Psicólogo con vocación humana y de servicio.
Graduado en la Universidad de Guayaquil. Actualmente curso una maestría en Terapias de Tercera Generación en la Universidad Internacional de Valencia.
Cuenta con formación en la Universidad de Pensilvania y la Universidad Autónoma de Barcelona.
Trabaja en consulta privada haciendo uso de terapias basadas en evidencia, brindando atención con apertura, confidencialidad, sin juicios, garantizando principios éticos y la protección de derechos.
Palabras claves: Depresión, masculinidad, roles de género, salud mental, psicoterapia
La depresión es uno de los temas de salud de mayor relevancia. Es el trastorno psicopatológico más frecuente, una de las condiciones más incapacitantes, y que en última instancia puede conducir al suicidio. Hablar de ella siempre es positivo en términos de prevención y promoción de la salud. Las estadísticas coinciden que la depresión afecta a un número mayor de mujeres que de hombres. ¿Cómo explicarlo?, ¿existe una predisposición o vulnerabilidad femenina a la depresión?. El presente artículo pretende brindar otra variable a la ecuación, la masculinidad, planteando que los diagnósticos de depresión en los varones se ven afectados por lo que debe o no debe ser un hombre.
Entendiendo la depresión
Se puede acordar que es parte de la condición humana experimentar tristeza, desgano, decaimiento. Coincidirán en que hay momentos en los que simplemente no se da más, se quiere tirar la toalla o no se encuentra sentido a lo que se hace. Pero, cuando se habla de depresión no se refiere a experimentar tristeza, sino en llegar a un estado en el que esa tristeza, desesperanza, anhedonia o impotencia, afecta la funcionalidad en la vida personal y social. No se es el mismo, se siente atrapado, el peor enemigo son los propios pensamientos y sentimientos, y como si fuera poco, cuesta mucho salir de ese estado por más que se intente.
¿Por qué cuesta salir? Porque aunque los síntomas predominantes son afectivos, la afectación puede ser global, pudiendo verse disminuida funciones psíquicas como la capacidad de atención, concentración, o resolución de problemas, lo que se convierte en una barrera para salir de este estado. Además, porque muchas veces cuesta pedir ayuda, y más aún acudir a un profesional.
Se entiende lo serio de la depresión, cuando se presentan datos como los de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que señala que los episodios depresivos graves son el quinto estado de la salud humana más discapacitante. En la región de las Américas, la depresión ocupa el primer lugar en la clasificación de los años de vida perdidos por discapacidad (OPS, 2017). Es decir, la depresión tiene la capacidad de quitarle la vida a la vida.
El estudio de carga mundial de morbilidad realizado por el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) reúne estadísticas completas del número, porcentaje, tasas o probabilidades de muerte de un sin número de diagnósticos de salud. Los últimos resultados publicados son los del año 2017. En cuanto al trastorno depresivo mayor, se encuentra una prevalencia cercana a los 163 millones de personas a nivel mundial, de los cuales aproximadamente 100 millones corresponden a mujeres y 63 millones a hombres. En Latinoamérica y el Caribe, por cada hombre, 1.93 mujeres tienen depresión. Mientras que en Ecuador, por cada hombre, 1.56 mujeres la padecen. Esta tendencia se repite independientemente del país, la región o ingreso económico.
¿Qué lectura se puede dar a estas estadísticas? Evidentemente se ven afectadas mayoritariamente las mujeres, pero por qué.
El infra diagnóstico masculino
La depresión es exógena o reactiva cuando los factores que originan la depresión son externos, por ejemplo, un divorcio, un despido laboral, la muerte de un hijo. La primera hipótesis es que las mujeres están expuestas con mayor frecuencia a eventos desencadenantes, en especial al tomar en cuenta situaciones de violencia intrafamiliar.
Otra hipótesis es el infra diagnóstico. Existe un déficit en el diagnóstico de la población en general, en relación a los usuarios que no acuden a consulta profesional, pero esto se acentúa en los varones. Los hombres son menos propensos a buscar ayuda, tanto familiar como profesional. La masculinidad construida socialmente está asociada a que el hombre debe ser fuerte, debe ser resistente al dolor, puede con todo, no llora, debe callar sus problemas, da más importancia a lo racional que a lo emocional, tiene prohibido sentir malestar, y si lo siente mejor dejarlo en privado ya que hablarlo es signo de debilidad.
Pero además, que un hombre acuda a terapia tampoco es garantía de un buen diagnóstico. Resulta, que la depresión puede expresarse de manera diferente. Los hombres deprimidos, en relación a la mencionada masculinidad, pueden manifestar más ira que tristeza, estar enojados o agresivos, más que decaídos. Si el profesional no reconoce la ira o la agresividad como posibles síntomas de depresión, se acentúa el infra diagnóstico.
Si bien las mujeres han sido las principales perjudicadas por el sistema de organización patriarcal, los roles de género tradicionales han significado un precio también para los varones, lo que Patricia Arés calificó como el costo de ser hombre. Y es que la masculinidad puede convertirse en una carga pesada de llevar, en ataduras que no permiten vivir la verdadera libertad de experimentar sin culpa algo diferente a lo esperado, permitirnos llorar, conocer lo que se vive emocionalmente, pedir ayuda si se lo necesita y no sentirse menos por aquello.
Un indicador clave de salud es la flexibilidad psicológica, y parte de esa flexibilidad es entender que lo emocional, en toda su amplitud, es perfectamente masculino, perfectamente humano.
Las estadísticas mundiales muestran que la depresión afecta más a las mujeres. Se puede pensar en estas estadísticas como una foto del momento histórico. En cuanto más personas confíen en profesionales de la salud, y más hombres se atrevan a cuestionar las asignaciones culturales y flexibilizar el concepto de lo masculino, se obtendrá una imagen más clara, con más pixeles y colores, es decir, que refleje de mejor manera la realidad.
El medio de comunicación no se responsabiliza por las opiniones dadas en este artículo.
Referencias:
Institute for Health Metrics and Evaluation (2018). Global Burden of Disease Study 2017 Results. Disponible en http://ghdx.healthdata.org/gbd-results-tool
Organización Panamericana de la Salud. (2017). Depresión y otros trastornos mentales comunes. Estimaciones sanitarias mundiales.