Menos influencers, más referentes

Un análisis crítico sobre la elección de ser influencer o youtuber en Ecuador

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Creyente, profesional, emprendedor y cafeinómano. Trabajo por ser empático, solidario y justo. Mi fin último: trascender.

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Fuente: pixabay

Cuando era niño soñaba con ser arquitecto, la sola idea me hacía sentir importante e inteligente. No recuerdo con exactitud si alguien me dijo lo que significaba ser arquitecto o lo había visto en la televisión o en alguna persona, pero lo cierto es que soñaba con crear, diseñar y hacer casas bonitas. Ideas firmes por las que trabajé desde la escuela hasta la secundaria para lograr mi cometido.

Desde niños nos han metido la idea de que las carreras universitarias nos aseguran la vida. Es la opción más confiable para lanzarte al mundo. Se escucha muy a menudo la frase: “tienes que ser alguien en la vida”. Supeditando siempre la felicidad y el bienestar personal a una carrera, una profesión o un título universitario. Nada más falaz que aquello. Mi caso no distaba mucho de esta realidad, soñando o pensando que la carrera era la opción más fiable para el futuro. Siempre pensando en el factor económico, en el bienestar y seguridad que me daría la carrera universitaria.

Por cosas de la vida y de los requisitos de la universidad, que en mi época también existían para el ingreso a nuevos estudiantes y a las carreras más demandadas, no logré incribirme en la carrera en la que había soñado. Gran decepción para mí, los planes que durante toda la niñez y la adolescencia había diseñado en un abrir y cerrar de ojos se desvanecían.

Tocó opcionar por las carreras tradicionales, que por cierto, siempre habían sido denostadas; me incliné por la Administración de Empresas, carrera a la que empecé a amar y que amo porque me ha permitido desarrollarme como ser humano y profesional, en todo lo que hecho en mi campo ocupacional.

He querido empezar con esta pequeñísima autobiografía para contextualizar la situación actual de las vocaciones profesionales que se traducen en carreras universitarias. Y posterior a ello, la demanda y oferta laboral que existe en el mercado y, lo más importante que creo se debe tomar en cuenta al momento de elegir una carrera profesional: el gusto por hacer lo que se ama, frente a la realidad actual de las nuevas tendencias en el desarrollo de profesiones nuevas como lo son: influencers, youtubers y bloggeros a través de las plataforma digitales en redes sociales.

Fuente: Pixabay

¿Por qué se quiere ser médico? Muchas de las respuestas serán: “para salvar vidas”. ¿Por qué se quiere ser abogado? Para ayudar a las personas a hacerles justicia, dirán los interesados. ¿Por qué se quiere ser administrador? Para montar mi propia empresa y generar trabajo, pensarán los aficionados. Y así, habrá un sinnúmero de respuestas a las diferentes aspiraciones vocacionales profesionistas de jóvenes y pequeños que anhelan ser alguien en la vida.

Aspiraciones que se convierten en las necesidades de autorrealización que ahora están muy de moda y por las que todo mundo trabajamos. Porque también hay muchos que quieren ser pilotos, bomberos y bailarines y lo han logrado, les va bastante bien.

Lo de salvar vidas, en muchos de los médicos, se quedará en la teoría; en lo de hacer justicia, en los abogados, solo durará hasta que se pierda un juicio; y, lo de montar empresas y generar trabajo en los que administramos, nos durará hasta que se nos presenten las primeras barreras para emprender; principio aplicable a todas las carreras.

Por lo que, la opción confiable y segura para la jubilación y los años de vejez se quedará en la ilusión. De ahí que surgen las nuevas tendencias de profesión, a las que muchos nos vemos tentados y las que también muchos han emprendido y les va bastante bien económicamente hablando.Entonces, tras la profesión viene el trabajo y ante esta inminente realidad ¿Cuál será el trabajo más deseado hoy en día por los jóvenes en el mundo?

La compañía Remitly nos contesta esta pregunta a través de un estudio denominado: The world’s dream job: the careers people are searching for the most (El trabajo soñado del mundo: las carreras que la gente está buscando más). Los resultados nos dicen que en países como Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido, el trabajo de piloto es el más deseado y buscado y, por supuesto es la profesión que lidera la lista; seguro porque va alineado al gusto por la profesión y a los réditos que genera dicho trabajo.

El segundo lugar lo ocupa la profesión de escritor -dato aliciente-, porque al menos las artes siguen vivas. Seguido de la profesión de bailarín, que se une a la segunda por mantener viva la semilla de los artistas.

El cuarto lugar latinoamerica lo puntea, porque lo que más prevalece y es la profesión más deseada, si se la puede llamar así, es la de youtuber. Y como no podía ser de otra forma, en nuestro país, el deseo y anhelo de muchos también, es el de ser influencer. ¿Será por eso que ahora las redes sociales están plagladas de contenido basura? Solamente en Brasil cambia la tendencia, ya que el estudio arroja que el sueño de la mayoría es ser empresario.

Son datos que nos dan una pincelada acerca de las inclinaciones laborales futuristas de las nuevas generaciones y de lo que nos espera como país. ¿Hacia donde vamos? ¿Qué es lo que le espera al país y al mundo si seguimos con esta inoficiosa actividad? Es cierto que la industria mueve millones de dólares, gracias a los “likes” que los seguidores de aquellos que se autoproclaman influyentes comparten o dan, pero que en realidad no aportan mayor cosa al desarrollo de una mejor sociedad, de hecho, la hacen más decandente, líquida e indolente.

Todo funciona en torno a los dólares que generan. ¿Será acaso también que en nuestro medio tercermundista no se han generado mayores oportunidades de crecimiento o será que todo esta premeditado para mantenernos sumisos ante el gigante sistema? Nos mantienen ocupados con historias estupidas, ridiculeces y un sinfín de vagatelas. Y lo peor de todo, es que muchos imitamos tal mediocridad. No es de extrañar entonces, porqué nos gobiernan las personas que nos gobiernan.

La educación tiene mucho trabajo que hacer para volver a despertar en las personas, pasiones por las cosas que se hacen a diario y que generan valor tanto a nivel personal como colectivo. Según el decurso de la vida y como están las cosas, nos urgen más y mejores médicos, más y mejores maestros, más y mejores administradores, más y mejores abogados, más y mejores arquitectos, más y mejores escritores, más y mejores artistas, más y mejores funcionarios, más y mejores trabajadores, sobre todo más y mejores humanos.

La retribución económica por el desarrollo de una profesión debe tener como finalidad el vivir con dignidad y ayudar al que lo necesita; el conocimiento, la sabiduría, la técnica y la ciencia debe servir para hacer del mundo un lugar más habitable, no para hacerlo más comercial e inicuo. La mejor retribución es contribuir al desarrollo y crecimiento del lugar donde se vive.

Ecuador y el mundo necesita menos influencers y más referentes. A quienes sí imitar y a quienes descartar. Referentes que prediquen con el ejemplo desde la experiencia de haber aportado algo al mundo.

Fuente: pixabay

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