Una buena dosis de moralidad

Artículo que hace una crítica al culto al cuerpo y nos hace un acercamiento al estoicismo

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Creyente, profesional, emprendedor y cafeinómano. Trabajo por ser empático, solidario y justo. Mi fin último: trascender.

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“Es signo de ineptitud el dedicar demasiado tiempo a los asuntos del cuerpo, como hacer ejercicio físico, comer, beber, defecar o copular en demasía. Estas cosas, sin embargo, debemos hacerlas como algo accesorio, y dedicarnos por completo al pensamiento” (Enquiridión – Epicteto)

Así están las cosas. Un mundo donde impera el culto al cuerpo, el hedonismo, la gula desenfrenada, los placeres exacerbados, las trivialidades y la sexualidad desordenada. El contexto social y tecnológico en que vivimos nos ha arrojado a sumarnos al ingente sistema de hiperconsumismo. Alienados; es el tiempo del apuro, del deseo de mostrarnos de algún modo al mundo que nos rodea. Es tiempo de llamar la atención. Es tiempo de no perder el tiempo…

Epicteto, nacido en torno al año 50 d. C., forma parte de la famosa corriente estoica, siendo esta escuela filosófica una de las más influyentes del pensamiento antiguo. A él se atribuye la frase con la que se empieza este artículo, gracias a los apuntes de uno de sus alumnos, Arriano de Nicomedia, historiador y filósofo que compuso entre otros documentos, el Manual de Epicteto o Enquiridión. Este manual, aunque fue escrito hace dos mil años, es tan vigente hoy, en la forma en como describe el comportamiento de las personas y sus estilos de vida

Según los estoicos, el objetivo de la vida es vivir de acuerdo con la naturaleza humana racional que se adecua con la práctica de la virtud y esta racionalidad sobre la naturaleza humana no puede limitarse a la reflexión sobre el impulso de preocuparnos por la salud, las posesiones y cosas similares: lo que podría llamarse lo meramente humano; o de las conductas de aquellos ineptos, mencionadas con anterioridad. El objetivo de esta racionalidad es vivir la virtud predicada.

¿Por qué Epicteto haría énfasis en recalcar estas conductas poco saludables para el alma, la mente y cuerpo? No cabe duda que los comportamientos del ser humano han sido los mismos en todas las épocas. Solo ha cambiado el contexto en que se han desarrollado. Hoy, la situación sigue vigente y dada la coyuntura globalizada y tecnificada que vivimos, empeorará si no nos detenemos a pensar a dónde iremos a llegar, y por supuesto, a actuar de acuerdo con esa virtud a la que aspira el estoicismo.

Los asuntos del cuerpo como comer, beber, ejercitarse e inclusive tener relaciones sexuales, de acuerdo con la pirámide de necesidades de Maslow, son las necesidades básicas o fisiológicas que todo ser humano debe cubrir para subsistir (según él y su psicología). La finalidad es aspirar al segundo escalón y así hasta el quinto, donde se encuentran las necesidades de autorrealización. El problema radica en que, dados los comportamientos de estos tiempos, el ser humano aunque sigue aspirando a los bienes sublimes como la autorrealización, se le dificulta sobrepasar y superar las necesidades básicas, porque se ha alienado en lo atractivo del mundo.

Se decía que hoy se rinde culto al cuerpo. Sí, es cierto, los gimnasios pasan repletos. Las bibliotecas cada vez más vacías. De hecho, se las ha cerrado, los libros digitales ganaron la batalla, lo poco que se lee, se lo hace a través de dispositivos digitales. Los manuales y planes de alimentación están a la orden del día. Nuestra cultura consumista ha deteriorado nuestro cuerpo y la salud. Hoy no cabe mucho la templanza y la frugalidad, éstas son enemigas del sistema. Frente a esto, han surgido salvadores que nos ayudan a mejorar lo poco que queda de sano y bueno, vendiéndonos la idea de cómo ser más saludable y de tener una vida “más feliz”.

De lunes a viernes nos quejamos de la crisis económica, de los políticos, de las deudas, del desempleo de la inseguridad en las calles y de un sinfín de problemas que nos aquejan, que no son pocos, sin embargo, el fin de semana, nos olvidamos de la precariedad y acabamos los pocos dólares en el relax y el consumismo, bajo la premisa de “nos lo merecemos”. El lunes, nuevamente retomaremos la retórica de la moralidad, la ética, el buen comportamiento, del ahorro y de entrenar con más énfasis.

Muchos nos preguntaremos entonces ¿Para qué vivir si no vamos a disfrutar los placeres de la vida? Es la gran paradoja que la Filosofía, nos asiste con el análisis del pensamiento y del entorno en el que vivimos. Pasar de ese pensamiento primitivo de satisfacer las necesidades básicas como un acto imperativo, al pensamiento más racional y sensato. Discernir lo bueno y lo perfecto. Lo malo ya lo conocemos, el sentido común no necesita demasiado esfuerzo.

La ansiedad, el estrés y la depresión son el producto de este desgaste emocional al que nos ha arrojado el sistema y nuestro apego desmedido a aquel. La excesiva preocupación por el futuro en este sistema precarizador, a jóvenes y viejos nos tiene sumidos en la ansiedad, más aún cuando no hay garantía alguna, ni de ningún ente social ni gubernamental. Las obligaciones de adultos comprometidos nos generan estrés. La idea del fracaso ha deprimido a más de uno.

Ese es el contexto, por aunarnos a la mayoría, estamos desgastados por satisfacer las necesidades del cuerpo, que no son pocas, ni infravaloras, sino mal enfocadas y por ende mal satisfechas. El estoicismo nos ayuda a esto. A descubrir el verdadero sentido de la vida a través de práctica de la virtud en todos y cada uno de los actos que el ser humano vive y realiza, aunque sea pequeños o insignificantes. Urge aprender a discernir, por qué nos suceden las cosas. Urge aprender a discernir los tiempos y acontecimientos que vivimos.

Para terminar, cierro con otro célebre pensamiento del gran Epicteto: “Ante cualquier situación que puede sobrevenirte, recuerda volverte hacia ti mismo y preguntarte con que poder cuentas para afrontarla. Si ves a un hombre o una mujer hermosos, descubrirás que el poder frente a eso es la continencia. Si se te presenta alguna dificultad, hallarás la perseverancia. Si se trata de un agravio, hallarás la tolerancia. Así, cuando te hayas acostumbrado a esto, no te verás arrastrado por tus representaciones”

Encuentra otros artículos del autor -> Álvaro Peña

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