La inseguridad en el Ecuador y las acciones del gobierno

Análisis de la crisis de inseguridad en Ecuador

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Atenea Soto Autor

Comunicadora del Medio de Comunicación La Disputa, Estudiante de Comunicación Social de la Universidad Politécnica Salesiana. Amante de la lectura y de las causas justas

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Los niveles de inseguridad en nuestro país cada vez van en aumento. Según información publicada por Diario El Universo, de enero a mayo de este año ya se habían registrado 12.548 robos (información tomada del Ministerio de Gobierno). A nivel nacional se han registrado 2.562 robos, mientras que en la ciudad de Guayaquil se cometieron un total de 829, a diferencia de los 585 hasta mayo del 2021.

En la actualidad, mucha de la información que transmiten los medios de comunicación es acerca de robos, asesinatos, explosiones y muertes que ocurren en nuestro país. Esto hace que nos acostumbremos a esto y no nos demos cuenta de la gravedad de la situación que estamos viviendo hoy en día. Esto también influye sobre el sentir de la ciudadanía y hace que la gente tome ciertas medidas como procurar no salir a algunos lugares por miedo a que les pase algo.

Este problema ha afectado a parte de la población, a tal punto que casi todas las personas se han visto obligadas a realizar cambios en su rutina diaria, para así poder precautelar su seguridad y la de su familia. Por ejemplo: en la Alcaldía de Esmeraldas se decidió que los funcionarios públicos tengan un horario único de 8 de la mañana a 2 de la tarde, esto con la finalidad de que quienes trabajan en el lugar puedan llegar sanos y salvos a sus hogares. En Guayaquil también hemos visto como muchos de los planteles educativos y universidades han optado por empezar a recibir clases en línea.

Otro sector que se ha visto muy afectado por la ola de inseguridad es el sector turístico. En el último feriado que se vivió en nuestro país por la independencia de Cuenca y el día de los difuntos, que por cierto es uno de los más largos del año, pudimos ver como muchas de las personas optaron por cancelar sus reservaciones, especialmente quienes se habían querido trasladar hacia ciudades como Guayaquil o Esmeraldas, debido al miedo que se siente por el nivel de seguridad que se vive. Esto genera pérdidas económicas muy fuertes para quienes se dedican al comercio o al turismo, con lo que se puede ver que el problema de inseguridad a su vez desencadena o genera otro tipo de problemas que son importantes y que afectan la calidad de vida de la gente.

Al problema de inseguridad tenemos que agregarle algo mucho más complejo que es la crisis carcelaria que se vive en nuestro país. De una u otra manera, esta crisis se ha vuelto normal. Escuchar que los medios de comunicación informen “Balacera en la penitenciaría” o “Un motín carcelario se registró…” es pan de cada día, lo que hace que el presidente se enfrente a un problema más grande, además de permitirnos a nosotros como ciudadanos reflexionar lo siguiente: si ni en las cárceles el gobierno puede mantener el control, ¿cómo esperamos que pueda tomar medidas efectivas frente a los altos índices de inseguridad?

Da la impresión de que el presidente no sabe que acciones adoptar frente a este problema, o bien no está muy enterado de la situación, pues en lo que va de su mandato se ha expedido no menos de tres estados de excepción en diferentes provincias del país. Siendo esta la única medida de importancia que se ha puesto en marcha, con lo cual el gobierno pretende hacer frente a un problema estructural que no se resuelve con la sola idea de mandar a policías y militares a las calles, sino que son necesarias una serie de medidas con enfoque distinto, que puedan ayudar al mejoramiento de la calidad de vida de la población en distintos aspectos.

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