Lucha de Clases
Entre la pandemia, la corrupción, el Tik Tok, y la crisis prolongada, los habitantes de los micromundos ubicados dentro del territorio que conocemos como Ecuador vuelven a un proceso electoral, donde cabe hacerse la pregunta ¿Qué eligen los ecuatorianos en estas elecciones? Pregunta simple y a la vez compleja, en medida de como se la problematice. Para el análisis, es necesario separar la política en lo coyuntural mediático: referente a la dinámica electoral y lo político: como las estructuras que sostienen a la sociedad y al Estado de forma endógena y exógena, y la articulación dentro del sistema mundo.
Medios y Hegemonía
El debate mediático ha posicionado en los últimos 14 años, un sin número de lugares comunes y una polarización maniquea: correismo vs anticorreismo, por ejemplo: “Correa es izquierda, es comunista, ayuda a los pobres, estado fuerte, progesismo, etc.”, contraponiéndose a “Lasso es Nebot, es empresa, es banca, es FMI, etc.”. La creación de dichos lugares es el resultado de la acción hegemónica del Estado Capitalista y sus aparatos ideológicos, dónde, las clases que detentan el poder político como estrategia, lo gestionan a través de las alturas de la burocracia (tecnocracia) pública o privada. Este debate vacío como un mecanismo hegemónico, tiene como objetivo: degradar el concepto de “Lucha de clases” a una vulgata superficial de una “Lucha de frases”, como efecto, secuestra la profundidad de los intereses de los distintos grupos sociales, principalmente de las clases populares, entendiéndose la lucha como concepto que pone en disputa los intereses de cada clase social de forma autónoma.
A todo esto, es importante que reflexionemos ante las siguientes interrogantes: ¿Esto en qué me afecta? ¿Por quién hay que votar?
Capitalismo y Dependencia
El presente análisis parte desde lo subalterno a la autonomía, es decir en términos coloquiales como mejorar las condiciones de las clases populares desde lo económico, político e ideológico para las condiciones actuales y futuras, considerando la dialéctica compleja que lleva este proceso.
En América Latina no se puede hablar de la crítica “al Capitalismo” sino a los capitalismos, con sus estructuras de clase y sus patrones culturales propios, la coexistencia con otros modos de producción y como se reflejan los interés y posiciones respecto a los mismos. En términos generales, en Ecuador el capitalismo predominante es el de materias primas – agroexportador, basado en los últimos 50 años en el rentismo petrolero.
En términos económicos bajo una lectura crítica, el Ecuador vive en una dependencia económica desde antes de ser “república independiente”, las recetas de industrialización proporcionadas por la CEPAL tanto en los años 70, como en el periodo que está finalizando no han dado resultados, simplemente, se han modernizado ciertas infraestructuras con sobreprecios, pero nuestra capacidad de producir manufacturas ha disminuido. En los últimos 14 años con un costo de barril alto (de 100 dólares en las mejores épocas), el país no se dedicó a producir, más bien a importar. El correismo construyó una sociedad de consumidores “al estilo norteamericano”, pero con una producción del tercer mundo. Para sostener ese mundo ficticio, hemos tenido que adquirir una deuda por más de 60000 millones de dólares en términos generales, principalmente, para sostener el porcentaje de acumulación de oligarquías y burguesías endógenas y el nivel de consumo de una pequeña burguesía ficticia en ascenso (sectores medios) y profesionales de empresas proveedoras del estado principalmente.
Con este antecedente, caben los cuestionamientos ¿Cuáles clases sociales son responsables del alto endeudamiento en términos monetarios?, ¿De qué forma se invirtieron esos recursos?, y en lo que nos concierne ¿Cómo se reflejó eso en términos cuantitativos a los sectores de los obreros y otras clases populares? Y sobre todo un análisis del problema de la administración del IESS y su descapitalización a través de estos 14 años.
Lucha de clases vs. Lucha de frases
El modelo vigente engloba la estatización, no solo como estructura sino también como una transversalidad de la sociedad civil, donde la tecnocracia (como resultado del desplazamiento de la ideología del estado capitalista hacia la región económica) impregna al todo social los valores como eficientismo, el cálculo cuantitativo y en general el dataismo. Estas estructuras configuran la versión ordenada de lo que algunos de nuestros genios mal llamaron “neoliberalismo”, y bajo este paradigma, centraron el debate en otro lugar común “lo público vs. lo privado”, enmascarando con esto, los beneficios a las alturas de la burocracia a la que ellos como agentes pertenecen, con las actividades de la reproducción social manejadas por el Estado como son salud, educación, seguridad, etc…
En esta acción hegemónica del estado capitalista contemporáneo, se posicionó el discurso de que Rafael Correa era socialista; bueno, socialismos hay como decimos en Ecuador “como en botica”, es decir varios y con diferentes posturas. Pero en términos críticos en lo Económico, la propiedad de los medios de producción en este caso: “la distribución de la tierra, la propiedad de los bancos, la baja producción industrial, incluso el control de las importaciones, y de la agro exportación”, tanto antes del gobierno de Rafael Correa, como durante y en el momento actual estuvieron en manos de los mismos propietarios: la oligarquía agroexportadora , los importadores afincados en Guayaquil, sectores industriales del mercado interno y servicios asentados una parte mayoritaria en Quito , otros en Guayaquil, Cuenca y en menor medida Ambato y Manta. Para estar cercano al pensamiento crítico, va más allá de “las camisetas del Che Guevara y las canciones de Silvio Rodríguez”.
Los Estados Latinoamericanos en general en lo político han estado en la disputa entre un modelo oligárquico y un estado liberal republicano moderno con sus matices, una de las promesas no cumplidas estos años era precisamente ir a un estado ordenado que privilegie los derechos tanto individuales como colectivos, incluso, que sirva para una supuesta democratización de las acciones jurídico políticas del mismo, por el contrario, se convirtió en la cooptación o división de las organizaciones de la sociedad civil a través de los aparatos de Estado y la criminalización de la protesta social, tanto es que la persecución a los sectores populares en el correismo y el morenismo fue parte de la política de Estado, uno de los recientes hechos en la memoria colectiva son las jornadas del paro de octubre de 2019. ¿Fue un fracaso para los sectores populares el apoyo a la Constituyente del 2008?
La sociedad ecuatoriana tiene rezagos ideológicos coloniales que conforman estamentos y categorías dentro de las clases donde se manifiestan características etnográficas fenotípicas que construyen estereotipos como efectos de la división social del trabajo que se manifiestan como prácticas, donde principalmente las clase obrera, sectores de la subalternabilidad de la pequeña burguesía asalariada urbana (cajeros, mensajeros secretarias menores, cargos bajos), pequeños campesinos y el gran subproletariado (clase social lejana a la relación de explotación asalariada) que como concepto va más allá de la visión del “ejército de reserva”, que vive en las urbes son conformados por lo indígena y la negritud en las generalidades, donde el acceso a empleo, educación, créditos y demás servicios públicos o privados depende de la forma aristocrática de cómo las personas se articulen en las instituciones formales e informales.
El racismo en Ecuador de forma particular está institucionalizado desde sus comienzos. A través de las luchas, los pueblos originarios principalmente han logrado en el papel por lo menos el reconocimiento del Estado Plurinacional, que, en términos prácticos, no se cumple. En la cotidianidad de la sociedad ecuatoriana, el mundo indígena o los pueblos negros han sido segregados al folklorismo de la cultura, o a las prácticas deportivas, pero de ninguna manera se ha pensado en el dialogo de saberes y la construcción de instituciones de la producción y la cultura que generen mejores condiciones de vida en sus comunidades y territorios. De ahí el problema generado en el gobierno de Rafael Correa con la educación Intercultural vs. escuelas y colegios del Milenio, o el desastre de los centros de alto rendimiento, que, por el contrario, en la división del trabajo, no permiten que cambien las condiciones de existencia de esos pueblos a diferencia de sistemas industriales, universidades o fuertes sistemas educativos.
Las clases militantes del correismo se desarrollan entre las burocracias públicas y privadas, los comerciantes contratistas proveedores del estado y principalmente los subproletarios que son mayoría en el país, estas se conforman como las clases mantenedoras del Estado, unos por ser asalariados del estado, proveedores de bienes y servicios o ejecutores de la política pública y los otros beneficiarios de estas políticas, son el caldo de cultivo del clientelismo y su versión institucionalizada: “El populismo”. Para los genios de la izquierda agnóstica, los del “fin de la historia”, un proyecto antagonista a la modernidad capitalista no es posible, presentan como alternativa la estrategia populista dirigida al asistencialismo a las clases populares, de eso tuvimos 14 años con el “Nazhi”, fruto de ello un sector de las clases populares débil de pensamiento quedo corrompido, desarticulado por cometer craso error en apoyos al caudillismo conservador.
De esa herencia colonial deviene el problema de confundir la política pública y la religión dentro de la coexistencia de un limitado estado laico y su choque con las nuevas expresiones del género, se limita y persigue desde el Estado los derechos de las compañeras mujeres y las minorías sexuales. Donde la política de Estado ha sido direccionada a la criminalización de un conjunto de derechos principalmente individuales; temas como el aborto por ejemplo en las “sociedades liberales avanzadas” es un tema de salud pública, donde la religión pasó a la esfera privada para la ideología dominante en Ecuador, las mujeres principalmente de las clases populares deben seguir muriendo por practicarse abortos clandestinos.
El bloque en el poder entendido como las clases que articulan la hegemonía tiene dos periodos en los últimos años. El primer periodo determinado principalmente por el boom de las materias primas, este bloque estaba conformado por las clases que no habían sido parte directa de la administración del Estado como lo son: la burguesía industrial de tipo endógena principalmente concentrada en la Sierra, las alturas de la burocracia de donde vienen sus principales cuadros políticos tradicionales y los actuales, la pequeña burguesía en todas sus variantes, bloque que como función tiene articular los intereses de todas las fracciones de la clase dominante. En el periodo correista, estos sectores ganaron y a las clases populares les cayeron las sobras del pastel.
En el segundo periodo ya en crisis, volvió a gobernar cierto sector de la banca, la agro exportación, los importadores y ciertos sectores del comercio, ahí están los grupos como el Juri y Nobis con sus representantes como aliados de Rafael Correa, adicionalmente, sectores de capital transnacional como Odebrech o el grupo del mexicano Slim, entre los más relevantes. Los sectores populares desde 2016 empezaron a soportar el peso de la crisis, a través de las denominadas medidas de ajuste estructural.
Los Sectores Populares Organizados
La CONAIE Y EL FUT en los últimos 14 años han sido los opositores reales y conceptuales respecto a las políticas correistas. Desde las limitaciones propias, la crisis del pensamiento duro en la sociedad liquida actual y sus errores internos, han abanderado la lucha de sus agendas propias como las de procesos extractivos en sus territorios, así como temas de tipo laboral, amenazados por divisiones de sus organizaciones fraguadas desde el mismo Estado, así como el oportunismo fraguado desde la ideología del individualismo, que de ninguna forma nublan los masivos procesos de lucha a lo largo de estos años. Ahora los temas críticos que atañen a los sectores populares, deben ser una bandera de lucha desde el primer día de posesión del nuevo gobierno: el pago del 40 % de las deudas del estado al IEES, la delimitación de la frontera petrolera, el problema del acceso a la universidad, el freno a las nuevas prospecciones de industrias mineras, incremento del presupuesto de la educación y salud en los distintos niveles.
Ahora sí ¿Por quién mismo votamos?
Dentro del juego político, hay que entender los intereses propios y los intereses de los Otros y como dichos intereses se presentan en la escena política y en la actual coyuntura.
A ustedes estimados lectores que hoy leen este editorial, muchos de ustedes que viven bajo el cliché “del ciudadano de a pie”, a ustedes individuos desclasados y arrojados en el mundo lleno de gran vitalismo, embriagados de positividad, les digo que lamentablemente su voto no sirve de mucho en el momento actual, en medida de que los temas mencionados anteriormente y por ahí otros que se quedan afuera del análisis, ya están decididos en el marco institucional. En resumen, el candidato de la banca y su grupo económico son dueños de una parte del país que los últimos 4 años ha gobernado, colocando a los ministros de Moreno como María Paula Romo, Sebastián Roldan, Richard Martínez, Mauricio Pozo. Lo único que hay rescatar del gobierno actual es que se pudo visibilizar el saqueo del gobierno correista de los 10 años anteriores y del propio gobierno de Lenin Moreno.
Andrés Arauz, por el contrario, fue ministro de todo en el gobierno de Rafael Correa, como sujeto político no representa nada por si solo desde el análisis político. Más allá de ser el títere de Rafael Correa, no plantea algo distinto, sino la continuación del modelo Minero Agroexportador, saqueador de recursos como fueron los últimos 14 años, que fue y es un proceso tiránico que va más allá de la actitud personal del expresidente, que, por el contrario, su carácter represivo deriva de la ideología fáctica propia de la tecnocracia moderna. Guillermo Lasso como clase dominante no necesita ponerse camiseta del Che Guevara o hablar en jerga izquierdista, este candidato parte de una ontología burguesa y la defiende, no necesita mimetizar para ganar los votos, por el contrario, el correismo como parte de la hegemonía del estado capitalista oscila en la propaganda electoral entre Mao Zedong y Von Hayek, pasando por Walter Euken.
Yaku Pérez, más allá de las visiones contrarias que uno le pueda hacer, de forma acertada, recogió el programa de los sectores populares y como parte de ellos, posicionó una agenda que para muchos inocentes cae en el romanticismo ecologista. Si uno analiza este posicionamiento respecto al capital y el patrón de acumulación en Ecuador y América Latina, se observa que existe un programa de avanzada, claro muchos dirán: no hubo jerga izquierdista, no hubo canciones de Intillimani, parecía un Hippie con la Manuela, sí, pero vamos a los conceptos y las posiciones. Cuando se habla de posicionar el fin de la Economía extractiva primario exportadora en el tercer mundo, plantea un viraje profundo en contra de las clases dominantes nacionales, transnacionales y sus articulaciones, a las unas las obliga a reinventarse y cambiar su forma de acumulación a través de la sobre explotación del trabajo, a las últimas a buscar nuevos mecanismos de expropiación de los países subdesarrollados, obliga a las oligarquías (por lo menos en debate) a transformase en sectores industriales, obliga a debatir la tecnificación del campo, obliga a no depender de las importaciones y promover la soberanía alimentaria, todo esto a base de un proceso de desarrollo, obliga en lo político a transformar las instituciones jurídicas.
Por lo tanto, el nulo es la opción válida, porque en anteriores ocasiones como ahora, sin caer en el infantilismo o peor aún en el nihilismo (revisando la táctica y la estrategia), esta opción es una obligación, en medida que nos reafirma y da legitimidad ante la población no organizada, porque las elecciones en ciertos casos ayudan y en otros como en la actual coyuntura dividen a las organizaciones sociales a lo interno, pero es importante aclarar que las grandes transformaciones se dan en la lucha de masas en las calles, en la organización popular. Los dos candidatos representan a la clase dominante, los dos han reprimido a los sectores populares en distintos tiempos, los dos han lucrado del Estado en distintos niveles.
Posdata: De la pandemia no me he olvidado, pero más allá del criterio aristocrático y deficiente del manejo de permisos, vacunas, cadáveres, la mamá del ministro, etc, etc, etc. Tanto Andrés Arauz como Guillermo Lasso o el mismo Yaku Pérez (en caso de que hubiera sido elegido) necesariamente le darían prioridad a la compra de vacunas y principalmente a la inoculación de la población, diferirían en los mecanismos, los tiempos y los costos, cualquier gobierno necesita empezar a mover la Economía en términos de consumo, la vacunación es un proceso necesario y general.