Kichwa-otavalo. Magíster en estudios de la cultura por la UASB-E y Sociólogo por la PUCE. Diplomado Superior en Docencia Universitario por la UBA-CLACSO. Actualmente cursa una especialización en gestión de proyectos de desarrollo en FLACSO. Ha trabajado como consultor en temas de malnutrición, asistencia a GAD, y WASH. Profesor universitario. Ha hecho investigación en temas relacionados a la cultura andina. Su reflexión académica gira en torno a la tensión entre modernidad y tradición en los kichwa
Es común escuchar que la CONAIE es la estructura de gobierno de los indígenas. En este sentido, sería la representante legítima de todos los individuos quienes conformamos la sociedad indígena. ¿Es así? ¿La CONAIE es el gobierno de la sociedad indígena?
Raymond Aron en su obra Democracia y Totalitarismo menciona que, una de las particularidades de la política es la organización del gobierno, la autoridad y el ejercicio de la misma; adicionalmente, entiende a la política como el campo de competencia por el poder. Aron delimita por un lado la política en tanto policy, entendiendo a esta como los programas, planes de acciones o acciones de un individuo o un grupo de individuos para la resolución de un problema o de la totalidad de los mismos, y como politics, el campo en que rivalizan individuos o grupos quienes buscan conseguir el poder para implementar sus políticas (policies).
En la CONAIE existe un documento conocido como el “Programa político” de 1994, ha sido completado en dos ocasiones, pero que en lo sustancial no ha sido modificado. Quien sea electo como presidente de esta organización no puede salirse de este programa (policy), ni modificarlo, sino cumplirlo y en todo caso, radicalizarlo, pero no cambiarlo.
En ese sentido, en la política dentro de la CONAIE no existe una competencia de programas, que en definitiva es una inexistencia de competencia de ideas para resolver los problemas de la sociedad indígena. Existe una competencia de personas que pelean por implementar el programa. Eso habría que analizarlo posteriormente o ¿Por qué realmente pelean los interesados en ese espacio de poder? Por otro lado, los líderes y simpatizantes de la CONAIE pretenden hacer pasar su programa político como el que deseara el conjunto de la sociedad indígena. Pero esto no puede ser, veamos por qué.
Raymond Aron para estudiar los sistemas políticos propone entenderlos a partir de regímenes de partidos múltiples y de partido monopolista. Una de las características del primero es la existencia y el respeto por la competencia. La CONAIE ha logrado confundir el debate publico y se ha posicionado como la legítima representante de la sociedad indígena y del movimiento social indígena. En realidad, es una entre varias.
Philipp Altmann en su estudio, bien señala que, a lo largo de la Historia del movimiento indígena ha existido una competencia entres tres organizaciones: CONAIE, FENOCIN, FEINE. El mismo autor en el 2011 señala que la representación de esta organización alcanza el 45% de la población indígena, mientras que la FEINE alcanza un 30%. Es decir que ni siquiera agrupa a la mayoría de indígenas. Sin embargo, ha logrado posicionar la idea de ser su único representante.
Aron sostiene que, lo más sano e idóneo es que exista competencia en el campo político, la cual se produce en base a las diferencias de programas (policies), intereses, y filosofías de individuos agrupados por la compartición de intereses e ideas, y por lo mismo esto queda descartado. Todos los individuos confluyen en un mismo programa, todos los grupos que se puedan aparecer de la misma manera.
En el caso de la CONAIE, los individuos interesados en hacerse del poder deben conseguir el apoyo de los representantes de las organizaciones de segundo grado, quienes a su vez representan a un conjunto de comunidades. En sí mismo, no existe una competencia de intereses de individuos o grupos de individuos. Al no existir una competencia de programas, dudo que se pueda llamar un proceso de competencias. Existe un consenso en cambiar a un representante cada cierto tiempo para la implementación de un programa. La estructura está diseñada de esta manera.
La base de la CONAIE no es el individuo sino la comunidad, y este diseño limita la competencia de ideas. Si no perteneces a una comunidad, si no cuentas con su aval o de una organización de segundo grado, entonces no puedes participar. Esta lógica se ha expandido tanto, que incluso para aplicar a fondos o becas destinados a pueblos indígenas, debes tener el aval de una organización o comunidad. ¿Qué pasa con los individuos que ya no están en comunidades, son representados bajo este esquema? ¿Qué pasa con las organizaciones que no se constituyen en base a la estructura comunitaria? ¿participan?
Parecería que el diseño elimina la competencia y que además sus líderes tienen conciencia de esta estructura para su propio beneficio. Reciéntenme, en la coyuntura de las movilizaciones indígenas del Ecuador en octubre de 2021, el coordinador de Pachakutik anunció un acuerdo con el gobierno donde lograba el compromiso de la actual administración para el congelamiento de los precios de los combustibles, a lo que Leonidas Iza, presidente de la CONAIE, amenazó con la aplicación de justicia indígena a quienes habían participado en esa negociación.
Desde el inicio de su gestión, Iza declaró, que toda la estructura de Pachakutik debía responder al programa de la CONAIE. Además, hizo pública la intención de que la institucionalidad existente dentro del Estado este bajo el control de la esta organización, así lo dijo respecto de la Secretaría de Educación Intercultural Bilingüe. Es decir que todo espacio de representación y consecución de intereses de pueblos indígenas, bajo la lógica de Iza, debe estar bajo el control de la CONAIE. Los otros espacios no pueden tener iniciativa propia. Más allá de los deseos individuales de control de Iza, creería que esto sucede por el diseño de la CONAIE.
Existe una clara y peligrosa confusión al entender a la CONAIE como el órgano de gobierno de quienes conformamos los pueblos y nacionalidades indígenas, donde se confunde que los intereses de una organización son los intereses de la sociedad indígena.
La CONAIE poco a poco ha logrado posicionar el discurso de ser ellos la organización legitima que defiende la voluntad y deseos de los indígenas, lo cual tiene cierta similitud con lo dicho por los partidos marxistas que se auto consideran los legítimos y únicos representantes de los obreros y del proletariado. Por tal razón, quienes no confluyen con el programa de la CONAIE son traidores del movimiento. La idea de traidores o disidentes es una marca ideológica del partido monopolista, en la medida en que buscan confundirse con la sociedad misma.
Así logran posicionar la idea que estos traidores no son del partido o su programa, sino de la sociedad en su conjunto. Aron señala que el partido monopolista siempre procurara mostrarse ser uno solo con la sociedad, sin divisiones, es lo que se escucha una y otra vez dentro de la CONAIE. Y en tanto una sociedad nunca es homogénea, siempre habrá personas con otros intereses y posturas, que serán calificados debido a la estructura organizativa e ideológica como traidores.
La CONAIE es una organización, está en todo su derecho de tener un programa que la rija, sin embargo, no es la representante de la totalidad de los individuos indígenas, y funciona más bien como un gremio, pero que, en ningún caso puede representar a la compleja heterogeneidad de individuos indígenas, ni tampoco, autocalificarse como la estructura de gobierno de la sociedad indígenas, y mucho menos imponer un programa ideológico a dicha sociedad.
En definitiva, la estructura misma de la CONAIE no permite la competencia de ideas, intereses y filosofías distintas. Su manejo discursivo y político advierte de semejanzas con lo que Raymond Aron caracteriza como régimen de partido monopolista, donde el principal peligro es confundir una organización con la sociedad a la que dice representar.
En el análisis se debe empezar a diferencia a la sociedad indígena, el movimiento social indígena, a la organizaciones y partidos de mayoría indígena, a los individuos y las organizaciones comunitarias, para comprender el complejo mundo indígena.
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