La colección

Cuento de terror: La colección

0

Directora del medio de comunicación La Disputa, Gestora de proyectos de tecnología y de comunicación, Magister en Comunicación de la Universidad Andina Simón Bolívar, investigadora en el ámbito de la Comunicación y Educación. Escritora de narrativa y poesía por afición.

follow me

Lucía con sus 37 años, decidió no casarse, ni tener hijos. Disfrutaba de su soltería, tenía un trabajo mediocre, pero le alcanzaba el dinero perfectamente para esos lujitos que la hacían feliz: comprar al menos dos libros al mes y agrandar su colección de duendes.

Su colección ascendía a los 100 duendes, sus amigos le traían uno cuando viajaban a los diferentes países y ella los compraba siempre que encontraba uno en las diferentes tiendas. Tenía 5 favoritos que los tenía en sus cajas, los coleccionaba desde que tenía 18 años, cuando su papá le regaló el primero.

Lucía se preparaba para mostrar su colección en una feria del pueblo, los había sacado de la vitrina para limpiarlos y ordenarlos. Ese día, Lucía se había ido a la cama muy temprano, escuchaba la música de Beethoven y tomaba un somnífero como era de costumbre para poder dormir. Normalmente, pasaban entre 4 y 5 canciones para que su televisión se apagara, sin embargo, un minuto después de escuchar la primera canción todo era silencio.

Lucía se sentó en la cama, se refregó los ojos, en ese trance entre estar despierta y dormida, en medio de la oscuridad absoluta miró fijamente a la televisión, sin notar nada extraño, tomó el control remoto y la volvió a prender. El televisor volvió a apagarse, ahora más despierta la lo volvió a encender

Cuando despertó del todo, vio una sombra que pasaba por el mueble de la televisión. La sombra de una cabeza diminuta con sombrero puntiagudo paseaba por la televisión prendida con Beethoven a todo volumen. De pronto, un cuerpecillo saltó del suelo y se arrojó a Lucía. Su duende favorito le atacaba, de pronto varios cuerpos se acercaban a su rostro.

Rostros pequeños, arrugados, con ojos saltones miraban a Lucía descontrolados, sus manitos pequeñas, golpeaban y rasguñaban su rostro, mientras los lanzaba por los aires, sentía pedazos gelatinosos de su rostro, su sangre resbalaba por sus dedos, mientras atacaban su garganta y frente con sus colmillos pequeños. Lucía gritaba, pataleaba, pedía auxilio, pero nadie le escuchaba, en medio de su ronca voz, los duendes reían y rasguñaban.

De pronto a Lucía se le acabó las fuerzas y se desvaneció…

Lucía despertó en una recámara llena de flores y con su madre dormida en un sofá, tocó su rostro vendado y sintió un dolor profundo. El médico entró a la habitación, le sacó el vendaje de su rostro e intentaba explicarle sobre lo sucedido.

  • Lucía tu rostro sanará en un año más o menos con los cuidados adecuados, pero vendrá la terapista a conversar contigo.
  • Ellos lo hicieron doctor… Los duendes
  • Lucía, la terapista está viniendo ahora, conversa con ella por favor.

La mamá de Lucía con cara de preocupación y llorando igual que su hija, la abrazó y no preguntó nada más. Lucía intentaba explicarle al doctor, que fueron los duendes quienes la atacaron. Pero sin escucharla, salió de la habitación.

Entró la terapista y habló con ella.

  • Lucía tenemos que conversar de lo sucedido.
  • Doctora, ellos, los duendes me atacaron.
  • No Lucía, eso no fue lo que sucedió.
  • Eso sucedió, creerá que estoy loca, pero eso sucedió.

La terapista sacó de su carpeta varias fotos. Lucía estaba tendida en su cama con un cuchillo en su mano izquierda y varias pastillas en su mano derecha, su rostro destrozado y todos los duendes regados en el suelo llenos de sangre.

Lucía se internó en un hospital psiquiátrico y su madre vendió toda la colección de duendes.

Dos años después, el hombre que compró la colección apareció muerto a puñaladas al lado de los duendes…

La Disputa, visita nuestras redes sociales:

Facebook

Instagram

Encuentra otros artículos de la autora: Gabriela Celorio

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí