Vivir en medio de violencia, no es vivir.
Escribir sobre la violencia incesante que golpea a nuestro país, nunca es fácil, pero es necesario hacerlo para mostrar a quienes lo siguen negando, que las cifras no mienten, que no estamos aquí para desestabilizar a ningún Gobierno, no hace falta que lo hagamos, solitos se lanzaron al vacío.
Según datos de la Policía Nacional, hasta finales de agosto de 2022, Ecuador superó las 2.000 muertes violentas, el porcentaje más alto se concentra en la Costa, pero Quito, Cuencas y otras ciudades de la Sierra no se quedan atrás.
No hay dudas de que este, ha sido un año cargado de muertes, todas ellas inexplicables, suceden a cualquier hora, sin importar el día y el lugar. Tampoco importa si eres estudiante, trabajador, niño, mujer, la escalada de violencia ha llegado hasta el nivel más alto, superando incluso sus propias expectativas.
No tenemos donde escondernos, nada alcanza, las autoridades muy poco han hecho. Las decisiones sobre seguridad nacional se limitaron a la adquisición de armas, y pregunto ¿para qué?
Me resulta incomprensible la falta de respuestas, la incompetencia y tibieza de las autoridades, pero sobre todo la violencia con la que ocurre cada robo, secuestro o asesinato.
Esta oleada de violencia es el resultado de un Gobierno inexperto, al que le faltan agallas para cortar cabezas y tomar el control del país. Escuchar el discurso de las autoridades de turno no solo me deja sin esperanza alguna, también reafirma que nuestras vidas no les importan, ni un poco.
La gota que colmó el vaso
Escribir sobre violencia en los últimos días, me lleva sin remedio, a pensar en la desaparición y posterior femicidio de María Belén Bernal, no solo por las circunstancias que rodean el hecho, sino, porque todo sucedió en un recinto policial.
La policía nacional se activó apenas cuatro días después de su desaparición. Ha sido su madre, quien desde su conmovedora fortaleza llevó adelante la lucha por encontrarla, a ella se han sumado cientos de mujeres, colectivas y compañeras con un objetivo en común: exigir justicia.
María Belén fue desaparecida el 11 de septiembre, pero su cuerpo fue encontrado 10 días después, esa tarde, se había convocado a una marcha que llegó hasta la Comandancia de Policía con la presencia de cientos de amigas y compañeras de lucha, consternadas por este femicidio.
Al día siguiente, acompañamos a la capilla ardiente en la Universidad Central, para recordar su vida, honrar su nombre y prometer a su familia, que por ningún motivo estará sola.
Al grito de “Eli escucha, tu lucha es nuestra lucha”, cientos de personas mostraban su apoyo a esta causa, que apenas empieza, y es que encontrar justicia en medio de tanta impunidad, es doloroso.
Esta pérdida remueve cada fibra, las historias se repiten cada vez con más fuerza, no importa si salimos a las calles, acompañamos luchas o tomamos otras acciones, cada esfuerzo parece insuficiente.
Hace tiempo había comprendido que el discurso es insuficiente, incluso luchar parece no tener ningún impacto, porque la violencia es estructural, perdura sin importar cuanto nos esforcemos por tratarla.
¿Prevenir? Es necesario, es el paso por seguir, prevenir desde la infancia, prevenir para evitar que la violencia continúe superando nuestra voluntad.
La violencia de género está enraizada en nuestras familias, con la que crecimos, continúa creciendo, se multiplica y se robustece con la falta de empatía que nos rodea. Entiendan algo, la violencia no es asunto privado, ya no más, es una problemática de ámbito público, que nos concierne a todas y todos.
Femicidios: ¿Qué dicen las cifras?
Las cifras son amargas, hasta el 1 de septiembre de 2022 se registraron 206 femicidios, según organizaciones de mujeres. Este es el año más violento, desde que en 2014 se tipificara la figura de femicidio en el Código Orgánico Integral Penal – COIP.
Aunque, de acuerdo con el comunicado de ONU– Ecuador, la Función Judicial reporta “264 homicidios intencionales de mujeres, 59 registrados como femicidios”.
Estas cifras ya no son actualizadas, pues mientras en Quito buscaban a María Belén, en Tulcán encontraron el cuerpo de Dayana, una joven embarazada que fue reportada como desaparecida días atrás.
Y si, las cifras son eso, solo números en un papel, que nos recuerda cada día, la importancia de levantar la voz, y que, muy a nuestro pesar, la lucha continuará hasta quien sabe cuándo.
Hoy, mientras reconozco la fortuna de vivir sin violencia, reconociendo mi posición de privilegio, intento comprender ¿por qué nos siguen matando?, ¿por qué nadie hace nada?
Escribo estas líneas en memoria de las amigas, hermanas, compañeras que ya no están, por ellas que merecen nuestro respeto, porque su mundo terminó aplastado por el machismo, porque sus sueños se desvanecieron en medio de la violencia, pero sus voces retumban, más fuerte que nunca.
¡Hoy, que ya no estamos solas, sigamos luchando juntas!
¡Dedicado a la memoria de María Belén Bernal y de todas las hermanas que nos faltan!
Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.
Referencias:
Naciones Unidas Ecuador. (23 de septiembre de 2022). Ante el femicidio de María Belén Bernal, y los femicidios que ocurren cada día en el país. https://ecuador.un.org/es/200633-comunicado-oficial#:~:text=En%20el%20Ecuador%2C%20seg%C3%BAn%20los,mujeres%2C%2059%20registrados%20como%20femicidios.
Diario La Hora. (17 de septiembre de 2022). Registran 206 femicidios en Ecuador en 245 días https://www.lahora.com.ec/pais/206-femicidios-ecuador-enero-septiembre-2022/
Primicias. (2 de septiembre 2022). Ecuador alcanza la tasa más alta de muertes violentas de la última década. https://www.primicias.ec/noticias/en-exclusiva/ecuador-tasa-muertes-violentas-ultima-decada/
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