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Y es así como, influenciado por la salsa y el merengue que escuchaba su padre y, los boleros y baladas que escuchaba su madre, Benito Antonio Martínez Ocasio, más conocido con Bad Bunny, el Conejito Malo, cuyo apelativo nace por una fotografía de su niñez disfrazado de conejo. Se ha convertido en uno de los artistas más influyentes del momento, ha revolucionado los géneros del reguetón y del trap, ha sexualizado el arte musical y ha hecho que todo el mundo hable de él.
Aunque muchos hablen mal, lo cierto es que hablan, se ha convertido en un modelo a seguir para sus fanáticos o modelo a no seguir para sus detractores. Es motivo de debates, charlas, disensiones y hasta de cursos académicos universitarios para analizar su música y su impacto en la sociedad.
Sus últimos conciertos han estado teñidos por asuntos políticos, dada la situación económica política que su natal -Puerto Rico- vive en la actualidad y que, como buen patriota, ha alzado su voz, aprovechando su fama y el impacto que genera en la población para protestar por la crisis social y económica que sus lideres actuales han desatado en Puerto Rico.
Su actual gira de conciertos, denominada World’s Hottest Tour, que empezó el 15 de agosto pasado y que se prevé termine el 09 de diciembre próximo, incluyó a Ecuador, cuyo concierto fue el pasado 16 de noviembre en el Estadio Olímpico Atahualpa. Las entradas se agotaron apenas salieron a la venta, inclusive el último kit de 600 entradas se agotó de forma inmediata.
Desde que el artista anunció su gira y en la que incluía a nuestro país, me interesé por escribir algo al respecto. Siempre he tenido curiosidad por descubrir y analizar los comportamientos humanos, y éste es uno de los que más me intrigan… Saber, conocer y entender: ¿qué es lo que tiene Bad Bunny que a muchos encanta? Porque, lo admito, me ha picado el bichito.
Estudiosos de los temas musicales han realizado estudios e hipótesis, en las que se determinan los gustos y preferencias de las personas por ciertos géneros musicales. En nuestro caso, específicamente del reguetón y del trap: géneros que nuestro queridísimo Benito desarrolla y canta.
Víctor Lenore, escritor, periodista musical y crítico español, menciona que Bad Bunny con sus géneros: el reguetón y el trap, ha generado una ruptura generacional. La música pasó del romanticismo ideológico, en el que los mensajes de las canciones evocaban historias de amor con finales felices, o a su vez, hacían una apología del sufrimiento y de las formas de amar; al romanticismo más crudo y real, en el que se habla claramente de los efectos de las relaciones, ahora llamadas tóxicas, del sexo y de las consecuencias de la promiscuidad y de las brechas sociales y familiares que ahora están muy de moda.
Dicho criterio coincide con el de Brookman (2001), ya que indica que los gustos musicales muestran una identificación personal ellos mismos, es decir, las nociones de identidad personal son construidas, más que dadas, se construyen en base a una experiencia propia, su historia es nuestra historia; y fluidas, más que fijas, siempre están fluyendo de acuerdo con las diversas etapas y experiencias de la vida propia y del entorno.
Ante esto, hice un pequeño sondeo a las personas que les gusta Bad Bunny, preguntándoles la razón de su gusto hacia este género musical, muchas de las respuestas fueron lacónicas: “Bad Bunny canta la plena”. Las letras que canta son experiencias personales que muchos han vivido, son como premociones de lo que en el futuro vivirán quienes escuchan su música o a su vez han vivido y ahora solo gozan o sufren sus efectos.
Cómo lo canta, ya es otro asunto, muy propio de su estilo personal, de su acento natal (suprimen o combinan la r por la l) y, obviamente, por cuestiones de marketing de la música empleada tanto en la intro de sus canciones como en el desarrollo de estas. Y justamente allí es donde radica el prejuicio, en emitir un juicio a priori de lo que canta, tan solo escuchar la música introductoria a la canción, relacionar el reguetón y el perreo con el bajo mundo y situaciones tercermundistas.
La web especializada en criticas musicales Pitchfork, calificó a Bad Bunny como estrella fanfarrona, sin absolutamente nada que demostrar, más que su fanfarronería, exitosa indudablemente, porque considera a su segundo álbum como sobresaliente, supera los límites, siendo un gran disco de fiesta que rinde homenaje al pasado y al futuro del reguetón.
Al respecto, Eduardo Torres Arancivia, historiador musical, indica que el reguetón ha devuelto las esencias del ADN humano, como son: el sexo, la fuerza vital y el ritmo hipnótico, es decir, traslada al ser humano al primitivismo religioso, que se basaba en el ciclo esencial de la vida; donde el semen, el sudor, la sangre y las lágrimas excitaban a los espíritus o divinidades. Un criterio bastante acertado, a juzgar por los efectos que tiene su estilo musical, el tipo de letra y lo sexualizado de sus videos musicales. Recordemos que la industria musical obedece al análisis de un nicho de mercado potencialmente comercial, donde se canta lo que la gente quiere oír.
Por su parte, Schäfer (2008), señala que, un factor preponderante por el cual a las personas les gusta su música es por su identificación por quien la canta y por la información que se trasmite a través de ella. Además, el gusto musical está influenciado por las cualidades que tienen las personas por reunirse, expresar identidad y valores, influir o regular el humor o la excitación y de crear estimulación intelectual y expresión artística. Quizá por eso las canciones de Bad Bunny son tan pegajosas en letra y ritmo, que ha hecho tararear sus letras a más de uno, indistintamente de su clase o condición social.
La misoginia y la vulgaridad son los apelativos que Bad Bunny ha recibido por sus canciones. Es indudable creer otra cosa, muchas hablan de sexo, de adulterio, de relaciones fallidas y de un sinnúmero de situaciones cotidianas que el hombre moderno de hoy vive. Sin embargo, si hilamos fino, no solo él habla de estas cuestiones, muchos artistas reconocidos de rock, heavy metal, baladas y demás géneros musicales hablan del desamor, de la muerte, de la violencia, del sexo, y de muchas situaciones lacerantes de la sociedad de hoy. Sin embargo, no las catalogamos como decadentes por formar parte del estatus quo o porque son de nuestro agrado.
Estamos en la situación en la que pensamos que somos la mejor generación del mundo por el simple hecho de pertenecer a ella, por eso, vivimos comparando la música, la moda, las relaciones familiares, e inclusive la comida, con épocas de antaño, con el fin de degradar lo moderno por puras cuestiones ideológicas.
Lo cierto es que, con “callaita” “me porto bonito” o “si veo a tu mamá”, (algunos de los éxitos del Bad Bunny) muchas mujeres disfrutan bailando y gozando sin sentirse aludidas, sino más bien identificadas; y muchos hombres también lo hacen, sin sentirse opresores, sino más bien como liberales, tolerantes y caballeros.
En la música, en la comida y en la moda todo es cuestión de gustos. Todo es tolerable mientras no se traspase el límite del respeto, la empatía y el amor por los demás. Me gustaría terminar este articulo con una frase introductoria del video de la canción “si veo a tu mamá”: “¿Tú sabes lo que yo hago cuando estoy triste?: escucho Bad Bunny”. Se podría empezar por ahí.
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