Entre Humos y Sombras

Un artículo que describe el fumar como una adicción social

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Creyente, profesional, emprendedor y cafeinómano. Trabajo por ser empático, solidario y justo. Mi fin último: trascender.

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Obra Entre Humos y Sombras

¡Disculpa!, ¿tienes fuego?… Esta como muchas otras preguntas relacionadas con el hábito de fumar se han de convertir en usuales al momento de iniciar el agradable ritual para los fumadores, detestable para los detractores e íntimo para los consumidores.

Era normal hace veinte años fumar en una discoteca, fumar en el avión, fumar en la casa, fumar en lugares cerrados, era permitido y estaba dentro de los cánones y cultura de todas las sociedades. De hecho, se había normalizado el asunto porque nos lo habían hecho ver como lo más normal en todos los aspectos de la vida.

Ver a los actores fumar en las películas les daba cierto aire de elegancia y hacían más atractiva la cinta, tanto en la promoción como en el rodaje. En la guerra y el cuartel, el desasosiego se lo aplaca con un cigarrillo y de eso nos pueden dar fe quienes han tenido esa desagradable experiencia. Después de las comidas, al cigarrillo suele ser usado como elemento digestivo. Cuando se bebe, se fuma como complemento del momento, aunque tenga efectos desastrosos al siguiente día.

Para muchos, fumar formaba parte de estar en la onda del momento. Muchos lo aprendimos por curiosidad, por formar parte de un grupo social de amigos, digamos que en muchos casos se convirtió en el ritual de bienvenida a los clanes. De hecho, nos hemos inventado mitos respecto del cigarrillo: dicen que quita el frío o que te ayuda a digerir la comida, nada más mentiras que éstas.

A muchas mujeres les encanta ver a un hombre fumar, dicen que los hace más varoniles y su peculiar olor en la ropa los hace más sensuales. A mí en lo particular me encanta ver fumar a una mujer, pienso que la hace tan inexplicablemente atractiva e interesante, inclusive inteligente. En fin, hay tantas historias que contar, y si es con un cigarrillo en la mano, seguro la historia se volverá más interesante.

Lo anterior no se trata de una apología del cigarrillo, ni de justificar su consumo, mucho menos alentar a quienes no lo han hecho a que lo consuman, va más allá, o al menos ese es mi objetivo.

La experiencia de la vida me ha permitido ver las cosas más allá de lo visible, de lo que se palpa a primera vista o de lo que para muchos es un escándalo o un vicio, analizar lo abstracto e invisible de la situación. ¿Por qué fumamos? Todos quienes lo hacemos o lo hacíamos, sabemos que el sabor que deja el cigarrillo en la boca es horrible, amargo. Tiene consecuencias terribles para la salud, para el ambiente y para la sociedad.

Desde los inicios de la historia el cigarrillo ha sido empleado como elemento medicinal y comunicacional. De allí ha nacido el sentido íntimo, simbólico y personal para quien lo consume. Esta vez, como suelo hacerlo, este artículo nace como consecuencia del arte, de una historia, de un acontecimiento, de una mirada, de una perspectiva, de una experiencia que hace ver la adicción o gusto del cigarrillo como un estilo de vida que acompaña y confraterniza el día a día de las personas.

Jaileni Moncada artista plástica autodidacta, lojana, ganadora del X Encuentro Arte Mujer Matilde Hidalgo de Procel 2022, con su obra “Entre Humos y Sombras” formó parte del LabArte Mujer 2022 y de la exposición Veinte Miradas, de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Núcleo de Loja. “Entre Humos y Sombras” consiste en una cortina de 3995 colillas de cigarrillos recolectadas principalmente en los exteriores de las funerarias y de las clínicas. En su descripción hace una pregunta: ¿Qué esconden las cortinas de humo? que en el fondo no es más que un análisis de: ¿por qué fumamos? ¿qué hace que el horrible sabor a cigarrillo cause adicción y gusto?

En su discurso de premiación, el director de la Institución hacía referencia al proceso creativo del arte, que empieza con la sensibilidad, la percepción y la exteriorización, sumado a la abstracción.

Extrapolando este itinerario para descubrir que esconden las cortinas de humo, y con el ejemplo concreto de la obra y su proceso de creación es bueno pensar que sentimos en primera instancia: ¿soledad? ¿angustia? ¿deseo? Percibir implica observar y analizar que nos hace sentir lo que sentimos, ¿mi vida, mi historia, mi familia, mis amigos, mi trabajo? Inconscientemente se exterioriza un hábito, una conducta, una forma de vida. La abstracción es un proceso a veces doloroso, que se lo suele evitar con el fin de no encontrar lo que odiaríamos saber o descubrir.

De hecho, los buenos y malos hábitos, los vicios heredados o adquiridos, la disfuncionalidad familiar o social que se vive tienen una raíz que se esconden en lo más recóndito de nuestro ser.

Fumar es solamente un signo y las colillas, como la artista lo manifiesta, es la encapsulación de las emociones reprimidas muchas veces en el ser humano, y que se expresan a través manifestaciones claras y concretas en hábitos y consumo. Es una forma de exteriorizar la vida, de expresar alegría y de sentir pasión por algo y por alguien. No se los invita a fumar, al menos no sin un sentido; es más, no hay sentido de fumar, hay deseo de querer ser, de querer sentir y de querer amar. Todo lo demás es fatuo y vanidad.

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