Reseña de la última tentación de Cristo de Nikoz Kazantzakis

Reseña de la última tentación de Cristo de Nikoz Kazantzakis

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Antropólogo, comunicador social, lector empedernido, diablo de Píllaro. Realizó investigaciones en fiestas populares, teatro, literatura ecuatoriana, violencia de género y música andina. 

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“La esencia dual de Cristo, el anhelo tan humano, tan sobrehumano del hombre para llegar a Dios ha sido siempre un profundo e inescrutable misterio para mí. Desde mi juventud, mi angustia primera, la fuente de todas mis alegrías y amarguras ha sido ésta: la lucha incesante e implacable entre la carne y el espíritu. Llevo en mí las fuerzas tenebrosas del Maligno, antiguas, tan viejas como el hombre y aún más viejas que este; llevo en mí las fuerzas luminosas de Dios, antiguas, tan viejas como el hombre y más viejas que éste. Y mi alma es el campo de batalla donde se enfrentaban ambos ejércitos”. Nikos Kazantzakis

Publicada en 1951 y prohibida por el vaticano en 1954, “La Última Tentación” es un libro de ficción histórica, que explora los acontecimientos relacionados con la llegada y la misión del “Mesías Judío” durante la dominación Romana de Judea hace 20 Siglos.

El escritor griego hilvana una versión libre de la vida de Cristo haciendo énfasis en la doble naturaleza de su persona: humana y divina, desde un punto de vista adopcionista. El adopcionismo es una doctrina que afirma que Jesucristo -en cuanto hombre- no era hijo de Dios por naturaleza sino por adopción. Es decir, fue un hombre común y corriente que, en un determinado momento de su vida, fue poseído por la gracia divina que lo condujo a una tarea superior a sus fuerzas.

Jesús de Nazaret es hijo de José, el carpintero paralítico y María, “la virgen embarazada”. Niño inteligente y audaz, se esperaban grandes cosas de él; sin embargo, a sus 30 años, es un vago bueno para nada, que defraudó a su tío el rabino, a su madre María y acarreó a Magdalena a la prostitución.

Y lo que es peor, es el único carpintero en toda Judea que fabrica cruces para que los romanos crucifiquen a los judíos agitadores: es un judío que mata judíos, y es vilipendiado por su pueblo.

Confundido y solitario, desde joven fue cautivo de la voluntad de Dios que se manifiesta en forma de violentas garras, que aplastan su cabeza evitando que se una a la mujer, que tenga una familia, que ame intensamente. Débil, vagará por los campos implorando al altísimo que le quite sus cargas, que escoja a otro, que le deje en libertad. Resistiendo y resignándose, deambulará por el desierto para enfrentarse al Diablo y a Dios. ¿Cómo saber que quién habla no es el demonio, disfrazado de Dios?

La región de Judea fue una de las zonas más conflictivas del Imperio Romano, debido a su arraigada religión monoteísta y a cierto “orgullo de pueblo elegido” que no podía soportar un yugo pagano. Fueron esclavos en Egipto y Dios los liberó a través de Moisés. Cuando estuvieron presos en Babilonia, la conquista persa les permitió volver a la “tierra prometida” y respetó sus creencias.

Ahora bajo la opresión romana, esperan la llegada del Mesías prometido en las escrituras, que los liberará y liderará en la consolidación del Nuevo Reino de Jerusalén. Son tiempos revueltos; los falsos mesías se hacen crucificar por doquier. Los zelotes, guerrilla fundamentalista judía, siembran el terror y la muerte según sus dictámenes y su ley. Los publicanos cobran los tributos al César que los demás se niegan a pagar. Los sacerdotes preocupados temen por sus puestos de autoridad. Los ricos explotan a los pobres sin importar su raza o nacionalidad; y los pobres, los enfermos y menesterosos son los pecadores esperanzados, los redimidos, los bienaventurados pisoteados de siempre.

Con ese telón de fondo se desarrolla una magnífica trama, el protagonista va tejiendo sus dudas desorientado, preso de deseos carnales y atormentado por la voluntad de Dios. A la vez que se presenta un abanico de personajes interesantes: María, Barrabás, Magdalena, Zebedeo, Judas Iscariote, Mateo, Juan, Andrés, Pedro, Santiago, Martha y su hermana María, Lázaro el resucitado, Rufos el centurión, Tomas, Natanael y Felipe, por citar unos cuantos.

Las acciones de los personajes se cruzan con la versión oficial de los evangelios canónigos de forma peculiar, puesto que el orden cronológico es distinto y se presenta los acontecimientos previos y posteriores a los citados en los versículos, descifrando algunas de las motivaciones, causas y consecuencias de las palabras y actos de Jesús.

Estas interpretaciones difieren de forma abismal con las interpretaciones tradicionales de las religiones y cultos, un ejemplo es la resurrección de Lázaro. En la Biblia se olvida mencionar la putrefacción del organismo; la imposibilidad de revivir un cuerpo humano, aun cuando el alma haya regresado; el hedor y la pestilencia.  Lázaro resucitado es un homúnculo que apenas puede sostenerse en pie, que no puede hablar, reír o bailar; es un ente: mitad vivo mitad muerto.

 Otra situación diferente es el apedreamiento a Magdalena, Recién se empiezan a vislumbrar ligeros resplandores de divinidad en un Jesús que pronuncia: “el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra”, la mañana siguiente de salir de los aposentos en donde la puta más afamada de la región ejerce su oficio cargado de afeites y perfumes.

De las historias secundarias, quiero destacar a Judas Iscariote, el pelirrojo. Zelote hijo del desierto, desde el primer momento empuñó su daga para liberar a los judíos y castigar a quién ofenda la Ley. Fue el primero en seguir a Jesús imaginando su glorioso destino. El más fuerte y leal de todos soportó la peor de las cargas: la traición.

Mateo el publicano fue redimido y dejó de cobrar impuestos para seguir al Mesías y escribir las crónicas de su vida. Periodista intrépido y hábil, no sintió ningún reparo en deformar los acontecimientos históricos para que coincidan con las profecías antiguas. Con descaro, magnificó y agrandó la divinidad; a la vez que omitió y eliminó la humanidad del hijo de María.

Pedro el veleta siempre cambió de rumbo según lo marcara el viento. Martha y María, las hermanas que amaron y desearon carnalmente a Jesús. Zebedeo, el rico miserable que no entraría al Reino de los Cielo o ¿si?.

La doctrina predicada por Jesús se oponía a la Ley Judía y a la lógica de entonces y de ¿ahora? “Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres”, “si te golpean en una mejilla, ofrece la otra”, “el que se humilla será glorificado”, “amanse los unos a los otros”, “el Reino de Dios es para todos, porque el sol sale para todos en la mañana, para el judío y el Pagano”, “todos somos iguales ante los ojos de Dios”.

Esas ideas inconcebibles en la época, lo llevaron directamente a la cruz, al amenazar el Statu Quo, no del Imperio Romano, sino de la moralidad imperante. Una moralidad que destacaba a los héroes, los triunfos militares y la sangre de la raza enemiga, que fue sustituida, gracias a su mensaje por una nueva moralidad que destaca el amor al prójimo, la ayuda al necesitado, el perdón de las ofensas, el espíritu sobre los bienes terrenales, entre otras cosas.

Un libro fascinante y polémico al cual vale la pena acercarse. Se adaptó al cine de forma magistral por Martín Scorsese en 1988, contando con la participación del músico Peter Gabriel en la banda sonora. Muy recomendable.

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