismo de la fiesta trata de romper un orden establecido, aunque sea de manera simbólica, esta vez fue de manera real, no podemos propender que la lógica de la fiesta funciones en torno a una u otra autoridad o normativa. La fiesta va respondiendo a una especie de subversión simbólica ante todo el sistema, ante el COE cantonal; la decisión que optaron las comunidades, para no exponer a su gente, fue hacer la diablada en sus barrios, como se hizo con el Inti Raymi en otras regiones del país”.

Estos grupos de baile también cuestionan al turista, o más bien al comportamiento del turista en la fiesta, demostrando que para una gran cantidad de bailadores, el gusto por el baile es invaluable y está por encima del comercio, la mercantilización o el turismo. Al respecto Néstor menciona:

“Hace un tiempo nos dimos cuenta que uno de los grandes problemas de la diablada, es la forma en que se estaba vendiendo una práctica cultural que era de las comunidades y que ahora se la planteaba como un referente de identidad comercial, para que despierte el apetito de un turismo desechable, que no se articula con lo que hace la comunidad. Un turismo de consumo, que lastimosamente va chocando o va quitando, usurpando espacios físicos y simbólicos a la diablada, provocando un conflicto para quienes bailan, la ciudadanía y las autoridades […] es difícil controlar un segmento tan amplio de personas que visitan el cantón y tienen un apreciación bastante distorsionada de la fiesta”.

Stalin López, líder de “Guanguibana Insurgente”, agrega:

“El señor turista, por la emoción de bailar, se convierte en un caudal que no es bien manejado. Se necesita una guía que enseñe al turista como debe mantenerse, comportarse y compartir durante la fiesta. Cuando el turista se cree el dueño de casa, te empuja, te jalonea, te coge la máscara, te coge los cachos, están pasados de copas. Un bailador no quiere dar espectáculo al turismo, quiere estar en paz con uno mismo y bailar”.

La Diablada Pillareña 2021 en el contexto de la pandemia mundial por COVID-19, fue un desafío que actualizó disputas en torno a los motivos del baile, la insurgencia y el turismo. Frente al temor del contagio, al miedo por propagar la enfermedad en los hogares y ante las posibles infracciones penales, los bailadores eligieron tomar su careta y transfigurarse en personajes de leyenda, demostrando que la fiesta pervive aunque el mundo se caiga a nuestro alrededor. Y que, sobretodo, la fiesta es un gusto personal para cada bailador, porque al bailar se conectan con el ande, con la música, con el disfraz, con su memoria, con su cuerpo y con su experiencia para encarnar una identidad, un lugar en el mundo.

El 2021 también resaltó el trabajo de los bailadores más jóvenes que demostraron que se pueden retomar antiguos procesos organizativos, autogestionados, colaborativos e insurgentes. En efecto, el líder de “Guanguibana Insurgente” comenta:

 “Lo hicimos meramente por bailar, por no quedarse con la pica de bailar un primero de enero, por no quedarse con el mal sabor de boca, pero siempre estaba el miedo de que llegue la autoridad a cumplir su trabajo. Estábamos incumpliendo la ley, porque estaba prohibido. Estábamos haciendo caso omiso a lo que nos decía la autoridad, y ahí prevaleció o salió a flor, el gusto de ser insurgente, una insurgencia con razón, muy pendiente y muy cuidadosa de tener todas las medidas, hicimos todo lo posible a nuestro alcance, el miedo siempre está, más por las personas mayores, hasta ahorita hemos mantenido diálogo con todos los muchachos del grupo y se encuentran muy bien. No solo nosotros hicimos diablos. […] Nos desenvolvimos de la mejor manera, siempre con el gusto de recibir un año nuevo y augurar un mejor 2021 para todos, por esa bailamos, para celebrar el año y augurar un mejor presente.

Stalín Moya, líder del grupo de danza “La Gallada” nos cuenta también:

“Todos los muchachos quedamos contentos, conformes y satisfechos, por primera vez intentamos sacar nuestra propia partida, pudimos disfrutar, teníamos banda propia, teníamos los personajes, bailamos como que estuviéramos en la casa del cabecilla o en la posada, fue totalmente diferente, no tener mucha presencia de turistas, que de pronto por la euforia que tienen se meten a las partidas y quieren ser partícipes y eso incomoda al bailador y al participante. Tuvimos la libertad, nos sentimos contentos de poder disfrutar […] Si, teníamos el temor de que baje alguna autoridad, nos asesoramos y nos dijeron que lo único que pueden hacer es suspender el evento más no detener a las personas ni sancionar económicamente. […] Tenemos un mismo gusto, somos pillareños, y esto es lo que más nos gusta, sea como sea debíamos hacerlo. […] La salud prevalece, lo hemos realizado con las medidas más importantes de bioseguridad, se trató de hacer lo más privado, no queríamos que haya mucha afluencia, pero el sonido del bombo atraía a la gente al calor de la fiesta”.

Diablo de Píllaro llegando a una Diablada clandestina. En la foto se observa un padre de familia llegando a la celebración con los trajes típicos de la diablada.
Fotografía: Darío Guachi.

Propios y extraños llegaron a las diferentes diabladas del 6 de enero, las fotos y videos no tardaron en surgir en las redes sociales y en los medios de comunicación. Aunque entendemos perfectamente las críticas ciudadanas a los bailadores y gestores insurgentes que propiciaron fiestas clandestinas en medio de una pandemia mundial, también entendemos la posición de los actores de la fiesta, respaldamos las manifestaciones culturales que, tomando las medidas sanitarias posibles, buscaron espacios en sectores rurales para bailar, disfrazarse y perpetuar una tradición.

Que la Diablada Pillareña del 2021 nos permita volver los ojos al campo, a la ruralidad, a la economía local y a las gentes de las comunidades, barrios, caseríos y parroquias periféricas de Píllaro que son el sustento alimenticio, económico y cultural del cantón, y que son, unos verdaderos DIABLOS DE PÍLLARO. La Diablada Pillareña 2021 también nos recordó que el turismo y el negocio son secundarios para los bailadores, que sus corazones, su espíritu y  su voluntad no están a la venta, ni se exhiben exóticos en vitrina, nos recordó que el gusto por el baile siempre será invaluable, íntimo, clandestino e insurgente.

Viva la Diablada Pillareña

Viva Píllaro.

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

La Disputa


[1] La banda de pueblo, conformada por uno o dos bombos, un tambor, platillos, 3 o 4 trombones, 3 o 4 trompetas, 3 o 4 saxos (puede incluir clarinetes, güiro, timbales, tubas, entre otros); interpreta San Juanitos, Tonadas y Pasacalles principalmente.

[2] El personaje más popular y el que da nombre a la celebración. Los pillareños y pillareñas elaboran sus propias caretas, pelucas, coronillas, vestidos y boyeros para la ocasión. Su misión es “abrir espacio” para el baile de las “parejas de línea”. Su baile es desgarbado y sucio. Intenta asustar y jugar con los y las observadoras.

[3] Personajes que representan a los “hacendados” o blanco-mestizos de alcurnia, llevan caretas de blanqueamiento (caretas de malla), pañuelos franceses, camisas, vestidos y pantalones adornados con papel brillante, su baile es acompasado y elegante.

[4] Este vocablo empleado en Colombia y Ecuador se refiere a una mujer (en la época de la colonia y en la conformación de la república) que suele acompañar o estar en presencia de los soldados en la campaña o en las marchas militares. En la Diablada Pillareña, representan a mujeres de vida promiscua en el sentido machista y patriarcal de la costumbre. Son vistas como mujeres libertinas, parranderas e infieles

[5] Representa a los barrenderos

[6] Payasos que dan la lección: rima, verso o juego de palabras a los asistentes. La misión de estos últimos 3 personajes es “abrir espacio” para el baile de las “parejas de línea”.

[7] La mayoría (pero no todas) las partidas se concentran en barrios o caseríos que tienen más altura en metros sobre el nivel del mar que la parroquia central, por lo tanto, la gente suele decir: “ya bajan los diablos”.

[8] Persona de carisma, líder de cada una de las partidas.

[9] Los monos son disfrazados de la parroquia de San Andrés en Píllaro. La trajería es un baile tradicional de la parroquia San José de Poaló en Píllaro.

[10] Emilio María Terán es una parroquia rural al sur de Píllaro. La Banda Infantil es un Proyecto particular del músico Leonardo Moreta que, en familia creó un semillero de talentos cuyo objetivo es convertirse en una banda de pueblo tradicional, sin shows ni orquestas, para acompañar la diablada. El Proyecto contempla el reemplazo de los músicos para tener siempre una banda infantil, mientras los mayores conformarán la banda tradicional.

[11] La Banda 8 de septiembre lleva más de 40 años tocando la música de la Diablada Pillareña.

Sororidad no es indolencia

0
Imagen destacada Alfredo Espinosa
Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Que nadie se sorprenda, la facción del feminismo acomodaticio y pedigüeño de hoy en día tiende a silenciar -y hasta hipotecar- su voz crítica frente a la polémica gestión de mujeres que, en el ejercicio cotidiano de sus funciones, han devaluado la dignidad de los cargos que desempeñan en varias de las instituciones del Estado.

Pareciera que este tipo de “sororidad”, esta autocensura con potenciales fines de lucro político -y posiblemente económico- encierra en sí misma una excusa cobarde para desarticular toda acción de escrutinio público, al elevar a máxima el que una persona, por el simple hecho de ser mujer (indígena, afro o de cualquier otra etnia minoritaria, incluso por encima de su formación y experiencia, académica y profesional), sea catalogada de honesta; aunque la realidad real -libre del costoso marketeo y la parafernalia mediática- dé cuenta de lo contrario.

Tal es así que, cuando son observadas por el lente acucioso del periodismo, estas mujeres recurren -por sobre cualquier argumento de eficiencia y honestidad- a la famosa violencia política de género y hasta al racismo, para lavarse el rostro con demandas.

Pero esto no es todo, esta “sororidad” políticamente incorrecta con la génesis del feminismo también encubre y violenta las luchas de las propias mujeres que, pese a ser autoridades, son víctimas del autoritarismo de otras mujeres que ejercen el poder desde el mismo Estado, quienes han lucrado de las luchas históricas contra la invisibilidad de una democracia con sesgo patriarcal y que -irónicamente- hoy reproducen los vicios del pasado en el desarrollo de su gestión.

Algo de lo que muy poco o casi nada hablan las integrantes de los colectivos feministas, más aún en espacios públicos; la razón es sencilla: estas mujeres no pueden darse el lujo de perder potenciales clientes y su esporádico nexo con el poder, que suele recompensar la fidelidad y el silencio con notoriedad política, eventismo, cargos y reconocimiento público; suficientes para saciar cualquier angurria atrasada. Frente a ello, es más conveniente hablar de cuotas de género, mayor presencia en lo público y -desde luego- mayor presupuesto, porque las platas son infaltables en cualquier conversación.

Pareciera entonces que la palabra sororidad introducida deliberadamente por mujeres para su uso exclusivo, y resignificada a conveniencia de una longeva élite feminista que no logró enquistarse en lo público el siglo pasado, tiende a desarticular cualquier ejercicio de fiscalización y control a la gestión de otras mujeres en el Estado. Es decir, el fin de esta palabreja manoseada es desmantelar la lucha contra la corrupción que promueven unas mujeres -a quienes se califica de “locas”, “intratables” y “problemáticas”; respecto a la administración de otras, cuya credibilidad y honestidad se dilapidan a diario.

Lo cual me conduce a formular algunas preguntas necesarias, ¿qué tipo de activismo llevan a cabo las mujeres respecto al hostigamiento y la violencia materializados por otras mujeres desde el poder?, ¿existe este activismo?, ¿reconocen a las víctimas como tales o es mejor regresar a ver a los hombres para tener un contendiente con quien su “coherencia” no entre en conflicto? Situación preocupante, pues el feminismo no puede ser obstáculo, sino liberación, empoderamiento y lucha por causas justas que no riñan con la ética.

Si los colectivos feministas no tienen claro esto, si “se hacen de la vista gorda”, si son indolentes e incoherentes consigo mismos y con las mujeres, perderán toda oportunidad de recuperar, y feminizar la democracia y sus principios.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Alfredo Espinosa

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.


Mujeres en la política

0
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes

Las mujeres representan un número importante de la población mundial, a pesar de ello, parece imposible priorizar sus peticiones en las agendas de los Gobiernos nacionales y locales.

En Ecuador, según cifras del Instituto Ecuatoriano de Cifras (INEC), las mujeres representan un 50.5% del total de habitantes en territorio nacional, también son parte importante de la fuerza económica del país, y han luchado por años para hacerse un espacio en la esfera política, para hacer eco de las diversas situaciones que aquejan a la sociedad y en ese camino, encontrar soluciones.

Si bien se trata de generar propuestas clave para solventar las problemáticas que se presentan en el país, también denota una lucha por el acceso de las mujeres a espacios de poder y toma de decisiones.

Hablemos de paridad

El principio de paridad tiene por finalidad garantizar la igualdad de participación de hombres y mujeres en el acceso a puestos de representación política, la presión de organizaciones de mujeres en el mundo fue vital para conseguir este avance en el reconocimiento de nuestros derechos.

Es así que, los estados han implementado leyes y normativas relacionadas con las “cuotas” de género, como parte de una estrategia que busca equiparar la representatividad de mujeres y hombres en la política, además, existen varios instrumentos internacionales que apuntan hacia este objetivo específico.

Pero no se trata de un pedido reciente, la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer firmada el 3 de septiembre de 1981 en su artículo 7 expresa: “Los estados partes tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país y, en particular, garantizarán a las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres.”

Su consolidación, al menos en lo referente a América Latina, fue posible por el Consenso de Quito en 2007; y el Consenso de Brasilia en 2010, como base para la construcción de sociedades más democráticas e igualitarias.

En el caso de nuestro país, el principio de paridad se encuentra estipulado tanto en la Constitución de la República, como en la Ley Orgánica Electoral.

Aunque las “cuotas” por sí solas no garantizan la participación política femenina, pues se enfrentan a varios obstáculos como la falta de compromiso estatal, escasez de espacios de formación política dirigido a lideresas, factores socioculturales, violencia política, entre otros.  

No obstante, el principio de paridad, o más bien, su aplicación en los últimos procesos electorales ha permitido que la presencia de las mujeres en la política ecuatoriana avance en el sentido correcto, hasta consolidar su participación como candidatas, representantes electas y funcionarias públicas en posiciones de poder.

Cifras sobre representación de las mujeres

A nivel mundial la presencia de mujeres en la política ha significado un importante paso para consolidar sociedades más equitativas, que las reconozcan como profesionales preparadas para afrontar situaciones complejas con absoluto compromiso y tomar decisiones para el beneficio de sus naciones.

Según la publicación de la Unión Interparlamentaria: Women in Parliament, en 2022 se llevaron a cabo elecciones en 47 países, resultando elegidas un promedio de 25,8% de mujeres que supone un incremento de 2,3 puntos porcentuales en comparación con las elecciones anteriores.

Entre los datos más importantes respecto a América Latina, se destaca como un avance las elecciones en Colombia, mientras que Brasil registra una de las votaciones más bajas sobre la representación de mujeres. De la misma manera, 6 países lograron la paridad en sus parlamentos: Cuba, México, Nueva Zelanda, Nicaragua, Ruanda y Emiratos Árabes, sumando otro país a la lista, en relación a 2021.

En Ecuador, el avance ha sido paulatino, actualmente el artículo 99 del Código de la Democracia establece un 50% de participación de mujeres y hombres en todas las dignidades.  

A pesar de ello, un informe presentado por el Consejo Nacional Electoral y el Consejo Nacional para la Igualdad de Género en 2021, demuestra que las cifras, si bien están cerca de equilibrar la balanza, aún presentan una pequeña variación entre cada proceso.

Así, en las elecciones generales (presidente/a, vicepresidente/a, asambleístas, parlamentarios andinos) de 2009 hubo una participación del 47,1% de mujeres; en 2013 fue de 46,4%; y en 2017 fue del 46,3%.

En las elecciones seccionales (alcaldías, prefecturas, concejales, vocales) en 2009 se registró una participación del 42,6%; 2013 un 42,1%; y 2017 con un 42,9%.

Este estudio también evidencia que entre 2009 y 2017 solo tres mujeres se han presentado como candidatas a la Presidencia de la República y 8 han sido candidatas a la Vicepresidencia.

En el proceso electoral de 2021 se presentaron 16 binomios, solo uno estaba encabezado por una mujer; y apenas 9 cumplían con el principio de paridad.  Durante las elecciones anticipadas de 2023, se presentaron 8 binomios para la presidencia y vicepresidencia, con solo una candidata a la presidencia, mientras los demás tienen como candidato principal a un hombre.

Para tener una idea general, en lo referente a la Asamblea Nacional, se inscribieron 372 mujeres a las candidaturas de asambleístas provinciales de un total de 772 es decir el 48.18%; y, 65 mujeres para asambleístas nacionales de un total de 134 que corresponde al 48.5%, estos datos, corresponden a candidaturas principales y reflejan un avance importante en este ámbito.

Pero en la práctica, la realidad pinta algo diferente, para legislar y fiscalizar, el poder legislativo se conformará por 137 asambleístas para el período 2023 – 2025, dividido en 15 asambleístas nacionales, 116 provinciales y 6 representantes de personas migrantes.

Del total de asambleístas elegidos, 60 curules serán ocupados por mujeres, es decir, el 44%, cerca de la meta, pero aun por debajo de las cifras que esperábamos se cristalicen luego del sinnúmero de espacios que se han abierto para fortalecer la participación política femenina en el país.

Desafíos

La representatividad de las mujeres en la política no es una casualidad, se ha desarrollado por una suma de esfuerzos generados desde sociedad civil, movimientos de mujeres, y lideresas, que buscan igualdad de oportunidades.

Otro desafío se relaciona con el compromiso de los partidos políticos, pues según el Índice de Paridad Política (IPP) en Ecuador 2022 publicado por ONU Mujeres y PNUD, se ubica en un 20% el porcentaje de partidos políticos con unidades de la mujer /igualdad; y en apenas un 40% su compromiso con los principios de igualdad de género o discriminación por sexo.

Adicionalmente, se deben crear mecanismos sostenidos para la implementación adecuada de la paridad en los diversos niveles de Gobierno, que no se diluyan con los cambios de mando, y más bien, se propenda su fortalecimiento con miras a incrementar la participación de mujeres en las esferas políticas.

Finalmente, aunque el principio de paridad está incluido en la normativa ecuatoriana, se podrían reforzar las Leyes actuales para actuar en caso de incumplimientos.

Referencias:

Albaine, L. (2015). Obstáculos y desafíos de la paridad de género. Violencia política, sistema electoral e interculturalidad. Íconos – Revista De Ciencias Sociales, 19(52), 145–162. https://doi.org/10.17141/iconos.52.2015.1675

Consejo Nacional Electoral (CNE); Consejo Nacional para la Igualdad de Género (CNIG). (2020). Participación de las Mujeres en la Política.

Constitución de la República de Ecuador. (2008).

Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer. (1981).https://www.ohchr.org/es/instruments-mechanisms/instruments/convention-elimination-all-forms-discrimination-against-women

Ley Orgánica Electoral, Código de la Democracia. (2009).

ONU Mujeres, PNUD. (2022). Diagnóstico Nacional, Desafíos de la Democracia Paritaria en Ecuador. Índice de Paridad Política (IPP) en Ecuador 2022. https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2023-06/ipp_resumen_final.pdf

Unión Interparlamentaria (UIP). (2023). Las mujeres en el parlamento en 2022. ISSN 1993-5196.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor: Gabriela Vivanco

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

Cese definitivo del extractivismo en el Bloque 43 y Chocó Andino

0
Andrés Ojeda

Cierre definitivo de la actividad petrolera en el Bloque 43 ITT: Un paso hacia la sostenibilidad ambiental

El Bloque 43 Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) es el mayor proyecto en la historia de la explotación petrolera del país. Ha operado dentro de la Reserva de Biosfera del Parque Nacional Yasuní, generando el constante debate y conflictos por décadas. Por la vasta reserva de crudo que alberga este ecosistema, ha sido objeto de interés económico y ambiental. Sin embargo, en 2023 se tomó una medida histórica que marca un hito en la lucha por la conservación ambiental: el cierre definitivo de la actividad petrolera en el Bloque 43 ITT.

La Consulta Popular de 2023 obtuvo el 58,95% de votos a favor de proteger el Yasuní. Por tanto, la actividad deberá cerrarse definitivamente el 31 de agosto de 2024. Grupos ecologistas han solicitado a la Corte Nacional que se haga una revisión y se destituya a los funcionarios que pretenden incumplir los resultados democráticos de la consulta.

Esta decisión representa un paso significativo hacia la sostenibilidad ambiental y la preservación de uno de los ecosistemas más diversos y frágiles del planeta. El bloque ITT se encuentra en una de las zonas de mayor biodiversidad del mundo, hogar de numerosas especies vegetales y animales, algunas de las cuales son endémicas y están en peligro de extinción.

El cese del extractivismo en el Bloque 43 ITT es el resultado de un proceso largo y complejo que involucra a múltiples partes interesadas, incluidos el gobierno ecuatoriano, las comunidades indígenas locales, organizaciones ambientales y empresas petroleras. Durante años, ha habido una lucha constante entre aquellos que buscan explotar los recursos naturales de la región y aquellos que abogan por su protección.

Uno de los aspectos clave que condujeron a esta decisión fue el reconocimiento de los impactos devastadores que la extracción petrolera tendría sobre la naturaleza y en las comunidades que dependen de la selva amazónica para su subsistencia. La contaminación del agua, la deforestación, la pérdida de hábitat y la alteración de los ecosistemas son solo algunas de las consecuencias negativas asociadas con la actividad petrolera en la región

Además de los impactos ambientales, también se consideraron los impactos sociales y culturales. La mayor parte de las comunidades indígenas han expresado repetidamente su oposición a la explotación petrolera en sus tierras, argumentando que amenaza su forma de vida tradicional y socava sus derechos territoriales. El cierre del Bloque 43 ITT representa un triunfo para estas comunidades, que han luchado durante años para proteger sus tierras y su patrimonio cultural.

Si bien el cierre de la actividad petrolera en el Bloque 43 ITT es una victoria para la conservación ambiental y los derechos indígenas, también plantea desafíos significativos. Ecuador es un país que ha dependido históricamente de los ingresos petroleros para su desarrollo económico. El cierre del bloque ITT tendrá implicaciones económicas a corto plazo, ya que se perderán ingresos por concepto de exportaciones de petróleo y se crearán desafíos para la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.

Sin embargo, muchos argumentan que los beneficios a largo plazo de preservar el Yasuní superan con creces los costos económicos inmediatos. La región amazónica desempeña un papel crucial en la regulación del clima global y alberga una biodiversidad única que no tiene precio. Además, el ecoturismo y otras formas de desarrollo sostenible ofrecen oportunidades económicas alternativas que pueden beneficiar a las comunidades sin dañar el medio ambiente.

En última instancia, la clausura definitiva de la actividad extractivista en el Bloque 43 ITT es un paso en la dirección correcta hacia un futuro más sostenible y equitativo. El dictamen del pueblo ecuatoriano envía un poderoso mensaje al mundo al hacer posible equilibrar el desarrollo económico con la conservación ambiental y el respeto a los derechos de las comunidades indígenas. Si otros países siguen el ejemplo de Ecuador, podríamos estar un paso más cerca de garantizar un futuro habitable para las generaciones venideras.

El cese definitivo de la actividad minera en el Chocó Andino

En un hito histórico para la conservación ambiental y la protección de la biodiversidad, el gobierno ecuatoriano deberá realizar la suspensión definitiva de todas las concesiones mineras existentes en la región del Chocó Andino.

Los resultados de la Consulta Popular de 2023 arrojaron que, el 70% de la población de Pichincha votó en contra de la explotación minera en la reserva de biosfera del Chocó Andino. En esta región existen doce concesiones con licencia que no podrán pasar a fase de explotación, y ocho en trámite que no podrán ser concesionadas.

Esta resolución popular marca el fin de décadas de conflicto entre los intereses económicos y la preservación de uno de los ecosistemas más diversos y frágiles del planeta. El Chocó Andino ubicado en la vertiente occidental de los Andes ecuatorianos, es reconocido internacionalmente por su extraordinaria diversidad biológica. Sus bosques nublados albergan una gran variedad de especies endémicas, muchas de las cuales se encuentran en peligro de extinción. Sin embargo, esta riqueza natural ha estado amenazada durante años por la explotación minera, que ha dejado un profundo impacto ambiental y social en la región.

Esta decisión supone un exhaustivo análisis de los impactos ambientales y sociales de esta actividad. Estudios científicos han demostrado los efectos devastadores de la minería en la calidad del agua, la pérdida de hábitat para la fauna y la flora, la contaminación del suelo y del aire. Además, las comunidades locales han sufrido la desintegración de sus tejidos sociales y culturales, así como la violación de sus derechos territoriales.

El cierre de la minería en el Chocó Andino representa un paso adelante en el compromiso del gobierno ecuatoriano con la conservación ambiental y el respeto a los derechos de las comunidades indígenas y rurales. Se espera que la decisión del pueblo sea respetada por parte del gobierno y no solo proteja el invaluable patrimonio natural de la región, sino que también impulse el desarrollo de alternativas económicas sostenibles para las comunidades locales.

A mi criterio, entre las medidas complementarias que deberá promover el gobierno se encuentran programas de reforestación, ecoturismo y agroecología destinados a promover la conservación de los ecosistemas del Chocó Andino y a brindar oportunidades de sustento a sus habitantes. Asimismo, se deberán implementar planes de vigilancia y control para prevenir cualquier intento de reactivación de la actividad minera en la región.

El cese definitivo de la minería en el Chocó Andino ha sido recibido con gran entusiasmo por parte de organizaciones ambientales, científicas y de derechos humanos a nivel nacional e internacional. Se espera que esta resolución inspire a otros países a tomar medidas similares para proteger sus áreas naturales más vulnerables y promover un modelo de desarrollo que respete los límites de la naturaleza y garantice el bienestar de todas las formas de vida.

Sin embargo, también surgen desafíos y preocupaciones ante el cierre de la actividad minera. Muchas comunidades dependían económicamente de la minería, y será necesario implementar programas de apoyo y reconversión laboral para garantizar su bienestar y su integración en las nuevas actividades económicas. Además, será fundamental fortalecer la vigilancia y el control para evitar la presencia de actividades ilegales que pongan en riesgo la conservación de la región.

En resumen, el cierre definitivo de la minería en el Chocó Andino ecuatoriano representa un antecedente histórico en la lucha por la conservación ambiental y los derechos de las comunidades. Esta decisión marca el inicio de una nueva etapa en la que la protección de la biodiversidad y el bienestar de las personas se convierten en prioridades fundamentales para el desarrollo sostenible de la región y del país en su conjunto.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Andrés Ojeda

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

Consulta popular más “gobierno candidato”, ¿igual a reelección?

0
Imagen destacada Alfredo Espinosa
Alfredo Espinosa articulista La Disputa

En Ecuador -como en otros países de la región y el mundo- los mecanismos de democracia directa que se activan desde arriba, es decir, desde el Ejecutivo, cumplen una doble función: por un lado sirven para evaluar el rendimiento y la calidad del sistema decisional y político del Estado, así como la eficiencia y efectividad de la democracia representativa y su institucionalidad; y, por otro, son de utilidad para prefabricar una plataforma electoral destinada a medir con votos la aceptación del “gobierno candidato” en el próximo Referéndum y Consulta Popular del 21 de abril de 2024.

De esta manera, las 4 preguntas de referéndum y 6 de consulta popular, buscarían -al menos en teoría y sin un efecto inmediato- resolver el desencuentro entre un anacrónico y golpeado sistema de seguridad estatal, y una nueva normalidad marcada por el recrudecimiento de la violencia, el terrorismo urbano operativizado por más de una veintena de bandas narco-delincuenciales y la puja constante por el restablecimiento de la armonía social.

Temas que -paradójicamente- nunca ocuparon la centralidad de las propuestas de campaña del ahora presidente Daniel Noboa y que, pese a ello, al calor de la gestión gubernamental y de la coyuntura social, son la razón de Estado del “Proyecto Noboa” que impulsa la unidad nacional en torno a la paz, y cuyo principal framing de campaña (el “Caballo de Troya electoral”) para este referéndum y consulta popular, así como para la venidera elección presidencial de 2025, es el robustecimiento de su legitimidad de origen patrocinada por la “guerra interna”: un estado de excepción prolongado que alimenta sentimientos de seguridad y protección en los ciudadanos.

Tan bien posicionada está la narrativa del Gobierno Nacional sobre la “guerra interna”, que en nombre de ella, los históricos desafectos ciudadanos hacia los impuestos quedaron relegados bajo la consigna de que es mucho más conveniente que la gente entregue su dinero al Estado -a través del incremento permanente al Impuesto del Valor Agregado (IVA) del 12% al 13%, con la posibilidad de que el Presidente modifique la tarifa dentro del rango del 13% al 15% mediante Decreto Ejecutivo, antes que destinarlo a malandrines drogodependientes y vacunadores. Consigna bélica que, con el mismo paso del tiempo y de no existir contrapesos, se podría convertir en un peligroso “dejar hacer y dejar pasar” en constante coqueteo con el hiperpresidencialismo autoritario.

En este escenario, ¿cuál es el mérito de Noboa? Su practicidad. Sin ser ni de lejos un estadista -como generosamente el ex presidente Osvaldo Hurtado lo calificó- Noboa puso el dedo en la llaga, no solo anuló al precandidato marketeado de la seguridad (Jan Topic, cuarto en las elecciones anticipadas 2023) para apropiarse de su eje de campaña, sino que hizo suya la tarea irresuelta por unas élites devaluadas y beneficiarias de la democracia representativa que priorizaron -casi exclusivamente- el reparto del Legislativo antes que el sintonizar con la preocupación central de la mayoría de ecuatorianos: la inseguridad.

Al menos así lo considera el 44,5% de ciudadanos encuestados por la empresa Comunicaliza, en su último estudio del 28 de enero de 2024, cifra que se empareja con el 25,5% que creen que la lucha contra la delincuencia debe ser la mayor prioridad en la que tanto el Ejecutivo y como el Legislativo deben trabajar, incluso por encima de la lucha contra la corrupción (17,3%).

En sí, este Referéndum y Consulta Popular del próximo 21 de abril puede marcar el inicio de una lid electoral de mediana y larga duración, al menos si los resultados le son favorables al Presidente Noboa, ya que la democracia directa representa el primer elemento de una triada integrada también por la obtención del partido político propio (el partido de gobierno que hoy no existe) al amparo de un sistema electoral clientelar y la ansiada reelección del mandatario en 2025. Si este andamiaje opera de manera coordinada y sin contratiempos políticos, los ecuatorianos asistiremos a un nuevo periodo de extensa estabilidad (al menos cinco años y medio), liderado por un “gobierno candidato” que abraza el populismo de derecha y que mira en los criterios de política pública de los ciudadanos su puerta de ingreso a la continuidad.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Alfredo Espinosa

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.


Terrorismo: la nueva normalidad del Ecuador

0
Imagen destacada Alfredo Espinosa
Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Que nadie se engañe, el Ecuador libra un combate contra delincuentes avezados, malandros drogodependientes -en su mayoría menores de edad- que operan como terroristas y que han sumido al país en una ola de violencia sin precedentes históricos. Muchos de ellos son provenientes de las barriadas más desatendidas y lúmpenes de las provincias de la costa; pero también hay extranjeros, aquellos que ingresaron “como Pedro por su casa” por nuestras fronteras gracias al dichoso experimento progresista de la “ciudadanía universal”.

De hecho, aunque algunos híper-garantistas amantes del neoconstitucionalismo y los derechos humanos selectivos lo quieran negar, la narcodelincuencia -con todos sus tentáculos en la justicia, la política e incluso la economía- marca la condición de una nueva normalidad.

“La guerra interna” con la que tenemos que lidiar -al menos- si queremos sobrevivir en este ambiente hostil, donde a cualquier hora del día hay amenazas de bomba, amotinamientos carcelarios, secuestro de personas, “vacunas”, quema de autos y muertes violentas que develan -ante los ojos del mundo- el rostro de un Estado gangrenado y sufriente, que intenta recuperar el control y su autoridad al interior del territorio nacional; pese a que su institucionalidad está enquistada por las mismas organizaciones criminales que auspician y financian los actos terroristas perpetrados por jóvenes, en su mayoría afros y cholos que visten de pantaloneta, usan chancletas, andan de a par en moto y cargan desde pistolas hasta fusiles de asalto y explosivos para matanzas individuales y carnicerías colectivas.

La realidad es durísima, pero hay que reconocerla. Solo en un país sin limitaciones morales y, por ende, de absoluta putrefacción social -del cual el Estado, los gobiernos anteriores y las élites políticas son corresponsables-, puede haber orgullo y satisfacción al autoidentificarse con cualquiera de las 23 organizaciones de terrorismo urbano y su rastro de muerte que, en 2023, dejó 7 878 crímenes entre asesinatos, homicidios, femicidios y sicariatos, con una tasa de homicidios de casi 50 muertes por cada 100.000 habitantes; y un alarmante un décimo lugar en la lista de los países más peligrosos del mundo, según Global Organized Crime Index 2023, (con un puntaje de criminalidad de 7,07), y el más violento de la región.

Frente a ello, hay que admitir que, pese a no estar de acuerdo con varios aspectos de fondo y forma de la gestión del presidente de la república, Daniel Noboa, este ha tomado el combate al terrorismo como primerísima prioridad -aunque alias ‘Fito’ líder de ‘Los Choneros’ todavía no aparezca y más allá de cualquier cálculo electoral que pueda existir- a tal punto de que ya no importa si el Plan de Seguridad del Gobierno Nacional se llama “Fénix”, “gorrión”, “paloma” o “halcón”; la clave es combatir a la narcodelincuencia y a sus operadores con la fuerza de un Estado que con sus policías y militares legitima la unidad nacional.

Sin embargo, este mismo Estado batalla contra su propio sistema de justicia, anacrónico y corrupto, que boicotea el trabajo de policías y militares al dejar en libertad a los miembros del terrorismo urbano, como ocurrió con una estructura de ‘Los Lobos’ detenida infraganti el pasado domingo 14 de enero, por atentar con explosivos contra las instalaciones de la Policía Judicial.

Solos no lograremos sostener el conflicto interno, mucho menos ganar esta guerra. Por ello, más allá de cualquier sesgo, es clave la presencia de la cooperación internacional en materia de seguridad y de los gobiernos amigos para derrumbar la cuasi soberanía que hoy tienen en barrios, parroquias, cantones y provincias del país las organizaciones terroristas y sus malandrines drogodependientes.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Alfredo Espinosa

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.


Ecuador ante el desafío del terrorismo

0
Andrés Ojeda

Antecedentes del Terrorismo en Ecuador

En 2008, el país experimentó un atentado en Sucumbíos atribuído a las FARC, dejando varias víctimas mortales y poniendo de manifiesto la vulnerabilidad del país frente a la influencia de grupos armados provenientes de naciones vecinas.

Para el período 2018-2020, los enfrentamientos entre los grupos se intensificaron, iniciando la conformación de nuevas bandas que tomaron control de los recintos carcelarios. Para el período 2021-2022, hubo otros atentados y masacres en diferentes recintos penitenciarios, con bajas de más de 120 personas. En 2023, surgieron ataques inéditos en Quito con coches bomba, el magnicidio del candidato Fernando Villavicencio; y en diciembre, Fiscalía dio a conocer el caso «Metástasis».

Es esencial fortalecer la seguridad interna y la cooperación regional en la lucha contra el terrorismo. La amenaza no conoce fronteras y el país debe estar preparado para enfrentarlo; evitando caer en la división y el miedo. La respuesta no debe ser solo militar o represiva, sino también adoptar medidas que aborden las causas subyacentes del extremismo. La inversión en educación, la promoción del diálogo y la inclusión social son herramientas poderosas para prevenir el surgimiento de grupos radicales.

Estos apuntes son un recordatorio de los desafíos que la nación ha enfrentado para construir un futuro más seguro y resiliente. El gobierno tiene la oportunidad de fortalecer el tejido social, promover la unidad y trabajar en conjunto con la comunidad internacional para prevenir y combatir la violencia.

El terrorismo en la actualidad

Con el «cáncer» del terrorismo irrigado por todo el aparato estatal, el gobierno enfrenta su primera crisis. En enero de 2024, el Presidente Daniel Noboa, estableció el Estado de Excepción y Conflicto Armado Interno, indicando que no se negociará con el narcoterrorismo y declarando a los grupos como objetivos militares. Los recintes atentados contra TC Televisión, entidades educativas y el secuestro de guías penitenciarios, causaron conmmoción nacional. La crítica compara al Ecuador con Colombia y México, países que por años han enfrentado situaciones similares.

La crisis exige una respuesta coordinada y decidida por parte del gobierno y la sociedad. Ecuador se ha visto sacudido por incidentes que han despertado la preocupación de la ciudadanía. El terrorismo, con sus variadas manifestaciones, no distingue fronteras ni ideologías. Es imperativo reconocer la necesidad de unidad nacional. Frente a la violencia, la fragmentación y la polarización solo sirven para debilitar la capacidad de respuesta del país. La cooperación entre ciudadanos, comunidades y diferentes niveles de gobierno es crucial para detectar y prevenir posibles actos terroristas.

El gobierno debe fortalecer los mecanismos de inteligencia y cooperación internacional para anticipar posibles riesgos. La inversión en tecnologías y capacitación del personal encargado de la seguridad es fundamental para prevenir y neutralizar cualquier intento de perpetrar actos terroristas en suelo ecuatoriano.

Se insta a abordar las raíces del terrorismo. La desigualdad, la exclusión social y la falta de oportunidades pueden contribuir al reclutamiento de individuos por grupos extremistas. El Estado y la sociedad civil deben trabajar en conjunto para promover políticas que aborden estas problemáticas.

Es importante destacar que el combate al terrorismo no debe traducirse en la vulneración de derechos fundamentales. El respeto a los derechos humanos y el Estado de derecho son pilares que deben ser preservados incluso en los momentos más desafiantes. La seguridad y la libertad no son conceptos opuestos, sino complementarios.

La nación se enfrenta a un reto significativo en materia de seguridad con la irrupción del terrorismo en su escenario nacional. Sin embargo, este desafío también brinda la oportunidad de fortalecer la cohesión social, mejorar la capacidad de prevención y abordar las causas profundas que alimentan estas manifestaciones. En este momento crítico, es fundamental que la sociedad ecuatoriana, junto con sus autoridades y fuerzas del orden, actúe con determinación y unidad para preservar la paz y la seguridad del país.

La corrupción carcome el sistema Judicial y Penitenciario

La corrupción ha socavado los cimientos de la sociedad ecuatoriana, afectando no solo la confianza de los ciudadanos en las instituciones, sino también minando la integridad de dos sectores fundamentales: el sistema judicial y penitenciario. En Ecuador, la corrupción en estos ámbitos ha alcanzado proporciones alarmantes, generando un profundo deterioro de la justicia y la rehabilitación.

El sistema judicial, diseñado para ser la columna vertebral de la justicia, se encuentra plagado de prácticas corruptas que socavan su propósito original. La manipulación de procesos, la compra de sentencias y la falta de transparencia son solo algunas de las formas en que la corrupción ha permeado este vital sector. La confianza de la ciudadanía en la imparcialidad del sistema judicial se ha erosionado, dejando a muchos ecuatorianos decepcionados e incrédulos de la justicia.

La corrupción también ha encontrado refugio en el sistema penitenciario, donde la falta de recursos y la negligencia han creado un caldo de cultivo propicio para prácticas corruptas. La sobrepoblación carcelaria, la violación de derechos humanos más la complicidad entre funcionarios y reclusos son evidencias palpables de la descomposición penitenciaria. Esto no solo impide la efectiva rehabilitación de los reclusos, sino que también perpetúa un ciclo vicioso que alimenta la criminalidad en lugar de corregirla.

La impunidad en el sistema judicial y penitenciario es un agravante adicional. La falta de consecuencias reales para aquellos que abusan de su poder contribuye a la perpetuación de estos comportamientos indebidos. Se deben tomar medidas drásticas para erradicar la corrupción en todas sus formas y niveles, desde los funcionarios de menor rango hasta aquellos en posiciones de mayor autoridad.

Una reforma integral se hace necesaria, empezando por la implementación de mecanismos efectivos de supervisión y rendición de cuentas: la transparencia en la asignación de recursos, la selección y capacitación de funcionarios, así como la revisión constante de los procedimientos judiciales y penitenciarios. La sociedad ecuatoriana debe exigir la integridad de sus instituciones, así como la responsabilidad y castigo para aquellos que han traicionado la confianza depositada en ellos.

La lucha contra la corrupción en el sistema judicial y penitenciario es una tarea ardua, pero prioritaria para la construcción de una sociedad justa y equitativa. Solo mediante la erradicación de la corrupción podremos restaurar la fe en la justicia y garantizar que el sistema penal cumpla su función primordial de mantener la paz, proteger los derechos de los ciudadanos y rehabilitar a aquellos que han transgredido la ley.

Consulta Popular 2024

Sobre la Consulta Popular 2024, relacionada a la erradicación de la violencia extrema, el gobierno propone en las 10 primeras preguntas que no se formulen cargos a las fuerzas del orden por combatir a la delincuencia y al terrorismo; que se incrementen las penalizaciones a estos grupos, incluyendo el cumplimiento de toda la condena dentro de las cárceles; y que se fortalezca el control migratorio. La pregunta 11 sobre casinos, se desvía del contexto de la consulta. Si bien estos establecimientos pueden generar fuentes de trabajo, sería para un sector particular de la población, más no aseguraría empleo para todos, ni respaldaría la seguridad interna.

Debería sustituirse la pregunta 11 por otras de interés nacional como reformas a la Constitución; reducción de asambleístas; creación de nuevas bases militares en todos los puertos a nivel nacional, incluyendo zonas de frontera; eliminación de sueldos vitalicios a ex mandatarios sentenciados; supresión de la ciudadanía universal; endurecimiento de las penalidades a menores vinculados al terrorismo o grupos paramilitares; e intensificar el control militar y policial en los terminales terrestres, exigiendo el documento de identidad, por ser un canal de transporte para personas que se desplazan para cometer actos delictivos.

Ecuador no puede ser un pais de leyes muertas, ni de políticas que blindan al narcoterrorismo y la corrupción. Hay normas que no se aplican efectivamente o que deslegitimizan la causa por las que fueron promulgadas. Por tanto, no queda más que defendernos por mandato popular. Por justicia, los ecuatorianos merecemos que se haga un control de las omisiones del Estado, los abusos de poder y los excesos del sistema judicial.

Por 15 años, muchos asuntos de relevancia social han sido descartados por el sistema. Si el Presidente Noboa somete esta consulta al escrutinio del legislativo, la mayoría de oposición votaría en contra. De ganar el sí, la Asamblea deberá ratificar los resultados con inmediatez e implementar las reformas al Código Orgánico Integral Penal. Debemos desarrollar un comportamiento popular inteligente que formule criterios razonables, evitando la desinformación y analizando juiciosamente las preguntas.

Finalmente, si el mandatario Noboa aspira a la reelección, deberá cumplir sus promesas de campaña; pero también deberá analizar la pertinencia de ejercer el mandato desde el exterior, tomando medidas de extrema seguridad que precutelen su integridad y los intereses del país. Es fundamental que el gobierno mantenga el hermetismo de la información en los medios y la oposición, para la prevención de manifestaciones sociales manipuladas o un posible derrocamiento del poder. Se exhorta a aceptar la ayuda internacional, por ser la única manera de confrontar la situación. El gobierno prometió defender a su país y es tiempo de demostrarlo con hechos.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Andrés Ojeda

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

Tertulia Navideña

0
Álvaro Peña

La semana fue bastante pesada para Martín, los ajetreos de las fiestas navideñas lo tenían impaciente. Eran muchas cosas las que tenía en mente y casi ninguna ha realizado, porque el tiempo no le daba, ni los bolsillos se ajustaban. Entró al bar de siempre. Compró su cerveza como de costumbre y se sentó a escuchar la música, aunque no era de su agrado, optó por relajarse. No tenía otra opción.

En la mesa vecina surgía una acalorada y muy interesante tertulia entre tres amigos, al menos supuso que eran amigos, por la confianza en que se trataban y la libertad con la que hablaban de la vida. Discutían sobre el regalo de navidad que debían comprar para el intercambio del fin de semana siguiente. Por los discursos que escuchó, pudo definir que entre ellos había un ateo, un religioso católico y un creyente no practicante. Empezaron criticando a los jefes, como siempre son la comidilla de las reuniones, de la hipocresía que siempre surge en estas fechas y el esfuerzo que debían hacer para salir victoriosos de toda esta pantomima que el ateo, con total arrogancia y despecho, definió a la navidad.

El ateo predominaba la charla, trajo a relucir la porquería de regalo que le dieron el año pasado. Odiaba las corbatas y más aún los colores amariconados que no le van bien con su personalidad, ni con sus gustos, pero haciendo de tripas corazón, tuvo que estrujar con fuerza el abrazo a su amigo secreto. Lo hizo a propósito, pensó. La borrachera de más tarde, alivió el desencanto.

Comparó el festejo navideño de la empresa con la cena familiar, concluyó que se no diferenciaba en mucho, ya que, con la familia, los enemigos son conocidos y llevan la misma sangre. En fiestas como estas, siempre se encuentran, en los cumpleaños de los abuelos, y por supuesto, en los funerales de los parientes. Mientras terminaban una de las rondas que tenían en la mesa, hizo una pregunta: ¿por qué celebrar una fiesta que ni nosotros mismo la entendemos y muchos la odiamos? Todos asintieron con un “no sabemos”.

Esto no es más que un invento del sistema, continuó. Es propicio para fomentar el consumismo, para vaciar los bolsillos y que el pobre siga siendo pobre y el rico más rico. El asunto de la navidad no es más que un evento para dejarnos chiros, pero contentos. A cuenta del amor al prójimo, del nacimiento del niño dios y de un sinnúmero de inventos para tenernos alienados. Sigo pensando que esto no es más que una etapa más del ciclo del año y que no se le debe prestar mayor atención, sin embargo, estaba consciente de que, no podía eludir ninguno de estos acontecimientos, porque sin querer estaba inmerso en ellos.

En el ínterin de tan amena charla, otro de los tres, al que Martín lo definió como religioso católico, comentó que no debían ser tan radicales ni ortodoxos con la forma de pensar. Que, si bien es cierto, la navidad es una época religiosa que se celebra el nacimiento del redentor del mundo, todos los que nos han precedido, han hecho bien, en fijar esta fecha para la reconciliación, el resurgimiento y un nuevo nacimiento. Son alegorías para empezar un nuevo ciclo y con él nuevos propósitos y una mejor forma de vida. Uno de ellos (el ateo), sarcásticamente lo increpó justificándolo por ser religioso católico.

Él, no desmintió tal aseveración, aduciendo que Dios lo ha ayudado mucho y ama la navidad, porque a más de celebrar el nacimiento de Jesús, recuerda con nostalgia y las épocas más felices de su niñez, con regalos, fiestas y celebraciones en la escuela y en la familia; además el ser creyente no era así nomás, Dios había obrado en su vida, y que, como fiel devoto, cumple, observa y agradece todas las bondades venidas del cielo. Después de tal réplica, hubo un silencio corto, en el que le daban la razón, porque lo conocían de muchos años, y habían visto muchos milagros en su vida.

El último amigo (el creyente no practicante) retomó la conversación justificando su gusto por la navidad. Pensó y dijo que la navidad no es lo que nos han hecho creer. Más allá de quien la inventó o cuál fue el verdadero propósito, siempre es una fecha para mejorar, limar asperezas con sus enemigos y sobre todo compartir, también es una temporada para conocernos como seres humanos. Adujo que todo acontecimiento era propicio para conocer a quienes nos rodean. La familia como toda organización social, no es perfecta. Así como los amigos y conocidos.   

Pidieron al mesero una ronda más, dijeron que era la última, sus tonos de voz ya daban signos de que el licor estaba haciendo efecto y debían retirarse. En casa, les esperaba otra replica de reclamo a la que no estaban dispuestos a tolerar. Martín por su parte, dubitativo pensaba todo lo que escuchó e hizo un análisis profundo. Todo lo que sus vecinos dijeron era verdad, pero había en él algo más, que siempre le llamaba la atención celebrar navidad. Sus vecinos hablaban desde el odio, el resentimiento, desde lo que les ha tocado vivir. Y de cierta forma, es comprensible.

No podemos dar nada de lo que no tenemos y eso notó en ellos. Por supuesto, con él la situación no ha sido muy diferente, ni un cuento de hadas, más bien se identificó con sus posturas respecto de la navidad, sin embargo, en Martín hay un resquicio de esperanza, de amor. Aspira cada vez a mejorar, de hecho, anhela a diario ser mejor persona, entender al otro, discernir entre lo que parece bueno y lo que realmente es.

Terminó su última cerveza y decidió que esa navidad sería diferente. La navidad es lo que uno quiera que sea. Él dejaría nacer todo deseo bueno que ayude a mejorar el mundo, pero también que debía dejar crecer ese deseo bueno, y que los frutos sean obras, así mismo, buenas. Con un “feliz navidad” se despidió del mesero, que también era su amigo.

Encuentra otros artículos del autor -> Álvaro Peña

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

Reforma electoral o afianzamiento del parlamentarismo correísta al 2025

0
Imagen destacada Alfredo Espinosa
Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Que nadie se engañe, la proactividad y el ímpetu inusual del correísmo por impulsar a toda costa cambios a las reglas del juego electoral con miras al 2025, responden no exclusivamente a la gobernabilidad, sino a su necesidad de retornar a la Asamblea Nacional como partido predominante y bloque de mayoría, todo esto, al calor de los resultados obtenidos tanto en las elecciones seccionales como en las legislativas de 2023.

Consecuentemente, la reforma de fondo que impulsa la Revolución Ciudadana para maximizar el reparto de escaños en su beneficio es cambiar el método Webster y retornar a un viejo conocido: el método D´hont, reformando el artículo 164 del Código de la Democracia. Este método, que se caracteriza por desestimular la representación de las minorías políticas, se introdujo por primera vez en el país hace 23 años y que se lo aplicó en las elecciones generales de 2002, 2006, 2013 y 2017, a sabiendas que, en 2013 el correísmo obtuvo 100 de las 137 curules (casi un parlamento unipartidista) y en 2017, alcanzó 74 (mayoría absoluta).

La intención, la prioridad de la Revolución Ciudadana es clara, afianzar su poder parlamentario en las elecciones generales del 2025, para seguir gravitando en la órbita política de los pactos y repartos (hoy denominados tregua) con el Ejecutivo; sin descartar el uso de prácticas como el chantaje, la obstrucción y potencialmente el golpismo institucional como ocurrió con Lasso. Y, si es que llegan a ser gobierno, allanar el camino -vía alza manos y genuflexión- para subsumir la Función Legislativa a los dictámenes de Carondelet o del ático, donde quiera que este se encuentre.

¿Se necesita cambiar el método de asignación de escaños para tener gobernabilidad en el país? No, porque el problema real es de cultura política, de la incapacidad de las élites para deponer agendas particulares y gestionar espacios de diálogo y consenso. Tal es así que, en Ecuador, los dirigentes partidistas -que deberían ser los llamados a fortalecer sus organizaciones- han promovido, desde el retorno a la democracia hasta la presente, la desinstitucionalización de sus propias tiendas.

Este contrasentido ha hundido en un pozo séptico al sistema de partidos. Salir de ello, demanda una reforma seria al Código de la Democracia que va más allá del cambio en el método de asignación de escaños; esto implica eliminar por completo el transfuguismo y, con ello, este negocio rentable de los independientes al interior de la Asamblea Nacional.

Dicho en fácil, el problema de la gobernabilidad no radica -como nos quieren hacer creer- en el método de asignación de escaños, sino en el transfuguismo y en las curules que mantienen los “independientes”. Ese es el foco histórico de la dispersión legislativa.

Según datos del Observatorio Legislativo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo (FDC), en el periodo 2017-2021, el Parlamento tuvo 65 legisladores independientes, mientras que el periodo 2021-2023, se registraron 23 casos. La actual Asamblea postmuerte cruzada tampoco es ajena a esta lógica perversa de las voluntades fluctuantes y los camisetazos por prebendas e intereses particulares, pues días antes de su sesión inaugural, varios legisladores abandonaron los partidos y movimientos que los auspiciaron y por los que obtuvieron su curul.

¿Qué hacer para cambiar esta realidad? Hay que modificar el artículo 95 numeral 2 del Código de la Democracia que estimula la militancia itinerante (electoral) para incorporar la permanencia de al menos dos años en una misma organización política como requisito para ser candidato, con una salvedad, partidos y movimientos deberían tener solo un 10% de invitados. Algo que hoy en día no existe porque los caudillos relegan a su semillero político para dar cabida a deportistas, periodistas de farándula, animadores y demás gente que alquila y transacciona espacios para integrar las listas y llegar al poder para operativizar sus agendas particulares a costa de la degradación institucional de las tiendas políticas que los auspiciaron.

A esto se suma un hecho concreto: ¿Por qué si la forma de votación en las elecciones pluripersonales es a través de listas cerradas y bloqueadas, como establece el artículo 120 de la normativa electoral -es decir por partidos y no por personas- todavía existe y tiene peso la figura de independientes en la toma de decisiones de la Asamblea Nacional? La misma Ley Orgánica de la Función Legislativa, en su artículo 117, estimula la presencia de los independientes al reconocerles el derecho a formar bancadas. Sin embargo, si los ciudadanos votan por listas y no entre listas (por candidatos de distintas tiendas) lo correcto sería impulsar una reforma a la norma legislativa para que los asambleístas que se desafilien o sean expulsados del partido o movimiento que los auspició (previo proceso disciplinario) pierdan su curul.

¿La pérdida de la curul atentaría contra voluntad soberana expresada en las urnas? De ninguna manera, porque los ciudadanos sufragan por partidos y movimientos. Es más, para ser preciso, si los candidatos dejan de lado a la organización que los auspicia, se estaría vulnerando la voluntad popular, como en efecto, ocurre ahora. Sin embargo, para no dar rienda suelta a vendettas, hay que democratizar y transparentar los procesos disciplinarios al interior de las distintas tiendas políticas para que se respete el principio elemental de unidad en la diversidad. 

De nada servirá impulsar una reforma al artículo 99 del Código de la Democracia para segmentar y estratificar los ámbitos de participación de las organizaciones nacionales y locales en la competencia electoral (partidos y movimientos nacionales para las elecciones generales y tiendas políticas locales para cada provincia, cantón y parroquia), si los candidatos hacen de la itinerancia electoral e inorgánica su modus operandi para llegar al poder, porque esto también deprecia la calidad de la representación.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Alfredo Espinosa

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.


Morir por error: ¿cuántos más?

0
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes
Imagen destacada Gabriela Vivanco Collantes

Hace un mes recibí la noticia de la muerte violenta del hermano menor de una buena amiga, para muchos es una muerte entre tantas que acrecienta las cifras en Manta, una de las ciudades más violentas del país, para su familia significa una pérdida cruel, un golpe doloroso que hace tambalear a cualquiera.

Ese acontecimiento, me recordó con tristeza, que en los últimos meses las muertes violentas nos han cercado, a tal punto que se ha normalizado, sin que afecte como antes, cuando debería ser lo contrario.

Los asesinatos que han sucedido en el último año remueven la estructura social, como lo sucedido con Agustín Intriago, alcalde de Manta o el atentado mortal contra Fernando Villavicencio, candidato a la Presidencia de la República, sumado a las muertes de personajes políticos, cómicos, influencers y otros relacionados a la farándula que nos han provocado indignación, pero conforme pasan los días, hundimos sus nombres en el olvido.

Es que nuestra memoria histórica es de corta retentiva, olvidamos que hace poco salió un gobierno de derecha con los zapatos ensangrentados, con un vicepresidente que brillaba por su ausencia. Quienes nunca ejecutaron una política de seguridad acorde a la realidad del país, y nos dejaron en manos de la delincuencia, envueltos en un sistema de justicia corrupto que avanza a paso de tortuga, mientras las víctimas se aglutinan en las calles.

Olvidamos que Esmeraldas está en zozobra constante, que Manta acumula 262 muertes violentas, que la ubica como una de las ciudades más violentas de Manabí; mientras que hasta octubre se reportan 1830 muertes violentas en Guayaquil; por su parte Durán vive atrapada por las mafias; ni que decir de Quito, la capital respira inseguridad en cada esquina.

Actualmente, Ecuador es uno de los países más violentos en América Latina; así lo afirma el Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado de Pan American Development Foundation (PADF), en su boletín semestral que señala un incremento del 528.1% en homicidios, comparado al primer semestre de 2019.

Aun así, no existe una propuesta clara para reducir este espantoso aumento en las cifras, pasamos de ser un rincón mágico de ensueño para el retiro de extranjeros, a una jaula que encierra muerte y devastación.

Mientras las estadísticas siguen en aumento, las familias lloran a sus muertos, que caen sin ninguna posibilidad de defensa a manos de la delincuencia común o de mafias que, en su afán de poder, están cegando vidas que ni siquiera empezaron a florecer.

Hace pocos días, una terrible noticia inundó las redes sociales, los titulares parecían de película, cuatro niños fueron acribillados por error en el Guasmo, uno de los barrios más peligrosos de Guayaquil, su madre quien estaba embarazada falleció en el hospital, su padre hoy tiene que sepultar a su familia entera.

Las muertes violentas han sido recurrentes, el mes pasado un adolescente de 13 años fue secuestrado y luego su cuerpo encontrado sin vida en un barrio de Guayaquil; hace meses, un estudiante de 16 años fue asesinado a modo sicariato mientras se dirigía a su colegio, otro fue acribillado al salir de una unidad educativa.

¿Por qué? me pregunto ¿qué pudieron haber hecho para merecer esa muerte? Sus vidas fueron truncadas de un solo golpe, sin opción a nada, en la más profunda impunidad, sin que a las autoridades se les mueva una sola fibra del cuerpo.

¿Cuántos más tendrán que morir para que alguien haga algo?, ¿cuánto más tendrán que llorar las familias para que las autoridades muevan un dedo?

Sus asesinatos no pasaron desapercibidos, no, estaban en los titulares de cada periódico, liderando la crónica roja de medios digitales, pero tomamos una decisión, deslizamos la pantalla, eliminamos la alerta y continuamos campantes con nuestras vidas, mientras afuera, a dos cuadras de nuestra casa, se matan sin miedo.

Cada muerte injusta se disuelve en medio de notas banales sobre cualquier tema sin importancia, mientras unos luchan por sus vidas, otros se toman fotos para la portada de una revista.

Lo que más incomoda es el silencio de las autoridades, esa tibieza de sus declaraciones, esa falta de empatía por la vida de un ser humano que murió en medio de una guerra que no era suya. Daños colaterales dicen, detesto esa expresión, no son piedras, eran personas, eran niños y niñas, eran adolescentes, eran jóvenes con sueños inimaginables. Para ellos no había límites, pero un “error”, redujo todo a dolor y a cenizas guardadas en cajas blancas que encierran silencios absurdos, espacios vacíos que nos llaman a reflexionar.

Hoy, más que nunca exijo justicia, acciones estatales y un poquito de vergüenza ajena para buscar salidas a esta intensa ola de violencia que nos carcome cada día, que mata a inocentes, superando cualquier plan o estrategia de seguridad.

Me seguiré preguntando sobre el valor de las vidas, porque unos tienen todos los honores cuando mueren, sin importar las circunstancias, y otros, víctimas de cualquier dizque valiente con pistola, ni siquiera reciben una nota de pesar decente, ni dos líneas de respeto, ni un día de luto, nada…

Por ahora, solo queda esperar a que el Gobierno decida proteger nuestras vidas y la de nuestras familias, seguiremos avanzando con el miedo intacto y la enorme desesperanza en la que nos han hundido.  

Dedico esta nota a la memoria de quienes han perdido sus vidas, víctimas de la violencia que vive el país, y a sus familias por las pérdidas irreparables que han sufrido, sus vidas fueron valiosas y perdurarán en los corazones de quienes los amaban.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor: Gabriela Vivanco

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

Referencias:

El Universo. (01 de noviembre de 2023). Con escalada de muertes violentas, Durán y Guayaquil entrarían en el top 10 del listado de ciudades más violentas del mundo. https://www.eluniverso.com/noticias/seguridad/guayaquil-y-duran-zona-8-ciudades-mas-violentas-del-mundo-nota/

Expreso. (12 de noviembre de 2023). Hombre fue asesinado en una vía de Manta.

https://www.expreso.ec/actualidad/hombre-asesinado-via-manta-179149.html

 Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado. (Junio, 2023). Boletín semestral de homicidios intencionales en Ecuador. Enero-junio de 2023.

https://oeco.padf.org/boletin-homicidios-intencionales-ecuador/

Vicepresidencia, espacio ornamental o plataforma política con angurria electoral

0
Imagen destacada Alfredo Espinosa
Alfredo Espinosa articulista La Disputa

Candidatos de alquiler y partidos de transacción que buscan llegar al poder con agenda propia, más no con un proyecto político medianamente consensuado que trascienda la lógica edulcorada de la tregua entre las élites (pacto y reparto), esa es la génesis del problema entre el actual presidente de la República, Daniel Noboa Azín, y su binomio, Verónica Abad. Problema que -una vez más- deja en claro que, el contar con un compañero de fórmula electoral no es lo mismo que tener un compañero de fórmula para gobernar, así sea por tan solo dieciocho meses de gestión. Coyuntura que nos invita a reflexionar sobre los criterios para el escogitamiento del segundo mandatario: su perfil, carrera política y empatía con los ciudadanos o -al menos- con un grupo específico de ellos en el que su imagen pueda influir.

¿Qué tanto sumó la presencia de Abad a la campaña y al triunfo de Noboa, más allá de sus polémicas declaraciones sobre la ideología de género (violencia política, equidad y paridad), los voucher para que “los pobres” se puedan atender en el sistema de salud, la privatización de la seguridad social o el “sufrimiento” de los empresarios al pagar el seguro a sus empleados? ¿Error constante de comunicación o extrovertida promotora anti-derechos que se encontró, al igual que Noboa, con un triunfo electoral no previsto? ¿Qué busca la señora Abad, hacer de la desavenencia una plataforma propia para fortalecer, con proyección al 2025, su discreto camino en la política?

Solo así, quizás, se explicaría su reunión con Victoria Villarroel, vicepresidenta electa de la República Argentina por el Partido Libertario de Javier Milei o con Santiago Abascal del partido de extrema derecha español, VOX. ¿Acaso estas reuniones de Abad con líderes de la región y de Europa podían entorpecer el pacto político entre la Revolución Ciudadana (RC), el Partido Social Cristiano (PSC) y la alianza Acción Democrática Nacional (ADN) o es que intentó hacer arreglos con otras tiendas políticas -a espaldas de Noboa- para el reparto del poder en la Asamblea Nacional a costa de esa tan manoseada “gobernabilidad”? ¿Es esa la traición a la que se refirió Noboa en la entrega de credenciales?

Lo cierto es que el actual mandatario tuvo que ver alguna virtud en Verónica Abad más allá del sí flojo para integrar el binomio presidencial; mérito que la mayoría de ecuatorianos todavía desconocen, pero que seguramente no guarda relación con la tarea que el Presidente Noboa le encomendó: “colaboradora para la paz” en Tel Aviv para subsanar el histórico problema entre israelíes y palestinos. Tarea que, a más de costosa, no calza con su línea profesional y que, sin embargo, por simple capricho se impulsó para dejar una señal clara a todos los no alineados con el régimen. Aunque en el camino, Daniel Noboa abrió un chaquiñán enorme para que su vicepresidenta pase del cuasi-anonimato a la revictimización mediática, sin que en este tramo Abad se ruborice y reconozca que el primer acto de corrupción de un servidor público es asumir un cargo o función para el cual no se está preparado.

Y las preguntas saltan a la vista de manera mucho más directa, ¿cuál fue el hecho tan grave que cometió la Vicepresidenta Abad para que el Jefe de Estado haya preferido enviarla con sus maletas fuera del país -a una zona de conflicto bélico- antes que mantenerla en el anonimato, como un ornamento más de los tantos que han pasado por la Vicepresidencia de la República? ¿Noboa está administrando el Estado como si se tratara de los navieros o haciendas de su padre? ¿La presencia física de Abad es peligrosa para el Gobierno?

En todo caso, resulta inverosímil que la vicepresidenta de la República, pretenda enfilar críticas contra el correísmo radical, el socialcristianismo y el correísmo moderado (el de MOVER antes Alianza País que integra la alianza ADN de Noboa), cuando en febrero de 2023 la misma señora Abad participó en las elecciones seccionales como candidata a la alcaldía de Cuenca por la facción chimbadora del correísmo -el Movimiento Amigo-, organización que se creó al calor de un juicio político y el posterior escándalo por delincuencia organizada en la construcción del hospital de Pedernales que tuvo como principal protagonista al fundador de esta tienda política, el ex asambleísta de Manabí por el movimiento Alianza País, Daniel Mendoza.

Desde luego, la señora Abad no tuvo ni de lejos vela en ese entierro, pero debe estar consciente que, al postular por una organización política -así sea una de alquiler o transacción- el candidato o candidata asume algo más que el nombre y el membrete para salir en la papeleta electoral. Es el presente y el pasado de ese partido o movimiento, sus aciertos y también sus descalabros, entre ellos la corrupción.

Por otra parte, ¿qué tan probable es que el pacto (de futuro incierto) entre las bancadas con mayor número de legisladores (RC, PSC y ADN) tenga como finalidad el “posible retorno del ex presidente Rafael Correa” al Ecuador? ¿No será que en su afán de notoriedad, la vicepresidenta Abad buscó hacerse de un espacio para surfear en las olas del anticorreísmo a costa del polémico apellido del autócrata? ¿Ante la evidente crisis de liderazgos, pretende “pescar a río revuelto” para representar a un nutrido, pero acéfalo anticorreísmo de derecha?

Mientras la ruptura entre el Presidente y la Vicepresidenta de la República copan hasta los espacios de farándula, el Ecuador atraviesa una de sus peores crisis económicas con un riesgo país que superó -al cierre de noviembre- en 2016 puntos al de Argentina; y la idea de la consulta popular perece mediáticamente ante la urgencia por obtener recursos que permitan el funcionamiento del Estado.

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos del autor -> Alfredo Espinosa

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.


- Advertisment -