Ingeniera en Recursos Naturales y Ambiente, poeta y feminista. Ha trabajado en el área de proyectos productivos en la gestión ambiental, Gestión de Riesgos y Emergencias. Además, se ha desempeñado en el área cultural, gestión de proyectos y en acciones poéticas con varios colectivos. (Otavalo, Ecuador)
A
<< Por ese no sé qué eran sus manos llenas de cerveza, de lluvia, de silencios>>
Opio en las nubes. Raphael Chaparro
1. LA MUERTE DE LA ARAÑA
A contratiempo del tiempo de la araña
que se nutre de las sombras
octópoda,
nocturna,
trampantojo de abismos.
A contratiempo de sus patas
tejedoras de incertidumbre
hiladoras de demencia.
Frívola, sin descanso
asecha en las madrugadas
los ciclos de sus patas
escapan por las hendijas de las persianas
de una ciudad que duerme.
Disparos en el ocaso
la araña, coacciona su tiempo
insulsa, atrapa las siete balas del cielo
y las lleva al centro de su oscuro corazón.
A contratiempo, del tiempo de la araña,
moribunda al amanecer
es envuelta por estambres de colores
y la ciudad todavía duerme.
2. PESADILLAS, ANTES QUE LLEGUE EL INVIERNO
Eduardo Manos de Tijera —no Johnny Depp—
Eduardo Manos de Tijera
con su cara triste en lo alto del muro de piedra,
en una ciudad perdida y recurrente de mis extrañas
pesadillas.
Corro por el muro,
hacia sus puntiagudas manos
antes de llegar,
caigo.
Se escucha:
Un grito,
Se siente:
El vacío,
Se mira:
La sangre,
Duele:
La herida,
su cara triste,
la espera del impacto
y mi abrazo en sus cuchillas.
3. REY DE BASTOS.
En el reino de la salamandra
que se extingue en un segundo,
la luna
pare niños de plata
en el estanque de las caracolas.
Desnuda,
danza la lluvia,
con ocho pasos que marcan el camino del sol.
Hay siete estrellas y un rey de bastos
en el backline de esta última jugada;
en lengua natal,
invoca la cábala, a la mujer desnuda.
Los niños de plata disparan
a la luna
y el reino de la salamandra
se extingue en un segundo.
4. ALMA MÍA
Para saber que existes
te niego tres veces,
antes que cante el gallo.
Arrastro
la carraspera de tu voz
pasillo oscuro
y me encomiendo a las flores
que llegaron marchitas a tu altar.
Tarareo estrofas de canciones perdidas,
desde la butaca de la esquina
de tu obra inacabada.
Desaparezco, alma mía.
antes que llegue la aurora y
a mis oídos
tu oración.
5. RELOJES DE ARENA
Es ahora
que lo sostengo
medidor del tiempo anterior
a este tiempo,
receptáculo de arena
irremediable y antojadizo
titánico Cronos
puñado de tormenta.
Miro,
sus minúsculas partículas que caóticas se ordenan.
Pienso,
qué maniático es el universo.
Pego la nariz
al frágil cristal del viejo reloj de arena
con el impulso de dejarlo caer,
el big bang, para una niña traviesa
que quiere ver
cómo se consolida el caos del universo
en el centro de la antigua biblioteca.
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