Maternar, el sostener de la vida

Análisis sobre lo que implica maternar

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Las mamás reales luchan contra todo.

En este día de la madre, me atacan varias dudas sobre la maternidad, si lo estoy haciendo bien, si lo estoy haciendo mal, si me relajo un poco o solo sigo como hasta ahora…. al final decido seguir como siempre.

A este ritmo, no queda más que avanzar, mientras pasan los años, las madres comprendemos que la vida nunca será igual, pero aprendemos a vivir con ello.

La maternidad, esta carrera de resistencia en la que nos hicieron creer que podemos con todo, debilita a las madres que no cuentan con redes de apoyo a su alrededor, sustentando la teoría de que somos seres invencibles y fuertes, pero a la vez, profundamente sensibles.

Y puede ser que sí, pero, a pesar de ello, las madres necesitan el soporte de su entorno, que los padres se involucren en la crianza y que la sociedad empiece a verlas como lo que son, seres humanos que asumieron el rol de madres, mientras avanzan sus proyectos de vida. Proyectos que incluyen el acceso a espacios como el laboral y educativo, ganados a pulso por mérito propio e innegables como aporte para construir sociedades igualitarias.

Y ya basta de banalizar la maternidad, ser mamá va más allá de la publicidad mediocre que durante el mes de mayo, promociona el 50% de descuento en todas sus compras, a 3 meses sin intereses. También está muy romantizada, tanto así, que percibirla perfecta es casi imposible, pero entender la maternidad bajo los contextos actuales, implica un ejercicio reflexivo que muy pocos están dispuestos a entrar en este complejo dilema.

Las madres sostienen un complejo sistema social que, por años, ha explotado sus vidas, al punto de drenarles cada centímetro de impulso que les queda, justificando este absurdo concepto del “sacrificio por amor”.

Pero una no debería sacrificar nada por amor: ni los sueños, ni las aspiraciones, y mucho menos colocar esa carga impensable sobre nuestros hijos/as.

Maternar también es una tarea de cuidado, muy poco reconocida por cierto, y como es de esperarse, no hay agradecimientos a la puerta, aunque si uno que otro festejo ese día, pero, las mamás buscamos más que un agradecimiento por escrito, preferimos paquetes más pequeñitos envueltos de cariño, como los hijos/as convertidos en personas de bien.

Al pensar con más calma, creo que no soy una buena madre, me declaro parte del grupo de las “malas madres”, las que quieren trabajar, estudiar, correr, jugar fútbol, escribir, ir a la playa, divertirse, ver a los wawas crecer y envejecer con la familia que ama… Y todo eso está muy bien para mí.

No somos: ni tan buenas, ni tan malas, solo que nadie nos enseñó a ser mamás, y en el proceso aprendimos que es mejor, ser una misma.

Criar, maternar, ser madre, como quieran decirlo es una vocación que requiere todo, desde saber, hasta aprender – haciendo; desde querer, hasta sin querer – queriendo; desde soltar, hasta detener el tiempo.

Que maternar mantenga viva la esperanza de nuevos horizontes, donde la crianza y el cuidado se perciban como el sostener de las familias en comunidad, y no como única obligación de las madres.

Nota aclaratoria: este artículo no promueve un lenguaje sexista y está de acuerdo con el uso del lenguaje inclusivo. Pero no utiliza los pronombres el/la los/las o les, para evitar posibles confusiones.

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