Texto escrito en el año 2019
– Hablas desde el privilegio y desde el racismo cuando afirmas que el movimiento indígena está manipulado.
– Hablas desde el privilegio y desde la ignorancia cuando criticas a las mujeres indígenas por marchar con sus hijos.
– Hablas desde el privilegio cuando crees que todos los problemas sociales del país se solucionan a través del trabajo que produce un producto o servicio monetarizado.
– Hablas desde el privilegio cuando insultas, desprestigias y mandas indirectas, sobre lo que es el Paro Nacional y la situación actual del Ecuador; sin haber salido ni a la vereda de tu casa.
– Hablas del privilegio cuando tus opiniones están acotadas a la inopia de los canales de TV masiva como Teleamazonas y Ecuavisa.
– Hablas desde el privilegio y desde ese pequeño Guillermo Lasso que tienes alojado adentro, cuando crees que todo el movimiento indígena es una cuadrilla de delincuentes.
– Hablas desde el privilegio cuando te desgarras las vestiduras por defender el patrimonio material y no sabes tan siquiera un nombre de un líder indígena del pasado o del presente.
– Hablas desde el privilegio y la total ausencia de consciencia de clase cuando asumes como un actor responsable que tu empleada doméstica camine 5 kilómetros para llegar a trabajar.
– Hablas desde el privilegio cuando lo único que arriesgas con tu supuesto activismo es quedarte sin batería en el teléfono.
– Hablas desde el privilegio cuando eres parte del gremio de cineastas correistas y ahora es cuando te preocupa la criminalización de la protesta social.
– Hablas desde el privilegio cuando tu obra artística y/o tu texto académico, tiene como tema el mundo indígena; pero no sales a marchar porque eso es algo de longos.
– Hablas desde el privilegio cuando crees que Guayaquil es un país aparte y propiedad de las autoridades de turno.
– Hablas desde el privilegio cuando eres la ministra de Gobierno y sales a pedir disculpas por delitos imperdonables.
– Hablas desde el privilegio cuando el único pecho que estás poniendo frente a la lucha, es el tuyo frente a tu ordenador.
– Hablas desde el privilegio y desde la xenofobia cuando no pierdes la oportunidad de culpar de la violencia a los refugiados.
– Hablas desde el privilegio y desde la cero observancia de la Constitución, cuando justificas la violencia brutal de la Policía Nacional y las FFAA.
– Hablas desde el privilegio cuando eres presidente de la República y huyes cobardemente a Guayaquil a esconderte tras los píxeles de la Cadena Nacional.
– Hablas desde el privilegio cuando te emputa leer esto porque te sientes identificadx.
– Hablas desde el privilegio cuando ni hoy, ni ayer, ni nunca te has puesto a pensar que todas las comidas que haces al día tienen de por medio la mano del agricultor indígena.
– Hablas desde el privilegio cuando no tienes idea de cómo los trabajadores del campo son explotados por los transportistas.
– Hablas desde el privilegio cuando no soportas la contradicción que hay entre el pedido de no tocar tierras ancestrales de las comunidades, mientras queman llantas en las carreteras.
– Hablas desde el privilegio y todo lo que dices puede ser un meme de Barbie y Ken Ecuatorianos de Bien.
– Hablas desde el privilegio cuando tienes trabajo seguro sopita caliente, ropita lavada, los wawas bien cuidados; y escribes huevadas sobre la coyuntura nacional.
– Hablas desde el privilegio cuando jamás has dormido a la intemperie, pasando frío, hambre, terror, gases lacrimógenos; y no sabes si amanecerás vivo.
“Ya solo nos queda el feminismo”
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