Máster en Derechos Humanos, Paz y Desarrollo Sostenible, Universitat de Valencia. Abogada, Universidad Central del Ecuador. Voluntaria de Oxfam Intermón Valencia. Artículos publicados en el diario.es. Feminista.
Afganas

El retiro de las tropas estadounidenses de Afganistán trajo consigo el regreso al poder de los talibanes, quienes inmediatamente asumieron el mando del país. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuya autoría fue adjudicada al grupo terrorista. Estados Unidos bajo el patrocinio de la OTAN invadieron Afganistán. El principal eslogan manejado por occidente fue la inminente violación de Derechos Humanos por parte de los talibanes, quienes gobernaron desde 1992. En su afán de aplicar una distorsionada versión de la ley Sharia, los talibanes sometieron durante años a la población, donde la constante vulneración tenía rostro de mujer.
Ser mujer en Afganistán representa desigualdad y peligro. La Historia del país no hace más que demostrar que los derechos de las mujeres son vulnerados constantemente. Durante la ocupación Rusa y posterior ascenso de los talibanes, los cuerpos de las mujeres fueron utilizados como armas de guerra. Es innegable que en los conflictos armados los más vulnerables sufren las consecuencias de cruentas luchas por el poder.
Ahora bien, la ocupación extranjera tampoco ha sido la panacea para las mujeres y sus derechos. Lamentablemente persiste la idea de occidentalizar a las mujeres y mantener la creencia de que solo el feminismo blanco es quien resuelve los problemas. Es necesario entender el contexto en el cual viven las mujeres afganas y son ellas las encargadas de guiar a la sociedad respecto de sus necesidades.
Las mujeres de RAWA (Revolutionary Association of the Women of Afghanistan) dieron su opinión respecto del feminismo, afirmaron lo siguiente:
“Conocemos el feminismo occidental, pero la base de nuestras ideas surge de lo más elemental, de nuestra experiencia y de la represión sufrida. Tras décadas de ser aplastadas a todos los niveles. Exigir igualdad y derechos básicos surge como algo natural. Además, hay una diferencia importante: mientras en Occidente las mujeres luchan por el derecho al divorcio o por igualdad de salarios, nosotras luchamos por poder salir de casa; mientras las mujeres de Occidente exigen representantes femeninas en los parlamentos, nosotras luchamos por cosas tan elementales como poder salir de casa solas o que nuestra vida deje de estar en peligro si accidentalmente se nos ve un brazo bajo el burka.”
Con el regreso al poder del grupo terrorista sus derechos serán claramente vulnerados. En días pasados los talibanes manifestaron sus pretensiones respecto de los derechos conseguidos por las mujeres afganas durante años. Perderán su derecho a educarse, a salir solas a la calle, a salir a los balcones. Obligadas a cubrirse bajo la amenaza de ser asesinadas por incumplir todos los designios de la Sharia. Todos aquellos derechos conseguidos están completamente prohibidos. Puesto que, la educación es la mejor arma para defenderse de los opresores. Las niñas y mujeres serán obligadas a quedarse en casa.
Los medios de comunicación han reportado la desesperación de familias afganas por salir del país. Ahora se convierten en solicitantes de refugio y asilo en terceros países. Obligados a salir de su tierra porque ahora ya no es segura. Es momento de expresar solidaridad y sobre todo la responsabilidad de los Estados por velar el cumplimiento de las normas de refugio y ayuda internacional.
En estos días al Ecuador arribaran cerca de 5000 personas refugiadas afganas, entre las que están niñas y mujeres cuyo único objetivo es salvar sus vidas. Los comentarios alrededor del tema han sido bastante vergonzosos; se podría creer que después de una pandemia, los seres humanos habrían comprendido que la solidaridad es parte fundamental del desarrollo de la sociedad. Pero, lamentablemente, no ha sido así.
En estos últimos años, la Organización de las Naciones Unidas ha manifestado el claro hecho de que la pobreza tiene rostro de mujer y más si esas mujeres están en situación de refugiadas. Forzadas a dejar su país por temor a perder la vida. O peor aún ser ofrecidas a los talibanes para ser objeto de violaciones sistemáticas.
Como se estableció en líneas anteriores, el debate no debe ni puede centrarse en la crítica hacia su vestimenta o sus costumbres. El verdadero análisis debe basarse en sus necesidades y en dejar que estas se desarrollen de acuerdo a sus costumbres. No es aceptable en ningún término el cuestionamiento de su forma de hacer feminismo, su realidad es completamente diferente, bajo un sistema que las ha oprimido durante años, de cierta forma, el mismo sistema patriarcal que ha oprimido a las mujeres de occidente por años.
No es ineludible querer ser protagonistas de la salvación de las mujeres afganas, pero es preciso informarse y respetar sus derechos. Asimismo, es indispensable exigir a los Estados y los Organismos Internacionales una efectiva y acertada defensa de los derechos de las mujeres afganas. La defensa del derecho a la educación debe ser prioridad para quienes conforman las esferas de poder mundial, en especial de las mujeres, niñas y niños que no han podido salir de Afganistán. Al respecto, la activista pakistaní Malala Yousafzai expresó su preocupación respecto de los derechos de las mujeres afganas y pidió apoyo mundial para defender su derecho a la educación.
Por otro lado, el medio digital Rukhshan media, dirigido por mujeres afganas, se encuentra reportando la situación del país bajo el régimen talibán. A pesar de ello, expresaron su preocupación por ser perseguidas. Han dicho que entregarán información hasta ser capturadas. Por lo mismo, es primordial proteger a las mujeres y niñas afganas en tránsito migratorio, para no caer presas de las redes de trata de personas. Y de la misma forma, ejecutar acciones que garanticen el respeto de los Derechos Humanos de las personas que no han podido abandonar el país. Para lo cual, todos quienes conforman la sociedad deberán exigir a sus Estados canalicen la voluntad de quienes ostentan el poder en asegurar los derechos de las mujeres y niñas afganas.
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