Educación virtual entre el virus de la desigualdad

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Estudiante de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha formado parte de fundaciones de ayuda humanitaria que le permitió conocer las realidades de familias migrantes y refugiadas en el país, y también programas de liderazgo juvenil para fortalecer sus habilidades blandas.

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La pandemia de coronavirus se propagó en un mundo que es completamente desigual, donde las prioridades de las naciones recaen únicamente en el interés de los grupos de poder, aquellos monopolios buscan mejorar esta situación de los países con discursos, pero ninguna acción concreta.

A consecuencia de la crisis que estamos atravesando, los ingresos económicos de millones de familias han disminuido, también el número de personas que se contagian y que su estado se agrava es mayor resultado de con accesos limitados en servicios de salud. Ante este panorama, el acceso a un proceso escolar regular es lejano, en especial aquellos que se encuentran en situación de movilidad humana.

La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) estipula a la Educación como un derecho fundamental al igual que otros instrumentos internacionales de Derechos Humanos, sin embargo, en Ecuador vemos que una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes (NNA) en situación de movilidad humana eran y son privados de oportunidades educativas, en su mayoría por falta de documentación e información sobre las diferencias en los procesos de ingreso escolar en el país de destino, aunque no es la única limitación que estas familias encuentran en la actualidad.

Las medidas de restricción de movilidad por el incremento excesivo de casos de COVID-19 a nivel mundial generó que el sistema educativo se vea en la necesidad de adaptarse a una nueva modalidad de estudio. Desde el año pasado, las instituciones han cambiado de una modalidad de educación presencial a una virtual, con el objetivo de prevalecer el cuidado personal de los NNA y su grupo familiar, aun así, muchos de ellos se han visto afectados por la falta de recursos académicos y económicos para sustentar estas actividades primordiales.

Las necesidades básicas de las familias han cambiado, ahora los alimentos, servicios de salud, gastos en servicios básicos, hasta conectividad y acceso a tecnología son prioridad; de manera que son estos últimos los medios de subsistencia en un mundo completamente virtual, lo que ha supuesto un desafío para todos los actores de la sociedad.

Recordemos que la educación es un mecanismo poderoso sino el más importante, que permite que los seres humanos puedan avanzar y además provean de conocimientos a todos sus miembros, permitiendo un desarrollo constante de las sociedades e incluso de un país, pero ¿Cómo pueden generarse todos estos factores cuando la desigualdad está en ascenso?

Para ello, debería existir igualdad de oportunidades y el acceso universal a la Educación. El derecho a la Educación es parte de uno de los principios de la Agenda Mundial Educación 2030, así como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4), admitido por la comunidad internacional, lo que promueve que, cada persona pueda disfrutar del acceso a la educación de calidad, sin importar su condición o estatus migratorio. Sin embargo, esta pandemia apareció para demostrarnos de una manera cruel las brechas que existen en las sociedades y en la Educación, que se visibiliza con el cierre de algunas escuelas y la misma desigualdad que encontramos en este proceso de escolarización a distancia. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha estimado que alrededor del 86% de los niños que deberían encontrarse en clases regulares en los países en los que cuentan con un nivel menor de desarrollo humano, no reciben educación, en comparación con los países que mantienen un nivel mayor de desarrollo humano con el 20%.

En un mundo ideal, todos los NNA deberían mantener un buen acceso a la Educación, sus grupos familiares contarían con los recursos necesarios para satisfacer todas sus necesidades e incluso con apoyo de las instituciones educativas para llevar a cabo los procesos correspondientes de ingreso, sin embargo, nuestra realidad es otra, y esta pandemia ha puesto en descubierto todos los problemas que las sociedades mantienen.

Nos encontramos en un momento crucial para la humanidad, no podemos permitir que estas brechas nos polaricen más, debemos generar acciones y conciencia para contribuir desde nuestros espacios a aquellos que están luchando día a día para sobrevivir, y entender que, esto permitirá construir un futuro para esta gran diversidad de voces en goce de todos sus derechos…

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

La Disputa

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