Sensibles no invisibles

Sensibles no invisibles

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El 8 de marzo mientras salimos a las calles a manifestarnos, fuimos reprimidas violentamente por la policía. Lo seguiré repitiendo las veces que sean necesarias, porque decir que solo había policías mujeres; y, que lo sucedido fue producto de nuestro exceso de sensibilidad, está fuera de contexto.

No sorprende que un mandatario afirme su apoyo a la Policía Nacional; perder su respaldo, sería condenar su Gobierno, es comprensible. Solo espero que la próxima vez, guarde un poco las formas, como nos han pedido hacerlo varias veces.

De cualquier manera, ante la afirmación de Lasso: “me parece que hay un exceso de sensibilidad cuando la policía tiene que advertir riesgos y actuar frente a estos”, me pregunto: ¿A qué tipo de riesgos se refiere el presidente? Cómo podrían considerarse riesgo, a un grupo de mujeres desarmadas, niñas y personas adultas mayores, incluso wawas pequeños. Puede ser que no viera algo, o ¿los perros serían un riesgo? No lo sé, podría consultar con expertos en seguridad.

Pero bueno, no esperaba que Lasso diga: “la policía tenía que reprimirlas, porque son más fuertes que nosotros”. Claro, debía justificar su accionar de alguna manera, refiriéndose a nuestro exceso de sensibilidad como un motivo para gasearnos y botarnos la caballería.

Está demás decir que, esta sensibilidad nos ha llevado a defender los derechos de las niñas, para que tengan una infancia libre de violencias, o de las mujeres, para decidir con libertad sobre sus cuerpos.

Ser sensibles, nos permite ser más humanas, mirar desde otras perspectivas el mundo que nos rodea, y sí, salir a las calles sintiendo cada lucha como propia, incluso por encima de nuestros propios privilegios.

Ese exceso de sensibilidad es más una fortaleza que una debilidad, dicho en un lenguaje comprensible, significa sentir las injusticias en todo el cuerpo.

Pero ¿por qué tan sensibles? Pues motivos nos sobran.

Estamos sensibles por la insensibilidad del Gobierno, su falta de empatía y humanidad. Somos sensibles porque aprendimos a gritar de rabia por la indignación, y resulta que les molesta escucharnos.

Por una justicia lenta y deficiente, que pretende garantizar nuestros derechos a cuenta de migajas, dejando libres a los agresores y culpando a las víctimas.

Sensibles por el dolor ajeno, por las miles de mujeres víctimas de femicidios, porque hay cientos de mujeres y niñas que viven en medio de la violencia, sin que las autoridades muevan un dedo para cambiarlo.

Sensibles porque todos los días existe otra noticia sobre un femicidio, una persona desaparecida, un niño violentado, nos parte el alma, para los medios es una noticia más, pero se suma a la cifra de pérdidas, que enluta familias y desbarata sueños.

Nos llaman sensibles con un atrevimiento y una facilidad que supera mis límites. Pero hay otra cara de la moneda, cargada de sensibilidades desbordadas a las que nadie pone reparo alguno.

Nos tildan de sensibles, pero ustedes lloran por las paredes pintadas y los monumentos grafiteados. Ustedes que, en su ignorancia desmedida, detallaron cada centavo que pagarán para arreglar sus bienes, pero les importa nada cuando golpean a mujeres en espacios públicos. 

Sensibles los funcionarios públicos que, sin tener un ápice de conocimiento sobre género o derechos humanos, pero que además, no les importa aprenderlo, asumen cargos para los que no están listos, y se molestan cuando los encaramos por su desconocimiento.

Ni que decir de los machitos-misóginos que nos insultan en redes sociales, y que, cuando respondemos, nos bloquean. Nos dicen de todo, pero son ellos los ofendidos. ¡A eso le llamo ser sensible!

Sensibles los que defienden agresores, los que olvidaron a las familias destruidas por la violencia machista, y se rasgan las vestiduras por fetos; mientras niñas violadas dan a luz sin recibir un poco de su empatía.

Señoras y señores, hay muchas maneras de ver la sensibilidad. Desde donde estoy escribiendo con la seguridad de que nadie puede atacarme, ni va a golpearme porque digo lo que pienso, les aseguro que mi sensibilidad es la mejor compañera.

Dígame sensible, pero prefiero llorar por las compañeras víctimas de violencia, que por las paredes rayadas de la ciudad. Prefiero gritarles que las niñas no son madres, a quedarme callada por miedo a lo que piensen de mí.

Prefiero estar presente en las calles, hacerme sentir, hoy estoy más sensible y fuerte que hace diez años. Nos han dicho tantas veces que las mujeres somos seres sensibles, que olvidaron que cargamos un wawa por nueve meses, y luego parimos.

Resistimos a cada paso, sin chistar, seguimos siendo sensibles, porque sentir no es malo, sentir nos hace diferentes a los que nos gritan asesinas en las calles, y vaya que se siente bien.

Mil veces sensible, en exceso y sin medidas.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

Referencias:

Swissinfo. (22 de marzo de 2022). Presidente de Ecuador apoya actuación policial contra marcha feminista del 8M. https://www.swissinfo.ch/spa/ecuador-mujeres_presidente-de-ecuador-apoya-actuaci%C3%B3n-policial-contra-marcha-feminista-del-8m/47455080

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