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El síndrome del ama de casa

El cuidado del hogar representa una serie de tareas y responsabilidades que suelen ser asumidas en su mayoría por mujeres, sin embargo, este arduo trabajo muchas veces no es reconocido y más aún puede ser el causal de una serie de síntomas tanto físicos como psicológicos englobados en lo que se llama “El síndrome del ama de casa”. El siguiente escrito propone una reflexión sobre esta realidad y realiza un llamado de atención tanto a quienes pueden encontrarse en una situación similar como a quienes convivimos con ellos.

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Valeria Vallejo articulista La Disputa

Docente de profesión y vocación, cuenta con una maestría en neuropsicología y educación. Posee 10 años de experiencia trabajando con niños de 5 a 15 años. Considera que “la educación es el camino para construir un mundo más justo y fraterno”. Esposa, madre y ama de casa y a través de sus experiencias en el aula y en el hogar han surgido reflexiones que hoy tiene el gusto de compartir.

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Palabras clave: mujer, responsabilidad, cuidado, ama de casa, síndrome

Hagamos un ejercicio, te propongo, estimada/o lector, que hagas un recorrido mental por al menos 5 casas que has visitado últimamente. Te invito a que pienses por un momento en la persona que te ha recibido, que te ha ofrecido algo de beber o algún plato de comida, piensa quién está detrás de la decoración, quién crees que está pendiente de las plantas, de la mascota o del bebé, ¿será la misma persona la encargada del orden, de la limpieza y de tener todo listo para la visita?

En mi recorrido, no puedo ser injusta, encontré con alegría que en dos de los casos eran hombres los que llevaban a cabo los roles descritos, pero también es cierto que siguen siendo las mujeres en su mayoría, las encargadas de estas tareas.

Ya sea por un compromiso matrimonial o por las enseñanzas que nos trasmitieron nuestras madres, se espera, casi siempre, que sea la “mujercita” la responsable de su hogar, y con ello viene una carga de tareas y deberes que muchas veces no son ni reconocidos ni valorados adecuadamente, pero si pueden ser objeto de crítica en caso de cualquier error. Se espera de esta persona que cumpla las expectativas de todos, y eso, para quienes aún luchan por lograrlo, es humanamente imposible.

El cuidado de la casa y de la familia es una tarea que nos llena de satisfacción. Estoy segura de que muchas tareas son necesarias para que sus miembros puedan desarrollarse y convivir en armonía, pero ¿será necesario que una sola persona asuma ese rol y que de vez en cuando “se deje ayudar”? ¿Cómo se siente al final del día, mes o del año alguien que ha mantenido un trabajo rutinario que exige un gran esfuerzo físico? En una sociedad como la actual, en donde se nos exige títulos, trabajo, productividad, originalidad y hasta belleza, ¿cómo se espera que una persona cumpla con todo? ¿En realidad es posible? Y si es posible, ¿a qué costo?

En muchos de los casos, la sobrecarga de trabajo y responsabilidades desencadena en problemas físicos y emocionales.

En el mundo de la psicología se ha estudiado el síndrome del ama de casa desde hace algunos años. En su estudio sobre la valoración psicopatológica del trabajo del ama de casa,  Herránz, Cardenas, Benzunegui y Diaz (1990) concluyen que las mujeres que trabajan exclusivamente dentro del ámbito familiar padecerán de más síntomas psicológicos (síndrome del ama de casa) que aquellas otras que poseen un trabajo remunerado. De igual manera, Ferrer Pérez, Bosch Fiol y Gili Planas, (1998) presentan un análisis de hábitos de salud y de salud percibida en una muestra de mujeres en la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, comparando aquellas que se encuentran en situación laboral y aquellas que son amas de casa. El estudio revela que las amas de casa presentan niveles de salud inferiores.

De manera que, si nos encontramos en una situación similar, es necesario prestar atención a nuestro cuerpo cuando dolores de cabeza, espalda, gastritis u otros nos aquejan, pueden aparecer alteraciones articulares, fatiga, cansancio, estrés e incluso disminución del apetito sexual entre otros.

Igualmente debemos estar alerta ante sintomatologías psicológicas como ansiedad, depresión, trastorno obsesivo compulsivo, irritabilidad, insomnio y más. La recomendación más urgente en estos casos es CUIDAR DE NOSOTROS MISMOS, ya sea acudiendo al médico o psicólogo, brindarnos un espacio personal donde la rutina y las tareas queden de lado por un momento, y se pueda finalmente hacer ejercicio, salir con amigos, realizar pasatiempos gratificantes, emprender en el camino de la realización personal y profesional.

A manera de conclusión, me gustaría invitar a la reflexión a todos los miembros de las familias, a ser conscientes de la gran carga que puede estar llevando una sola persona, siendo que todos somos los beneficiarios de este esfuerzo. Este es un llamado a cada uno de los convivientes a asumir sus compromisos, no como colaboración o ayuda, sino como la responsabilidad que en realidad significa mantener nuestro amado hogar.

El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.

La Disputa

Bibliografía

Ferrer Pérez, V. A., Bosch Fiol, E., & Gili Planas, M. (1998). Aspectos diferenciales en salud entre las mujeres que trabajan fuera del hogar y las amas de casa. Psicothema, 53-63.

Herránz, S., CARDENAS, J., BENZUNEGUI, C., & DIAZ, R. (1990). VALORACION PSICOPATOLOGICA DEL TRABAJO DEL AMA DE CASA: UN ESTUDIO CON GRUPO CONTROL Y EXPERIMENTAL. Journal of work and organizational psychology, 3-12.

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