Propósitos anuales

Reflexión sobre el inicio de año y los propósitos incumplidos

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Creyente, profesional, emprendedor y cafeinómano. Trabajo por ser empático, solidario y justo. Mi fin último: trascender.

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Fuente: Globo Farolillos Chinos Linterna – Foto gratis en Pixabay

Han pasado pocos días que el año empezó y los propósitos ya se están tornando gravosos. Eso de cambiar los hábitos alimenticios dejando de comer lo que me gusta por algo más sano no es del todo de mi agrado. Empezar las rutinas en el gimnasio cuando el cuerpo, por años ha estado ocioso, es una titánica tarea que está a punto de ser desertada.

Empezar a querer y a tolerar al prójimo cuando éste no mueve un ápice por caerme mejor, también se está poniendo color de hormiga. Las relaciones con la familia no han mejorado mucho que digamos, los amigos siguen siendo los mismos, unos peor que otros, pero ahí siguen. Las condiciones laborales siguen elevando el nivel de explotación que ya ni se lo siente.

En fin. Las noticias como siempre anuncian catástrofes: las guerras en Oriente, las masacres en las cárceles que se tornaron tan comunes como los asesinatos y sicariatos a nivel nacional. Con la particularidad este año, y como cerecita del pastel del 2022, el mundial de futbol, que a muchos encantó y a muchos más, decepcionó. Y pese a todo, siempre haciendo planes, haciendo proyectos, que casi nunca se los cumple, así como fueron diseñados.

Este es el sistema, la costumbre, la efervescencia del momento, el deseo de mejorar nuestra vida y el anhelo imperecedero de un mundo mejor, un mundo en el que estamos inmersos y al que muchas de las veces detestamos. ¿Cuál es el objetivo de hacernos propósitos para determinados ciclos, como, por ejemplo, el año calendario? Sin darnos cuenta, actuamos como seres muy finitos, es como que en enero nacemos y el diciembre morimos, y después de esta muerte debemos dar cuentas a alguien de nuestra gestión en el mundo.

Es un sentimiento innato que el ser humano tiene y que está llamado a la trascendencia, a dejar una herencia, y no me refiero a algo material, sino a una herencia espiritual, que sirva como modelo, como ejemplo o como legado, digno de imitar y que se convierta en inmarcesible para los días venideros. Y por esto, nos gastamos la vida. Que este bien o mal, cada uno lo discernirá de acuerdo con su experiencia y a su íntima intención.

Conforme pasan los años, me doy cuenta de que todo es pura vanidad. Que vivimos tan a prisa que nos perdemos de disfrutar lo que sí tenemos, por buscar lo que no tenemos. Es una lucha constante por arreglar lo que vino con desperfecto de fábrica. Sí, esta muy bien. Hay que aspirar a los bienes sublimes, a los dones más altos, a tener una vida digna. Es verdad, no somos culpables de la maldad del mundo ni de su precariedad, pero si somos responsables, al menos de no empeorarlo.

Muchos terminamos el año más gordos, más endeudados, más frustrados, y con más cargas; pero al fin de cuentas vivos, y con eso, otras trescientas sesenta y cinco oportunidades más para mejorar, porque de eso debería tratarse la vida: de hacer propósitos diarios. Que hoy no pudimos ir al gimnasio, mañana lo haremos. Hoy comimos muy rico, mañana no sabemos. Si ayer no pudimos hacer el bien, hoy es la oportunidad para enmendar y mejorar.

Sin caer en la mediocridad, por la indolencia y negligencia para con el prójimo, asumir una verdadera humildad para pedir ayuda por lo que no podemos hacer solos, y pedir perdón por el daño que hacemos sin darnos cuenta.

Se terminó el año 2022, y sí, tampoco cumplí con mis propósitos. Es por lo que, este año lo que menos haré es hacer planes a largo plazo. Porque todo es fortuito y está supeditado a la incertidumbre. Más bien me prepararé mejor para combatir la incertidumbre con sabiduría e inteligencia.

Espero que seguir escribiendo, hincando e interpelando a quienes gustan de la lectura a salir de la zona de confort para vivir a plenitud en lo que realmente nos haga feliz. Gracias es este medio de comunicación; a la voluntad, que muchas veces me falta y; a la gracia de Dios, seguiremos haciendo lo que nos gusta y que nos llena más que todos los bienes materiales juntos.

Que el chuchaqui de año nuevo, no nos haya frustrado para hacer mejor las cosas el año corrido. Venturoso dos mil veintitrés.

Fuente: Cerdito Cerdo Felicidad – Foto gratis en Pixabay

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